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El hombre en el castilloSerie

Serie de TV. Ciencia ficción. Thriller Serie de TV (2015-2019). 4 temporadas. 40 episodios. Adaptación de la novela homónima de Philip K. Dick "El hombre en el castillo". Las fuerzas del Eje (Alemania y Japón) ganaron la II Guerra Mundial y ahora Estados Unidos está dividida en tres partes. Joe Blake, un luchador de la resistencia, parte de la Nueva York alemana con un misterioso cargamento hacia la zona neutral de Colorado. Por su parte, en la San Francisco japonesa, ... [+]
Críticas 59
Críticas ordenadas por utilidad
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10
21 de noviembre de 2018
13 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta serie si estuviera en Netflix o HBO, incluso en algún canal americano, sería la típica serie top que compite con Breaking Bad, Los Soprano, Juego de Tronos, etc, como una de las mejores series de la historia.

Lo tiene todo:
- Es adictiva, hay cuatro o cincos tramas por capítulo con cliff hangers al final de cada capítulo, plots, plots y más plots. La trama te atrapa.
- Intriga y espionaje a raudales.
- Buenas interpretaciones.
- Buena fotografía, ambientación. Está realmente bien hecha, te crees totalmente la distopía que te están contando.
- Buena banda sonora.
- Los personajes están bien construidos y los cabos sueltos acaban siempre bien atados. No hay relleno, y si lo hay luego resulta que no lo es.
- Están bien unidas las tramas de lo que pasa a alto nivel con lo que pasa en la Resistencia. Este punto me parece clave.

Tiene poca difusión porque Amazon Prime es muy minoritario, pero en unos años será una serie de culto.
6
22 de febrero de 2016
12 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
En teoría El hombre en el castillo (The Man in the High Castle) es una serie de ciencia ficción. Digo en teoría porque se basa en un libro homónimo de Philip K. Dick, un autor de ciencia ficción. Así que no es de extrañar que detrás de la serie esté Ridley Scott (como productor ejecutivo).


A priori podría entrar dentro del subgénero de las distopias, pero no describe un mundo completamente opuesto a lo ideal (sociedades agobiantes, represoras, escenarios catastróficos, postapocalípticos,...) que en un futuro distante, o no tanto.


En lugar de eso, la historia no se desarrolla en el futuro, sino en el presente (o al menos en el presente de cuando el autor la escribió, a principios de los años 60), pero en un presente alternatico. El hombre en el castillo (The Man in the High Castle) es un perfecto ejemplo de ucronia, y –aunque no fue la primera- si que estableció las bases y redefinió un poco “las reglas” del subgénero.



El punto de partida de El hombre en el Castillo es fácil de contar: el 8 de mayode 1945 la Alemania nazi fue derrotada, y unos meses después, le siguió el imperio japonés.



Pero ¿qué hubiera pasado si hubiese sido al revés? ¿Qué pasaría si los nazis y los japoneses hubiesen ganado y los aliados hubiesen sido derrotados?

La serie se desarrolla en los Estados Unidos, en el año 1962, pero en lugar de estar gobernados por Kennedy y de estar involucrados en plena guerra fría con los soviéticos, el país está dividido entre los vencedores: todo el centro y el este forma parte del Gran Reich Nazi, y está sometido (como medio mundo) a la Alemania vencedora.


La costa oeste forman los Estados Japoneses del Pacífico, y están gobernados por el imperio Japonés vencedor.


Y entre los dos, existe un territorio neutral, nominalmente no dependiente de ninguno de los dos, y que se extiendo a lo largo de la franja que ocuparían las montañas rocosas: es una especie de territorio cuasi sin ley, donde tanto los japoneses como los alemanes procuran no intervenir, entre otras cosas para guardar las distancias entre ambos y no crear fricciones entre los dos imperios vencedores.

En este mundo, el Gran Reich Nazi ha adelantado y superado con creces a los japoneses: han esclavizado a la población africana, han exterminado a los rusos y demás pueblos eslavos (por supuesto también a judíos, enfermos, y demás población inferior), tienen una economía mucho más pujante que sus antiguos aliados y han desarrollado una tecnología muy superior a la japonesa (cohetes supersónicos que permiten cruzar el atlántico en cuestión de pocas horas, y están a punto de culminar el desarrollo del llamado dispositivo Heisenberg, el arma definitiva ¿una bomba atómica?)

