Mentes peligrosas

Es curioso que es sólo en este tipo de historias donde un instituto muestra lo que verdaderamente sucede en sus aulas.
Para casi todos, un instituto siempre será ese paso obligado, esa etapa incomprensible y a veces furiosa, que desaparece antes de ser conscientes de ella, y mientras está apenas hay tiempo para analizarla. Los profesores pasan lista, y se olvidan de nombres o caras, porque hay un programa que cumplir antes del fin de curso.
No es algo que se pueda realmente cambiar, simplemente es así.

Louanne, en principio, también es parte de ese mecanismo meramente utilitario, aceptando un empleo de docente para salir del paso, en una clase que espera aleccionar como siempre ha estado haciendo.
Inconscientemente, Michelle Pfeiffer ya nos ha hecho ponernos de su parte, expresando su incomodidad en microgestos, sin que conozcamos absolutamente nada de su historia personal, alineándonos con un bando de lo se piensa como guerra total.
Claro que la clase es un campo de batalla en si mismo: allí debe hablar con un respeto que ella no tiene, debe escuchar sin ser escuchada y, ya si eso, debe tratar de enseñar literatura a chavales que no se interesan por nada. No extraña que otros profesores abandonaran algo que, a sus ojos, ya estaba perdido.

Pero, sea por supervivencia económica, o por cabezonería propia (algo que hace bien esta historia es hacer, nunca simplemente mostrar), y tochaco de asertividad mediante, Louanne escoge otra estrategia: hablar el lenguaje de esos chicos de barriada, aunque parezca lo último que se admitiría en el programa escolar.
No debería ser tan raro que empiecen a escuchar, que se empiecen a interesar, o que se atrevan a participar, si alguien les habla sin toda esa mierda de prepotencia que han tenido que soportar. A comentarios desafiantes les siguen voces tímidas, a pequeños piques les contestan correcciones orgullosas, y juegos triviales dan paso a silencios especiales.
Esto es la vida, es así, tan simple y sencilla, canta aquella canción. Y Louanne revela un pasado en el que ella también fue incomprendida, pero ya no nos hace falta, ya confiamos con sus chicos en que ella está abriendo la puerta hacia una salida.

No todo es tan fácil, claro está.
Si una situación se ha prolongado en el tiempo es porque quiénes la causan no la puedan evitar, o peor, los que la observan no la quieren parar.
Y por eso ahí está Louanne, confiando cuando nadie más quiere confiar: diciendo a unos padres preocupados que su hijo es mucho más, pidiendo a la asamblea estudiantil distintos medios para enseñar, citando a Dylan Thomas como ejemplo válido y profundo de lo que estos chicos jamás deberán olvidar.
Limpiando una soledad que parecía que se iba a quedar, dirigida a muertes académicas, internándose en la oscuridad, que a nadie le iban a importar.
Parecería que es más sencillo de lo que parece tender una mano, por si alguien la necesitara.

No hay fantasías en esta historia, no hay salidas fáciles, la vida muchas veces cansa y no tiene nada de malo admitirlo.
Pero queda un agradecido y bienvenido suspiro de esperanza cuando el apoyarse unos a otros salta la barrera del miedo y el odio, convirtiéndose en la pequeña gran victoria de una guerra en la que ambos bandos deberían, y podían, ganar.

A ver, Mentes peligrosas es lo que es. Un ejemplo más del subgénero dramático de "docente inspirador que hace más brillante el futuro de alumnos que, o bien son niños de mamá y papá (El club de los poetas muertos, La sonrisa de Mona Lisa) o bien son chavales con problemas", como en este caso.
Sin embargo, hay que reconocer que, dentro de lo que es, funciona bastante bien como eficaz entretenimiento al ritmo del temazo "Gangsta's paradise". También le beneficia tener a una estupenda Michelle Pfeiffer como protagonista, entonces algo encasillada en roles de chica dulce, y que aquí demuestra esa fuerza Baker Boys que había perdido un poco.
Correcta y entretenida.

Lo mejor: Michelle Pfeiffer y la canción de Coolio, "Gangsta's paradise".
Lo peor: Es lo que es.

Buena película aunque presenta los tópicos de los jóvenes con problemas en el instituto. Bien organizado, buen reparto y buena banda sonora (gangsta's paradise ). Pfeiffer nos vuelve a envolver con su actuación. Hace buen papel de "madre de todos". Una de las mejores en este género.

En ocasiones, a Hollywood le da harta dificultad romper esquemas y hasta llega uno a pensar en la pereza (¿o incompetencia?) mental de sus guionistas y realizadores, quienes en vez de esmerarse por romper y renovar los viejos paradigmas, de la manera más facilista -y ateniéndose a viejos y positivos resultados económicos- se dedican a repetir y repetir viejos moldes, sin aportar mayor cosa.

