Los reyes del verano

Jordan Vogt-Roberts debuta con un largometraje de esos que escasean, vamos que dan buen rollo y te dan ganas de volver 14 años almenos en estas circustancias. Tiene un humor muy simpático sobre todo el personaje del pequeño y excéntrico Biaggio. La fotografía de esa naturaleza moteada por el sol junto con una B.S.O. rollo indie no hace más que potenciar acertadamente esa sensación. No os digo que esté a la altura de 'cuenta conmigo' que sería más oscura, pero tiene el encanto de unos chavales que se piran de casa y se hacen una cabaña en el bosque que espero hayáis experimentado alguna vez en vuestra mocedad...

Juventud, divino tesoro. La confusa y desorienta transición de la infancia hacia la madurez. Una época importante de autoconocimiento, donde cada uno va forjando lo que será durante el resto de su vida. Es una época crucial y complicada. Los dos protagonistas de esta película están pasando por eso, pero a ello hay que sumarle los problemas que cada uno tiene con sus respectivas familias. Los padres de Joe se han divorciado, su hermana se ha independizado, y él vive sólo con su padre; un hombre autoritario y borde. Mientras tanto, Patrick se siente asfixiado por sus padres sobre protectores. Pero ambos consiguen sobrepasar todo ello gracias a la amistad que les une.

Un día, después de que su padre se echara novia a la que no aprueba, decide huir al bosque; donde construirá una cabaña para poder refugiarse junto a su amigo Patrick, y un niño más pequeño que ellos: el excéntrico y algo siniestro Biaggio, protagonista de los momentos mas hilarantes de la película. Los tres juntos, sin ayuda de nadie, deberán apañárselas por ellos mismos; dejando atrás para siempre la infancia y convertirse, en sus propias palabras, en verdaderos hombres. Tras finalizar su nuevo hogar, su mayor preocupación será encontrar alimentos.

Aunque ellos lo nieguen varias veces, aún hay varios elementos de la infancia en su conducta (¿Quién sino un niño construiría una casa con un tobogán en su interior?), como demostrarían al tomar la decisión más fácil a la hora de conseguir comida. Uno de los momentos más característicos de la adolescencia es el primer amor, capaz de convertir a tu mejor amigo de la infancia en el mayor adversario por conseguir a tu objeto del deseo. Y esto es lo que les sucede a nuestros dos protagonistas, cuando el paraíso que habían creado se destruye cuando surgen los celos y la envidia. La escena del monopolio es el punto clímax de dicha situación, y sin duda alguna, uno de los mejores momentos de la obra.

En resumen, el debut de Jordan Vogt-Roberts es una estimulante muestra de cine independiente estadounidense, que nos muestra los problemáticos años de la adolescencia desde el punto de vista de uno de ellos. Un bonito cuento que nos habla de la juventud, de la amistad, del amor, y todo ello en el marco inconfundible de la naturaleza; alejada de la mano de los hombres adultos, único lugar donde los protagonistas de la historia se sienten libres y pueden encontrarse así mismos.

Lo mejor: El personaje de Biaggio
Lo peor: En algunos momentos, el ritmo flojea

De adolescentes. Dos amigos, el otro y la mujer. Y una casa en el bosque. Y unos padres de vergüenza, entre el amor pringoso y la rudeza cruel.
Asfixiados, huyen. Se crean su propio "Walden", su maravilloso paraíso, y son felices, a su manera, a lo bruto, como si fueran eternamente niños.

Todos los seguidores de "Cuenta conmigo" aquí tienen su película; otro cuento sobre la adolescencia a cuenta de la falta de libertad de tres chavales que cansados de sus padres deciden escaparse al bosque y vivir su vida fuera del entorno familiar y de la vida social. Se convierte así en una divertida película sobre un viaje iniciático que, como está tan bien contado, no deja de ser tan entretenido como dulce. Se sale de ver la película, por su falta de pretensiones, con una sonrisa en la cara. Muy recomendable para pasar un rato agradable.

