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Terror

Thriller. Drama Sam Bowden, un respetable abogado de una pequeña ciudad, ve cómo su tranquila vida se convierte en una pesadilla cuando Max Cady, un criminal que pasó ocho años en la cárcel por su culpa, no deja de acechar a su mujer y a su hija adolescente. La ayuda que le ofrece el jefe de la policía local resulta inútil, y él, legalmente, no puede hacer nada para alejar a Cady de su familia. (FILMAFFINITY)
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Críticas 51
Críticas ordenadas por utilidad
23 de enero de 2015
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
“El cabo del terror” es enérgicamente tensa y angustiante hasta su final. Una vez llegado el final ocurre un desenlace políticamente correcta que derrumba por completo el castillo de naipes. Hasta ese final era una película de suspense clásica, dura y robusta. En conjunto sigue siendo acertada y salvable, pero no lo espectacular que podría haber sido de verdad.
El Exigente
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4 de agosto de 2021
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con todas las potencias de tu ser. O tenemos demasiadas leyes o no las suficientes. El salario mínimo (español no lo conoce). Mil cortes chinos.
Son casi calcadas. Scorsese trata de forzar algo más la ambigüedad moral y sexual, esta que ahora nos ocupa con tanta holgura es más plana y pacata, miserabiliza a Nolte, Peck no es tan cobardón ni, por supuesto, donde vamos a ir a parar, seguramente adúltero como Nick, y se refocila más con Lewis, es más explícito en lo carnal e intenta mejorar/arreglar este desaguisado final, tanto dislate, pero no, el hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra, don erre que erre, menudo estropicio repetido eternamente.
Retrato de una paranoia, si cada acto de tu vida lo miraras con lupa y lleno de miedo, esta se podría transformar perfectamente en negro augurio, adefesio siniestro, puede que sin siquiera darte cuenta hubieses sembrado la semilla del espanto en ciernes, el horror en cada célula de tu asustada testa, de tal modo que cada tipo que ande por la calle fuera de inmediato susceptible de convertirse en tu muy posible y aterrador enemigo, no lo dudes ni un segundo, de lo que se deduce necesariamente, una vez más, la conveniencia de la total inacción, esa pachorra hermosa, ya que nunca puedes estar completamente seguro de que tus acciones o hechos, por sus obras los conoceréis, hasta los más inocentes, banales o leves (los bondadosos son claramente los más peligrosos), no acarreen terribles tragedias a cuestas, a espuertas masacre, en aluvión la muerte, la abominación, la barbarie, o quién te dice a ti ahora que no heriste aquel olvidado día precisamente la delicada sensibilidad de cualquier mangarrán con problemas mentales, presión, ansiedad, esas cosas tan modernas, fulano con ínfulas o damisela dipsómana, que arruinaste con una mala palabra tuya en el peor momento imaginable el prometedor futuro de un héroe del sexo, por vete a saber tú qué extraño o retorcido motivo en determinada circunstancia, esa tirada sarcástica de los dados del destino más guasón o cazurro, rara coincidencia o puta casualidad, en resumen, que hablamos de la total incoveniencia de haber nacido, lo digo, nonato y eso que te hubieras ahorrado en gastos, tantos acumulados problemas y enrevesados sufrimientos, si el primer aclopamiento nunca se hubiera dado o producido, ese sino, abortado el perro, a la mierda la rabia. Mientras tú estás ahora tranquila y felizmente pelando la pava o, mucho mejor, leyendo este escrito bello, es bastante probable que se esté rumiando tu desgracia imprevista, conspiración en silencio del azar con sus sofisticadas mañas, larvando tu desplome en cualquier oscuro sótano de una ciudad de provincias o hasta en tu misma conciencia haya surgido de repente esa grieta pavorosa que finalmente de destruya, a mala idea, tú tenlo en cuenta, el saber no ocupa lugar, no es más que una sincera y generosa advertencia.
Mitchum, si ahora estuviera vivo, dios lo quiera, Cady lo mismo, iría encantado, sin perder un segundo, al maravilloso, tan realista como instructivo, programa de Cuatro o Tele 5, Firts Dates, y allí triunfaría por todo lo alto, sería considerado un gran empotrador, con perdón, ese calificativo tan de nuestra era o coyuntura, tan exacto y sutil al mismo tiempo, un macho alfa en todo su apogeo, en todo tipo de lugar o ambiente, el malote preferido o perfecto, ese cafre o ser primitivo que confunde el sexo con la violencia a pesar de tener mujer e hijo, el bendito, lo uno no quita lo otro, ni lo cortés ni lo valiente. De hecho, tiene todas las virtudes masculinas más deseadas o buscadas en el mercado de la carne y el alma, seguridad en sí mismo, grandes expectativas o planes de futuro, un claro objetivo de gran sentido, sinceridad, salud a raudales, gallardía, valentía, independencia, inteligencia, bienestar económico, en fin, una joya, un partido, es un tipo morrocotudo, el ligón inusitado, el troglodita perfecto, la llamada de la selva, la jodienda en vena, o solo hay que fijarse en cómo derrite a la guapa mujer del bar con su presencia y apostura hasta que la pobre descubre la otra cara de la luna, qué le habrá hecho que no quiere que se sepa, algo tan inefable, para que prefiera el silencio, se preguntan en el periódico de su recoleto pueblo todos los más aviesos reporteros.
La película es esquemática, simplona, al tran tran discurre/transita, y si ya te conoces la historia, supone, su contemplación, por supuesto, un ejercicio suavemente tedioso, como si te estuvieras leyendo nada atentamente un informe del gobierno sobre los incalculables beneficios para la sociedad que depara la rutina de sustraerte muy legalmente en forma de justos impuestos buena parte de tu santo dinero, si lo tuvieras, claro, parecido a la poesía (poco) escondida del boletín oficial del estado. Tienen una buena trama, pero no arriesgan nada, es funcional, burocrática. Scorsese se la pegaba a lo grande, pero aquella tenía mucha más gracia y salero que esta, o si quieres haz la prueba y recuerda la escena famosa del abogaaado, abogaaado, sal, ratita, quiero verte la colita, la charla con la hija con hasta Henry Miller presente, el recitado de la Biblia en la agonía, aquí, poco o nada de todo eso.
Cine obvio, contundente, bello, previsible, transparente, periclitado.
Mitchum fue grande, rezuma chulería, ironía, malicia, depravación. Peck también, elegancia, sobriedad, lucidez. Y qué decir del bueno de Savalas. A ellas las conozco menos, nadie es perfecto, es decir, nada, pero sus papeles son pobres, solo de mucho susto y algún acompañamiento, roles.
No hace falta decir que yo estaba del lado de Max. Siempre voy con los más débiles y buenos, con los hermosos y malditos, con los que pierden siempre, los tratados tan injustamente.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Ferdydurke
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22 de enero de 2021
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un dicho en ajedrez dice “Es más fuerte la amenaza que la ejecución” … en este caso los dos pesos pesados de los 60 Gregory Peck y Robert Mitchum se ven las caras encarnando el bien y el mal mediante una trama similar a una partida de ajedrez en la que las amenazas se suceden.

