Truman
7,0
30.084
23 de febrero de 2016
23 de febrero de 2016
7 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Atraído por el falso espejuelo del premio Goya obtenido en tantos apartados, he acudido a visionar este film. En mala hora.
Salvando la buena fotografía y, en general, los apartados técnicos que sí lo pudieran merecer, el apartado guión/interpretaciones (que luego comento) me empujan inexorablemente a una nota baja. Como promedio pongo un 3 y va que chuta.
¿Alguien puede decirme si hay en todo el cine español un actor más inexpresivo que este Javier Cámara (y ya tiene mérito alcanzar el número uno en este ranking habiendo lo que hay en esos castings de nuestros pecados) que, no sólo en esta película, sólo pone cara de pazguato sin expresión alguna más allá del panoli típico?
¿Alguien puede explicarme a que viene casi en la parte final donde aparece, como parece ser inevitable en nuestro cine, la ineludible escena de cama? ¿Es que no podemos evitar sacar siempre este tipo de escena, en este caso de lo más patética e inoportuna?
?Como otro colaborador apunta, ¿a qué viene ese gorroneo continuo del protagonista si resulta ser el primer actor en una obra de éxito en un buen teatro (ver la marquesina en un plano determinado)?
En otro orden de cosas, que levante la mano aquel que no se percató desde el minuto uno quien era el que finalmente iba a quedarse con el chucho.
En fin, en mi opinión, un muy pobre guión que, más pulido y mejor desarrollado, podría, ese sí, haber dado para más y se queda en una adocenada película.
Salvando la buena fotografía y, en general, los apartados técnicos que sí lo pudieran merecer, el apartado guión/interpretaciones (que luego comento) me empujan inexorablemente a una nota baja. Como promedio pongo un 3 y va que chuta.
¿Alguien puede decirme si hay en todo el cine español un actor más inexpresivo que este Javier Cámara (y ya tiene mérito alcanzar el número uno en este ranking habiendo lo que hay en esos castings de nuestros pecados) que, no sólo en esta película, sólo pone cara de pazguato sin expresión alguna más allá del panoli típico?
¿Alguien puede explicarme a que viene casi en la parte final donde aparece, como parece ser inevitable en nuestro cine, la ineludible escena de cama? ¿Es que no podemos evitar sacar siempre este tipo de escena, en este caso de lo más patética e inoportuna?
?Como otro colaborador apunta, ¿a qué viene ese gorroneo continuo del protagonista si resulta ser el primer actor en una obra de éxito en un buen teatro (ver la marquesina en un plano determinado)?
En otro orden de cosas, que levante la mano aquel que no se percató desde el minuto uno quien era el que finalmente iba a quedarse con el chucho.
En fin, en mi opinión, un muy pobre guión que, más pulido y mejor desarrollado, podría, ese sí, haber dado para más y se queda en una adocenada película.
31 de diciembre de 2015
31 de diciembre de 2015
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Magnífica película. Magníficos actores. Magnífica dirección de actores. Nos sitúa en el límite exacto entre la vida y el más allá, con sinceridad, sin concesiones al melodrama, sutilmente, casi sin darnos cuenta. Para aquellos que, por distintos motivos, nos sentimos en cierta medida como el personaje representado por Ricardo Darín, nos permite entrever el tránsito final no como algo trágico sino como la continuación tan natural como inevitable de lo que llamamos vida.
Me ha emocionado profundamente. Hacía mucho tiempo que ninguna película lo lograba. Cuando uno ha visto mucho cine. Cuando incluso lo que llamamos vida nos parece una película. Una historia como esta. Unas interpretaciones como estas. Nos dan la justa medida de la emoción profunda y completa, nos aportan paz y un tenue halo de esperanza.
