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La edad doradaSerie

Serie de TV. Drama Serie de TV (2022- ). 2 temporadas. 17 episodios. En 1882, tras la muerte de su padre, la joven Marian Brook se muda de la zona rural de Pensilvania a la ciudad de Nueva York para vivir con sus tías adineradas. Acompañada por una aspirante a escritora que busca un nuevo comienzo, Marian se ve envuelta de forma inesperada en una guerra social entre una de sus tías, hija de la vieja riqueza, y sus vecinos tremendamente ricos, un magnate ... [+]
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Críticas 21
Críticas ordenadas por utilidad
22 de mayo de 2022
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
La ligereza de "La edad dorada" fue lo que me atrapó en sus inicios y lo que hizo distinguirla de la densidad insuperable que supuso para mí "Downton Abbey". A su vez, eso mismo me ha decepcionado en su desenlace, ya que di por sentado que la cosa iría in crescendo y, lo que de entrada eran dimes y diretes de la alta sociedad, terminarían siendo elementos más dramáticos o más trágicos, y para nada. El colmo de ello es un último episodio cuyas tramas terminan de forma atropellada, otras de forma desganada y otras que, simplemente, no terminan*(1).

En términos generales, "La edad dorada" es una serie estupenda, ideal para el disfrute de todos. Quizás peca de superficial, pero su visualización resulta francamente entretenida y toca algunos temas, tales como el clasismo o el racismo, troncales en la sociedad del S.XIX y también en la nuestra, por desgracia. Vemos que el dinero siempre ha movido el mundo, aunque en aquella época las apariencias y la cuna, quizás, tenían más importancia. Lo más interesante, a mi juicio, es el organigrama social de esa sociedad. Cómo se relacionan, cómo se mueven por el qué dirán, y sobre todo, por el quién lo dice. Cómo esa sociedad es una auténtico rompecabezas, dónde cada minúsculo movimiento provoca un restablecimiento del esquema y cómo, esas mujeres, trabajaban incluso más que sus maridos, con tanto acto y tanta premeditación para con cualquier minucia. Qué cansancio de vida y qué aburrimiento de fiestas.

El emblema de todo aquello lo encontramos concentrado en el personaje de Christine Baranski, el más interesante de la función. El único que puede sobresalir y establecerse en el imaginario colectivo. Firme en sus ideales y, a la vez, abierta a permutar ciertas convenciones sólo si ella lo cree justo o necesario, es una mujer sabia, severa, educada, inteligente y divertida únicamente a través de la palabra, amante de la ironía, de la cultura y de no salir de su palacete. Ella domina la escena neoyorquina sin moverse de su salón. Lo que es una auténtica aristócrata, quizás la última de su especie. Le sigue de cerca su competencia directa, la advenediza señora de Russell, encarnada por la siempre magnética Carrie Coon. Sus ansias por escalar son tan desesperadas que produce lástima, aunque da gusto cuando suelta bofetadas sin manos a todas las señoronas. Da gusto aunque sepas que es un bicho sin escrúpulos.

El resto de personajes funcionan como puros secundarios, sirven a la causa sin profundidad, con la excepción de Oscar, por lo obvio, y de la repudiada Sra. Chamberlain, interpretada por la siempre sofisticada y, como su personaje, minusvalorada Jeanne Tripplehorn. En el otro extremo se hallan las que parecen las otras protagonistas pero que sólo son un rollo patatero, las santurronas Marian y Peggy. Agotadoras.

En conclusión, la visualización de "La edad dorada" es un placer absoluto y siempre me mantuvo deseoso de ver más de ellos, pero una vez finalizada, miro para atrás, pienso en ella y, ciertamente, poco sucedió en esos nueve episodios.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Jaime Flores
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14 de abril de 2022
8 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay algo palpable en esta serie, y es que se ve el artificio por completo, en el guion, en los personajes, en los actores, en el decorado exterior. Todo muy "bonito" pero de cartón piedra.

Parte de un supuesto falso puesto que desde el primer capítulo se dibujan unos personajes vacuos, sin interés alguno, previsibles hasta decir basta. No hay nada que enganche, algo que nos haga esperar el capítulo siguiente.

Se recrea una sociedad absurda y fingida. ¿De verdad no hay criados negros en ninguna mansión de los ricos, nuevos o viejos, en Nueva York? ¿Los únicos negros son de clase alta? Todas las escenas son iluminadas con velas o quinqués como corresponde a la época y cuando enseñan la casa entran en un salón con cientos de luces encendidas al abrir la puerta ¡además de día!

