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Top Gun: Maverick

Acción. Drama Después de más de treinta años de servicio como uno de los mejores aviadores de la Armada, Pete "Mavericks" Mitchel (Tom Cruise) se encuentra donde siempre quiso estar: superando los límites como un valiente piloto de pruebas y esquivando el ascenso de rango, que no le dejaría volar emplazándolo en tierra. Cuando es destinado a la academia de Top Gun con el objetivo de entrenar a los pilotos de élite para realizar una peligrosa misión ... [+]
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Críticas 211
Críticas ordenadas por utilidad
5 de junio de 2022
2 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película muy entretenida, con tomas, secuencias y efectos sonoros que cortan el aliento. Eso es todo.

Personajes planos, actuaciones en el límite de lo aceptable, gafas Ray-Ban por doquier, una historia tan genérica y trillada que resulta desconcertante. Una misión de Call of Duty tiene más profundidad y se explica con mejores detalles que en la película que nos ocupa. No sé si sea cobardía o por la coyuntura actual, pero aunque sea uno espera el contexto de la misión, nombres propios del "enemigo" y modelos de avión a enfrentar así sean ficticios para sumergirnos en el cuento y apoyar a nuestros "héroes", pero no es posible, ni siquiera esa información se nos da. Es tan superficial el tema que uno se impresiona con algunas escenas pero no hace match con la historia (tal vez porque no existe).

Se reconoce la buena vibra y talento de Tom Cruise que a pesar de los años se mantiene muy vigente, la magnífica edición y secuencias de vuelo. De pronto también la aparición de Val Kilmer. Jennifer Connelly solo tuvo que sonreír durante toda la película así que hay poco qué analizar por el lado de ella. No conviene tampoco analizar todos los clichés que adornan la película o si no la nota sería mucho menor.

Cumple su propósito, evadirnos del mundo real por 2 horas. De resto, innecesaria en cierto modo y considero que la nota actual es bastante inflada con respecto a la calidad global del filme.
SamuelBG
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15 de septiembre de 2022
1 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sinceramente, tenía pocas esperanzas puestas en esta película, los fantasmas del NWO, de lo políticamente correcto y de la falta de ideas estaban presentes, pero de repente me encuentro con una vuelta al cine de entretenimiento, del clásico de una vuelta al cine de los 80, con buenos actores, buenas interpretaciones.
Entretenimiento puro, acción, escenas trepidantes.
Tiene perdón el que el enemigo sea definido como "rebeldes", teniendo en cuenta la que está cayendo con Rusia y con los conflictos con otras naciones como China o países árabes.
La parte final es muy emocionante y te mantiene pegado a la silla sin mover un músculo.
Muy grande la aparición de ED Harris, aunque breve.
Se puede hacer buen cine, hay esperanza.
Un remake de "Objetivo: Birmania", Errol Flynn estaría de lujo.
Manfred
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7 de junio de 2022
6 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es sorprendente la nota media de esta película, sin argumento ni guion ni sorpresa alguna según avanza. Por eso la califico de pasable, ya que poco o ningún interés tiene.
Eso sí, Tom Cruise llena la pantalla. Jennifer, su partenaire femenino, es un mero adorno para que el puzzle disponga de todos los elementos, diversidad de razas (¿se puede decir así?), sexos... pero ninguna pulsión sexual, ni siquiera entre los pilotos.
Chapeau a Val Kilmer, el más creíble con su mirada de quien ya está de vuelta de trompos y picados de cualquier clase. Cómo me gustaba ese actor en Willow, Corazón trueno...
Dichos todos los tópicos que una peli de estas características suele contener, la pelicula no es aburrida gracias a las escenas de vuelo. Ya se sabe lo que va a pasar, incluso tiene menos tensión dramática que la primera. El machirulo de Cruise acaba imponiéndose con honestidad y carisma, y el listillo de la clase acepta su rol secundario con deportividad.
Los jefes son los últimos en enterarse de qué va el juego, lo que tampoco sorprende, y Ed Harris vaga como un astronauta por el espacio. Pero ¿es que hay un ejército así de ácrata y no nos hemos enterado?
Licencias poéticas como ese enemigo invisible al que se le destruye haciendo explotar una cajita y ¡alehop! está salvado el mundo... occidental por supuesto, y occidental quiere decir norteamericano de USA.
Aun con todo me gustó ver a Maverick surcar los cielos.
Y que haga pelis para la gran pantalla.
Me apunto a su causa de El cine en el cine. En eso es un héroe. Quizá el último.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Lis
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20 de mayo de 2022
18 de 48 usuarios han encontrado esta crítica útil
Top Gun (1986), de Tony Scott, como su continuación, Top Gun: Maverick (2022), de Joseph Kosinski, son más interesantes como fenómenos que como películas en sí. La obra de Scott, o la producción de Jerry Bruckheimer y John Simpson, fue un gran éxito que caló en el imaginario colectivo, y se convirtió en película fetiche, compuesta por pedazos de fetiches: fotogenia actoral, vestuario, erótica anatómica conjugada con la erótica de la mecánica, enmarcada en la fotogenia de unas imágenes asépticamente coloridas (con el naranja solar como emblema) de cariz publicitario, como si los planos o las secuencias fueran una sucesión de spots ( y las interpretaciones, en particular de los jóvenes, una pasarela de poses). Bruckheimer-Simpson, Cruise y Scott, dado el impacto y el éxito, repitieron la jugada en Días de trueno (1990), en donde simplemente sustituyeron aviones por coches de carreras ( y los rostros secundarios que acompañaban a Cruise): la velocidad, el dominio (y superación de los límites) se convertían de nuevo en fundamentales componentes: emblema de la virilidad más básica y primitiva y de una actitud empresarial y económica, del capitalismo corporativo, que basa su sistema en competitividad y eficiencia (y la embriaguez del éxito: la ley del beneficio o la aspiración a alcanzar la primera posición, la posición privilegiada en la jerárquica pirámide social), que se afianzó en esa década.