La "actitud" de Truman (Troilo), protagonista a su pesar de la historia, constituye el reflejo más veraz de las decisiones de su compañero y amigo de tantos años. Representa la paz de la ignorancia (Julián no le ha explicado sus intenciones porque no quiere perturbar a su fiel amigo) pero también una extraña consciencia de lo inevitable. Se sabe que los perros comparten sentimientos con los humanos, que son especialmente sensibles ante la muerte de sus amos. Truman no sabe nada pero lo intuye todo. Truman representa el contrapunto perfecto al conocimiento de los hechos por parte de Tomás (Javier Cámara) y Paula (Dolores Fonzi). Truman es la única razón de Julián para seguir atado a una vida de la que ya se siente alejado.
No tengo palabras suficientes para expresar todo lo que me ha transmitido esta película. Solamente puedo dar las gracias a Cesc Gay, Ricardo Darín y Javier Cámara por su extraordinario trabajo. ¡Gracias!
Me ha emocionado profundamente. Hacía mucho tiempo que ninguna película lo lograba. Cuando uno ha visto mucho cine. Cuando incluso lo que llamamos vida nos parece una película. Una historia como esta. Unas interpretaciones como estas. Nos dan la justa medida de la emoción profunda y completa, nos aportan paz y un tenue halo de esperanza.
La "actitud" de Truman (Troilo), protagonista a su pesar de la historia, constituye el reflejo más veraz de las decisiones de su compañero y amigo de tantos años. Representa la paz de la ignorancia (Julián no le ha explicado sus intenciones porque no quiere perturbar a su fiel amigo) pero también una extraña consciencia de lo inevitable. Se sabe que los perros comparten sentimientos con los humanos, que son especialmente sensibles ante la muerte de sus amos. Truman no sabe nada pero lo intuye todo. Truman representa el contrapunto perfecto al conocimiento de los hechos por parte de Tomás (Javier Cámara) y Paula (Dolores Fonzi). Truman es la única razón de Julián para seguir atado a una vida de la que ya se siente alejado.
No tengo palabras suficientes para expresar todo lo que me ha transmitido esta película. Solamente puedo dar las gracias a Cesc Gay, Ricardo Darín y Javier Cámara por su extraordinario trabajo. ¡Gracias!
24 de enero de 2016
24 de enero de 2016
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Como enfermo de cáncer, admiro el realismo con que se define el personaje de Darín, la autenticidad de sus sentimientos, y cómo los interpreta, con amor a su perro, contención, repulsa a los convencionalismos , etc etc
Su amigo, ( Javier ), es aún más contenido, pero su mirada y pequeños gestos lo dicen todo...Dentro lleva su desolación.
Es una película admirable y realista 150% , que refleja la vida cómo es ...
No puedo, aunque me esfuerce, encontrar ningún aspecto mejorable, es una película tan estudiada, medida, trabajada, que no puedo sino manifestar mi felicitación más sincera a guionista, director y actores...
Un ejemplo de película sobre tema difícil que no cae ( ni se acerca siquiera ) en los tópicos al uso.
Su amigo, ( Javier ), es aún más contenido, pero su mirada y pequeños gestos lo dicen todo...Dentro lleva su desolación.
Es una película admirable y realista 150% , que refleja la vida cómo es ...
No puedo, aunque me esfuerce, encontrar ningún aspecto mejorable, es una película tan estudiada, medida, trabajada, que no puedo sino manifestar mi felicitación más sincera a guionista, director y actores...
Un ejemplo de película sobre tema difícil que no cae ( ni se acerca siquiera ) en los tópicos al uso.
8 de enero de 2017
8 de enero de 2017
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dos super amiguetes de la infancia que no se ven desde hace (aparentemente) muchos años se dignan a reencontrarse por última vez, pues uno de ellos tiene una enfermedad terminal. Hasta ahí, el drama está planteado, pero el desarrollo de la película es pésimo.
Un filme que quiere causar la lágrima en el espectador al tratar un tema tan complejo como es el cáncer, sin embargo, la inconsistencia y la falta de desarrollo que existe en la relación entre los dos protagonistas hace que esta película te deje mucho que desear.