En una sociedad nueva como la norteamericana, el dinero es rey, más que el pedigrí de nacimiento y, de hecho, las grandes fortunas que hicieron historia en la segunda mitad del siglo XIX y principios de XX fueron la aristocracia americana que acabaría comprando maridos británicos de alta cuna para sus hijas, así que no me cuadra el elitismo que refleja la serie.

¿El matrimonio nuevo rico contrata a un chef francés y no tiene un mayordomo inglés, como siguen haciendo los ricos de hoy en día, incluyendo a los jeques árabes? Por ello, el que tienen no sabe ni colocar adecuadamente los cubiertos en la mesa.

Capítulo aparte merece el vestuario, reflejo de que no solo es necesario dinero y buenas telas, lo que se ve en pantalla, porque en el trabajo de la diseñadora es penoso, con mezclas de colores imposibles, sombreros espantosos, cortes y adornos de muy mal gusto y que, además muestran la deficiente técnica de costura que tiene, porque los polisones se le resisten y lo solventa a veces envolviendo a las señoras en metros de tela sin sentido.
En resumen, una pena de recursos malgastados, y un Julian Fellowes que ha querido hacer un Downton americano pero que ha fallado porque no conoce esa sociedad como la británica, a cuya clase alta pertenece.

Segunda temporada: me sirve la crítica que hice para la primera. El vestuario es horrible, se ponen plumas, bandas, lazos y encajes sin ton ni son. Y de los sombreros mejor no hablar.
En cuanto a los personajes siguen siendo tan sosos como al comienzo, además echo de menos que se nos haga un pequeño resumen, porque después de varios años, no recordaba a ninguno de ellos, si exceptuamos a las tías, la sobrina y la secretaria.
corxana
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8 de marzo de 2022
6 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es de los mismo productores de Downtown Abby y es muy parecida, pero esta es un poquito más graciosa aunque se desarrolla décadas antes que Downtown abby.
A mí me gustan las series fáciles de entender y que te puedas poner en la piel de algunos de los personajes, ya sea porque te caen bien o porque sus ideas son parecidas a las tuyas o tienen unos objetivos que son valientes o justos. En esta serie hay pocos personajes malos, son ambiciosos, orgullosos y se envidian unos a otros pero esa es la gracia, al final pasan cosas graciosas.
karjum
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27 de mayo de 2022
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sumario

La edad dorada es un gran fresco, realista y por momentos duro, de la alta sociedad neoyorkina del último quinto del siglo XIX, con una aristocracia adinerada sin títulos de nobleza, pero con férreos códigos de pertenencia (y de exclusión) y vinculada a una clase política claramente plutocrática y los nuevos ricos que aspiran a ser parte de ella e influir en la segunda.

Reseña:

Luego de perder a su padre, la joven Marian Brook (Louisa Jacobson) es acogida por sus tías de la alta sociedad neoyorkina, la viuda Agnes van Rhijn (Christine Baranski) y su hermana Ada Brook (Cynthia Nixon) y comienza a interactuar con ese entorno social.

La edad dorada es un gran fresco de la alta sociedad neoyorkina del ultimo quinto del siglo XIX, con una aristocracia adinerada sin títulos de nobleza, pero con férreos códigos de pertenencia (y de exclusión) y vinculada a una política claramente plutocrática y los nuevos ricos que aspiran a ser parte de ella e influir en la segunda.

Las tías Brook forman parte del primer grupo, mientras que los nuevos (y muy) ricos está representados por el matrimonio de Bertha y George Russell (Carrie Coon y Morgan Spector) y sus dos hijos casaderos. Bertha está obsesionada con ser aceptada por esa alta sociedad y ser parte de ella, mientras que George (que representa al moderno capitalismo en ciernes) la ve como un objetivo para hacer negocios con sus miembros y con el Gobierno.

Marian es una observadora crítica de ambos grupos a medida que se va involucrando con ellos. Y se suma a ella Peggy Scott (Denée Benton), una joven afroamericana que comienza a trabajar como secretaria de la tía Agnes y que se propone una carrera como escritora. Este personaje permite introducir una mirada muy matizada y sin esquematismos sobre la realidad del colectivo al que pertenece en esa época (lejos de los forzados anacronismos de Bridgerton). Por otro lado, la serie se asoma a la vida de las nutridas servidumbres de las tías y de los Russell. Como vemos, La edad dorada está centrada sobre todo en un universo femenino de personajes empoderados según los cánones sociales de la época.

