Cosas de casaSerie
1989 

William Bickley (Creador), Michael Warren (Creador) ...
5,8
26.408
Serie de TV. Comedia
Serie de TV (1989-1998). 9 temporadas. 215 episodios. Narra la vida diaria de los Winslow, una típica familia afroamericana de clase media que vive en los suburbios de Chicago, formada por el sargento de policía Carl Winslow, su mujer Harriette, y sus 2 hijos Eddie y Laura. También viven con ellos la madre de Carl y la hermana de Harriette con su pequeño Richie, además de su excéntrico vecino, el joven calamitoso Steve Urkel, enamorado ... [+]
11 de enero de 2010
11 de enero de 2010
30 de 32 usuarios han encontrado esta crítica útil
El poli, Carl Winslow, (que ha comido más de una hamburguesa a lo largo de su vida) vuelve a su casa después de hacer la ronda en la Jungla de cristal, donde casi la palma.
Por desgracia para él, allí le espera su amigo del alma, Urkel, el muchacho que está enamorado de su hija, Laura, esa niña que de tanto que le dice su admirador lo guapa que es, va creciendo cada vez más rara y más creída.
Laura, por supuesto, pasa de él olímpicamente.
Urkel vive justo en la casa de al lado; en la serie jamás saldrá su familia, siempre aparecerá en casa de los Winslow a dar la coña. El poli, de buen corazón, no le queda más remedio que tragar. Igual le pasa a Laura porque la madre -que es la jefa-, la abuela -que es el poder oculto- y los hermanos de Laura, le aprecian realmente.
La escena más lograda de toda la serie, que tiene varias buenas, es una en que el poli está en su garaje terminando de colocar un par de cosas. En el plano, fijo, él está en medio y se ve completamente como las paredes del garaje están ocupadas de mil estanterías llenas de máquinas, herramientas, utensilios del jardín, un millón de repuestos de toda clase, etc… De todo.
Entra Urkel y de repente, que se le está viendo venir, toca algo en la pared y todo, pero todas las estanterías, hasta las del techo, se vienen abajo con un estruendo de impresión que parece que dura la escena como un minuto largo, mientras el poli permanece inmóvil, acojonado, en el centro de la imagen.
-¿He sido yo? –dice el muchacho algo asustado por la que ha liado. El poli sigue quieto y se ve que va a morir del cabreo.
La serie está bien trabajada.
Con el tiempo, el muchacho, que es un cerebrito y ha demostrado lo bien que se le dan los cantos tiroleses y más cosas, inventa una máquina que hace cambiar la personalidad de la gente que se mete dentro, el tonto sale como un guaperas irresistible y los guaperas se convierten en modelos tipo Urkel o Jerry Lewis.
La serie no debió llegar hasta ahí porque entra en una dimensión metafísica de difíciles y laberínticas consecuencias espaciotemporales.
Por desgracia para él, allí le espera su amigo del alma, Urkel, el muchacho que está enamorado de su hija, Laura, esa niña que de tanto que le dice su admirador lo guapa que es, va creciendo cada vez más rara y más creída.
Laura, por supuesto, pasa de él olímpicamente.
Urkel vive justo en la casa de al lado; en la serie jamás saldrá su familia, siempre aparecerá en casa de los Winslow a dar la coña. El poli, de buen corazón, no le queda más remedio que tragar. Igual le pasa a Laura porque la madre -que es la jefa-, la abuela -que es el poder oculto- y los hermanos de Laura, le aprecian realmente.
La escena más lograda de toda la serie, que tiene varias buenas, es una en que el poli está en su garaje terminando de colocar un par de cosas. En el plano, fijo, él está en medio y se ve completamente como las paredes del garaje están ocupadas de mil estanterías llenas de máquinas, herramientas, utensilios del jardín, un millón de repuestos de toda clase, etc… De todo.
Entra Urkel y de repente, que se le está viendo venir, toca algo en la pared y todo, pero todas las estanterías, hasta las del techo, se vienen abajo con un estruendo de impresión que parece que dura la escena como un minuto largo, mientras el poli permanece inmóvil, acojonado, en el centro de la imagen.
-¿He sido yo? –dice el muchacho algo asustado por la que ha liado. El poli sigue quieto y se ve que va a morir del cabreo.
La serie está bien trabajada.
Con el tiempo, el muchacho, que es un cerebrito y ha demostrado lo bien que se le dan los cantos tiroleses y más cosas, inventa una máquina que hace cambiar la personalidad de la gente que se mete dentro, el tonto sale como un guaperas irresistible y los guaperas se convierten en modelos tipo Urkel o Jerry Lewis.
La serie no debió llegar hasta ahí porque entra en una dimensión metafísica de difíciles y laberínticas consecuencias espaciotemporales.
27 de mayo de 2005
27 de mayo de 2005
27 de 35 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Quién no ha visto alguna vez Cosas de Casa? Esta es una entrañable serie en la que cada capítulo nos explica las vivencias de cada uno de sus protagonistas de una manera muy divertida y original, empezando por el patrón de la família, Carl Winslow (Reginald Veljohnson) y acabando por el vecino mas pesado y torpe que nos podamos imaginar como es el mítico Steve Urkel (Jaleel White) , del que recordaremos su frase: "he sido yooo?". Bueno pues eso una de las mejores series norteamericanas de comedia de los últimos tiempos y que triunfó en los años 90 en Antena 3 y que hasta hace poco pudimos volver a ver en Disney Channel.
31 de enero de 2006
31 de enero de 2006
20 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
Típica "sitcom" familiar americana protagonizada por negros. No me parece que se metan especialmente con los blancos, es políticamente correcta; aunque siempre se escapa el episodio denuncia contra los prejuicios raciales ("Eddie ha sido detenido por un delito que no ha cometido", ¡qué novedad!).
Me entretiene mucho más que "Bill Cosby", pero prefiero "El príncipe de Bel-Air".
Aunque resulte repetitiva, los personajes de Hurkel y Waldo Faldo ya han pasado a los anales en mi corrillo de amigos.
Es una de esas series que se ven sólo si no hay nada mejor, pero que no dejan tan mal sabor de boca como otras de este estilo.
Me entretiene mucho más que "Bill Cosby", pero prefiero "El príncipe de Bel-Air".
Aunque resulte repetitiva, los personajes de Hurkel y Waldo Faldo ya han pasado a los anales en mi corrillo de amigos.
Es una de esas series que se ven sólo si no hay nada mejor, pero que no dejan tan mal sabor de boca como otras de este estilo.
10 de septiembre de 2006
10 de septiembre de 2006
12 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Todo el mundo que posea un televisor habrá visto o por lo menos habrá oido hablar de la mítica serie estadounidense. <<Family Matters>> o en España, traducida como les apeteció, <<Cosas de casa>>, en lugar de <<Asuntos familiares>>. Bueno, el título no es realmente lo que importa.
Al principio, no estaba Steve, el vecino pesado de frase fija: ¿He sido yo? al que siempre le preparaban momentos de destrucción para que pudiera utilizarla.
Mi duda es: ¿Qué pasó con Juddy?, cuando eliminaron al personaje porque no vendía, hicieron como si nuca huviera existido en la serie, talvez deberían haberse inventado alguna excusa por la que la eliminaban del reparto.
Bueno, al fin y al cabo, con Juddy o sin ella siempre terminabas riendo, ¿o debería decir terminas riendo?, si si, la siguen emitiendo para rellenar un espacio que se les queda sin programación. Antena 3 hizo un buen negocio al comprar todos los capítulos de <<Cosas de casa>>, porque les estan sacando el pringue, y ya amortizaron la compra hace años.
Al principio, no estaba Steve, el vecino pesado de frase fija: ¿He sido yo? al que siempre le preparaban momentos de destrucción para que pudiera utilizarla.
Mi duda es: ¿Qué pasó con Juddy?, cuando eliminaron al personaje porque no vendía, hicieron como si nuca huviera existido en la serie, talvez deberían haberse inventado alguna excusa por la que la eliminaban del reparto.
Bueno, al fin y al cabo, con Juddy o sin ella siempre terminabas riendo, ¿o debería decir terminas riendo?, si si, la siguen emitiendo para rellenar un espacio que se les queda sin programación. Antena 3 hizo un buen negocio al comprar todos los capítulos de <<Cosas de casa>>, porque les estan sacando el pringue, y ya amortizaron la compra hace años.
16 de septiembre de 2011
16 de septiembre de 2011
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hace un par de décadas se extendió mucho la moda de filmar series concentradas en familias negras estadounidenses. Tengamos en cuenta que todavía impera un racismo flagrante en el país de las oportunidades, y que allí, como en tantos sitios, ser negro (o de cualquier otra etnia de las que en la actualidad no se encuentran precisamente en el peldaño más alto del escalafón de muchos países) implica ciertas desventajas. Es lógico que dicha comunidad sintiera inquietudes por reafirmar su identidad y extender el mensaje de que el color de la piel no hace a nadie inferior.
No sé si son esas motivaciones las que hicieron proliferar un género de series de televisión en las que la gente blanca es minoría o está casi ausente, pero no cabe duda de que una corriente de fondo movía a algunas productoras televisivas. Ofertaron productos en clave cómica y en formato familiar, con un retrato ameno y ligero sobre la familia de color y de clase media o burguesa en Estados Unidos. No dramatizaban sobre los dilemas de ser negros, pero sensibilizaban un poco, sobre todo teniendo en cuenta lo mucho que la tele influye en la opinión pública, a la joven audiencia acerca de sus problemas. Tal vez no a los niños pequeños, pero sí a un porcentaje de adolescentes de los que estábamos pegados literalmente al televisor.
"Cosas de casa" era un icono. Los Winslow y su pesadísimo vecino Steve entraron en nuestros hogares blancos y tan lejos de América, y salieron airosos.
No sé si son esas motivaciones las que hicieron proliferar un género de series de televisión en las que la gente blanca es minoría o está casi ausente, pero no cabe duda de que una corriente de fondo movía a algunas productoras televisivas. Ofertaron productos en clave cómica y en formato familiar, con un retrato ameno y ligero sobre la familia de color y de clase media o burguesa en Estados Unidos. No dramatizaban sobre los dilemas de ser negros, pero sensibilizaban un poco, sobre todo teniendo en cuenta lo mucho que la tele influye en la opinión pública, a la joven audiencia acerca de sus problemas. Tal vez no a los niños pequeños, pero sí a un porcentaje de adolescentes de los que estábamos pegados literalmente al televisor.
"Cosas de casa" era un icono. Los Winslow y su pesadísimo vecino Steve entraron en nuestros hogares blancos y tan lejos de América, y salieron airosos.
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