El estilo de la cinta oscila entre la cutreza total del aquel pseudo-falso-documental-horror-fílmico titulado "Megan is missing" (Michael Goi, 2011) y el montaje videoclipero de las series "CSI" (Anthony E. Zuiker, 2000/02/04).

La cinta no ofrece mucho más de lo que podría plantear un capítulo cualquiera de la serie documental que seguía los casos de llamados al 911. Es verdad que logra --por momentos, solamente-- llegar a un clímax de tensión pero jamás es suficiente, siempre se queda en la mitad y encima peca por una realización muy floja.

Como adelantaba la cutreza fílmica la embarra mucho. Esos primerísimos primeros planos (PPP) donde el lente de la cámara se torna cóncavo son horripilantes y delatan una forma muy inexperta de hacer cine. Luego tenemos el montaje a lo "CSI", esto funciona a la perfección para las mencionadas series porque entre otras cosas homogeneiza un estilo y les da un dinamismo propio que nos remiten a ellas, en el caso de las series son 24 capítulos por año en el que vemos este estilo en tres o cuatro escenas por capítulo. Pero en un film no cuadra. Cada 3 minutos tenemos esta forma de montar las imágenes donde se hace stop, cámara rápida, el sonido acentúa los cambios de plano, etc., es bastante patético y si bien parece ser usado para aportar frenetismo termina por hacerla parecer como una película de segunda y no como un thriller serio.

La trama es bastante mala, no sólo por el atropellado final donde las personalidades dibujadas que teníamos de las protagonistas dan un giro completamente injustificado desde cualquier raíz argumental; sino por cómo se da la investigación. La cosa viene muy bien mientras Breslin habla con Berry y ésta última le dice qué hacer pero todo lo que ocurre alrededor es inverosímil. Los compañeros de trabajo de Berry que se enfocan en su caso y por momentos dejan de atender llamados, el tipo que le avisa de la pintura (Imperioli) y que luego insiste en seguirlo (?), el auto que el criminal esconde en el bosque (spóiler), la escena en la gasolinera, nunca se entiende cuál es el trauma del psicópata y al asunto del pelo, etc.

Lo único que tiene este film y que no pertenece a la serie Z son las actuaciones de unas solventes Halle Berry y Abigail Breslin; absolutamente nada más. Cómo capítulo de CSI podría haber funcionado, incluso cualquiera de los directores y guionistas de estas series lo habrían hecho mejor; pero como largometraje se queda en algo pobre que genera cierta tensión al comienzo pero que no puede contener su mal gusto y acaba por verse como un producto de baja categoría con actrices de primera.

Lo mejor: las protagonistas.
Lo peor: su realización, la dirección y el montaje por sobre todo lo demás, y un guión muy poco trabajado.