Lo mejor de la película es el perro, pues es leal y es una real monada.
En mi opinión, este largometraje quería ser algo profundo que se quedó en lo indignante.
Un filme que quiere causar la lágrima en el espectador al tratar un tema tan complejo como es el cáncer, sin embargo, la inconsistencia y la falta de desarrollo que existe en la relación entre los dos protagonistas hace que esta película te deje mucho que desear.
Lo mejor de la película es el perro, pues es leal y es una real monada.
En mi opinión, este largometraje quería ser algo profundo que se quedó en lo indignante.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Lo peor de todo es la escena de sexo, unos cuernos de gratis entre dos personajes de los que apenas se sabe nada de la relación que mantienen, completamente confusa, pues al principio de la película te da a entender que Tomás tiene una relación sana y una buena vida con su esposa y sus hijos en Canadá; esta acción da la impresión, (si es que esa escena tiene sentido alguno) de que Tomás hizo ese viaje sólo para estar con la prima de Julián más que con su propio amigo que, prácticamente, está abrazando la tumba. Por esta misma razón creo que la película se llama Truman, pues el verdadero amigo de Julián es su perro y no Tomás.
10 de noviembre de 2015
10 de noviembre de 2015
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Suele pasar. Es un recurso habitual. La muerte convertida en espectáculo cinematográfico. Es ir sobre seguro. Así te ahorras buscar una historia, tratar de emocionar, el afán de trascender, el drama... Ya lo tienes todo. En eso que pones un cáncer y ya, a dormir la siesta creativa.
Y la opción elegida (casi) siempre es hacia fuera, (casi) nunca hacia dentro. Es decir, se trata de que el hecho de morir invada, contamine como como una radiación nuclear, hasta el último poro de la historia, que nada quede a salvo de esa mancha tan invasiva. Que cada diálogo, mirada o encuentro sea el último y definitivo. Que todo sea una gran despedida, el adiós muchachos cerrado y clamoroso.
Hasta, pongamos, la manera en que apoyas el pie, da igual la causa (picor, resquemor, un callo mal curado, un juanete inopinado), tendrá mensaje, significado, densidad, indicará algo morrocotudo, esencial, alguna opinión sobre el sentido de la vida, el destino de la raza humana o tal vez el guiño amado al conocido, amigo o amante (no importa la variante) tan simpático que seguramente no volverás jamás a ver (es lo que tiene la muerte).
Lo de morirse sin aspavientos, gestos y lágrimas en los ojos no es una posibilidad. Eso, para el otro lado del espejo o para el resto.
Y ahora vayamos con Cesc. Nuestro querido director que, una vez entregada la cuchara y rendido el peaje mortuorio tan convencional y cinéfilo, nos ofrece, todo hay que decirlo, una buena obra de artesanía fina; pulcra, esmerada y cuidada, bien montada y pulida, sin defectos ni aristas; vamos, que da gusto verla y comprarla. Yo me la llevo. Creo que nos la quedamos.
Hay que alabar el cariñoso trabajo, el mimo limpio. Un desempeño honrado.
Y todo aliñado con unos estupendos actores: Darín, como artista valiente, bien, como siempre, sobrado, fácil, presente; Cámara, de generoso contenido, lo mismo, oficio para dar y regalar, precisión indudable, un andar pisando huevos con habilidad, todo el rato; cierra el triángulo la argentina Dolores Fonzi, la mujer, la juventud, la pasión "italiana", la belleza; ese aire fresco y alborotado que rasga suavemente la amistad de esta pareja tan bien llevada y avenida.
Te atrapa la atención, le reconoces sus méritos. Y no es poco.
