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1945

Drama Un sofocante día de agosto de 1945, recién acabada la guerra en Europa, los habitantes de un pueblo se preparan para la boda del hijo de un funcionario del ayuntamiento. Mientras, dos judíos ortodoxos llegan a la estación de tren portando dos misteriosas cajas. El funcionario teme que los hombres sean hijos de los judíos que fueron deportados, que vienen a reclamar las propiedades que ahora tienen ellos de manera ilegal, perdidas por ... [+]
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Críticas 25
Críticas ordenadas por utilidad
11 de junio de 2019
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
"1945" es la nueva película del cineasta húngaro Ferenc Torok, realizador de filmes como "Isztambul" o "Szezon", pero que en realidad es un director absolutamente desconocido, debido a que sus producciones anteriores no han sido estrenadas ni en Argentina, ni en gran parte del continente. No obstante, en "1945" el foco de interés gravita en torno a una temática que se mantiene vigente como es el Holocausto y la Segunda Guerra Mundial, pese al paso de los años.

Ambientada en agosto de 1945, pocos días después de finalizada la citada Segunda Guerra Mundial, esta cinta no sitúa en un pequeño pueblo de Hungría donde una familia realiza los preparativos para la boda del hijo de un funcionario (Peter Rudolf). A la par de estos hechos, dos judíos aparecen de improvisto en la estación de dicho pueblo portando dos cajas de índole misteriosa. No tienen apuro, pero saben hacía donde ir con el cargamento en cuestión. Esta aparición asustará en un principio al funcionario, y posteriormente a otros lugareños, quienes se anticipan a la posibilidad de que vengan en reclamo de tierras de judíos que anteriormente fueron deportados, y que tras ellos otros hagan lo mismo. Esto removerá ciertos fantasmas en el pueblo, ejercerá una fuerza que irá creciendo en torno a la culpa de cada uno, y pondrá un panorama que en muchos aspectos cuestiona el accionar de un pasado no tan lejano.

Si bien hay una serie de lugares comunes que por naturaleza se exploran en este tipo de producciones, Torok en "1945" logra desplazar parte del foco hacía la utilización de la fotografía, ciertos encuadres, y un trabajado blanco y negro, así como un recurso sonoro que repercute en forma acertada sobre el espectador, generando una tensión muy particular. La historia desde ya tiene fuerza propia, trabajando sobre los diversos protagonistas de la cinta, y su multiplicidad de concepciones alrededor de la moral, y sus principios. Torok pondrá un marcado énfasis en la personalidad del funcionario, llevado a cabo acertadamente por Peter Rudolf, un hombre seco, terco y egoísta, quien tiene poca paciencia para su mujer, en cierta manera obliga a proceder a su hijo, y que no tolera que se le contradiga. Hay un capítulo aparte que también da fuerza a la película, que aborda la historia de los dos comprometidos. Podemos agregar la presencia de ciertas reminiscencias al cine de su compatriota Bela Tarr, y que por momentos esos recursos fotográficos también nos recuerden a algunos filmes de Ingmar Bergman de finales de los 50′ y hasta incluso a la no tan conocida, pero sumamente recomendable "Transporte a Viena (Kocár do Vídne)", de Karel Kachyna, pero al margen de estas u otras influencias, "1945" se vale por si misma, porque tiene sus atributos a la vista.
Manuel Esteban
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29 de noviembre de 2017
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo que atrae de este relato es la disociación de la homogeneidad visual así como la utilización rupturista del sonido y la imagen. Partiendo de los no convencionalismos visuales, vemos como Ferenc Török nos relata como parábola varios sentimientos: la culpabilidad, la mentira y el recelo. Temas que con una simple acción reaccionan de forma pausada pero estresante. El ritmo, marcado por esa peculiar banda sonora, condiciona el movimiento en todos los planos. Esas secuencias interminables de lentitud buscada añade el ritmo y la tensión a la cinta. El guion, parco en palabras, lleno de hechos y rebosante de omisiones que interiorizan el pasado y lo expresan de forma sibilina. Las interpretaciones, con fuerza y carácter, llenan de color la ausencia del mismo. Son personajes complejos, que cargan con una tremenda losa, la del pasado y que lo expresan sin reticencias.
Bolseiro
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20 de septiembre de 2018
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
12 de Agosto de 1945. En una aldea húngara, bajo la reciente ocupación de tropas soviéticas, István Szentes, el secretario municipal del lugar, prepara todo para la boda de su hijo, Árpád, que se va a celebrar esa misma tarde. Sin embargo un hecho le perturbará sobremanera, desasosiego que él trasladará a todo el municipio, la llegada a la vieja estación ferroviaria de dos hombres, judíos ortodoxos según revelan sus trajes, con dos cajas que dicen ser de perfumes. Szentes se adueñó de la perfumería droguería del pueblecito cuando sus legítimos propietarios, los Kollak, fueron deportados.

