Querido Evan Hansen

El director de las maravillosas "Las ventajas de ser un marginado" (2012) con Logan Lerman, Emma Watson y Ezra Miller, y "Wonder" (2017) con Jacob Tremblay, Julia Roberts y Owen Wilson, Stephen Chbosky nos regala otra maravilla cinematográfica. Para quién quiera ir a ver, en el cine, "Querido Evan Hansen" (2021), y antes no se quiere sentir espoileado, mejor que no vea el tráiler. Entrará en la sala y se topará con una bonita sorpresa. Es un drama musical impactante con buenas canciones y unos notables números musicales. Esta primera vez no la he podido ver en versión original subtitulada, así que la he visto en español con la esperanza de que las canciones fueran subtituladas. La esperanza se ha esfumado cuando las he escuchado en español. Ese sería uno de los "pero" que le pongo a la película, junto a su duración, que yo creo que los cerca de 140 minutos de duración se podrían haber acortado un poco. Aunque este largometraje esté basado en la obra de teatro musical homónima, el tema a tratar bien podría provenir de la vida real. Seguro que hay muchos Evan Hansen y Connors por ahí, y sobretodo en los institutos de medio mundo. El director ha sabido sacar de muy buenas maneras este film dramático, junto a un buen elenco de actores y actrices. El reparto está perfectamente encabezado por Ben Platt, Julianne Moore, Kaitlyn Dever, Amy Adams y Amandla Stenberg, entre otros. Platt interpreta a Evan Hansen, un estudiante de último año de la secundaria, pero más bien aparenta a un estudiante de último año de la universidad. Tampoco sería la primera vez que ocurre lo de elegir a un actor con una edad superior a la de su personaje, por eso son cosas que no hay que darle más vueltas, Sé que si uno escucha las canciones en español pierde la gracia, pero como apunte decir que las canciones originales están escritas por Justin Paul y Dan Romer, los mismos letristas de otras estupendas, y a tener muy en cuenta, películas como son "La La Land" y "El Gran Showman". Viendo "Querido Evan Hansen" (2021) me he dado de una cosa, ya pasó mientras veía "En un barrio de Nueva York", y es que los musicales parece ser que suelen calar muy hondo en la gente. Sé, reconozco, que no llega a ser todo lo perfecta que me esperaba que fuera, pero es un film "must-see", es decir, merece mucho la pena su visionado, sin lugar a dudas, y en mi humilde opinión no llega a decepcionar en ningún momento. Mi nota final es de 9/10.

Adaptación a la gran pantalla del célebre musical ganador de varios premios Tony y Grammy.
Es una traslación al cine polémica y que no ha convencido en líneas generales, quizás porque en las tablas todo es mucho más espectacular, lo vives en directo y va más directo al corazón.
Y es que el argumento es interesante y tiene todos los boletos, en un principio, para llegar a emocionar. Sin embargo...
Esto no ocurre en líneas generales, pese a excelentes momentos, casi todos en su primera mitad, por así decirlo, porque tiende a la dispersión y es algo larga para lo que cuenta. En el teatro se acepta una larga duración en un musical pero en cine se tiene que mantener la atención del espectador en todo momento y en esta ocasión creo que va bajando en calidad a medida que transcurren los minutos.
Con todo, no es en absoluto desdeñable, es entretenida y tiene sus momentos en verdad emotivos, gracias a dos o tres preciosas canciones.
Los intérpretes lo hacen bien, aunque es realmente cierto que su protagonista, Ben Platt, es demasiado mayor para su papel... y se nota.
Irregular.