La fuerza de la película radica en esto … la amenaza, el que alguien totalmente dañino para la humanidad pueda llegar a hacer algo malo resulta perturbador en todo momento.

Quizá no sea, ni mucho menos, una de las mejores películas de ambos monstruos del celuloide, pero no se debe dejar de admirar el aplomo de Gregory Peck en cada escena y los andares chulescos de Robert Mitchum, quizá solo superados por los de John Wayne en las películas del oeste.
shortcut
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23 de mayo de 2024
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
J. Lee Thompson alcanzó el punto más alto de su carrera cinematográfica filmando este absorbente thriller psicológico con música de Bernard Herrmann y un trabajo extraordinario de Robert Mitchum y Gregory Peck, dos excepcionales intérpretes que a lo largo de su tirante relación irradian una enorme tensión, haciendo saltar chispas incluso en los momentos más aparentemente serenos.

Esta sencilla historia de venganza con la presencia de un perturbado maníaco está narrada con un magistral sentido del suspense y con evidentes implicaciones psicológicas en el vínculo entre acosador y acosado.

Thompson, respaldado por una espléndida fotografía de Sam Leavitt, crea una perversa y subyugante atmósfera de cine negro con connotaciones eróticas que, en un sofocante juego de gato y ratón, libera toda su fuerza en un apasionante tercer acto.

Tanto Mitchum como Peck aparecerían en papeles secundarios en la versión que Martin Scorsese realizó de este referencial clásico del suspense a principios de los años 90, contando en esa ocasión para los principales roles masculinos con el protagonismo de Robert De Niro y Nick Nolte.

Nota: 9,3
BartonKeyes
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28 de abril de 2023
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Me ha decepcionado un poco, es una buena película, pero la atmósfera creada no es tan turbadora como en la de Scorsese. Sinceramente, considero mejor el remake de este último que la de Thompson. Eso sí, magistral actuación de un Robert Mitchum pletórico. Y también esa fotografía en blanco y negro que a mí particularmente me encanta.
En definitiva, entretenida cinta que es muy disfrutable y hará las delicias de los amantes del clásico. Recomendable.
fernando mora lópez
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