La belleza de las cosas
Drama. Romance
En 1943, durante la Segunda Guerra Mundial, Stig, un joven de 15 años, comparte con sus compañeros de clase el interés adolescente por los misterios del sexo. Pronto descubre antes que nadie algo que no comparte con ellos: tiene un affair con su profesora, Viola, que está casada con Kjell, un vendedor ambulante de lencería. Kjell, que se apoda a si mismo Frank porque vende más, es amante de la ginebra, de Beethoven y de Mahler, y aunque ... [+]
22 de febrero de 2014
22 de febrero de 2014
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película sueca con premios europeos y nominaciones al Oscar, con una temática conocida -la del estudiante adolescente que se enamora y flirtea con su profesora-, muy buena ambientación y música, cae dentro de ciertos parámetros del cine arte. En todo caso, es una película muy "a la europea", de ritmo lento, más de diálogos que de acción, buen manejo de cámara, clásico diría yo, donde los silencios y las miradas son muy relevantes. Esto es particularmente así en la relación erótico/amorosa que mantienen sus dos protagonistas, muy bien interpretados en la cinta por Johan Widerberg y Marika Lagercrantz, donde ella (la profesora) se muestra especialmente sugerente en algunas escenas muy logradas. Está casada con un vendedor itinerante que, gran paradoja, es melómano de clásicos como Beethoven y Mahler y que alberga frustraciones, tanto en su vida conyugal como personal, que esconde detrás de su afición al alcohol. Evidentemente no es un matrimonio feliz, al contrario. Sin embargo, me parece que el desarrollo de la fuerte atracción entre la profesora y su joven alumno si bien empieza en la película de modo muy atractivo, a poco andar pierde el ritmo más romántico y de seducción/fascinación que hay entre los dos al comienzo. Luego, todo es más rápído y entra en los terrenos de la sexualidad más directa (aunque siempre mostrada implícitamente por el director), donde es ella quien más demuestra su deseo de satisfacción sexual que por años seguramente no sentía en su relación conyugal.
Paralelamente, el joven entabla una cierta amistad con el propio marido de la profesora, conoce y le agrada el mundo de la música clásica y acepta finalmente las provocaciones sexuales de una compañera de curso en el colegio, iniciando una relación con ella. A partir de aquí, se produce un quiebre en el affaire que mantenía con su profesora, pero es evidente, ambos viven etapas muy distintas en sus vidas. Otros hechos de su entorno familiar entristecerán al joven estudiante y él aprenderá que el mundo adulto tiene otras lógicas, otros ritmos.
En síntesis, película interesante, bien llevada en general, tal vez falta profundidad psicológica en los personajes ya que es un tema que se presta para este abordaje, y otros están débilmente tratados (como la familia del joven, son muy secundarios).
Y tengo una duda a ver si algún cinéfilo me colabora: ¿ Parte de la música de esta cinta es la misma que utilizan en la película Farinelli ?
Paralelamente, el joven entabla una cierta amistad con el propio marido de la profesora, conoce y le agrada el mundo de la música clásica y acepta finalmente las provocaciones sexuales de una compañera de curso en el colegio, iniciando una relación con ella. A partir de aquí, se produce un quiebre en el affaire que mantenía con su profesora, pero es evidente, ambos viven etapas muy distintas en sus vidas. Otros hechos de su entorno familiar entristecerán al joven estudiante y él aprenderá que el mundo adulto tiene otras lógicas, otros ritmos.
En síntesis, película interesante, bien llevada en general, tal vez falta profundidad psicológica en los personajes ya que es un tema que se presta para este abordaje, y otros están débilmente tratados (como la familia del joven, son muy secundarios).
Y tengo una duda a ver si algún cinéfilo me colabora: ¿ Parte de la música de esta cinta es la misma que utilizan en la película Farinelli ?
21 de enero de 2007
21 de enero de 2007
7 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
"La belleza de las cosas" es una película que narra perfectamente el paso de un adolescente a la edad adulta, o a una primera madurez, donde empieza a comprender que la vida es algo más complicado que ir a clase todos los días a hablar de sexo con los compañeros.
Es una película con personajes perfectamente definidos, llena de matices y de detalles fantásticos. Nos hace crecer con el protagonista y recordarnos un poco el momento en que nos tocó a nosotros empezar a crecer. Las relaciones que hay o que se crean entre los distintos personajes son maravillosas. Las diferentes reacciones ante los problemas que se presentan colocan a cada personaje en su sitio, dejando a algunos de ellos al borde del patetismo y de la falta de dignidad.
