Hechizo de amor

Sinceramente cuando terminas de ver esta película te das cuenta que es lo que te esperabas. Un film flojo del que no hay mucho para distraerse, y que con el tiempo irá quedando en el olvido.
La historia nos presenta a una familia de brujas que a lo largo de generaciones han vivido en un mismo pueblo. Allí todo el mundo saben que son brujas, y siempre se las ha tratado con un poco de recelo. Pero estas brujas tienen su propia maldición, y es que cada vez que se enamoran su pareja muere al cabo de un tiempo. Así que las dos hermanas protagonistas y totalmente antagónicas en carácter, intentarán por todos los medios salvar esa maldición u obviar el amor para no sufrir y que nadie muera.
El director Griffin Dunne dirige de manera mediocre esta historia. Y no es porque realice un mal trabajo; es simplemente que la historia no consigue convencer y está llena de convencionalismos que hacen que todo sea bastante típico y tópico; produciendo la sensación de que en todo momento el espectador vaya delante de la historia a cada escena que se ve.
Aun así, el director decidió rodearse de un brillante reparto de diversas edades y estilos; a fin de poder cautivar el mayor número de espectadores. Sandra Bullock y Nicole Kidman son sin lugar a dudas las dos protagonistas de esta película. Ambas son actrices que suelen convencer (más Kidman que Bullock); pero en este caso debo reconocer que realizan un trabajo bastante mediocre.
Por otro lado, se unen a este proyecto tres intérpretes de gran calidad para realizar ciertos personajes secundarios; y así poder dar otro carisma interpretativo a la historia. Son Dianne Wiest, Stockard Channing y Aidan Quinn. Los tres realizan un trabajo interesante, pero están lejos de otros personajes que han dado vida en otras películas.
Como decía, la película resulta muy simple y predecible en muchos aspectos. Es cierto que cuenta con algunas escenas interesantes, pero son muy mínimas y no consiguen hacer que el film convenza.
En fin, "Prácticamente magia" es una película que causó sensación en el momento del estreno por su reparto, pero que con el paso de los años se está demostrando que va desmoronándose en calidad debido a que la misma no es muy alta. Aún así, cuenta con una canción fantástica en su banda sonora que se creó expresamente para esta película y que se llama "This Kiss" de Faith Hill.

Esta es una de las películas que más vi en mi infancia. Vista ahora, lo cierto es que buena no es, pero tiene su encanto y sobre todo es muy entretenida y muy acorde con los gustos populares. Un poco de fantasía, un mucho de amor, un buen villano... ¡et voilà! Griffin Dunne, Robin Swicord, Akiva Goldsman y Adam Brooks dan con la fórmula de un éxito. Es para pasar una tarde entretenida sin pensar mucho y ya está, pero hay que reconocerle, como decíamos antes, ese encanto y esa pericia que hace que la historia de estas dos hermanas enganche. Hace mucho también el reparto, con ese Goran Visnjic deliciosamente malicioso, ese Aidan Quinn encantador, esas dos tías que levantan la función ellas solas con los rostros de Dianne Wiest y Stockard Channing y una Nicole Kidman que se come a Sandra Bullock sin despeinarse, a pesar de que la protagonista de Gravity es perfecta para su personaje.
simpática, con gracia y con un buen reparto. O sea, perfecta para sobremesas no muy exigentes.

Lo mejor: Stockard Channing, Dianne Wiest y Nicole Kidman,
Lo peor: Es un telefilme de sobremesa, con lo bueno y con todo lo malo. Originalidad cero, diálogos vergonzantes, azúcar desmedido, etc.

Sufragistas. Brujas. Las brujas de Eastwick o de Zugarramurdi. Los tres entierros de Melquíades Estrada. Aquelarre.
Eye of tiger. Always on my mind.
Belladona.
Mujeres. Siempre. A las que les gustan los hombres. Esa extrema y extraña rareza. Terrible decadencia burguesa. Creen que se complementan. Las pobres. Para volverse locas. Y ellos mueren. Más pronto. Mucho antes.
Y hay un malvado. Una peste. Un sapo, no un príncipe. Un malote, de esos que excitan tanto. Un vaquero y un drácula. Que folla mucho, sin descanso, es muy fuerte. Se droga. Y es un pelma. Y pega. Malamente. E insiste. Es un turras. Y tal vez muera. Muchas veces. Código Morse. Corte. Oye.
Ellas son hermanas. Y viven conjuradas. Y forman una comunidad con sus tías. Esas señoras tan regias. Y junto al resto de féminas del pequeño pueblo, ese clan o gineceo, se hacen todas feministas, convencidas, de las primeras, la buena nueva. Sororidad, hermanas. Y desbancan al diablo o gran patriarca. Se liberan. Son felices. Están otra vez solas. Más o menos. Falta el amor verdadero, el príncipe auténtico, ese chico. Que al final siempre llega.

Tras ver esta película, tengo la sensación de que hay películas sobre brujas muchos mejores. No puedo negar que tiene a unas Bullock y Kidman que hacen lo que pueden para subir el nivel. Tampoco puedo negar que es una propuesta muy agradable. Además adereza de manera bastante llevadera el romance con una historia de hechizo y brujería. Sin embargo, la magia apenas existe, a veces -momento del baile incluido- parece como si fuera una tontería mayúscula, sin enganchar y perdiéndose por el camino de la mediocridad, resultando en líneas generales, muy discretita. Por todo ello, el toque sobrenatural deriva en situaciones surrealistas y algo absurdas, afrontándose con poca destreza lo que podría haber sido una película interesante.
Pese a ello, una peli con aires de sobremesa que resulta potable para un visionado gracias a que, a pesar del poco riesgo en el planteamiento, sirve para un rato entretenido.
Previsible, agradable y ramplona; se puede ver sí no hay nada mejor.

Una película en la que Sandra Bullock hace de sí misma, es decir, de pija insoportable; en la que Nicole Kidman hace el ridículo, con un papel que haría fracasar la carrera de cualquier actriz medianamente seria, aunque fuese buena; con un guión estúpido, sin sentido real y aparente, aburrido, carente de sentido y tan blandito que haría que el diabético más templado sucumbiese a su exceso de azúcar almibarado; acompañado todo ello por un director apático, con ganas de apañar el cheque final, indiferente y empequeñecido ante las pretensiones de unos cerriles productores con ansias de ganar dinero a espuertas atrayendo a un potencial público adolescente más preocupado en eructar, escupir, gritar, molestar o fumar ( no hablemos de las desafortunadas prácticas onanistas que un servidor ha llegado a ver) en una sala de cine que de disfrutar de una buena película; y con una historia trufada de incorrecciones históricas e incluso narrativas, que, a la par, se deja acompañar de una infernal y satánica banda sonora, no puede conseguir otra cosa más que, finalmente, la de desear que ésta se despeñe por el abismo del más oprobioso olvido.