Como reflejo de la hostoria real de principios de los 60 en la que los antiguos aliados (americanos y soviéticos) ahora son enemigos que desconfian mutuamente el uno del otro y están enfrentados en una tensa guerra fría que amenaza con convertirse en una tercera guerra mundial, en la historia alternativa los nazis y los japoneses se miran con desconfianza, miden sus fuerzas, y todo el mundo teme que tras la muerte del enfermo führer la situación se desequilibre y el –muy superior- Reich se lance abiertamente contra el japón imperial.


La ambientación de la serie es –intencionadamente creo- sombría, la fotografía es oscura, en tonos grisaceos y pardos: casi no hay colorido. Además, lejos de reflejar el sueño americano de principios de los 60 (coches grandes y veloces, jóvenes divirtiéndose, rock ‘n’ roll,...) los personajes malviven en semisótanos mal iluminados, trabajan en fábricas que aparentan ser todo menos modernas, etc... Esto puede que sea un acierto pero le da un aire sombrío y una ambientación un poco sordida.



Soy un gran aficionado a la ciencia ficción, y me gusta bastante Philip K. Dick. Sin embargo esta –pese a ser probablemente su obra más alabada por la crítica- no es de mis preferidas. Y probablemente no lo sea precismente por que es una de sus novelas que más se aleja de la ciencia ficción. Y la serie refleja también esto. En realidad la serie tiene más de thriller de espías que de ciencia ficción. Lo cual, per se, tampoco es que sea algo malo.



Como adaptación es relativamente fiel. Las diferencias entre la serie y la novela son más bien de índole menor: en la novela Hitler hace mucho que murió y el enfermo führer que ahora gobierna (y cuya muerte todo el mundo anticipa) es su sucesor Martin Bormann. En la novela, Juliana es la exmujer de Frink –y no su novia-, que vive en la zona neutral y con la que éste espera reconciliarse. En la novela “La langosta se ha posado” no son películas de noticiario, sino una novela escrita por un misterioso Hawthorne Abendsen, el “hombre en el castillo”, y cosas de ese estilo.


Sin embargo el hecho de alargar la trama a una serie de varias temporadas no creo que le beneficie, sobre todo teniendo en cuenta que ya la novela original no es la típica historia con un desenlace cerrado (otra de las cosas que hacen que el libro no se encuentre entre mis favoritos). Terminada la primera temporada (de 10 episodios) mucho me temo que ambas irán divergiendo cada vez mas.


Eso si, hay que reconocerle el cliffhanger con el que acaba la primera temporada está muy logrado para mantener el interés hasta que llegue la segunda.

Quizás más interesante que la trama de las películas sea el trasfondo de la historia alternativa.

Más en: http://el-pobre-cito-hablador.blogspot.com.es/2016/02/the-man-in-high-castle-y-si-los-nazis.html#more
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
En el este dominan los nazis, que persiguen sin piedad a los escasos miembros de la resistencia.


El principal personaje en esta zona es el Obergruppenführer John Smith, pero también está Joe Blake, un nuevo miebro de la resistencia que se embarca en una misión para cruzar el país –simulando ser un camionero- hasta la zona neutral y entregar allí un misterioso objeto.


Una de las tramas de la serie versa sobre si Blake es realmente un miembro de la resistencia o un agente infiltrado de los nazis, o incluso un agente doble que esté haciendo creer a los nazis que trabaja para ellos cuando realmente lo hace para la resistencia.


Sin embargo, la serie se desarrolla mayoritariamente en los estados japoneses, en San Francisco. Allí los japoneses gobiernan y ocupan todos los puestos de responsabilidad.


Uno de los personajes principales es el señor Tagomi, un alto funcionario del gobierno japonés, una especie de ministro de comercio. Tagomi está obsesionado con el I Ching, el Libro de los Cambios, al que consulta como oráculo cuando va a tomar decisiones importantes: mediante la división más o menos aleatorias de unas varillas, unas ramitas va obteniendo unos números que le valen para seleccionar uno de los 64 ideogramas o caracteres.

Cada ideograma tiene un significado, ambiguo, muy abierto e interpretable, que él usa como respuesta a sus preguntas y como guía a la hora de tomar una decisión.


Por otro lado, existe una desmedida afición de los ocupantes al arte popular americano anterior a la guerra.


Mientras que el arte actual se considera degenerado, todo lo anterior a la guerra es objeto de coleccionismo por los japoneses: puede ser desde piezas de artesanía de los indios nativos, o armas de la guerra civil americana, hasta cosas mucho más prosaicas como tebeos, cromos de baseball o etiquetas de refrescos.