Creo que es una película dura pero honesta y realista, una buena película, que nos muestra lo complicado que es tener nuestra vida controlada, incluso para una persona aparentemente tan centrada como la profesora.
Bajo mi punto de vista, tiene dos cosas malas: es excesivamente larga y tiene un ritmo narrativo en ocasiones excesivamente lento, lo que puede provocar que te salgas de la película.
saludos
Es una película con personajes perfectamente definidos, llena de matices y de detalles fantásticos. Nos hace crecer con el protagonista y recordarnos un poco el momento en que nos tocó a nosotros empezar a crecer. Las relaciones que hay o que se crean entre los distintos personajes son maravillosas. Las diferentes reacciones ante los problemas que se presentan colocan a cada personaje en su sitio, dejando a algunos de ellos al borde del patetismo y de la falta de dignidad.
Creo que es una película dura pero honesta y realista, una buena película, que nos muestra lo complicado que es tener nuestra vida controlada, incluso para una persona aparentemente tan centrada como la profesora.
Bajo mi punto de vista, tiene dos cosas malas: es excesivamente larga y tiene un ritmo narrativo en ocasiones excesivamente lento, lo que puede provocar que te salgas de la película.
saludos
18 de mayo de 2023
18 de mayo de 2023
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
La duración. Creo que un poco de tijera la habría beneficiado, especialmente cuando la trama es tan reiterativa.
Desde luego esto no significa que entonces la película sea mala, para nada, al menos me resultó interesante sólo que no pude disfrutarla como me hubiese gustado con tanto desvarío. Lo que más me ha descolocado es el personaje del esposo porque parece importante pero luego se olvidan de él y me quedé preguntándome qué habrá pasado con el tipo.
Me gustaron las interpretaciones de todos, la puesta en escena y la banda sonora. El argumento aunque trillado al menos en la sinopsis, engancha. Creo que el filme va mejorando conforme avanza.
No se puede hablar demasiado sin meterse en spoilers, por lo que aquí lo dejo. Es recomendable.
Desde luego esto no significa que entonces la película sea mala, para nada, al menos me resultó interesante sólo que no pude disfrutarla como me hubiese gustado con tanto desvarío. Lo que más me ha descolocado es el personaje del esposo porque parece importante pero luego se olvidan de él y me quedé preguntándome qué habrá pasado con el tipo.
Me gustaron las interpretaciones de todos, la puesta en escena y la banda sonora. El argumento aunque trillado al menos en la sinopsis, engancha. Creo que el filme va mejorando conforme avanza.
No se puede hablar demasiado sin meterse en spoilers, por lo que aquí lo dejo. Es recomendable.
6 de abril de 2025
6 de abril de 2025
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando se corren, se mean. Orgías. La presentación de los personajes en su contexto es una maravilla. Submarino. Submarine. Que una maestra no sepa que el sustantivo de mediocre es mediocridad... Murieron con las botas puestas. Muerte de un viajante. Anomalía. Anomalisa. El de la cabra. Lobo. Las cosas que nunca mueren. La flor del mal.
Es una película que duda entre la convención o el tópico y la horadación o trepanación de todas las almas humanas que la pueblan y que, para más inri, es muchas en una, muchas historias o posibles películas embutidas en dos horas, por lo que resulta extraña, y fascinante, porque no es nada o de nadie y es todo o de todo el mundo, abre un montón de vías (minas o caminos) que a veces explica o explora y otras abandona a su suerte a la mitad, esa es otra.