Ferenc Török dirige y coescribe el guion de esta película cuyo aspecto formal es el de un western. Filme con un argumento que impresiona al espectador y le hace fijar en él la mirada desde el comienzo hasta su conclusión; este es su mejor, y nada pequeño, atributo, que soslaya el análisis del guion, el cual, una vez efectuado, descubre los efectos hipnóticos que llevan a la primera impresión.

Queda patente la denuncia de la apropiación de los bienes de los judíos que fueron deportados, y quién sabe si también delatados ante los invasores alemanes con ese fin, el de adueñarse de sus distintas posesiones, ya fueran negocios, hogares o tierras de cultivo. La ignominia de unos seres que se aprovecharon de la injusticia mortal que caía sobre convecinos suyos; sin embargo habría que destacar, así se nos muestra también, la culpabilidad principal de quien debió ser el mayor partícipe de todo ello, el citado István Szentes, sin que dicho protagonismo elimine las responsabilidades de quienes igualmente se beneficiaron, y colaboraron, con la fatal iniciativa de aquel, incluso de aquellos, la mayoría silenciosa, cuya cobardía les hizo callar y aceptar, como siempre, la opresión sobre ellos del déspota local. En definitiva, un pueblo sojuzgado desde dentro, en este caso desde dentro de sí mismo, más tarde desde el exterior y, finalmente, desde el exterior del mismo modo, pero con distintos tiranos. Esto último en clave interior húngara.

Historia narrada en 90 minutos de manera esquemática y sobria, limitándose a presentar los hechos simplemente, son lo suficientemente claros como para no necesitar ser juzgados por parte del cineasta que los crea. Pero tal vez debido a eso, a que el núcleo de la acción se podría contar aún en bastante menos tiempo, Török introduce una historia, algo melodramática, al margen de la anterior, aunque muy bien engarzada con ella; esta es la que protagoniza la pareja que va a contraer matrimonio; casamiento un tanto forzado, pues aparece ese mismo día un tercer personaje en discordia, Jancsi, el antiguo novio de Kisrózsi que va a formalizar la relación esa tarde con su prometido; lo que hará que el absorbido hijo por parte de su padre termine tomando una acertada decisión que resultará ser la única valiente de las pocas que se producen ante los hechos; lo que motivará a su vez la reacción final de Kisrózsi. Pequeño, pero importante, el rol de la mujer del cacique, Anna, con su punto de ambigüedad en lo referente a su relación con alguno de los expulsados.

En el aspecto artístico destacar la maravillosa fotografía en blanco y negro de Elemér Ragályi, la bella y acertada música de Tibor Szemzö, así como la labor interpretativa de todo el elenco.
Juan Ignacio
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18 de enero de 2018
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sobria y precisa es la narrativa de ‘1945’, la más reciente película del realizador Ferenc Török ambientada en la postguerra y que afronta una dura deuda de una parte del pueblo húngaro.

En un pequeño pueblo de Hungría se viven días agitados, es agosto de 1945 y todo mundo está preparándose de alguna manera para la inminente boda del hijo de un funcionario público.

Pero cuando se enteran de que dos hombres, judíos ortodoxos, han llegado al pueblo con una extraña carga en dos grandes baúles, fantasmas del pasado asoman ante la amenaza de que se traten de judíos movilizados en la guerra o familiares de estos que regresan a recuperar sus propiedades, las cuales han sido adueñadas de manera ilegal por algunos pobladores.

Fotografiada en blanco y negro, la película narra un tema incómodo y lo hace de una manera precisa y solvente, el arribo de dos personas que trastoca a todo un pueblo se ve fielmente reflejado en una atmósfera que se tensa y va creciendo conforme los dos hombres se acercan al lugar.