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Es maravilloso cuando una película te sorprende. Sobre todo si sirve para comprobar que la película en cuestión no es, ni de lejos, tan mala como la habían vendido.
Dear Evan Hansen es un musical maravilloso. Ampliamente reconocido como el mejor y más influyente musical moderno (mano a mano con Hamilton), ha capturado el corazón de audiencias allá donde se ha estrenado y de los más fans musicaleros gracias a las maravillosas canciones de Pasek & Paul, el excepcional libreto de Steven Levenson (que también escribe el guion de esta película) y un agradecido mensaje en pro de la diferencia y de la salud mental. Es una obra que habla de lo que ocultamos, de lo que callamos, de la necesidad de ser aceptado y amado, del poder de la mentira y de cómo puede marcar las vidas de los que están alrededor, y de cómo esa misma mentira puede ser necesaria y justificable incluso en algunos momentos, aunque no esté bien.
Todo esto está en Querido Evan Hansen, la película. Stephen Chbosky, un realizador especializado en este tipo de historias de adolescentes inadaptados (Wonder, Las ventajas de ser un marginado), navega con fluidez por los temas más profundos de la historia, logrando momentos de plena emoción como la extraordinaria secuencia que es el tema "You will be found", que viene a resumir todo el concepto de la historia y lo que se quiere transmitir, y de bastante humor también ("Sincerely, me", una de las canciones que mejor se ha trasladado a la pantalla). Además, mantiene muy bien el ritmo durante todo el metraje, que se extiende más allá de las dos horas, algo que no todas las películas consiguen. Entre los actores, destaca Colton Ryan, pese a que la presentación de su personaje no es la mejor, y las siempre solventes Julianne Moore y Amy Ryan. No se entiende tampoco por qué las críticas han sido tan duras con ellas, especialmente con Adams. Vale que no sean las mejores interpretaciones de sus inmaculadas carreras, pero de ahí a verlas en los Razzie o decir que están mal, hay un buen trecho.
Sin embargo, desde luego que hay cosas que no funcionan. Unas pocas, de hecho. El fan del original escénico no comprenderá muy bien por qué han desaparecido canciones como "Disappear" (valga la redundancia), "Anybody have a map?" o "Good for you", porque, además, que no estén estas canciones acentúa algunos de los defectos de la película: no se presentan bien las dinámicas familiares de los Hansen y los Murphy, el personaje de Connor apenas está perfilado en dos trazos, y Heidi Hansen está totalmente fuera de la película, algo que sin duda afecta negativamente también al trabajo de Moore. Por contra, los personajes de Jared y Alana no se parecen nada a los del teatro, el primero porque ve reducida su importancia a la nada casi absoluta (y de repente es gay, así, por la cara, quizás porque es Nik Dodani quien lo interpreta, quién sabe) y la segunda porque se ve aquí transformada en alguien que ha de provocar mucha más empatía en el espectador, perdiendo todo el humor y el sentido que tiene en el musical. Además, me explicarán a mí que aporta que de repente Larry sea padrastro, en vez de padre, de Connor y Zoe. Incomprensible. Y ya aparte... ¿a quién se le ocurrió la brillante idea de doblar las canciones al español, en vez de subtitularlas y punto? Socorro. Sangran los oídos. Y se entienden fatal las letras, encima. Ya lo que faltaba.
Y vamos con la gran polémica. ¿Es Ben Platt el actor ideal para interpretar a Evan Hansen? Pues no y sí. A ver, no nos engañemos. Es verdad que es ya demasiado mayor para interpretar a un chaval de 17 años, pero después de todo lo que se ha dicho en su contra al respecto, es justo decir que ni se nota tanto la diferencia de edad ni tampoco es tan terrible la cosa cuando sí se nota. Sobre todo porque Platt, y aquí viene lo bueno y la defensa del intérprete de The Politician, es un excelente actor que tiene totalmente cogida la medida a un personaje, Evan Hansen, que sin él no existiría. Porque sí, puede que hubiera sido mejor contratar a un actor más joven para la película, pero Platt fue quien originó este personaje en todas sus fases (taller, Washington, Off-Broadway, Broadway) y lo defiende maravillosamente también en la película. Quien no se emocione con la ansiedad y la timidez agudas de Evan, tiene un problema, y toda esa alma es mérito de Platt.
En definitiva, una película que no hace justicia a su magistral original escénico, pero que en modo alguno es el horror que se ha dicho y que puede proporcionar un buen grado de satisfacción, sobre todo a quienes no conozcan demasiado el musical.

Lo mejor: La emoción de algunos momentos (especialmente la canción "You will be found"), cómo mantiene el ritmo durante más de dos horas, y que es mejor de lo que se ha dicho. Muy injusto el vapuleo crítico y de audiencias.
Lo peor: Los cambios respecto al original escénico, lo poco que importa el personaje de Heidi, y la nefasta y horripilante decisión de doblar las canciones. No la vean nunca en español, por favor.

Esta habría sido una genial comedia negrísima, en la que un adolescente de por lo menos 30 años y con ansiedad social (que solo parece tenerla cuando le conviene a la trama), se reconvierte en un sociópata al más puro estilo Joker cuando empieza a usar el suicidio de un compañero de clase para torturar a los padres en luto de este y acercarse a su hermana de la que está enamorado, si no hubiesen metido canciones moñas cada dos por tres y tratado de justificar el comportamiento de semejante cacho de mierda con la excusa de que padece una enfermedad mental; metiéndole con esas insufribles canciones un dramatismo que descoloca por completo.
Queriendo buscar de ese modo que el espectador empatice con él y se le perdone el haber usado la muerte traumática de un compañero en beneficio propio.
Joder, no había visto semejante diferencia entre lo que se quería contar y lo que finalmente se cuenta en una película nunca.

Stephen Chbosky (Las ventajas de ser un marginado, Wonder) lleva al cine el musical que se estrenó en teatro en 2015. El mismo autor del libreto, Steven Levenson (tick, tick… BOOM!), es quien adapta el guion para la gran pantalla.

El argumento combina dos asuntos de peso. Por un lado, las inseguridades propias de la adolescencia y la vida en un instituto, acrecentadas hoy en día por el uso invasivo de las redes sociales. Y por otro, la salud mental también en jóvenes. Levenson aprovecha estos elementos y los potencia a partir de la clásica confusión durante una conversación.

El equívoco y el intentar interpretar esa mentira, que siempre han tenido relevancia en la comedia, aquí acuñan un conflicto dramático potente, ya que se mezcla el duelo con la esperanza.

En este sentido, Querido Evan Hansen ofrece un relato que, aunque previsible en su mayor parte, es concienzudo y serio en el fondo. Aborda cuestiones espinosas como el deseo de muerte y su ejecución, el sentimiento de culpa que deja en los demás, la experiencia traumática de querer formar parte de un grupo y no lograrlo e incluso las consecuencias de la desintegración familiar en los hijos; las aborda en directo, pero lo hace con tino, delicadeza y veracidad.

El apartado musical corre a cargo Benj Pasek y Justin Paul (La ciudad de las estrellas (La La Land), El gran showman), con unas melodías muy cercanas a la propuesta protagonizada por Hugh Jackman. Son piezas donde predominan el ritmo y los timbres actuales. Están pensadas, especialmente, para el lucimiento vocal de un Ben Platt que quizá, como actor que interpretó a Evan Hansen en los escenarios, ahora se ha hecho demasiado mayor para su rol de bachiller.

Por otro lado, a Platt le acompañan un buen elenco de actrices y actores que se acomodan a las convenciones del género musical, mientras saben dejar su carisma; especialmente, Amy Adams y Julianne Moore.

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