(Puede haber spoiler a partir de ahora)
Utiliza obsesivamente (como leitmotiv) el trozo o tema o fragmento de la ópera de Händel para otorgarle una serena belleza exquisita triste casi sagrada a esta obra que es un compendio de muchas otras, que ahora se me vengan a la cabeza, además de las ya citadas debidamente, Adiós, muchachos (al principio mucho), Los juncos salvajes (y la guerra y la tragedia como ruido de fondo), En brazos de la mujer madura, El amor del capitán Brando, Verano del 42, Leolo, Las vírgenes suicidas, El club de los poetas muertos, El soplo al corazón, El marido de la peluquera y un largo etcétera o novela iniciática sobre un zangolotino temerario, echado para delante, con dos huevos, que se mete en camisa de once varas y donde la posible víctima al final casi que se convierte (no en victimario, en el adulto de la relación, del extraño trío que forman, se transforma en el desahogo de los otros dos, que lo necesitan tanto, a alguien que les haga caso, sentirse vivos o escuchados, el sexo se diluye o escurre en forma de compañía) en niñera o consolador o que simplemente pasa de amante a amigo en un giro de los acontecimientos sorprendente y original que tiene o sufre de fondo el horror de la guerra y la distancia o extrañeza con sus padres (con el padre sobre todo), Soñadores, y con sus compañeros, El lector (sí, tanto), al acceder tan pronto a la madurez que representa tan especialmente el sexo, esa frontera (situada más allá del bien y del mal) o Rubicón.
Hay sensibilidad, delicadeza, crudeza, inteligencia, pero también indefinición, acumulación, irresolución.
Veamos, la (no tan) niña (actriz de la que poco más se supo) enamorada de él, el hermano boxeador de halo trágico o condenado (Salingeriano, Un buen día para el pez plátano), los padres, los chavales, el marido o cornudo destruido melómano y borracho, el cine, el colegio, la música, el boxeo y, claro, ella, la maestra y, por supuesto, él, el (no tan) niño.
Lo complicado es contarlo todo y no volverte loco y, más o menos, lo logran, de aquella manera, a veces superficialmente y otras tan hondo.
Está llena de momentos hermosos o perturbadores, los que protagoniza con la niña y el marido mayormente, con la maestra menos (más rutinarios o previsibles) y con el resto tampoco, es decir, los laterales pero no demasiado.
Él es un Lacombe Lucien, tabula rasa, un pícaro que al final se aburre (o harta) de la madura y quiere probar con la más fresca o nueva y que establece una batalla postrera a muerte con la primera que se ofende por el abandono de él, pelea que la película cierra bien, sin dramatismos, pero con cierta brutalidad, y que se mezcla con otro tema o asunto que se convierte en el corolario o aspecto definitivo, el de las palabras (los libros) que nombran el mundo, es decir, las que dan sentido (orden y concierto) a la vida, a lo vivido, las que organizan y deslindan y poetizan y nos salvan del olvido voraz o subliman y perduran, de la materia de la que está hecha la memoria, y las imágenes, sea, el cine, La linterna mágica.
Es una película que duda entre la convención o el tópico y la horadación o trepanación de todas las almas humanas que la pueblan y que, para más inri, es muchas en una, muchas historias o posibles películas embutidas en dos horas, por lo que resulta extraña, y fascinante, porque no es nada o de nadie y es todo o de todo el mundo, abre un montón de vías (minas o caminos) que a veces explica o explora y otras abandona a su suerte a la mitad, esa es otra.
(Puede haber spoiler a partir de ahora)
Utiliza obsesivamente (como leitmotiv) el trozo o tema o fragmento de la ópera de Händel para otorgarle una serena belleza exquisita triste casi sagrada a esta obra que es un compendio de muchas otras, que ahora se me vengan a la cabeza, además de las ya citadas debidamente, Adiós, muchachos (al principio mucho), Los juncos salvajes (y la guerra y la tragedia como ruido de fondo), En brazos de la mujer madura, El amor del capitán Brando, Verano del 42, Leolo, Las vírgenes suicidas, El club de los poetas muertos, El soplo al corazón, El marido de la peluquera y un largo etcétera o novela iniciática sobre un zangolotino temerario, echado para delante, con dos huevos, que se mete en camisa de once varas y donde la posible víctima al final casi que se convierte (no en victimario, en el adulto de la relación, del extraño trío que forman, se transforma en el desahogo de los otros dos, que lo necesitan tanto, a alguien que les haga caso, sentirse vivos o escuchados, el sexo se diluye o escurre en forma de compañía) en niñera o consolador o que simplemente pasa de amante a amigo en un giro de los acontecimientos sorprendente y original que tiene o sufre de fondo el horror de la guerra y la distancia o extrañeza con sus padres (con el padre sobre todo), Soñadores, y con sus compañeros, El lector (sí, tanto), al acceder tan pronto a la madurez que representa tan especialmente el sexo, esa frontera (situada más allá del bien y del mal) o Rubicón.
Hay sensibilidad, delicadeza, crudeza, inteligencia, pero también indefinición, acumulación, irresolución.
