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1945

Drama Un sofocante día de agosto de 1945, recién acabada la guerra en Europa, los habitantes de un pueblo se preparan para la boda del hijo de un funcionario del ayuntamiento. Mientras, dos judíos ortodoxos llegan a la estación de tren portando dos misteriosas cajas. El funcionario teme que los hombres sean hijos de los judíos que fueron deportados, que vienen a reclamar las propiedades que ahora tienen ellos de manera ilegal, perdidas por ... [+]
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Críticas 25
Críticas ordenadas por utilidad
24 de marzo de 2018
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Decir, en primer lugar, que nos encontramos ante un muy buen western nordeuropeo, dirigido por el húngaro Ferenc Török, con un diseño que recuerda al cine de los 50′ y que nos narra una historia relacionada determinadas vivencias de un pueblo insignificante, perdido en el campo, apartado, en el que raramente para el tren y que tiene, colectivamente, demasiado que callar en cuanto a su reciente pasado.

No han faltado críticos que ven en el film bastantes semejanzas con Sólo ante el peligro [Fred Zinnemann, 1952], Trenes rigurosamente vigilados [Jirí Menzel, 1966], Sátántangó [Béla Tarr, 1994], La cinta blanca [Michael Haneke. 2009], Ida [Pawel Pawlikowski, 2013] o en Tres anuncios en las afueras [Martin McDonagh, 2017] pero, en mi opinión, su verdadera cercanía se halla en Conspiración de silencio [John Sturges, 1955]: de ese forastero inesperado que llega en tren a una localidad aislada, endogámica, que guarda una complicidad grupal sobre un sucedido muy obscuro.

La historia de ‘1945‘ se basa en un relato corto de Gábor T. Szántó, que publicó en su obra ‘Lágermikulás‘ (2004). El gran guión ha sido co-elaborado por el propio Szántó, Ferenc Török y Krisztina Esztergályos. Plagado de estruendosos silencios, árido, hipnótico, bestial, conmovedor, nos pasea por la soterrada ruina social que supone la convivencia con una culpa colectiva, sobre todo en un entorno rural, primario y autárquico. Resumiendo en 90 minutos un episodio de poco más de tres horas.

Con un gran montaje y un ritmo lento y constante, el director dibuja con esmero y la dureza del blanco y negro, los perfiles de un sinfín de personajes, el pueblo, que mantiene sus protocolos de convivencia simulando que han olvidado unos bestiales hechos, de hace prácticamente nada, porque la vida sigue y su conciencia de culpa es sobrellevada primando el egoísmo, los intereses colectivos, la avaricia. Hasta que llegan los de fuera con su silencio, también el silencio, y ya nada vuelve a ser lo mismo.

La maravillosa fotografía monocromática de Elemér Ragályi, con alto contraste de seca luz, llena la villa de pobladores en blanco y negro, capta la progresiva tensión ambiental, con primeros planos que llegan al fondo de temerosos rostros inundados de sudor que subrayan con la mirada la inquietud de quien se sabe cogido en falta.

Gran interpretación coral, plena de naturalismo primario y de proyección de todo lo tenebroso que supone la vida en una comunidad rural marcada por la tragedia. Con una cómplice banda sonora de Tibor Szemzö, que acompaña la magnitud del drama más con sonidos, percusión, los caballos, la boda, el tren, la taberna, que con música.

Y, desde luego, hay que verla en versión original subtitulada.

Todo un western nordeuropeo, como retrato de una colectiva conciencia de culpa [7 sobre 10]