Ahora bien, ni rastro de emoción, riesgo o un mínimo de originalidad. La sensación de artificio anula cualquier hondura o desgarro; la convención derriba cualquier atisbo de sinceridad compleja o verdad incómoda; la amabilidad de ascensor estalla y te rodea/acorrala amablemente como fórmula preestablecida. En este mundo "Gay" todos son simpáticos, buena gente, inteligentes, comprensivos... Los médicos, estupendos, la ex mujer, encantadora, el hijo, sensible, el perro, hermoso... Un par de apuntes (los "escondidos" y la "xenófoba") ligeramente malévolos no turban apenas este paraíso en el que la muerte, más que un horror tristemente cotidiano e implacable, casi parece un viaje con todos los gastos pagados a vete a saber tú qué parque temático multicultural tan maravilloso o infierno hotelero caribeño, seguro que tan blando y tan blanco como la nieve de Canadá, poco más o menos.
Y la opción elegida (casi) siempre es hacia fuera, (casi) nunca hacia dentro. Es decir, se trata de que el hecho de morir invada, contamine como como una radiación nuclear, hasta el último poro de la historia, que nada quede a salvo de esa mancha tan invasiva. Que cada diálogo, mirada o encuentro sea el último y definitivo. Que todo sea una gran despedida, el adiós muchachos cerrado y clamoroso.
Hasta, pongamos, la manera en que apoyas el pie, da igual la causa (picor, resquemor, un callo mal curado, un juanete inopinado), tendrá mensaje, significado, densidad, indicará algo morrocotudo, esencial, alguna opinión sobre el sentido de la vida, el destino de la raza humana o tal vez el guiño amado al conocido, amigo o amante (no importa la variante) tan simpático que seguramente no volverás jamás a ver (es lo que tiene la muerte).
Lo de morirse sin aspavientos, gestos y lágrimas en los ojos no es una posibilidad. Eso, para el otro lado del espejo o para el resto.
Y ahora vayamos con Cesc. Nuestro querido director que, una vez entregada la cuchara y rendido el peaje mortuorio tan convencional y cinéfilo, nos ofrece, todo hay que decirlo, una buena obra de artesanía fina; pulcra, esmerada y cuidada, bien montada y pulida, sin defectos ni aristas; vamos, que da gusto verla y comprarla. Yo me la llevo. Creo que nos la quedamos.
Hay que alabar el cariñoso trabajo, el mimo limpio. Un desempeño honrado.
Y todo aliñado con unos estupendos actores: Darín, como artista valiente, bien, como siempre, sobrado, fácil, presente; Cámara, de generoso contenido, lo mismo, oficio para dar y regalar, precisión indudable, un andar pisando huevos con habilidad, todo el rato; cierra el triángulo la argentina Dolores Fonzi, la mujer, la juventud, la pasión "italiana", la belleza; ese aire fresco y alborotado que rasga suavemente la amistad de esta pareja tan bien llevada y avenida.
Te atrapa la atención, le reconoces sus méritos. Y no es poco.
Ahora bien, ni rastro de emoción, riesgo o un mínimo de originalidad. La sensación de artificio anula cualquier hondura o desgarro; la convención derriba cualquier atisbo de sinceridad compleja o verdad incómoda; la amabilidad de ascensor estalla y te rodea/acorrala amablemente como fórmula preestablecida. En este mundo "Gay" todos son simpáticos, buena gente, inteligentes, comprensivos... Los médicos, estupendos, la ex mujer, encantadora, el hijo, sensible, el perro, hermoso... Un par de apuntes (los "escondidos" y la "xenófoba") ligeramente malévolos no turban apenas este paraíso en el que la muerte, más que un horror tristemente cotidiano e implacable, casi parece un viaje con todos los gastos pagados a vete a saber tú qué parque temático multicultural tan maravilloso o infierno hotelero caribeño, seguro que tan blando y tan blanco como la nieve de Canadá, poco más o menos.
Cancelar
Limpiar
Aplicar
Filters & Sorts
You can change filter options and sorts from here