Veamos, la (no tan) niña (actriz de la que poco más se supo) enamorada de él, el hermano boxeador de halo trágico o condenado (Salingeriano, Un buen día para el pez plátano), los padres, los chavales, el marido o cornudo destruido melómano y borracho, el cine, el colegio, la música, el boxeo y, claro, ella, la maestra y, por supuesto, él, el (no tan) niño.
Lo complicado es contarlo todo y no volverte loco y, más o menos, lo logran, de aquella manera, a veces superficialmente y otras tan hondo.
Está llena de momentos hermosos o perturbadores, los que protagoniza con la niña y el marido mayormente, con la maestra menos (más rutinarios o previsibles) y con el resto tampoco, es decir, los laterales pero no demasiado.
Él es un Lacombe Lucien, tabula rasa, un pícaro que al final se aburre (o harta) de la madura y quiere probar con la más fresca o nueva y que establece una batalla postrera a muerte con la primera que se ofende por el abandono de él, pelea que la película cierra bien, sin dramatismos, pero con cierta brutalidad, y que se mezcla con otro tema o asunto que se convierte en el corolario o aspecto definitivo, el de las palabras (los libros) que nombran el mundo, es decir, las que dan sentido (orden y concierto) a la vida, a lo vivido, las que organizan y deslindan y poetizan y nos salvan del olvido voraz o subliman y perduran, de la materia de la que está hecha la memoria, y las imágenes, sea, el cine, La linterna mágica.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Es Frankenstein, pero consiguen insuflarle vida a este popurrí indecible, y, además, evitan o sortean todas las trampas de los lugares comunes de manera elegante, crispada, valiente, palpitante, interesante.
Es una exaltación o glorificación de la existencia como temblor y estupor, como confusión o vibración que se pierde o acaba en (la) nada, de la que solo queda el recuerdo (en el mejor de los casos), sea, el arte, padre padrone, como (en forma de) música (la que se escucha como banda sonora y la que oyen los personajes, como cine (el que ven y el que vemos), y como verbo (el que él busca desesperadamente y ella enseña, el de las cartas de su hermano y el del telegrama fúnebre), que contrasta con la violencia (como entretenimiento, el boxeo) o con el deporte juego (el de las niñas, precioso el momento de intimidad entre ellos dentro del caballo de Troya, como había sido simpático y arrojado igualmente el ofrecimiento en holocausto de ella previamente, haz conmigo lo que quieras) y con la guerra (el acabose, muerte) y con el sexo, sea, la parte cultural (el nailon) y la animal (la lana) que se mezclan y se separan en una danza (¿macabra?) o música constante ¿de las esferas? o el contraste entre las palabras que hacen o crean deleite ópera mediante y las de los gerifaltes alemanes que llaman al muere, que como decía o cantaba Led Zeppelin en Stairway to heaven (o en Pulp Fiction que el mismo recitado bíblico servía para lo uno, asesinato, y para lo otro, salvación), pueden tener un doble significado, pueden servir como arma de destrucción masiva o como amor sin condición o redención, arte sin el que no existiría(mos), gracias al cual podemos tratar de asumir la vida, comprenderla o aceptarla o creer sentir afirmar que es real, que ha pasado, que hemos vivido.
Ahora no es el momento, le dice a la madre en el tren al final, porque todavía no tiene las palabras necesarias o suficientes o adecuadas para contárselo, vivir para contarla, las que hay en esos libros que se lleva como recompensa y que leerá para nutrirse, necesita tiempo, cuajo, lectura, meditación, separación de los hechos, se podría entender incluso que lo que buscaba en ella no era el placer (que también), sino el conocimiento, que lo primero fue la excusa para lograr lo segundo, el macguffin, o tal vez que son lo mismo, hambre de vida, de luz, de memoria o recuerdo, de cine y literatura y música y carne y el/lo otro.
Huye de cualquier regodeo en la miseria (cómo cuenta la muerte del hermano, con qué sobriedad) o la sensiblería o el espectáculo vano, es pudorosa y educada, no lleva la historia hacia la tragedia o el tremendismo, es, en ese sentido melodramático, austera o contenida, y, por supuesto, nadie es culpable ni malo o bueno, todos tienen su razones, todos son seres humanos, no fantoches o espantajos o meros arquetipos.