Siempre se agradece ver una película basada en el entorno natural. Principalmente porque ese ambiente favorece el silencio, la tranquilidad, y por mucho que la película pueda resultar intrascendente, su calma y su quietud favorecerán el clima ideal para echar una cabezadita. Es de suponer que esta reacción se debe a que el estímulo visual de los bosques, unido a la fauna que se escucha en la lejanía, provocan una reminiscencia respecto de los documentales de La2, consabido acompañamiento de miles de españoles para su siesta vespertina.

Por fortuna, no es algo que suceda con The Kings of Summer, debut en la pantalla grande del estadounidense Jordan Vogt-Roberts (se dice que él puede ser el encargado de la adaptación cinematográfica del videojuego Metal Gear Solid), que aquí nos ofrece un detallado relato sobre cómo tres chavales, hartos del clima que se vive en sus respectivos hogares, deciden construirse una casa en medio de la nada, sin permisos de construcción ni burocracias similares, simplemente cogiendo herramientas de aquí o de allá, camiseta al hombro y a trabajar de sol a sol. Hay quien no ha dudado en ver en este planteamiento un pequeño homenaje a Cuenta conmigo (Stand by me, 1986, Rob Reiner), aunque los más aprensivos a la hora de comparar películas preferimos analizar esta obra en su singularidad y no como consecuencia subyacente del impacto nostálgico que provocó la mencionada película en la década ochentera.

Lo que está claro es que The Kings of Summer posee un evidente magnetismo desde el principio, cosa que no era fácil si tenemos en cuenta la complicada personalidad de sus tres protagonistas. En principio, el principal sería Joe, un adolescente que todavía no ha superado la muerte de su madre y que mantiene una tensa relación con su padre, algo que ni siquiera su hermana (personaje intrascendente, pero lo interpreta la hermosa Allison Brie y era menester nombrarlo por algún lado) puede arreglar. Un tipo que sería perfectamente abofeteable si no fuera porque su padre lo es todavía más; acierto del guionista Chris Galletta (cookie) a la hora de permitir al espectador tal vía de escape. Cosa similar ocurre con Patrick, aunque en este caso el chaval es bastante más cabal. En su caso, falta la figura paterna que ha sido sustituida por el bobalicón novio de su madre, una pareja que le provoca tales jaquecas a nuestro protagonista que tiene que salir despavorido del lugar. El tercero en discordia es un tal Biaggio, que cuenta cosas sobre Italia pero que habla español y está un poco mal de la chaveta. Típico personaje con el que es fácil empatizar dada su chistosa naturaleza.

Dejando de lado ciertas imposturas, como un montaje excesivamente rápido o ciertas escenas de índole surrealista-onírica pero que rozan lo absurdo, nos encontramos con una película muy enriquecedora sobre lo que supone el contraste entre la vida urbana y la vida en la naturaleza, ya que se tratan tanto las virtudes como los defectos de ambos lados, además de tocar (de forma leve) las dosis de hipocresía que muchas veces aparecen en este asunto. Sobre esto se pueden extraer conclusiones más certeras que si atendiéramos al otro tema que se trata en la cinta como es el impacto que tiene en los hijos los problemas familiares, cosa que por lo esperpéntico de sus personajes (los padres parecen bufones sacados del club de la comedia) merece la pena ser olvidado.

En resumen, The Kings of Summer es una película recomendable en lo que se refiere a su línea argumental principal, ya que resulta fácil meterse en la trama por un sentido meramente nostálgico (casi todos hemos soñado alguna vez con hacer algo así) y, relegando a un segundo plano ciertas subtramas (no me refiero al lío romántico que, por absurdo que resulte, tiene cierto sentido para resolver la película) podríamos concluir en que merece la pena ser vista siempre y cuando uno sea plenamente consciente y tenga la mente despejada para evitar caer en la tentación de que los ecos de la naturaleza puedan actuar como somnífero.


Álvaro Casanova - @Alvcasanova
Crítica para www.cinemaldito.com (@CineMaldito)