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Rosaura a las diez

Drama. Intriga. Cine negro Todo comenzó unos seis meses antes, "aquella mañana en la que el cartero trajo un sobre rosa con un detestable perfume a violetas". Los sobres van llegando puntualmente, cada miércoles, a la pensión La Madrileña. El olor a violetas invade las habitaciones de los inquilinos, que se convertirían en testigos del encuentro entre Rosaura y Camilo Canegato, el tímido restaurador de cuadros. Sin embargo, hay algo que parece no cuadrar del todo ... [+]
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Críticas 7
Críticas ordenadas por utilidad
24 de julio de 2012
22 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un reloj marcando las diez en punto resalta en un fondo negro, la toma hace un barrido hacia abajo: una misteriosa mujer de espaldas, lleva cubierta la cabeza con un pañuelo y porta un abrigo, va caminando hacia una puerta, a un lado de ella hay un pequeño letrero: Pensión La Madrileña, se alcanza a leer en él. La mujer toca a la puerta y una joven se queda impávida al abrirle, detrás de ella hay otra mujer, de mayor edad esta, que se sobresalta al ver a la recién llegada, corre hacia ella gritando: ¡Rosaura!, la abraza y recibe con dos besos, uno por mejilla, y a este grito se le unen otros más y una decena de personajes aparecen corriendo y se muestran alborotados y alegres ante el inesperado arribo de la mujer. La puerta se cierra.

Este es el inicio del traslado a la pantalla grande del libro Rosaura a las diez del escritor Marco Denevi, el libro nació, según el propio autor, cuando en un diario apareció el anuncio de un concurso de novela en el cual el premio sería de 30 mil pesos; sin haber escrito previamente algo, Denevi se propone escribir una novela copiándole la técnica a La piedra lunar de Wilkie Collins –donde una serie de versiones preliminares, algunas equívocas y meras suposiciones otras, todos puntos de vista de personajes que desconocen la realidad de cómo se sucedieron las cosas anteceden a una revelación final– en la que un hecho de trivialidad aparente fuera sólo la fachada que esconde una historia atroz. El autor envía su participación a dicho certamen y en 1954, siendo un escritor neófito, obtiene con Rosaura a las diez el premio Kraft. Sería este el prometedor inicio de una meritoria carrera literaria.

La historia de Rosaura a las diez en cine utiliza la misma estrategia que la novela: a través de las voces y la perspectiva de varios personajes, de cartas, se nos va revelando poco a poco el misterio de un hombre, Camilo Canegato, que desde un inicio se nos advierte “toma medicamentos para no soñar demasiado”. Canegato, un pintor tímido, solitario comienza a recibir cartas perfumadas y escritas en papel de color rosa a la pensión en la que vive, a la casera y al resto de inquilinos el hecho les intriga al grado de volverse su obsesión. El enigma de las cartas se complica cada vez más y lo que parecía ser un melodrama con tintes hitchcockianos, en ocasiones hasta neorrealista, nos damos cuenta de que es cine noir argentino al más puro estilo del mejor cine norteamericano que se realizara en los 40s, de ese que entre otras características gusta de incluir una investigación policiaca, crimen, pasiones desbordadas, pasados trágicos en los personajes, engaños, venganzas, desequilibrios mentales, la femme fatale. Hay, en Rosaura a las diez hasta una escena que remite indudablemente a uno de los mejores momentos de esa Laura de Otto Preminger, considerada por muchos el mayor símbolo del film noir. Un auténtico e imperdible hallazgo esta Rosaura a las diez, sí, quizás la mejor película argentina.
Eric Packer
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8 de noviembre de 2015
12 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un hombre bajito, flaquito, cuarentón, bastante insulso, que vive en una pensión, empieza a recibir cartas perfumadas de una mujer llamada Rosaura, y todos los demás pensionistas, además de la dueña del lugar, sus hijas, y la mujer que limpia, acaban involucrados en una historia que terminará en tragedia.
Una propuesta muy interesante e inusual de los últimos años de la filmografía de Mario Soffici, adaptando la novela del mismo nombre de Marco Denevi, quién también colaboró en el guión junto al director.
Acá se aúnan varios elementos, una narración partida en 4, que cuenta la versión de la dueña de la pensión, de Camilo, de David, y de la propia Rosaura, y entre los 4, van contando diferentes versiones de la misma historia, también Soffici, consigue mezclar aspectos del cine clásico de los años 40's, mezclados con ciertos toques de neo realismo.
La historia es un híbrido entre melodrama, policial, y comedia de humor negro, sobre la vida anodina de un grupo de pensionistas, donde lo único que les termina dando algo interesante de lo cuál ocuparse, son unas cartas que recibe uno de ellos y revolucionando la pensión.
Destacar el gran trabajo de Juan Verdaguer, que realmente es la personificación perfecta de Camilo Canegato, no solo físicamente, también en su psicología, en sus gestos, en todo.
Manuel
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8 de mayo de 2013
10 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
No cabe duda de que el denominado cine negro es un género cinematográfico muy norteamericano. Del Hollywood clásico proviene su origen y allí se han gestado sus obras más representativas que fueron construyendo una serie de patrones tales como la omnipresente mujer fatal, el hombre ingenuo que cae en sus garras, o el detective de poca monta que se ve poco a poco inmerso en un caso por el que terminará siendo absorbido. Tanto como los propios personajes, la estética, los detalles y los ambientes en los que se suelen desarrollar los films también tienen nexos en común. Son así predominantes el glamour a la par que la decadencia de la noche con sus locales repletos de humo y frivolidad ideales para tejer relaciones tan interesadas como ambiguas, o el sugerente entorno de los bajos fondos, allí donde se entremezclan delincuentes de poca monta con aspiraciones a perpetrar al fin un gran golpe, con mujeres de mala vida, vividores, arribistas y todo tipo de perdedores con un deje entre el encanto y lo patético, nunca exentos todos ellos a su vez de carisma y magnetismo. Convive a su vez en ocasiones lo marginal con el lujo y entran en escena suntuosas mansiones o casinos excesivos, exceso de dinero como oxígeno para que broten millonarios abocados a la maldición, gángsteres acorralados en su propia espiral de degeneración y codicia o corruptos poderosos e influyentes que en la sombra manipulan a su antojo, los hilos. Es el cine negro clásico asimismo una amalgama de gabardinas y sombreros, licores y cigarrillos, vestidos de noche, carmín viperino y pistolas de gatillo inesperado, todo ello sumergido en un sugestivo blanco y negro muy característico de tinte enigmático y opaco.

