¿Qué hacemos con Maisie?

Maisie (Onata Aprile) es una niña pequeña que reside en Nueva York y se convierte en testigo y principal damnificada del divorcio de sus padres: una cantante de rock y un hombre de negocios que viven por y para el trabajo descuidando su relación paterno filial.

Hay millones de dramas en el mundo, pero pocos reciben tan poca atención en el mundo del celuloide como la desdicha que suele suponer un divorcio, por tanto hay que agradecer a los directores Scott McGehee y David Siegel la elección del argumento.

En ‘What Maisie Knew’ (basada en la novela de Henry James) vemos desde la perspectiva de Maisie en primera persona cómo es su día a día, pasamos todo el metraje con ella de la mano contemplando el egoísmo de sus progenitores (interpretrados por Julianne Moore y Steve Coogan) pero también el rayo de esperanza personificado en los personajes de Alexander Skarsgård (muy acertado eligiendo éste papel para desmarcarse de su rol oscuro en la serie de la HBO, True Blood) y Joanna Vanderham.

La película plantea una idea interesante sobre la paternidad y la importancia que tienen las figuras paternas en el desarrollo del individuo como principal institución socializadora. También abre el debate y desmitifica el aspecto biológico, puesto que al fin y al cabo la ciencia no debe tener esa responsabilidad en algunos casos para elegir quiénes deben hacerse cargo de tí sino que deberíamos entrar a valorar otros factores sociales obviando la importancia de la genética, que no debería decidir en última instancia algo tan crucial.

Por lo tanto, estamos ante una película independiente y parcialmente desconocida por el gran público que no se ve obligada a realizar grandes aspavientos para envolver entre fotogramas el corazón del espectador durante hora y media y terminar dejándonos con una sensación de alegría triste.

De todos es sabido que en un divorcio entre dos adultos que tienen críos la peor parte la llevan éstos, pues a menudo se ven obligados a lidiar con las neuras de sus padres sin comerlo ni beberlo. No sólo han de afrontar lo que tiene de incómodo una separación, sino que a menudo se convierten en el arma arrojadiza de sus progenitores, en el instrumento que utilizan para joderse el uno al otro.

Pues de esto más o menos va “¿Qué hacemos con Maisie?”, una de esas películas pequeñas que se asoman de cuando en cuando y como de puntillas a la cartelera, generalmente con retraso, pero que a pesar de su discreción suelen gustar más que otros filmes que gozan de todos los beneplácitos de los distribuidores y de espectadores que acuden al cine en busca de emociones rápidas y fácilmente olvidables. Inspirada, según leo, en un texto del escritor Henry James, cuyo paso por la gran pantalla nos ha dejado títulos memorables como “La heredera” o la turbadora “Suspense”, “¿Qué hacemos con Maisie?” es la historia de un divorcio y las consecuencias que ello acarrea en su hija de seis años.

Y es que de algún modo es la cría la que nos va contando la película a través de su mirada perpleja y asombrada ante el comportamiento de sus padres, ella una cantante de rock que parece vivir únicamente para su trabajo, y él un marchante de arte a quien sucede tres cuartos de lo mismo. Estando así las cosas, el único consuelo lo encuentra la pequeña Maisie en las respectivas parejas de uno y otra, curiosa pirueta del azar que alumbrará también el comienzo de otra historia.

Lo más notable de esta película sencilla es la naturalidad que impregna toda la narración, desprovista de artificios baratos y donde la interpretación de la cría, Onata Aprile, brilla con una luz intensa que se proyecta a lo largo del metraje. Con ella vamos asistiendo, atónitos, a todo cuanto sucede, y de su mano comprobamos una vez más la necedad de los adultos cuando olvidan que tienen hijos, lo que por otro lado han decidido ellos mismos, y sólo piensan en su persona. Aunque lo sabemos, no está de más que el cine nos lo recuerde de vez en cuando.

La película trata una historia que hoy en dia es muy común, unos padres que solo se hablan para discutir mientras su hija se va criando sola hasta que se divorcian sin ser capaces de comunicarse entre ellos, por lo que queda en medio una niña que va de una casa para otra sin que en ninguna de las dos reciba el cariño que necesita y dejando que sean otros los que eduquen a su hija.
Una historia asi contada a través de la mirada de una expectacular Onata Aprile que hace que la niña se te meta dentro de la piel.
Para finalizar da un mensaje de responsabilidad dejando claro que toda acción tiene sus consecuencias y que los hijos crecen.

El temita se las trae por lo verídico , es el pan nuestro de cada día de nuestra sociedad.
¿Qué pasa cuando una pareja se rompe de malas formas y hay niños de por medio?. Pues que los niños son como pelotas que cada ex-cónjuge va tirando al tejado del otro .Y si no se han ocupado de la ellos estando juntos en serio el problemón está servido.
Ser padre/madre supone renunciar a uno mismo en gran medida, porque tú ya no eres el centro del hiperespacio y si no quieres afrontar esa realidad...NO SEAS PADRE...Los niños no son la solucióna tus problemas personales o de pareja, porque ellos ya llevan sus propios desafios de serie. Y si no quieres crear un adulto desorientado ya puedes ponerle coraje a esto de la crianza.
Me ha llegado al corazón esta peli porque soy madre, y a veces es duro dejar de lado tus necesidades para cubrir las de la prole, por encima de tus propios egoismos.
Los padres de esta película no debieron tener a esta niña o debería pensar más en ella ahora que vienen las duras.
Menos mal que está el contrapunto de los respectivos cónjuges-repuesto ( fortísimo lo que le dice Susanna a Maisie sobre Lincoln de porque se ha casado con él y lo de el contrato del piso de ella).¿Y si en vez de estas buenas personas esta niña cae en manos de desalmados/as?. Pesadillas tengo sólo de pensarlo.
Para el que está pensando en ser padre y no lo tiene claro y para los que son padres y tenemos que recordar que dejamos de ser el centro del universo cuando lleagron nuestro hijos.

En “Que hacemos con Maisie” los adultos se mueven por interés, todos quieren a la pequeña Maisie pero todos anteponen sus necesidades a los de ella (en especial sus padres). Es un drama sin recovecos, simple, edulcorado y funcional. La claridad de ideas con la que está rodado es lo mejor, no se anda por rodeos y en ocasiones consigue momentos magníficos gracias a las interpretaciones de Julianne Moore y Steve Coogan, que sin grandes dramas consiguen componer unos padres realmente odiosos y también gracias a la pequeña Onata Aprile que acaba resultando una luz entre tanta oscuridad emocional. “Que hacemos con Maisie” es un drama infantil que se desmarca un poco de lo comercial pero que no puede evitar caer en los tópicos de siempre aunque algunos consigue salvarlos para ofrecer un mas que correcto drama que hará las delicias de los devoradores de telefilmes lacrimógenos de domingo por la tarde.