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La hija de Ryan

Drama. Romance Irlanda, 1916. Cuando Charles (Mitchum), un maestro rural viudo, vuelve de Dublín a su aldea natal, Rosy (Sarah Miles), una muchacha muy impulsiva, se encapricha con él y no parará hasta llevarlo al altar. Pero el matrimonio fracasa: Charles es un hombre maduro y sosegado mientras que su esposa es una joven muy apasionada y romántica que acaba enamorándose de un oficial inglés con el que se ve en secreto. (FILMAFFINITY)
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Críticas 70
Críticas ordenadas por utilidad
20 de noviembre de 2023
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se puede hablar largo y tendido de la fotografía de ese precioso pueblo del sur de Irlanda, de la magnífica banda sonora y cómo no de los papeles encarnados por Robert Michum, del cura y el del" tonto del pueblo". Pero lo que verdad queda para el recuerdo de esta película es la bellísima Sarah Miles, que ilumina todas y cada una de las escenas en las que aparece. Está magnética.
Pedro
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8 de noviembre de 2015
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un melodrama trágico-romántico pergeñó David Lean e hizo una gran película. La he visto por tercera vez, y a diferencia de las otras dos visiones, hace ya muchos años, la impresión que me ha dejado ha sido muy grata.Bella entre las bellas, yo la catalogaría como un drama operístico, sin más. Aunque no canten se palpa, se siente y casi podemos oir sus voces desgarradas, su felicidad o sus desdichas. Aquí, la naturaleza y el paisaje obra como la partitura que guía este singular y universal drama.
De ilusiones y otras quimeras vive una comunidad irlandesa. Estamos en plena primera guerra mundial. La comunidad no es ajena a este conflicto y al que le enfrenta a Inglaterra, como pais colonizador. Rose y sus
vecinos mostrarán lo peor y lo mejor de sus almas. Un viaje al interior de cada uno que estallará cuando unos y otros se miren en sus miserias, egoismos y envidias. Y Rose, alma noble y mujer sensible, será el catalizador de
la impotencia de tal comunidad. Ella pondrá en evidencia la hipocresía social que sustenta nuestras relaciones.
Unas lágrimas de pena y de compresión fluyeron por mis ojos al ver que Rose, por fin, aceptaba ser lo que era,
una mujer llena de bondad y generosidad.
Toda una lección contra la intransigencia e intolerancia. Véanla y disfruten.
marmo
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7 de marzo de 2017
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
David Lean fue un director de talla, uno de los mejores directores de la historia del cine, y además, creo que un director consecuente; un gran legado de la cultura británica al cine. Además, no se prodigaba en películas, pero sí dirigió algunas muy significativas por su calidad y por haber pasado ya a la historia de Séptimo Arte definitivamente: El puente sobre el río Kwai, 1957; Lawrence de Arabia, 1962; La historia más grande jamás contada, 1965; Doctor Zhivago, 1965; o Pasaje a la India, 1984, su último film. Pero antes, en 1970 rodó La hija de Ryan, y tras esta película estuvo catorce años retirado del cine por el inexplicable fracaso de esta cinta que es, desde mi opinión, una genial e incomprendida obra.

La historia cuenta la vida de Charles (Robert Mitchum), un maestro cuarentón y viudo que decide volver a su aldea natal, cerca de Dublín, en la Irlanda de principios de siglo (1916). Allí se casa con la joven Rosy (Sarah Miles), mujer bella, instruida y con un aire de distinción. Pero las cosas no saldrán bien.

Magistral dirección de David Lean que sabe jugar con los ingredientes dramáticos de la historia a la perfección. Es una dirección parsimoniosa, que se concede tiempos amplios para el goce y el deleite. Gran guión escrito por Robert Bolt que narra perfectamente, tanto el conflicto íntimo de los personajes como el conflicto histórico que enfrenta a Irlanda con Inglaterra. Excelente música de Maurice Jarre que aporta dramatismo, aires románticos y toques épicos contra la opresión que incluye fragmentos de Beethoven, que evocan la libertad, el amor y el júbilo; también melodías celtas en pro de la identidad nacional irlandesa; y fanfarrias militares que elogian el levantamiento irlandés de 1916. Y una excepcional fotografía de Freddie Young, que parece acariciar los paisajes, es detallista, con maravillosos planos de profundidad y primeros planos que resaltan la elegancia de Rosy o la adusta expresión corporal de Michael.

El reparto es de auténtico lujo. Un soberbio y ponderado Robert Mitchum del que Lean saca el mejor partido en un rol que roza lo trágico. Sarah Miles no sólo está guapísima, sino que su bis dramática de despliega en su papel de alocada muchacha de pueblo con total credibilidad. Cristopher Jones, en el papel del Mayor Doryan, un apuesto militar mutilado de guerra, hace igualmente de diez su papel. Y no digamos de Trevor Howard, brillante en su papel de enérgico sacerdote católico, el padre Collins, en una aldea católica, con fuerte ascendente sobre los parroquianos. Muy bien John Mills, que conseguiría una estatuilla Oscar al mejor actor secundario en el papel del pobre retrasado del pueblo. Y le siguen en gran equipo de actores y actrices Leo McKern, Barry Foster, Marie Kean, Arthur O´Osullivan y Gerals Sim. Estupendos todos/as como caracteriza la calidad de los actores británicos.

Para mí, esta película sigue siendo, a pesar del tiempo transcurrido, una joya de la cinematografía, con personajes que llaman la atención, unos por su decisión, confianza y resolución, como indómito el sacerdote del pueblo; otros por sus temores y angustias, tal el oficial inglés; otros por su ambigüedad y apocamiento, como el maestro, papel en el que Robert Mitchum aporta una inagotable gama de recursos interpretativos en un auténtico recital de contención, de parquedad expresiva, como tiene que ser; otros personajes por su fogosidad e ímpetu, como la joven esposa, Rosy; y del tonto, qué decir, es como el eje que vertebra la historia, pues está en todos los escenarios posibles del film y de todo sabe y se da cuenta.

Es una película clásica, un melodrama en toda regla, de época, con un regusto a superproducción de las de siempre, a lo Lean, de planos extraordinarios para los que el Cinemascope se justifica plenamente. Y, curioso, en aquel año setenta lo que se llevaban eran películas edulcoradas tipo Love Story (1970) de Arthur Hiller, o películas de drogas, o policiales y de gánsteres, y tal vez por eso fracasó esta obra de Lean. Sin embargo sigue vigente, en tanto otras de moda en ese entonces han claudicado al paso del tiempo. Así, esta esta maravillosa cinta de Lean, es un ejemplo de amor por un estilo que hoy ya nadie ha sido capaz de recuperar.
Kikivall
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7 de febrero de 2019
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Normalmente conocida por ser la película que motivó la retirada de David Lean durante 14 años por las críticas de la prensa (pese a que fue un éxito de taquilla), y también por considerarse la última gran superproducción hollywoodiense (pese a que el film sea británico) y el ocaso del cine clásico, para mí "La hija de Ryan" es más de tres horas de cine con mayúsculas, ese cine que ya no se hace y la mejor del director junto a "Lawrence de Arabia"; de hecho me gusta más que "Doctor Zhivago".

Puede que sea por mi vena irlandesa (pese a que los irlandeses no salen bien parados, aunque la imagen de los ingleses tampoco es buena), tal vez se deba a otra melodía eterna de Jarre, puede que sea por los maravillosos paisajes del condado de Kerry, tal vez por la increíble fotografía, o las impecables actuaciones del reparto (liderado por Mitchum, Miles y Howard), o la hermosa y triste trama, adelantada a su época (amor libre, feminismo, crítica al tradicionalismo cerrado, etc) en el contexto de la independencia de Irlanda.

Ganó dos Oscar, uno merecidísimo por la fotografía y otro a John Mills por su papel de "tonto del pueblo". Sin premio se quedaron Miles como la "Emma Bovary irlandesa", un gran Mitchum encarnando a un maduro y apocado profesor viudo (el contraste entre el corpachón y la debilidad de espíritu es increíble) o un excelso Howard (reclutado por los remilgos de Alec Guinness) como el padre Hugh Collins, el típico párroco irlandés, un hombre duro que en el fondo es un ángel (o esa sensación que da de ser el único que puede poner orden y frenar la barbarie en el maldito pueblo). Por cierto que ambos no soltaron la botella en todo el rodaje y empezaban bien temprano; pudieron mantener el tipo por la excelente marihuana de Mitchum.

"La hija de Ryan" es una de esas películas para degustar sin prisas ni urgencias, paladeando lentamente cada trago y dejándose llevar por la impetuosa corriente de una historia como la vida y más grande que la vida.
Ferdin
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7 de febrero de 2019
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
La historia que cuenta no es para tanto pero está llena de bellas imágenes y de momentos ciertamente poéticos. No es que me moleste pero pienso que deberían haberse centrado más en el argumento. Los personajes están bien y hay secuencias memorables pero es una historia un poco pobre a nivel argumental. Un simple encuentro extra matrimonial no debería significar tanto. Me quedo con la presentación y con las bellas imágenes pero me sigue faltando algo más de historia. Por momentos pasa a ser una película coral en donde el pueblo es el principal protagonista.

Una esposa algo frívola y un caballero aburrido incapaz de salvar su matrimonio en una población irlandesa de cerradas costumbres, etc. Y como siempre el lerdo del pueblo que no podía faltar a la cita. No es que dé para mucho pero, insisto, la belleza de las imágenes no redime la pobreza del argumento. Una vez que te acostumbras al ambiente que hay en el pueblo todo transcurre sin mayor trascendencia y la acción se empobrece por momentos. Ni siquiera el buen hacer de Mitchum redime el film. Mucha gente defiende al cura como consejero matrimonial pero a mí sin embargo me resultó un personaje del todo forzado y una especie de tributo oculto e innecesario al cine de Bergmann. Un cura en la playa siempre luce bien. Personaje sacados de su contexto y una señorita extraviada. Al final todo resulta pintoresco y un poco aburrido como el susodicho matrimonio. Según parece esto es más un ejercicio de estilo muy británico por otra parte antes que una verdadera historia con un trasfondo detrás. Me gusta, y Lean es mi director preferido, pero al argumento le falta complejidad y profundidad y a la historia le falta peso. etc. Es una historia de adulterio muy adornada, por otra parte, y nada más. Folletinesca.

Lean sigue mostrando su talento como estilista pero falla un poco a la hora de convertirse en narrador. Me sigue pareciendo una buena película y sin duda la volvería a ver pero el argumento no pasará a la historia. Hacia el final de su carrera David Lean se convitió en un maravilloso pintor de estampas pero dejó de lado las historias. Esto se confirmó un poco más adelante con Pasaje a la India -otra historia bastante magra e insustancial-. La Hija de Ryan es una prueba de ello y una parte de la crítica le atacó por esto y no sin razón. De todas formas si resaltamos sus virtudes sigue siendo un gran film así que le voy a dar un siete con ínfulas de ser un ocho.


PD - Me sorprendió mucho la fotografía. No parece un film de 1970. Excelente a nivel artístico. Muy bien en el aspecto estético. Yo lo que critico un poco es la historia y el argumento y el ritmo que a veces es algo lento.
dandyboy
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