Los elementos del cine negro clásico americano se adaptaron de manera bastante fiel al esqueleto básico de películas noir de otras latitudes si bien resultó corriente que se añadieran en estos casos elementos singulares derivados de la idiosincrasia propia de la cinematografía correspondiente. Surgen así a modo de ejemplo algunos imprescindibles films nipones de la mano de Kurosawa que ya experimentó muy tempranamente con el género a través de películas como El Angel Ebrio o El Perro Rabioso, a las que seguirían posteriormente las tan elaboradas como complejas Los Canallas Duermen en Paz y El Infierno del Odio. El cine negro despuntó a su vez con fuerza en la filmografía francesa de los 60 con Melville como principal estandarte valedor de clásicos cargados de actitud y elegancia como El Silencio de un Hombre o El Confidente. Sin embargo pese a valorar de manera muy positiva todos estos films si he de destacar alguna película de entre aquellas que revisten al noir con todo tipo de ornamentos autóctonos habría de elegir las tan peculiares como afines en el tiempo Los Peces Rojos y Rosaura a las 10, realizadas en España la primera y en Argentina la segunda.

Los Peces Rojos todo un ejercicio de suspense con toques noir de engranaje medido y depurado inserta en la trama con total naturalidad personajes, ambientes y situaciones de puro casticismo español siendo la propia protagonista femenina una artista de variedades desarrollándose algunas escenas dentro del teatro donde tiene lugar su espectáculo. La España de los años 50 se funde con el relato y lo dota de un inusual y pintoresco atractivo. A su vez en Rosaura a las Diez todos los mecanismos propios del cine negro se subvierten o se enriquecen en un guión modélico donde lo que empieza como una especie de sainete ambientado en una pensión de Buenos Aires deriva en una historia de mentiras, falsas identidades, celos, mujeres fatales, amores imposibles, violencia y crimen. Fantásticas ambas películas tanto por saber manejar recursos propios del cine negro clásico como por el añadido de sus propios ingredientes que redondean la obra final con un toque de agradecida distinción y exotismo.

https://corazonesenelprecipicio.blogspot.com
Wild In Love
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20 de julio de 2012
15 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
así es considerada por los críticos argentinos. Según creo, esta fue la única vez que el actor cómico Juan Verdaguer interpretó un papel dramático.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
María Virginia
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10 de febrero de 2013
9 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Rosaura a las diez" es el título de una novela argentina que ganó, en 1955, el Premio de la Editorial Kraft, de la pluma del conocido escritor Marco Denevi. Relata una historia policial que comienza cuando llega a la pensión "La Madrileña" un hombre de aspecto apocado, Camilo Canegato, interpetado por el cómico Juan Verdaguer que hizo su carrera prósperamente como presentador de chistes de tono equívoco. El hombre, un pintor soltero, empieza a recibir cartas con aroma a violetas que despierta la curiosidad e interés de todas las mujeres de la pensión, por empezar la dueña y sus hijas. Descubren el retrato pintado en un ropero de "Rosaura", a quien está dedicado. Más adelante la susodicha Rosaura perderá la vida en circunstancias misteriosas...La novela, que debí leer en el secundario, mostraba la versión del suceso narrado por distintos testigos que dejaba ver el lenguaje y la idiosincracia de estos diversos personajes, donde quedaba delineado el origen social, el nivel cultural e intelectual, etcétera y por eso se le atribuía un interés extra porque el autor podía establecer una empatía imaginaria con ellos y expresarse correlativamente. Filmicamente tiene su interés, aunque no desbordante que es mayor ciertamente conforme entra en escena Rosaura -Susana Campos-, y tiene un desenlace muy interesante que hace que entre la mitad y el último tercio del film progrese notoriamente el atractivo y justifique su visión.
elneon
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