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España España · Madrid
Voto de Charles:
7
Comedia. Drama Jon (Domhnall Gleeson), un joven aspirante a músico, se une a un grupo de excéntricos músicos pop liderado por el enigmático Frank (Michael Fassbender) y su neurótica compañera Clara (Maggie Gyllenhaal). (FILMAFFINITY)
23 de febrero de 2015
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
El mundo del espectáculo musical siempre ha sido algo comunal.
Donde una banda creaba, vivía, experimentaba, y más tarde recogía los frutos de su éxito porque eran únicos. Todos ganaban, los productores cazatalentos sabían que a la vuelta de la esquina había una reunión de amigos que descubrir, y estos amigos tenían el placer de seguir haciendo música juntos.
Probablemente sigue pasando, pero esos tiempos quedaron atrás.

Ahora se fagocita el talento ajeno, se promociona abundantemente y se olvida tan rápido como se consume.
No hay gloria ninguna en el proceso, y lo peor, está esa sensación de banda prefabricada que hace temas y álbumes como churros, en los que probablemente el cantante de turno solo necesite poner su cara bonita en eventos para promocionarlo.
Tiempos rápidos, consumiciones aún más rápidas, cero tiempo de digestión.

Frank no es cantante al uso. No tiene una banda prefabricada, tampoco hace álbumes como churros. Y probablemente su cara bonita sea lo último que necesite mostrar.
Principalmente porque no tiene cara. Su cabeza de cartón es expresión de si mismo y a la vez coraza, un magnífico rasgo de identidad que le define como ser único de entre todos los de por sí únicos en su banda. Enorme Michael Fassbender y enorme voz, y enorme golpe de ego a muchas otras estrellas que tasan su cara por minutos de metraje.

Jon, un teclista músico frustrado ve rápidamente la extravagancia detrás de esa cabeza, y decide seguir el camino a ver dónde le lleva (#throughthelookingglass escribe, para unos seguidores que engullirán rápidamente su frase, y pasará aún más rápido por su cabeza).
Con Frank, todo tiene sentido. Las melodías que no sonaban bien en su cabeza pasan a ser oro puro, su vida gris pasa a ser un recital de extravagancias dignas de ser recordadas... o contadas, como Jon hace insistentemente en su blog, twitter y you tube.

De lo que no se da cuenta Jon es de que Frank es un regalo. No una rareza que pueda ser exhibida al mundo, no una atracción de feria que convocará millones.
No, es solo una persona sensible, con un gran don para la música, y con una fragilidad que camufla en una familia con la que sentirse bien, querido, y haciendo lo que más te gusta.

La historia amenaza con hacer de Jon un villano, y puede que llegue a serlo, pero al final tanto Frank como él aprenderán a deshacerse de sus respectivas máscaras, las figuradas y las reales.
Al final, solo con hacer lo que más te gusta con la mejor gente puede ser suficiente.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Charles
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