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Voto de Sergio Berbel:
6
Drama Ermanno (Claudio Segaluscio) es un joven cuyas jornadas transcurren entre tragaperras y pequeños hurtos. Lena (Sandra Drzymalska) es una joven polaca embarazada de siete meses que llega a Italia desde Polonia para dar en adopción el bebé que va a dar a luz a cambio de dinero. La misión de Ermanno es vigilar a Lena y cuidar de ella durante su estancia en Italia. Luego, una vez que nazca la niña, deberá reconocerla él como padre para ... [+]
17 de junio de 2022
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Encontrándome como me encuentro en mitad de la gestación (nunca mejor dicho) de una novela sobre los vientres de alquiler, es obvio que tenía especial interés en acercarme a “Sole”, el primer argometraje firmado por el prestigioso cortometrajista italiano Carlo Sironi.

La historia es clara, certera y directa: una chica polaca embarazada de varios meses llega a Italia para vender al hijo que crece en su vientre a una pareja italiana acomodada que es estéril. El neoliberalismo convirtiendo el cuerpo de la mujer en un mero horno donde cocer un niño para venderlo como si de una hogaza se tratase una vez debidamente cocido. La operación está muy bien diseñada por la abogada de la familia: la chica vivirá hasta el nacimiento del bebé en el piso del sobrino de él, Ermanno, un chaval huérfano que sobrevive con pequeños hurtos y que tiene un problema de adicción a las tragaperras. A cambio de cuatro mil euros, cuidará de la chica embarazada, reconocerá al niño o niña cuando nazca como suyo, ella desaparecerá después y él, incapaz de cuidar y criar a un niño pequeño, cederá judicialmente la tutela del mismo a sus tíos. La jugada perfecta.

Y digo la jugada perfecta porque funciona todo como siempre en este sistema ultracapitalista en el que vivimos: los ricos se compran los hijos del proletariado, como la propia vida de los pobres, porque el dinero lo puede todo, no tiene límites.

Como no podría ser de otra forma, una cinta que se sostiene en una convincente interpretación de su pareja protagonista, los jóvenes Sandra Drzymalska y Claudio Segaluscio, especialmente en el caso de la actriz, que tiran de gelidez y hieratismo para mirar de frente a la cámara y mostrar el vacío interior de su generación, sin futuro, sin referentes, sin destino, sin ilusiones.

Pero… a la propuesta le falta algo de valentía y atrevimiento para trascender los lugares comunes propios de este tipo de cine con pretensiones socailes y llegar a calar realmente en el espectador, algo que debería haber logrado alcanzar si pretendía ser un acercamiento novedoso y contemporáneo al neorrealismo italiano clásico leído con los códigos del cine del siglo XXI.
Sergio Berbel
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