En Top Gun: Maverick, obra de Kosinski, o producción de Bruckheimer y Cruise no faltan planos fotogénicos, como algún que otro plano anaranjado (con cuerpos con espléndidos abdominales), sigue primando la fetichización de cuerpo máquina y de la máquina en sí o de su conjugación (con avión, moto o un porche), o de imágenes icónicas, como el mismo Cruise, su chaquetilla y su moto (es una obra de repertorio), y abundancia de rostros y figuras fotogénicas (con cincuentones, como Cruise o Jennifer Connelly, delgados o fibrosos, con apariencia de veinteañeros con algunas arrugas; por lo que ya no tendría cabida alguien como Kelly McGillis: más allá de su retiro del cine, ha engordado considerablemente, y, como ella reconoce, parece la edad que tiene; hubiera sido una interesante interferencia en una película definida por su carácter prefabricado y protésico). Aún así, Top Gun: Maverick resulta más interesante y efectiva (aunque tampoco era muy difícil) que la obra de Scott. Y, aunque no esté a su altura, coherente con el hecho de que la mayor parte de las últimas producciones de Cruise se han distinguido por su calidad, en especial las tres excelentes últimas producciones de Misión imposible, pero también Jack Reacher (2012), de Christopher McQuarrie, Al filo del mañana (2014) y Barry Seal. El traficante (2017), ambas de Doug Liman. La excepción sería La momia (2017), de Alex Kurtzman, con diferencia la más floja. Top gun Maverick se podría equiparar, en resultado, a la aceptable Jack Reacher: Nunca vuelvas atrás (2016), de Edward Zwick, con incrustaciones visuales reminiscentes de Top Gun, con respecto a la cual Top Gun: Maverick dispone de algo más de sustancia dramática, aun liviana, con un cierto conflicto, la tirantez existente entre Maverick (Tom Cruise) y Rooster (Miles Teller), el hijo de quien fuera su mejor amigo, Goose (Anthony Andrews), no porque le responsabilice de la muerte de su padre sino porque piensa que ha interferido en su progresión como piloto. Así como resulta interesante la caracterización de Maverick como alguien que ha quedado en la periferia del sistema militar, sin aspiraciones de ascensos, y más interesado en superar los límites de resistencia o de superación de límites de los aviones. Como su Ethan Hunt, un personaje entremedias, institucional y outsider en un mismo cuerpo. Aunque sea requerido como instructor de unos jóvenes pilotos que deberán realizar una peligrosa misión, un bombardeo en una localización muy vigilada, de muy difícil acceso en territorio escarpado y sinuoso, que recuerda al que debían realizar en Escuadrón 633 (1964), de Walter Grauman, Maverick representa la actitud opuesta a quien encarna al mismo sistema, el hombre de mente cuadriculada que no tiende a los riesgos, sino a la cautela, el vice almirante Simpson (Jon Hamm). Maverick consigue el puesto gracias, meramente, al apoyo de quien fuera en principio rival, en Top Gun, pero que se afianzaría como amigo, Iceman (Val Kilmer), quien sí ocupa un alto cargo militar y que, por añadidura, representa el deterioro del cuerpo y de la edad, por su enfermedad. Maverick, como ejemplifica el mismo Cruise, es el cuerpo que se resiste a sufrir el deterioro y quiere mantener la ilusión de juventud o potencia y pericia sobresaliente. Por eso, en sus últimas obras él mismo protagoniza situaciones extremas o peligrosas, en vez de recurrir al especialista correspondiente.

Esa compulsión por traspasar límites conecta con la condición de fenómeno de Top Gun: Maverick, más allá de su condición de fetiche nostálgico: La experiencia para el espectador, relacionada con la atracción de feria, de sentirse parte de la (extrema) experiencia sensorial, como el hecho de pilotar un avión de combate, y además en el territorio más adverso, como un estrecho desfiladero en el que hay que zigzaguear a la más alta velocidad, ya que se dispone de un tiempo limitado para cumplimentar un pasaje; es otro nivel perceptivo con respecto a los niveles de un video juego, con el que recuperar aquella primera sensación asombrada de los primeros espectadores de La llegada del tren a la ciudad (1895), de los Hermanos Lumiere, que sintieron, o temieron, que el tren de la pantalla pudiera atravesarla y arrollarles: responde a la necesidad básica de sentirse parte de la película (aún hay espectadores que sienten que lo que ocurre en la pantalla ocurre de verdad, como que los actores son los personajes).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
cinedesolaris
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13 de junio de 2022
19 de 51 usuarios han encontrado esta crítica útil
La única película disponible a las cuatro de la tarde en Madrid en VOS en plena ola de calor era esta y decidimos probar ante los buenos comentarios en FilmAffinity. Nos resultó una película muy flojita en su guión, a pesar de que intervinieron al menos tres guionistas, no se merece desde luego la puntuación exagerada de 7,5.
Por momentos parecía una película para estudiantes de ingeniería aeronáutica: Mach 9, aceleraciones de 8 veces la gravedad, saca los flops, hipersonicidad, calentamientos fuselaje, etc. Tanto chaval rubio con pechos de hojalata y la fantasiosa insubordinación más anarquista ante los mandos manejando aviones de millones de dólares.
Si el ejército de USA tiene tal grado de indisciplina como muestra la película, pues apaga y vámonos. La extraña ubicación del silo de armas nucleares sin una carretera de acceso. Todo muy poco creíble y carente de rigor. En manos del director Michael Bay hubiera sido un producto bastante más sólido.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
GerardoBici
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