“MENTES PELIGROSAS” está basada en el interesante libro que, de sus muchas vivencias como profesora, escribió en 1992, la exmarine-comunicadora, psicóloga y magister en inglés LouAnne Johnson. Ella tituló su obra “Mi pelotón no hace los deberes” y centró la historia en su labor en la escuela Parkmount, donde trabajó con muchachos de muy bajo rendimiento, nula disciplina, y tendencias de alto riesgo. Su efectiva labor pedagógica y los logros alcanzados con estos muchachos, están plasmados en aquel libro que fue un éxito en las librerías y pronto motivó el interés de los productores Simpson y Bruckheimer, quienes lo dieron a Ronald Bass (“Rain Man”) para que lo transformara en un guión. Como es usual, dentro del contrato “se concede el derecho a modificar los hechos por conveniencias dramáticas, interpretativas, locativas, etc. etc.” Y así, al ver el filme terminado, la escritora exclamó compungida:”Mi libro describe hechos reales y estudiantes reales. Puedo resultar parcializada, pero creo que mi libro es mejor que la película”.

Y yo creo que tiene razón, porque obedeciendo a lo que comentábamos arriba, Bass el guionista tomó sin duda – ¡otra vez! - el esquema del viejo filme de Richard Brooks “Semilla de maldad” y se dedicó a modificar cuanto pudo del libro para acomodarlo a este modelo. Sus aportes fueron: leer e interpretar los textos de las canciones de Bob Dylan –que para el libro es “El mercader de Venecia” de W. Shakespeare-, cambiar el destino del alumno Emilio Ramírez… y modificar el título, lo que motivó que los editores también cambiaran el del libro en sus posteriores ediciones.

Como historia escolar, “MENTES PELIGROSAS” aporta la constancia de una profesora quien, tras pretender enseñar (infructuosamente) con sus intereses personales, entiende que se trata de conectarse con las cosas que interesan a sus alumnos para poder acceder a lo que es propio de su generación y no a la inversa. Así, y sin perder su horizonte de enseñarles a hablar bien el inglés y conseguir que miren al futuro con optimismo y esperanza, ella va granjeándose su afecto y ese respeto que solo se consigue con dedicación y compromiso.

Peligrosa la excesiva transferencia emocional que la profesora asume con algunos de sus chicos, pero preferible a la total indiferencia de tantísimos docentes. Como en todo, el punto medio sería el ideal.

Queda decir que, Michelle Pfeiffer, mantiene una presencia encantadora, con demasiada coquetería, pero con una vocación como la que deberían poseer, todos y cada uno de aquellos que se dedican a la enseñanza. Las escenas de su relación afectiva con Andy García, de seguro se cortaron para que la cosa no quedara como un exacto remake del filme de Brooks.

He visto varias veces esta película, pero llevaba años sin volver a sentarme y disfrutar su historia. Tenía miedo que en estos años mi recuerdo distorsionara la realidad, pero debo reconocer que después de verla sigo disfrutando con ella.
Sé que se han hecho varias películas similares. Sé que su trama es bastante predecible. Sé que es una versión muy similar a "Rebelión en las aulas" aunque salvando las distancias cronológicas. Pero también sé que a mí me gusta y me entretiene.
Es una película que la disfruto desde que empiezan a sonar las primeras notas de la canción de Coolio "Gangsta's Paradise" hasta el final. Por cierto, una canción que fue todo un éxito de taquilla y que la película fue más conocida por ella. Actualmente sigue siendo un éxito, y una de las canciones favoritas de toda una generación, además de que marcó un punto de inflexión en el género del rap.
Michelle Pfeiffer es la protagonista de este film dando vida a una marine que es contratada para dar clases en un instituto a chicos problemáticos. Ella intentará ganarse su confianza para que puedan abrirse un camino en el futuro lejos de las drogas y la calle. Su papel es bueno, y es que decir que Michelle Pfeiffer no actúa bien es mentir. Así que no sorprende que su personaje convenza.
Junto a ellos, un grupo de actores jóvenes que cumplen con su trabajo realizando unas interpretaciones que funcionan. Personajes destrozados por la sociedad que les da la espalda, y que no son capaces de confiar en nadie, y menos si es alguien blanco.
Muchas veces a ciertas películas se les deja un poco de lado y se resumen con un simple "no está mal". Pero yo la verdad es que he descubierto que con el paso de los años a mí este film me sigue gustando y entusiasmando. Su historia me entretiene y sigo disfrutando con su trama.
En fin, "Mentes peligrosas" cuenta con una historia de la que se han hecho muchas versiones y que ella misma se ha inspirado en otras. ¿Porqué? Simplemente porque las generaciones cambian y evolucionan, pero siempre la juventud tendrá algo en común independientemente de la época que sea; y es el espíritu de rebelión frente a la sociedad que viven. Y esa rebelión la expresan a través de su comportamiento, su ropa y su música, entre otras cosas más.