El secreto de vivir

Capra es el más grande. Casi todas sus películas son extraordinarias. Pertenece a ese selecto grupo de directores que casi todo lo que hicieron fue maravilloso (Wyler, Wilder, Hawks y Hitchcock). Gracias a ellos amamos el cine. Gracias a sus historias alcanzamos la felicidad. A todos ellos simplemente: GRACIAS.
"El secreto de vivir cuenta la historia de Longfellow Deeds, un tipo sencillo y divertido que acaba de heredar veinte millones de dolares. De su pequeño pueblo ha de trasladarse a New York donde le espera su dinero pero también todos los buitres dispuestos a llevarse algo a la boca.
La película es sencillamente perfecta. No merece la pena hacer un análisis exhaustivo porque ya se han hecho. Sí quisiera añadir que Capra es el director del pueblo; de la gente oprimida, de los marginados, de los enfermos de cuerpo y alma, de los sencillos. Nadie ha sabido reflejar como él la cara del pueblo. Sus primeros planos y los planos generales de los pobres son de una veracidad desgarradora. ¿Cómo lo conseguía? No tengo ni la menor idea. Capra siempre hizo películas ensalzando al hombre sencillo. De ahí su vigencia por los siglos de los siglos.
Y, Longfellow es, ante todo, un hombre libre y un hombre sencillo. No es como la masa y eso es lo que no le pueden perdonar. Y acaba harto. Harto de tantos pesados. El conoce muy bien a la gente, no es ningún ingenuo. Les da sopas con hondas a todos los trepas que le rodean. Pero termina harto. Harto de escuchar: "Deme el dinero a mí", "Usted no sabe que hacer con el dinero", "Está loco porque no nos lo da a nosotros". Y a pesar de ello, Longfellow, mira a los ojos de los pobres, se sonrie y exclama: "¡Comida para todos! Y eso sí que ya no se lo perdonan. No puede dar su dinero a los pobres, el dinero tiene que ser para los ricos.
El secreto de vivir lo tiene Longfellow y, a veces, también nosotros. Pero también acabamos hartos. Hartos de tanto pesimista, de tanto materialista, de tanto realista. ¡Hartos de tantos pesados"

A estas alturas todos sabemos el tipo de director que fue Frank Capra, un hombre que vivía en un mundo aparte, en una irrealidad, y que con sus películas usó sus armas para llevarnos con el a ese mundo donde la gente es noble y bondadosa. Por lo tanto no creo que haya que explicar la inverosimilitud de sus películas, todo sea por darnos la razón y el secreto de vivir.

Gary Cooper nos brinda su primera gran interpretación, donde consiguió su primera nominación al oscar, encarnando un personaje que dos años más tarde bordaría igual de bien, o mejor, James Stewart.

Esta es una de esas películas que son necesarias para la historia del cine y para cualquier ser humano.

Qué se puede decir de esta película, a parte de que tiene unas excelentes interpretaciones, la música es estupenda, el guión maravilloso y tiene una cuidada forma de decir al hombre actual que somos muy egoístas para con los demás. A veces llega a ser una obra maestra, definitivamente si pudiera, y supiera, hacer películas querría que fueran así.
Jean Arthur acompaña extraordinariamente a un increíble Gary Cooper.

Frank Capra, posiblemente uno de los más grandes de Hollywood, basó su filmografía en sencillas historias llenas de optimismo y de defensa de los valores. Su gran virtud es que a diferencia de otros como Cecil B. Demille, todo eso lo hace con una dirección que cede el protagonismo a los personajes y un guión elegante que no desagrada a nadie.

Un hombre sencillo e idealista vive apaciblemente en una pequeña localidad cuando el dueño de un importante buffet de abogados llega a su casa para comunicarle que ha heredado una enorme fortuna. A partir de entonces sufrirá el acoso de montones de gente que sólo quieren aprovecharse de él y el de una mujer con oscuros propósitos.

Se trata pues, de un largometraje con un fuerte sentido crítico hacia la hipocresía, la codicia, o la mala praxis periodística. No obstante, también sirve como una deliciosa y entretenida comedia romántica alejada de los excesos de las comedias románticas de ahora. Para ello hace uso, especialmente, de un fantastico e ingenioso guión que juega extraordinariamente bien con la inteligencia y la ingenuidad del protagonista.

En cuanto a las interpretaciones, destaca de manera importante la de un Gary Cooper que borda el papel de bonachón.

El mejor Capra saca aquí sus armas y hace una película inteligente, brillante, dinámica y con mensaje. Desde el comienzo uno ya se encariña con el protagonista. Un hombre firme y con valores, lleno de bondad que en ocasiones tiene el entusiasmo de un niño, algo que la mayoría de las personas pierden por el camino.

Tal y como está hoy la vida, ha sido un reclamo ver una peli tan llena de valores y buenos sentimientos. Ojala hubiese más personas como el protagonista. La pena es que buitres y almas carroñeras siempre va a haber y en la vida la ingenuidad y la bondad, a veces, se paga muy caro.

¿Puede una persona tener 20 millones de dólares y ser desdichado? Por supuesto. La felicidad se compone de detalles. De cosas elementales que tenemos antes nuestros ojos pero con el tiempo se nos olvida que están ahí. Me ha encantado ver esta peli porque si te llega el mensaje, realmente te hace pensar y te hace replantearte muchas cosas.

Cooper está genial. Borda el papel. Aunque no estoy de acuerdo en una cosa y es que el personaje principal resuelve muchos de los asuntos a golpes o con un puñetazo. ¿Y eso porqué? ¿Porque es un pueblerino? No necesariamente esa rudeza está en todas las personas de pueblo, sin embargo Capra, crea un personaje lleno de bondad a la par de irascible...

De todas formas, la película es maravillosa. Yo la recomiendo absolutamente.

Saludos!!!