Él pasa de la idealización del amor o el sexo a la etapa o fase realista que supone la entrada en la madurez, el romanticismo es propio de niños o adolescentes, como las paperas, el escepticismo, del pasar de los años que pone los hechos o cosas en su real sitio, que te quita el velo a fuerza de trompicones y templanza o lejanía, lo uno por lo otro, nadie gana (nada), a lo sumo, empata.
Es una exaltación o glorificación de la existencia como temblor y estupor, como confusión o vibración que se pierde o acaba en (la) nada, de la que solo queda el recuerdo (en el mejor de los casos), sea, el arte, padre padrone, como (en forma de) música (la que se escucha como banda sonora y la que oyen los personajes, como cine (el que ven y el que vemos), y como verbo (el que él busca desesperadamente y ella enseña, el de las cartas de su hermano y el del telegrama fúnebre), que contrasta con la violencia (como entretenimiento, el boxeo) o con el deporte juego (el de las niñas, precioso el momento de intimidad entre ellos dentro del caballo de Troya, como había sido simpático y arrojado igualmente el ofrecimiento en holocausto de ella previamente, haz conmigo lo que quieras) y con la guerra (el acabose, muerte) y con el sexo, sea, la parte cultural (el nailon) y la animal (la lana) que se mezclan y se separan en una danza (¿macabra?) o música constante ¿de las esferas? o el contraste entre las palabras que hacen o crean deleite ópera mediante y las de los gerifaltes alemanes que llaman al muere, que como decía o cantaba Led Zeppelin en Stairway to heaven (o en Pulp Fiction que el mismo recitado bíblico servía para lo uno, asesinato, y para lo otro, salvación), pueden tener un doble significado, pueden servir como arma de destrucción masiva o como amor sin condición o redención, arte sin el que no existiría(mos), gracias al cual podemos tratar de asumir la vida, comprenderla o aceptarla o creer sentir afirmar que es real, que ha pasado, que hemos vivido.
Ahora no es el momento, le dice a la madre en el tren al final, porque todavía no tiene las palabras necesarias o suficientes o adecuadas para contárselo, vivir para contarla, las que hay en esos libros que se lleva como recompensa y que leerá para nutrirse, necesita tiempo, cuajo, lectura, meditación, separación de los hechos, se podría entender incluso que lo que buscaba en ella no era el placer (que también), sino el conocimiento, que lo primero fue la excusa para lograr lo segundo, el macguffin, o tal vez que son lo mismo, hambre de vida, de luz, de memoria o recuerdo, de cine y literatura y música y carne y el/lo otro.
Huye de cualquier regodeo en la miseria (cómo cuenta la muerte del hermano, con qué sobriedad) o la sensiblería o el espectáculo vano, es pudorosa y educada, no lleva la historia hacia la tragedia o el tremendismo, es, en ese sentido melodramático, austera o contenida, y, por supuesto, nadie es culpable ni malo o bueno, todos tienen su razones, todos son seres humanos, no fantoches o espantajos o meros arquetipos.
Él pasa de la idealización del amor o el sexo a la etapa o fase realista que supone la entrada en la madurez, el romanticismo es propio de niños o adolescentes, como las paperas, el escepticismo, del pasar de los años que pone los hechos o cosas en su real sitio, que te quita el velo a fuerza de trompicones y templanza o lejanía, lo uno por lo otro, nadie gana (nada), a lo sumo, empata.
28 de septiembre de 2008
28 de septiembre de 2008
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película es muy interesante, que habla sobre algo muy común, que un alumno se enamore de su profesora, aunque más raro es que la profesora se enamore del alumno, aunque por las circunstancias de la profesora Viola, esto pasa en esta película. Tiene bastante romanticismo, pero que se expresa más que nada sin palabras, captando muy bien los sentimientos de los personajes a base de miradas y gestos. El personaje de Kjell, Frank, o como lo queramos llamar es muy curioso, un fracasado vendedor de lencería, amante de la música clásica y borracho... Que se arrastra ante su mujer porque la necesita, es lo único que "tiene", y necesita al menos las migajas que ella le da. Es muy interesante cómo la relación que va surgiendo entre Frank y Stig hace que éste último se vaya alejando de Viola al sentirse culpable en parte de la situación de Frank. Hay otros detalles interesantes como el tema de la educación y la guerra, que siempre están rondando por ahí. Las interpretaciones protagonistas son buenas. Muy recomendable película nominada en 1995 a Mejor Película Extranjera en los Oscars.
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