Haz click aquí para copiar la URL
España España · Madrid
Voto de Charles:
7
Drama Una inexperta maestra es contratada como profesora de un grupo de chicos difíciles, cada uno de los cuales es un problema social en sí mismo. Pero, aunque la tarea es difícil y la rigidez de la dirección del centro no ayuda, la voluntariosa maestra intentará que los chicos lleguen a graduarse. (FILMAFFINITY)
23 de marzo de 2018
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es curioso que es sólo en este tipo de historias donde un instituto muestra lo que verdaderamente sucede en sus aulas.
Para casi todos, un instituto siempre será ese paso obligado, esa etapa incomprensible y a veces furiosa, que desaparece antes de ser conscientes de ella, y mientras está apenas hay tiempo para analizarla. Los profesores pasan lista, y se olvidan de nombres o caras, porque hay un programa que cumplir antes del fin de curso.
No es algo que se pueda realmente cambiar, simplemente es así.

Louanne, en principio, también es parte de ese mecanismo meramente utilitario, aceptando un empleo de docente para salir del paso, en una clase que espera aleccionar como siempre ha estado haciendo.
Inconscientemente, Michelle Pfeiffer ya nos ha hecho ponernos de su parte, expresando su incomodidad en microgestos, sin que conozcamos absolutamente nada de su historia personal, alineándonos con un bando de lo se piensa como guerra total.
Claro que la clase es un campo de batalla en si mismo: allí debe hablar con un respeto que ella no tiene, debe escuchar sin ser escuchada y, ya si eso, debe tratar de enseñar literatura a chavales que no se interesan por nada. No extraña que otros profesores abandonaran algo que, a sus ojos, ya estaba perdido.

Pero, sea por supervivencia económica, o por cabezonería propia (algo que hace bien esta historia es hacer, nunca simplemente mostrar), y tochaco de asertividad mediante, Louanne escoge otra estrategia: hablar el lenguaje de esos chicos de barriada, aunque parezca lo último que se admitiría en el programa escolar.
No debería ser tan raro que empiecen a escuchar, que se empiecen a interesar, o que se atrevan a participar, si alguien les habla sin toda esa mierda de prepotencia que han tenido que soportar. A comentarios desafiantes les siguen voces tímidas, a pequeños piques les contestan correcciones orgullosas, y juegos triviales dan paso a silencios especiales.
Esto es la vida, es así, tan simple y sencilla, canta aquella canción. Y Louanne revela un pasado en el que ella también fue incomprendida, pero ya no nos hace falta, ya confiamos con sus chicos en que ella está abriendo la puerta hacia una salida.

No todo es tan fácil, claro está.
Si una situación se ha prolongado en el tiempo es porque quiénes la causan no la puedan evitar, o peor, los que la observan no la quieren parar.
Y por eso ahí está Louanne, confiando cuando nadie más quiere confiar: diciendo a unos padres preocupados que su hijo es mucho más, pidiendo a la asamblea estudiantil distintos medios para enseñar, citando a Dylan Thomas como ejemplo válido y profundo de lo que estos chicos jamás deberán olvidar.
Limpiando una soledad que parecía que se iba a quedar, dirigida a muertes académicas, internándose en la oscuridad, que a nadie le iban a importar.
Parecería que es más sencillo de lo que parece tender una mano, por si alguien la necesitara.

No hay fantasías en esta historia, no hay salidas fáciles, la vida muchas veces cansa y no tiene nada de malo admitirlo.
Pero queda un agradecido y bienvenido suspiro de esperanza cuando el apoyarse unos a otros salta la barrera del miedo y el odio, convirtiéndose en la pequeña gran victoria de una guerra en la que ambos bandos deberían, y podían, ganar.
Charles
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow