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Sole

Drama Ermanno (Claudio Segaluscio) es un joven cuyas jornadas transcurren entre tragaperras y pequeños hurtos. Lena (Sandra Drzymalska) es una joven polaca embarazada de siete meses que llega a Italia desde Polonia para dar en adopción el bebé que va a dar a luz a cambio de dinero. La misión de Ermanno es vigilar a Lena y cuidar de ella durante su estancia en Italia. Luego, una vez que nazca la niña, deberá reconocerla él como padre para ... [+]
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Críticas 10
Críticas ordenadas por utilidad
29 de octubre de 2020
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Primera película del director Carlo Sironi en la que nos cuenta la historia de dos jóvenes con problemas, que forman un extraño vinculo ante la llegada de un bebe.

Ermanno es un chaval marginal de veinte años que vive una vida a base de pequeños robos, la poca expresividad de su cara delata una infancia bastante mala. Por medio de su tío Fabio conoce a una chica polaca embarazada que pretende vender a su bebe en Italia. Para ello ya cuentan con una pareja que aportara el dinero, pero los vientres de alquiler en Italia están prohibidos, por lo que tendrán que idear otra solución...

Los dos personajes tendrán que convivir en un piso destartalado hasta que nazca el bebe, con semblante muy serio pasan los días. Ermanno velará por ella para que no le pase nada a cambio de una comisión de la venta. La convivencia y el roce comenzará a dar signos de cariño entre ambos. Y eligen el nombre de Sole para ponérselo a la niña. 

La actriz polaca Sandra Drzymalska, interpreta a Lena que habla un poco de italiano, de aspecto frágil y callada ve esto como una forma de vida en la que puede volverse a su país con un buen dinero. Mientras que Ermanno (Claudio Segaluscio) parece que consigue albergar algún tipo de esperanza junto a ella.

Una producción italo-polaca que explora el papel de la paternidad en forma de un drama frío y seco, ya que los dos protagonistas permanecen impasibles sin mostrar sentimiento alguno, eso le da un toque melancólico y extraño a la historia. 

Parece que el formato 4.3 está poniéndose otra vez de moda, es algo que no me gusta, pero creo que capta bien la opresión de los dos protagonistas así como los tonos pastel y azulados de la fotografía.
Destino Arrakis.com
videorecord
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6 de noviembre de 2020
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Presentada en el Festival de Venecia de 2019, Carlo Sironi arranca su filmografía con un largometraje de talante intimista. En este, dos jóvenes se ven empujados a vivir juntos durante un breve periodo de tiempo, suficiente para intentar sacar a la luz esa cara más emocional que busca el cineasta.

Estamos ante un argumento que quiere proponer una historia en torno al controvertido tema de la maternidad subrogada y los vientres de alquiler. Sin embargo, al final, estos asuntos quedan esbozados débilmente en favor de un intento por abordar una crónica sobre la paternidad. Aun así, esta cuestión no se trata con suficiente esmero como para lograr coger la fuerza precisa y uno puede, momentáneamente, llegar a preguntarse sobre la verdadera voluntad del director.

Esto mismo sucede con un guion que necesita de un mejor planteamiento emocional para culminar un relato con un inicio algo pausado que va mejorando con el paso de las acciones. A medida que las interacciones se van suscitando, el interés va creciendo y se consigue una sincera verosimilitud.

Además, encontramos en este debut una correcta realización, con un buen tratamiento visual. Este se inunda de una estética que emana cierta tristeza (el azul frío del ambiente) y hace patente el encierro de ambos protagonistas.

Asimismo, hay demasiada distancia con estos personajes, hasta el punto de que en ocasiones el espectador parece encontrarse delante de unos desconocidos. No obstante, junto a una Sandra Drzymalska algo contenida, Claudio Segaluscio se estrena con una actuación que deja con ganas de ver más sobre él. A través de un inicio en el que se muestra lejano y parado, lentamente nos va guiando hasta empatizar con Ermanno y quedarnos absortos en su gran mirada, llena de sentimientos.

En suma, Carlo Sironi se estrena discretamente con una ópera prima lenta a la que faltan pulir pequeños aspectos, pero que, si se le da tiempo, acaba por satisfacer. Sole termina creando, con éxito, un microcosmos que atrapa y permite universalizar lo sucedido más allá de las cuatro paredes italianas entre las que se acontece.

www.contraste.info
Revista Contraste
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4 de noviembre de 2020
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nada enorgullece mas al que escribe estas líneas que contribuir a la difusión de los trabajos fílmicos de nuevos talentos, esos primeros pasos de creadores de un cine pequeño pero siempre sabroso y necesario. Películas sin grandes nombres delante o detrás de la cámara, fuera del sistema de grandes estudios pero fundamentales para avanzar el lenguaje cinematográfico del mañana. El año 2019 confirmó un lugar ideal para encontrar cine de nuevos realizadores de estupenda calidad: la sección Orizzonti del Festival de Venecia de dicho año, que 13 meses después podemos confirmar sin atisbo de duda como una alineación excelente. Algunas de ellas disfrutaron de un recorrido mas extenso en otros festivales, otras no tuvieron la misma suerte. Hoy hablamos de una de ellas, la italiana Sole, primer largometraje de Carlo Sironi que llega a salas españolas más de un año después de su presentación en el Lido de la ciudad de los canales. Estuve cerca de poder verla allí, pero nunca es tarde para descubrir un largometraje, mas aún si se hace en una sala de cine. Y aprovecho este altavoz un filme sensible ejecutado con gusto y destreza, no exento de ciertas irregularidades propias de un debut. Un drama sórdido de paternidades inexpertas tan humano y comedida como torpe en algunas decisiones tonales. Un filme incapaz de despuntar pero compacto y honesto.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Néstor Juez
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17 de junio de 2022
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Encontrándome como me encuentro en mitad de la gestación (nunca mejor dicho) de una novela sobre los vientres de alquiler, es obvio que tenía especial interés en acercarme a “Sole”, el primer argometraje firmado por el prestigioso cortometrajista italiano Carlo Sironi.

