Frank

Frank es un híbrido que desde el principio no consigue funcionar como querría.
Nunca quedan claras las intenciones de Lenny Abrahamson y su troupe. ¿Quieren hacer una película indie o burlarse de lo indie? Parece lo segundo y les acaba saliendo lo primero. El guión tiene momentos divertidos (ver lo que pasa cuando Clara y Jon discuten mientras él está en la bañera) o directamente surrealistas (los coches, Jon y Frank, sin desvelar nada más), pero el resultado nunca termina por ir realmente a ningún sitio. Parece más un ejercicio de estilo que otra cosa. No existe identificación entre personajes y espectadores y cuando termina la película queda la sensación de haber pasado un rato agradable con esta banda, pero no de que nos hayan contado una gran historia que vaya a quedar en la memoria.
Afortunadamente, los tres protagonistas suben de nivel la película de una forma espectacular. Uno se pregunta si de verdad era necesario un actor como Michael Fassbender para interpretar a Frank. Se lo pregunta hasta que llega el final. Entonces se da cuenta de que la respuesta es sí. La presencia del nuevo Magneto es arrebatadora y se marca una escena final realmente emotiva. Junto a él, el cada vez mejor y más aprovechado Domhnall Gleeson (impresionante cartera de proyectos la suya, con Star Wars a la cabeza) y la siempre maravillosa Maggie Gyllenhaal, que añade un registro más a su espectacular galería de personajes con la poco ortodoxa y bastante desquiciada Clara.
Aceptable, entretenida, divertida a ratos y enternecedora al final pero bastante descompensada y no demasiado satisfactoria en su conjunto.

Lo mejor: Los tres protagonistas
Lo peor: No llega a conectar con el espectador y no queda muy claro si se está burlando de todo lo indie o es la película más indie jamás hecha.

El mundo del espectáculo musical siempre ha sido algo comunal.
Donde una banda creaba, vivía, experimentaba, y más tarde recogía los frutos de su éxito porque eran únicos. Todos ganaban, los productores cazatalentos sabían que a la vuelta de la esquina había una reunión de amigos que descubrir, y estos amigos tenían el placer de seguir haciendo música juntos.
Probablemente sigue pasando, pero esos tiempos quedaron atrás.

Ahora se fagocita el talento ajeno, se promociona abundantemente y se olvida tan rápido como se consume.
No hay gloria ninguna en el proceso, y lo peor, está esa sensación de banda prefabricada que hace temas y álbumes como churros, en los que probablemente el cantante de turno solo necesite poner su cara bonita en eventos para promocionarlo.
Tiempos rápidos, consumiciones aún más rápidas, cero tiempo de digestión.

Frank no es cantante al uso. No tiene una banda prefabricada, tampoco hace álbumes como churros. Y probablemente su cara bonita sea lo último que necesite mostrar.
Principalmente porque no tiene cara. Su cabeza de cartón es expresión de si mismo y a la vez coraza, un magnífico rasgo de identidad que le define como ser único de entre todos los de por sí únicos en su banda. Enorme Michael Fassbender y enorme voz, y enorme golpe de ego a muchas otras estrellas que tasan su cara por minutos de metraje.

Jon, un teclista músico frustrado ve rápidamente la extravagancia detrás de esa cabeza, y decide seguir el camino a ver dónde le lleva (#throughthelookingglass escribe, para unos seguidores que engullirán rápidamente su frase, y pasará aún más rápido por su cabeza).
Con Frank, todo tiene sentido. Las melodías que no sonaban bien en su cabeza pasan a ser oro puro, su vida gris pasa a ser un recital de extravagancias dignas de ser recordadas... o contadas, como Jon hace insistentemente en su blog, twitter y you tube.

De lo que no se da cuenta Jon es de que Frank es un regalo. No una rareza que pueda ser exhibida al mundo, no una atracción de feria que convocará millones.
No, es solo una persona sensible, con un gran don para la música, y con una fragilidad que camufla en una familia con la que sentirse bien, querido, y haciendo lo que más te gusta.

La historia amenaza con hacer de Jon un villano, y puede que llegue a serlo, pero al final tanto Frank como él aprenderán a deshacerse de sus respectivas máscaras, las figuradas y las reales.
Al final, solo con hacer lo que más te gusta con la mejor gente puede ser suficiente.

Si quieres ver una película con buena música y sobre música, no te la recomiendo. Para mi gusto, no hay ni una melodía medianamente pasable en toda la película.

En mi opinión, la música aquí no es más que una herramienta para contar otra historia. Una historia de la diferencia de mundos en que viven las personas, y cómo desde una óptica "normal" no puedes entender el mundo de una persona con enfermedad mental. Y cómo, si no lo respetas, puedes quebrar la frágil harmonía que puedan haber conseguido en su vida.

Encantadora moraleja sobre el postureo mediático (tan común actualmente en todos los ámbitos) versus el auténtico talento innato; sobre la búsqueda de reconocimiento y la genialidad sin espectadores; sobre ese "quiero y no puedo" que busca siempre excusas en los contextos que disculpen nuestra propia incapacidad.

¿Un artista, o un genio, nace con una serie de cualidades que lo hacen único? ¿Es determinante el medio, lo son las experiencias? ¿O se trata de una combinación de complicados entramados mentales que nos hacen oscilar entre la perfecta e insatisfactoria adaptación social y la locura?

Surrealista y agridulce, "Frank" muestra la complejidad de los ecosistemas sociales humanos, su fragilidad y su equilibrio... pese al desequilibrio de sus partes.

Empieza bien. Muy bien. Jon un músico voluntarioso pero incapaz de componer nada que sea mínimamente personal se encuentra con un grupo de excentricos que le admiten por tocar el teclado y por ser pelirrojo. Si Jon está permanentemente bloqueado creativamente Frank, un tipo que lleva una gran capucha en la cabeza, es su antitesis. Es capaz de crear desde lo más mínimo.
El grupo se encierra en una casa en un bosque para grabar algo así como el disco definitivo de la historia de la música y Jon decide, sin consultarselo a los demás, compartir todo el proceso a través de internet y las redes sociales.Las situaciones que se van dando en un principio son absolutamente hilarantes y la ferrea disciplina que Frank impone para que cada músico de lo mejor de si mismo es única y el tono de comedia hace que te tronches de la risa (o almenos a mi me ha pasado).
Pero de repente y de manera demasiado drástica nos vemos envueltos en un drama que acaba resultando soporifero y que me hace pensar si no hubiese sido mejor dejarlo en un cortometraje pues de la misma manera que Abrahamsom domina la comedia el drama...vamos que no es lo suyo (me pregunto si este bajón a mitad de la película no será denominado en un futuro "El sindrome La la land")
¿Los actores?
Domhnall Gleeson genial, el mejor de la película con diferencia.
Maggie Gyllenhall también genial en su papel de neurótica del arte en estado puro con sus adorables cacharros analógicos.
Michael Fassbender meritorio por el hecho de que un actor tan famoso se atreva con un papel como este en el que su rostro no va a ser reconocible en la mayor parte del metraje.