Esto ocasiona que haya un lucrativo mercado de venta de estas antigüedades (Robert Childan, otro de los personajes, regenta una de estas tiendas) y por supuesto de falsificaciones: Frank Frink, uno de los protagonistas que trata de ocultar su ascendencia judía, es un artesano que trabaja falsificando estos objetos.



La protagonista femenina, Juliana Crain, es la novia de Frank, y la historia comienza cuando toma el lugar de su hermana –miembro de la resistencia- en una misión que implica llevar un extraño objeto a la zona neutral, donde deberá contactar con alguien desconocido y entregárselo.


Y esta es la excusa argumental de la serie: estos misteriosos objetos que no son sino unas bobinas de película.


La resistencia está reuniendo una serie de películas etiquetadas “La langosta se ha posado” cuyo título es una referencia bíblica al libro del Eclesiastes (“la langosta es una pesada carga” que se nom estoy seguro de que se entienda mejor en el original: The Grasshopper Lies Heavily: algo así como el saltamontes yace pesadamente.


Formalmente no más son películas mudas, en blanco y negro, noticiarios cinematográficos, pero lo que parecen mostrar es un mundo alternativo: un mundo en el que los rusos, los americanos y los ingleses ganaron la guerra. Un mundo en el que los nazis y los japoneses fueron derrotados. Uno de los temas típicos de Philip K. Dick, el autor de la novela en la que se basa: ¿cómo de real es la realidad? ¿cuál es de verdad la realidad y cuál no es sino una ilusión?



En teoría las películas proceden del “hombre en el castillo” del título, un misterioso y casi legendario personaje que vive aislado en una especie de fortaleza en algún lugar de la zona neutral.



Y las películas –por supuesto prohibidas tanto en la zona nazi como en la zona japonesa- son ansidas tanto por la resistencia como por el führer, un anciano Adolf Hitler obsesionado con ellas.
3
23 de mayo de 2019
12 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Al leer de qué iba la serie me entusiasmé bastante con verla, ya que es como contar una fantasía que pudo haber ocurrido.
Peo al ver la primera temporada entera no me agradó tanto, los personajes no me llegaban, el argumento no se desarrollaba, todo muy lento y casi especulativo.
Quizás debiera antes leerme el libro o darle otra oportunidad más adelante pero mi primera impresión es de que es floja.
7
15 de marzo de 2016
11 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Inspirada en la homónima novela del grandísimo P. K. Dick, “The man in the High Castle” nos plantea un mundo ucrónico donde el vencedor de la Segunda Guerra Mundial no es el bloque de los aliados sino el del Reich alemán apoyado por el Imperio japones. Este es el escenario que nos encontramos cuando realizamos el primer visionado de esta producción. La ambientación, no puede ser mejor, de esta manera, somos partícipes de los mecanismos propios de estados totalitarios que a través de la coacción, la tortura, las purgas (incluso se respira el aire antisemita propio del nazismo), etc.
Dentro de este escenario, décadas después del día de la victoria alemana (ya no se celebra el 20-N), se nos presenta una situación política exterior basada en un status quo entre el bando alemán y el japonés que se respetan en apariencia pero que, por dentro, se respira una paz tensa que precederá a una guerra que en esta primera temporada aún no estalla debido a acciones individuales de algunos personajes. Sin embargo, gran parte de los altos mandos alemanes quieren hacer estallar esta guerra y asegurarse un cargo de honor ante una próxima desaparición de A. Hitler, gravemente enfermo.
Así es la situación geopolítica que se respira en la serie. Sin embargo, el principal argumento, radica en la existencia de un hombre desconocido (The man in the High Castle) que, en algún punto desconocido de los desaparecidos EEUU, suministra una serie de películas a la resistencia yankee. Dichas películas, y ahí va la carga “dickiana”, consisten en presentar una realidad paralela (¿la nuestra?) y jugar así, como hace el literato en sus novelas, con los límites de la realidad y la fantasía, ¿qué es real? ¿qué es fantasía? ¿vivimos en la realidad correcta? ¿existe otra dimensión paralela donde los nazis vencieron la guerra? Todo pertenece al enorme universo de P. K. Dick que creía que el mismo tenía dos identidades, la suya propia y otra de un cristiano perseguido por Nerón cuando dormía. Fuera de la anécdota, estoy presentando uno de los tópicos literarios más afamados de este escritor (dicho tema también se explora en “Así fluyan las lágrimas dijo el policía” y en otras muchas obras suyas) y que se recoge con gran acierto y que será uno de los temas que domine la serie en un futuro.
En definitiva, es una serie que he visto a lo largo de los últimos días y de la cual me llevo una grata sorpresa. Además, cae en lo que para mi es una ventaja, no se deja llevar por maniqueismos, nos muestra el lado más brutal de los nazis, japos y de la resistencia, al mismo tiempo que nos muestra sus aspectos más humanos. De esta forma, tenemos personajes bastante bien trazados y desarrollados aún para ser la primera temporada de esta producción y obviando ciertas simplificaciones, la serie hace gala de un notorio mérito argumental, dosificando con suma eficacia los picos de tensión y logrando con ello inducir en el espectador una desazón creciente que alcanza cotas rayanas en lo insoportable —a la par que memorable— durante un “final de temporada” que nos deja perplejos y atónitos. Todo viene envuelto, además, en un primoroso diseño de producción en el que se ve la mano sabia de un Ridley Scott, aquí productor ejecutivo, con experiencia sobradamente contrastada en estas lides.