El quicio de la mancebía [EQM]
https://elquiciodelamancebia.wordpress.com/2018/03/24/1945-hungria-2017-de-ferenc-torok/
elquicio
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12 de enero de 2019
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta película ha sido calificada con gran acierto como hipnótica. Desde su comienzo hasta el final me sentí atrapada por la tensión que genera la incógnita sobre cómo van a reaccionar los pobladores de una aldea, ante la llegada de dos judíos sobrevivientes del Holocausto, cuyos familiares fueron denunciados a los nazis por varios de los aldeanos, y luego de su envío a campos de concentración, despojados de sus pertenencias. Impresiona la falta de arrepentimiento de los delatores, la complicidad entre los distintos miembros de la comunidad y la persistencia de la codicia que los llevó a la apropiación de los bienes de quienes mandaron a morir. Sólo hay dos excepciones al mísero comportamiento de la mayoría el pueblo: uno de los aldeanos que por culpa o por miedo se siente aterrado, y una mujer que no comparte la conmoción del pueblo porque su conciencia está tranquila al haber resguardado los bienes de una de las familias delatadas, tal como se lo pidieron antes de ser llevados por los nazis. En tanto la aldea está inmersa en un caos, resalta la dignidad y la resolución de los judíos para cumplir conel objetivo de su visita al pueblo.
El desenlace no es previsible, ¿qué podría esperarse de una marcha de los más exaltados portando horquillas y palos hacia el lugar de destino de los recién llegados?,¿cuál era el propósito de su regreso a la aldea?. Mantengo las incógnitas para no caer en el spoiler.
Toda esta historia narrada mediante una magnífica ambientación de exteriores e interiores (las viviendas, la indumentaria, la vajilla, la ropa blanca, el mobiliario), escenas plenas de magnetismo, buenas actuaciones y bellísmas imágenes en blanco y negro, varias con un simbolismo conmovedor como las nubes de humo del final, conforman esta realización que considero una perla del cine húngaro.
Dora
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26 de agosto de 2019
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
La acción se sitúa en los tiempos que siguieron a la segunda guerra mundial en la Hungría con la recién estrenada "democracia" socialista, naturalmente tutelada por los rusos. La realización es tan intachable, con su impactante fotografía en blanco y negro, que parece hecha en los años en que transcurre la trama. Es muy interesante el desarrollo basado en los dos judíos denunciados y deportados que regresan sin saber por qué, creando inquietudes y desencadenando imprevistos eventos, lo cual pone de manifiesto los remordimientos de las viejas y jóvenes generaciones, con la excepción de los cínicos sin alma, encarnados por los caciques colaboracionistas, que se adjudicaron los bienes confiscados, Ello no es obstáculo para que las víctimas, con espíritu conciliador, perdonen a los verdugos que no se perdonan a sí mismos. Lo único que no está acorde con los escenarios es la música, como de thriller de terror, No casa bien con la imagen y llega a resultar molesta.
JOSEMIDIAM
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20 de marzo de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
La estructura de "1945" se asemeja a la del western clásico. Dos hombres llegan en un tren a un pueblo, debido a esa llegada se desencadenan una serie de acontecimientos y finalmente los dos hombres se vuelven a marchar del pueblo en un tren. Por su temática también me recordó a "Conspiración de silencio", de John Sturges. En ella Spencer Tracy (que, por cierto, también viajaba en un tren) llegaba a un pueblo perdido del oeste y provocaba el recelo, la violencia y la mala conciencia de sus habitantes, los cuales habían asesinado a un japonés al que el protagonista iba a visitar.

Ese componente de culpa y de recelo hacia el que es de diferente raza también está presente en la película de Ferenc Török. En este caso son dos hombres de raza judía los que llegan con dos extrañas cajas a un pueblo húngaro. Su sola presencia despertará a los fantasmas del pasado en forma de mala conciencia.

Y es que lo que sucedió en Hungría durante el dominio nazi, fue lo mismo que pasó en buena parte de Europa. Ciudadanos de a pie delataron, quien sabe si por miedo, por racismo o por codicia (o por una mezcla de todas esas cosas a la vez), a sus propios vecinos y no contentos con esto se apropiaron de sus bienes materiales. La mala conciencia de sus actos sale a la luz con la irrupción de estos enigmáticos personajes, los cuales sin reprochar ni pedir nada provocarán, con su simple presencia, una gran conmoción en los habitantes del pueblo.

Como debe en la cuenta del autor, quizás habría que reprocharle cierta morosidad narrativa en la primera hora de película, además de ciertas tramas secundarias que podrían haber sido obviadas. Independientemente de todo ello, "1945" es un filme ciertamente interesante.
Boo Radley
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9 de enero de 2021
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
“1945”, del director húngaro Ferenc Török, es una gran película, bellísima estilísticamente y además necesaria. Porque, a través de una dura historia de un pequeño y recóndito pueblecito húngaro con ecos expresos y confesos a lo mejor del western clásico, trasciende y acaba planteando un tema universal, dado que, de lo que trata, finalmente, es de que las víctimas de cualquier conflicto bélico no sólo son despojadas de sus vidas, sino de también de sus bienes, que el ganador siempre se reparte sin piedad ni misericordia el patrimonio, el honor y la dignidad del derrotado.

Y esa justo es la historia que viene a contarnos el director húngaro: la de dos judíos misteriosos que vuelven en 1945 al pueblo de donde procedían y que hacen que se desate el pánico entre sus habitantes, dado que todos ellos se hicieron con los bienes de los judíos cuando fueron llevados a un campo de concentración pensando que nunca volverían.

Todo ello plasmado en una inquietante a la par que bellísima fotografía en blanco y negro, un metraje acertado y oportuno, unos personajes perfectamente dibujados y complejos, y una estructura de western clásico que arranca con la llegada del tren a la estación de donde se bajan los forasteros y que termina, lógicamente, con el mismo tren regresando sobre sus pasos.

Una estrategia netamente de western para una arrasadora historia sobre víctimas y verdugos en la Hungría en la que, recién acabada la guerra, se pasó de la injusticia de la ocupación nazi a la injusticia de la ocupación soviética.

Inteligente y provocadora premisa que es capaz de mostrar lo peor del ser humano, lo más vil y mezquino, que supone un buen porcentaje de la naturaleza humana. Y cuanto más rico era el habitante del pueblo, más temía la vuelta de la familia judía porque aquel despojo, de paso, les sirvió para aumentar más y más sus diferencias de clase respecto al proletariado.

Todo ello fundado en una preciosista fotografía en blanco y negro (con ecos a “La cinta blanca” de Michael Haneke, y no sólo en lo estético, dado que tiene incluso una coincidencia con una de sus secuencias en el granero), compone una cinta ciertamente notable sobre un tema que debe conocer la sociedad. Una cinta que bebe directa y expresamente de Haneke, Lars Von Trier o Ingmar Bergman, ahí es nada, y lo hace con dignidad y de forma consecuente.
Sergio Berbel
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