El coguionista y coproductor de la serie es el escritor Julian Fellowes, que también escribió los guiones de la película Gosford Park y de la serie Downton Abbey. Pero no es del todo acertado afirmar (como se hace) que La edad dorada sea una versión neoyorquina de ésta última, ya que difieren claramente en su tono, su ámbito y sus alcances: mientras que la serie británica tiende al melodrama y sucede en un escenario en general aislado, la segunda es claramente más realista y menos indulgente con sus personajes, transcurre en un medio urbano y se asoma decididamente a la política. Su mirada sobre las convenciones y el ascenso sociales y la corrupción de la plutocracia americana es bastante dura. Al mismo tiempo, resulta interesante constatar cómo ciertos personajes no son un muestrario de necesariamente todos sus prejuicios sociales, sino que albergan una mirada sorprendentemente más moderna sobre algunos de ellos.

Entre el nutrido y muy buen elenco reunido, deben destacarse todos los protagonistas: la dulce y a la vez resuelta Marian Brook de Louisa Jacobson, la ambiciosa Bertha Russell de la infalible Carrie Coon, la ácida tía Agnes de Christine Baranski, la también dulce tía Ada de Cynthia Nixon, el sobrio e implacable George Russell de Morgan Spector y la personal Peggy Scott de Denée Benton.

Como era de esperarse, la reconstrucción de época es notable y el despliegue de producción es fastuoso y ciertos diálogos son de colección. Algunos personajes viven en verdaderos palacios y las mujeres lucen enormes sombreros y unos vestidos inconcebibles, con toneladas de tela.

https://impresionescinefilas.wordpress.com/2022/05/27/la-edad-dorada-the-gilded-age/
Daniel B
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11 de abril de 2022
8 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Eso diría uno de los personajes, Mrs. Bertha Russell aquí interpretada por Carrie Coon, quien comparte cartel con la incombustible Christine Baranski sin merecerlo, ya que Christine como Lady Agnes es lo mejor que le podía haber ocurrido a esta serie.

Es una serie suntuosa, rica, con un vestuario y una reconstrucción de la época inmejorable al mejor estilo de "Downton Abbey", pero más aburrida, con personajes más repelentes, con villanos de menos calado, sin tanto honor, sin el concepto del bien y del mal, tan solo del dinero.

Comprendo que al ser New York los cálculos para ser el más poderoso cambiaban que en Inglaterra.

Pero al frente de estos nueve episodios que integran la primera temporada liderados por la hija enchufada de Meryl Streep que no vale para actriz a todas luces, Louisa Gummer, pétrea como un ladrillo, y su personaje soso, dubitativo políticamente correcto...sin ardores y sin miedos, tan solo con decir "no" a una de sus tías ya demuestra todo un carácter que ha de reivindicarse como protagonista, como heroína.

La trama se alarga demasiado.

La villana, Mrs. Rusell parece el tío Gilito, logrando que su marido, George Russell brillantemente interpretado por Morgan Spector consiga que todas las mujeres o casi todas de la alta sociedad le besen los pies obligándolas, y el olvido de lo que de verdad importa hace de la serie algo más triste aún, ya que no ofrece ni una villana brillante, solo desesperada.

La caracterización de los demás pesonajes es poco firme, la escritura débil, las intepretaciones salvo tres también lo son. Pretende tener tanto de "Downton Abbey" que no tiene nada.

Los personajes masculinos salvo Spector y Ritson todos brillan por su ausencia en escena, es como si no existiesen, y la pronlongación de nada....porque sentí que no estaba viendo nada más que bonito vestuario de la época y más y más avaricia me hizo abandonar antes de lo que creía.


El espectador se sumerge en un sueño del que quiere cuando despierta haber soñado algo maravilloso, pero es que no se sueña nada, ni bueno ni malo dada la redundancia.

Se ha renovado para una segunda temporada. Ojalá a este guión de la "Noche de los muertos vivientes" le den más brío y que por Dios recluten nuevos personajes y otros actores, porque entre el mohín de la hija de Streep, los ojos de Mrs. Russell de querer besar los billetes de su marido, las ansias literarias de Peggy y el cocinero de la mala siento que he perdido un tiempo precioso.

Nada que ver con Downton Abbey, ni su esqueleto han logrado copiar. Y sé que hay muchas teorías a favor de ello, de que es igual de grandioso, pero no es verdad.

Te aburrirá y en el piso de abajo te diré por qué.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
barbara12
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