Más info en mi blog: http://zozocracia.blogspot.com.es/2016/03/the-man-in-high-castle-2015-que-pasaria.html
8
8 de noviembre de 2016
11 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
La obra del maestro Philip K. Dick es apasionante, compleja y deudora directa de los mayores genios del género de la ciencia ficción: Wells, Asimov, Arthur C. Clark, Bradbury, Bioy Casares y Borges. Un tipo sagaz, irónico y sutil. Evidentemente, PKD, se consagró con un libro que le marcó el devenir del resto de su ingente obra: The Man in the High Castle, que en su momento, se alzó con el premio Hugo (elmayor galardón del a Sci-fi de los EE.UU). Bueno, pues, como diría el más pintao; cosas de la vida —que suelen ocurrir— para bien o para mal. La cuestión es que el interesantísimo libro de TMITH ha sido llevado a la gran pantalla. ¿Por qué no aprovechar esta fascinante obra para que el gigante de Seattle haya decidido llevar TMITHC al cable del streaming? Y lo más curioso, ha sido el público —que compra en Amazon— quien ha dado su visto bueno a esta magnífica propuesta televisiva. Bien, para aquellos más neófitos con el género o la obra de Philip K. Dick, se harán la siguiente pregunta: ¿De qué va esta historia? Nos encontramos en un mundo muy diferente al que conocemos, actualmente. Estamos en 1962 y la Alemania Nazi de Hitler ha ganado la guerra con el reino de Japón. En 1947, se toma la decisión de dividir los Estados Unidos de América. New York tiene un gobierno alemán y San Francisco otro japonés. Únicamente los estados paralelos a las Montañas Rocosas forman una zona neutral, entre las dos superpotencias reinantes, en el planeta tierra. Los Nazis ya estaban en la luna y Marte. Toda la tecnología es mucho más avanzada de lo que era, en la realidad alternativa, de aquel momento. Un joven llamado Luke Kleintank se ofrece a la resistencia en una fábrica metalúrgica —cuyo gerente— es uno de los cabecillas del movimiento opositor a los opresores nazis. Aquí comienza una historia fascinante de 60 minutos, donde Luke Kleintank (Joe Blake, CSI. Miami, Bones y Person of Interest) conducirá un camión repleto de máquinas de café hacia la zona neutral. Ahora, habría que decir aquella frase de culto del sarcástico PKD, ¿Saben cuál es la verdadera base del poder político? No las armas ni las tropas, sino la habilidad de hacer que los demás hagan lo que uno desea que hagan. Amazon ha metido un gol por escuadra —de esos, que últimamente no se brinda, a bordar— el portugués cebado de botas de oro. Cuando todo este asunto pendía de un hilo —ya que toda negociación es dinero y el dinero es política, así como ésta; es dialéctica— ya que todo se daba por hecho con la BBC que la convertiría en una miniserie. Nuevamente otro ¿Por qué? Muy fácil; porque el nombre de Sir Ridley Scott y su productora Scott Free es dueña de cientos de libros memorables, y, muchos de ellos innumerables bestsellers.En un principio, el balón lo tenía SyFy, con Frank Spotnitz (uno de los grandes escritores de guiones de Sci-fi, ya lo demostró en expediente-X) con la condición de que el productor fuera Sir Ridley. Al final, los dineros ordenan y la todopoderosa Amazon está haciendo las cosas muy bien. Transparent, Bosch, Hand of Good, Mozart in The Jungle y esperando a Woody Allen. La cuestión que tenemos una primera temporada de 10 episodios. Empero ataron los últimos cabos y se rodó el episodio piloto. La dirección artística es original, muy auténtica, claro está que, habrá quien pueda discrepar y la verá un tanto extraña. Pues, la magia del libro pesa mucho sobre el cuerpo audiovisual. Al igual que Blade Runner, Total Recall o Paycheck, y otras pelis inspiradas en relatos o historias, del genio de Illinois acaban por tener una factura maravillosa. El