La historia es clara, certera y directa: una chica polaca embarazada de varios meses llega a Italia para vender al hijo que crece en su vientre a una pareja italiana acomodada que es estéril. El neoliberalismo convirtiendo el cuerpo de la mujer en un mero horno donde cocer un niño para venderlo como si de una hogaza se tratase una vez debidamente cocido. La operación está muy bien diseñada por la abogada de la familia: la chica vivirá hasta el nacimiento del bebé en el piso del sobrino de él, Ermanno, un chaval huérfano que sobrevive con pequeños hurtos y que tiene un problema de adicción a las tragaperras. A cambio de cuatro mil euros, cuidará de la chica embarazada, reconocerá al niño o niña cuando nazca como suyo, ella desaparecerá después y él, incapaz de cuidar y criar a un niño pequeño, cederá judicialmente la tutela del mismo a sus tíos. La jugada perfecta.

Y digo la jugada perfecta porque funciona todo como siempre en este sistema ultracapitalista en el que vivimos: los ricos se compran los hijos del proletariado, como la propia vida de los pobres, porque el dinero lo puede todo, no tiene límites.

Como no podría ser de otra forma, una cinta que se sostiene en una convincente interpretación de su pareja protagonista, los jóvenes Sandra Drzymalska y Claudio Segaluscio, especialmente en el caso de la actriz, que tiran de gelidez y hieratismo para mirar de frente a la cámara y mostrar el vacío interior de su generación, sin futuro, sin referentes, sin destino, sin ilusiones.

Pero… a la propuesta le falta algo de valentía y atrevimiento para trascender los lugares comunes propios de este tipo de cine con pretensiones socailes y llegar a calar realmente en el espectador, algo que debería haber logrado alcanzar si pretendía ser un acercamiento novedoso y contemporáneo al neorrealismo italiano clásico leído con los códigos del cine del siglo XXI.
Sergio Berbel
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6 de noviembre de 2020
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
*El amor y la gestación subrogada

Carlo Sironi hace gala de un estilo elegante y minimalista para crear un relato muy personal. Paternidad, soledad, gestación subrogada, amor o el paso a la madurez son algunos de los temas que aborda el cineasta italiano a través del cine social más comprometido.

Sole es un retrato sobrio e intimista en el marco sentimental de una historia de amor imposible que ahonda en la soledad de sus jóvenes protagonistas. Con ellos y con su inocencia comprometida por la crisis económica, observamos los mecanismos más egoístas de la contraparte adulta.

El espejo deformado de la maternidad subrogada es uno de los temas en torno a los que gira esta arrolladora historia. Y aunque la filmación comienza fría como el hielo, evoluciona de una manera más cálida hacia el tercio final del metraje. En esta parte es donde salta la chispa a través de un suave melodrama en el que se esclarecen los deseos de los personajes.

*El significado de ser padres

¿Qué significa ser padre, convertirse en padres? ¿Qué se siente al mirar una criatura recién nacida a la que tienes que cuidar y de la que te sientes responsable? Estas son las preguntas que se hace el cineasta italiano en su más que decorosa ópera prima. Las respuestas a los juicios morales o incluso a la doble moral de una parte de la población encuentran respuestas claras a lo largo de la narrativa.

Pero el último propósito de la película no es emitir juicios sobre los vientres de alquiler o sobre el aborto. Más bien hablamos de un explícito retrato de la paternidad especialmente en adolescentes y jóvenes que no encuentran su lugar en el mundo. Sole, convence. Sole es el bebé que vendrá al mundo.

*Interpretaciones y espacios escenográficos

En el reparto brilla especialmente el joven Claudio Segaluscio que fue premiado con el Talent Award al Mejor Actor Revelación en la sección Orizzonti del Festival de Venecia. Sobrio y muy sólido en pantalla obtiene buena réplica de la también joven actriz Sandra Drzymalska. Ambos forman una pareja orgánica que consiguen transmitir las emociones al espectador de manera recia pero correcta.

El color azul de la fotografía envuelve a los personajes otorgando una interesante melancolía a la película. Desde luego no hablamos de dorados atardeceres, sino más bien de adaptar los espacios escenográficos a la clase obrera que reflejan los muchachos. La trama se sitúa en Nettuno que es una localidad italiana de la provincia de Roma. Tiene una singular arquitectura actual y atemporal a la vez, que lo hace casi anónimo. Esto refuerza el minimalismo de la película pero también la otorga un aire gélido al que cuesta acostumbrarse.

*Conclusión

Sole me ha parecido una más que meritoria ópera prima dirigida con solemnidad por Carlo Sironi. La filmación consigue introducir de manera principal el debate sobre la gestación subrogada y las consecuencias morales que conlleva para todas las partes implicadas. Hablamos de una cinta con un cierto aire pedagógico que tal y como está el mundo nunca está demás. Buen cine y buen cineasta al mando.

Escrito por Miguel Pina
Cinemagavia
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