Quizá la historia presenta numerosas líneas narrativas en poco tiempo, por lo que algunas apenas son insinuadas y no llegan a desarrollarse, pero el foco se mantiene en algunos pocos personajes amenazados por la llegada de los dos judíos, generando diversas reacciones en los personajes, sacando a flote una culpa que empieza a hacer mella en algunos de ellos.

Con una duración justa, el relato consigue transmitir la incomodidad, ansiedad y angustia que se respira en el pueblo, con una narrativa sobria que dan forma a una película honesta y efectiva.

http://tantocine.com/1945-de-ferenc-torok/
Quique Mex
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2 de abril de 2018
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
La guerra siempre ha devenido un atolladero cuyas consecuencias han coleado mucho tiempo después de poner punto y final a cualquier conflicto. No hablamos solamente de un plano material o sentimental en el sentido de lamentar una pérdida irremediable, también de ese recoveco emocional ligado a ciertas decisiones tomadas por un motivo o por otro, pero en todo caso erróneas, que han terminado inculpando a una sociedad incapaz de afrontar determinados miedos y penurias sin señalar al de al lado. No es que Ferenc Török busque ni mucho menos evidenciar una situación que ante la presión del panorama bélico desatado en ese tipo de conflictos es complejo juzgar, sino más bien dirigirse a etapas pretéritas para hablarnos de esas cicatrices que dejaron contiendas como la Segunda Guerra Mundial —que es la que nos ocupa en 1945—, y de cómo la responsabilidad y el remordimiento hacían hincapié en una tesitura difícil de afrontar, que sin embargo el cineasta húngaro sostiene con algo más que alegatos baldíos o simples confrontaciones para desentrañar hasta dónde llegaron los percances de la guerra, y cómo a buen seguro condicionaron tanto a aquellos que la vivieron como a generaciones venideras. Para ello, Török nos sitúa en un pequeño pueblo de la Hungría de mediados de los 40, que percibirá una inesperada visita desembocando todo ello en un trastorno cuasi generalizado y un vaivén de rencillas pasadas y de un secretismo que parece ir a llevar en cualquier momento a lo inevitable.

Rodada en un elegante blanco y negro, 1945 no sólo demuestra tenacidad a la hora de enarbolar un film de complicado tejido dramático cuyo discurso se mantiene presente en todo momento con una sutileza que permite extraer no pocas lecturas, sino que lo hace asiendo un dispositivo formal que refuerza todo ese halo de susceptibilidades que desatará en el lugar al que dirige Török su mirada: la llegada de un carruaje portado por dos judíos ortodoxos. Una situación que dará inicio a una serie de conflictos internos debido a esas marcas —mediante sus actuaciones— que dejó tras de sí la Segunda Guerra Mundial.

Török enarbola pues una de esas cintas que se van cociendo a fuego lento, y que es tan capaz de instigar ciertos enfrentamientos que se nos van mostrando de puertas para adentro, como de imbuir en el propio escenario las suspicacias e incógnitas generadas por la llegada de ese carruaje —pasando de planos más abiertos a encuadres que, más allá de mostrarse más cerrados, también captan una especie de mirada subjetiva imperceptible, sólo sustentada por la presencia del espectador—.

El hervidero en que se va transformando de forma gradual 1945, no resulta clave únicamente para ir deslizando temas de lo más sugerentes, del mismo modo para desentrañar las disputas que se van sucediendo, y que se resuelven de forma dispar, pero siempre respetando un tono, una visión, que funciona acorde con aquellos asuntos que el cineasta desea afrontar.

El quinto largometraje de Török nos muestra un cine maduro, que sabe meditar y emplear sus imágenes, pero al mismo tiempo también salir airoso de un laberíntico trance de sentimientos enfrentados sin necesidad de suscitar una atmósfera cargada o un gran escenario propenso a un drama que siempre se desliza, pero cuya gravedad se sostiene en el ambiente con cierta atención, sin llegar a generar estallidos que rompan el carácter del film.

1945 es, de este modo, una mirada digna a esas consecuencias de las que hablaba en un principio, y un relato que encuentra en sus estampas el vigor necesario como para seguir hablando a través de ella sin necesidad de dialogar. Una de esas pequeñas gemas que conviene rescatar ni que sea por su radiografía distinta a una etapa con la que no pocos paises tuvieron que lidiar.


Crítica para www.cinemaldito.com
@CineMaldito
Grandine
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