alma de Dick está en la historia y las imágenes. Observamos un mundo totalitario hecho pedazos. La atmosfera es asfixiante y opresiva. Algunos de los protagonista/antagonistas del libro original han sido eliminados y modificados ad libitum. La protagonista/heroína de la historia es Juliana Crain (Alexa Davalos, Furia de titanes, Mob City o las crónicas de Riddick), una joven que estudia Aikido en San Francisco. Su hermana queda una noche con ella y le enseña un misterioso carrete de película. Inmediatamente, su hermana es ejecutada por los soldados japoneses que le iban persiguiendo. Evidentemente, la hermana de Juliana estaba involucrada en la resistencia y el carrete contiene una película —que tiene unas imágenes— importantísimas para ellos. Decidida en tomar parte por la causa y que el sacrificio de su hermana no sea en balde. Juliana Crain le dice a su novio Frank Frink (Rupert Evans, Ágora, The Village y Hellboy) que le ha pasado y lo que tiene entre manos. Se dirigirá a la Zona Neutral de Colorado para entregar el misterioso paquete. Una gran cantidad del libro de Dick, curiosamente, se trata de la antigua empresa subterránea que falsifica piezas Made in USA 100% (desde pistolas de la Guerra civil a relojes de Mickey Mouse) a fin de venderlos a coleccionistas japoneses hambrientos de la cultura tradicional norteamericana. Uno de los personajes —que está fantástico— es el del malvado Obergruppenführer, John Smith (Rufus Seyer, un general de la SS) que se dedica a espiar y hostigar a la resistencia americana.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
La película, hecha por una cifra misteriosa conocida, como el Hombre en el castillo High, representa un mundo donde eran los aliados los ganadores de esta contienda, que acabó con el III Reich y el Japón Imperial. Es una de las típicas vanidades de PKD: Dentro de un trabajo de la historia alterna, la propia historia se hace la ficción. Un episodio que desprende magnetismo, en su más irresistible tensión, el affaire de las relaciones políticas, entre Alemania y Japón pasa un momento tenso y receloso. La única cosa, mucho peor, que la ocupación, se hace el campo de batalla para inquilinos rivales; que considerablemente levanta, las ya mas que, enervadas por el propio devenir de la historia. Mientras que el cineasta James Hawkinson (uno de los directores de Hannibal, en NBC) da todo un recital de dirección. A pesar de algunas limitaciones, muy obvias, con el presupuesto. No hace mella en el resultado final. En otras palabras, la falsa novela en una novela es realmente realidad. En la serie de televisión se reemplaza por detalles puntuales, que acaban por deformar, y también, por generar mayor adicción al producto de Spotnitz. Ese juego, entre el espionaje y quién es quién, con el carrete de película que Juliana parece darle una imagen de contrabandista (y así, resulta que Joe no es ese chico tan valiente y honesto que creemos ver). En el fondo es un pequeño bucle de metraje de una vieja película, de la actualidad, más reciente, donde se muestra a los norteamericanos ganar la guerra. Aunque este MacGuffin sirve más o menos el mismo propósito (y de una manera mucho más visual), la serie de televisión todavía no tiene el mismo ambiente existencial que la novela de papel. ¿Pero qué libro o novela llevada a la gran pantalla no lo pierde o lo gana? También, observamos una maniobra no muy limpia por parte de Joe Blake, a través de una importante llamada telefónica. De momento el capítulo piloto de 1 hora exacta se ha hecho un trabajo impresionante de la construcción del mundo Philipkadiano. Seguir leyendo https://200mghercianos.wordpress.com/2015/11/04/the-man-in-the-high-castle-2015/
Jon Alonso
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