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The Lavender Hill Mob

Comedia Hace veinte años que el tímido Henry Holland (Alec Guinness) se encarga de supervisar el traslado de los cargamentos de oro del banco inglés en el que trabaja; pero llega un momento en que, harto de su gris y anodina vida, idea un ingenioso plan para llevar a cabo un espectacular robo en el banco: se trata de trasladar el oro de Inglaterra a Francia en forma de souvenirs de la Torre Eiffel. (FILMAFFINITY)
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Críticas 21
Críticas ordenadas por utilidad
7 de agosto de 2013
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Otra joya de la productora Ealing con una pareja protagonista de lo más entrañable. Los momentos del golpe, la persecución de las colegialas y la persecución final (desternillante el momento interferencia de la antena o la parte de la convención de policías) son magistrales. Y como guinda, ese cierre 'con giro sorpresa' lleno de mala baba.
Maestro de Marionetas
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2 de julio de 2020
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
181/30(21/06/20) Regocijante comedia heist perteneciente a los nunca suficientemente bien ponderados Ealing Studios , escrita por TEB Clarke (“Pasaporte para Pimlico”), que se acercó al Banco de Inglaterra en busca de ideas sobre la mejor manera de robarles una gran suma de dinero. La sugerencia con la que regresó el banco es la que Clarke usó en la película dirigida por Charles Crichton, y protagonizada por dos grandiosos Alec Guinness y Stanley Holloway, un deleite en el modo de proyectar un chute de alegría vitalista, de proyectar un mundo idealizado maravilloso, donde los cacos son seres nobles que atracan con sutileza y sin violencia, donde la policía es poco avezada, donde las casualidades son constantes, donde los ladrones llevan recortes de periódico de ‘sus hazañas’ cual currículo. Ello con un argumento divertidísimo, ingenioso, con giros maravillosamente hilados, con humor visual sensacional, con diálogos brillantes (la presentación del par de cómplices profesionales del robo encarnados por Sid James y Alfie Bass es descacharrante), una cinta encantadoramente deliciosa en su delineación de unos protagonistas que destilan humanidad en sus matices, en su flema británica, en sus ganas de querer vivir, empatizando con ellos, y deseando fervientemente consigan su objetivo, queremos que disfruten de su sueño de una jubilación hedonista. Historia donde el robo en sí es bastante sencillo, pero en su simplicidad el realizador lo adorna de modo sensacional con recursos y elementos brillantes, todo con un manejo formidable de los escenarios en Londres y en París: pero es que aquí no prevalece tanto el plan maestro para el latrocinio, si no el retrato de unos protagonistas gloriosos. El film de Crichton, presentado como un largo flash-back -una técnica usada también con muy buenos resultados en “Ocho sentencias de muerte”, de la Ealing, donde genera la intriga de saber cómo el protagonista está en Brasil en plan bon vivant contando a alguien como llegó allí. Para después embarcarnos en un thriller sobre un plan de un tipo ordinario, Holland (Alec Guiness) con sueños de grandeza que encuentra a su complemento (podría sugerirse subliminalmente que se atraen de modo homosexual?) en alguien que conoce por casualidad, Pendlebury (Stanley Holloway), un fundidor de suvenires amante de citas shakesperianas. Realizada en Londres y parís ensalzando sus lugares más famosos.

Tiene unas cuantas escenas que permanecerán en el subconsciente por siempre, siendo épicas la de la hilarante bajada por escaleras de caracol de la Torre Eiffel (seguramente influenció a Hitchcock en una parecida en “Vértigo”), donde la cámara del maestro Douglas Slocombe (“En busca del Arca perdida”) se convierte en antológica coprotagonista en la forma de rodarlo para hacer al espectador partícipe del mareo de Holland y Pendlebury, mientras vemos caer de uno de ellos un sombrero flotando entre la Torre y una gabardina, que acaba con ambos cuasi-levitante con una sonrisa nerviosa; La delirante crítica a la burocracia cuando los dos amigos intentan coger un barco en Calais, entrando en un ‘lóbrego’ bucle en la aduana; O la arrolladora persecución climática por todo Londres, todo un ejemplo de maestría en la mezcla de humor y tensión, empezando por la huida por una exposición de la policía propia del mejor cine silente, para luego pasar a coches por la capital inglesa (donde cambian de conductor porque uno de ellos no lleva el carnet de conducir [¿?], con engaños, equivocaciones, accidentes en cadena, música pegadiza, sublime metraje.

El título se refiere a Lavender Hill, una calle en Battersea, distrito del sur de Londre, distrito de código postal SW11, cerca de la estación de tren Clapham Junction. El British Film Institute clasificó a Lavender Hill Mob como la 17a mejor película británica de todos los tiempos. La película ganó el Oscar a la mejor escritura (siendo la única de la Ealing en llegar a la ceremonia de los Oscar), historia y guión. Guinness fue nominado para Mejor Actor en un papel principal (perdió ante Gary Cooper por “High Noon”, ganaría el Oscar 16 años después por su papel en “El puente sobre el rio Kwai”). La película también ganó el Premio BAFTA a la Mejor Película Británica. Audrey Hepburn, de 22 años, aparece (por petición expresa de Alec Guiness) como Chiquita en el primer año de su carrera cinematográfica con apenas un par de palabras, dos años después protagonizaría con el mismo peinado a la princesa de “Vacaciones en Roma” (con la que ganó un Oscar a Mejor Actriz). El debut del futuro nombre famoso Robert Shaw, de 24 años, como químico en la exposición policial.

Henry Holland (Alec Guinness) está cenando con un compañero británico en un elegante restaurante en Río de Janeiro, donde es bien conocido. Relata una historia que explica su presencia en Río. Parece fue un empleado de un banco de Londres aparentemente poco ambicioso a cargo de las entregas de lingotes de oro durante más de 20 años. Tenía fama de preocuparse por los detalles y sospechar de todos los autos que observó después de la furgoneta de lingotes, pero en general parecía ser un hombre dedicado a su trabajo y la seguridad del oro. De hecho, había tramado el complot "perfecto" para robar una carga de lingotes y retirarse. Una noche, un nuevo inquilino, el artista Alfred Pendlebury (Stanley Holloway), llega a la pensión de Holland en Lavender Hill. Pendlebury posee una fundición que hace souvenirs que se venden en muchos centros turísticos, incluidos los extranjeros. Al darse cuenta de cuán similar es la fundición al lugar donde el oro se convierte en lingotes, Holland decide que la forma ideal de sacar el oro del país del contrabando sería como pisapapeles de la Torre Eiffel vendidos en París.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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9 de agosto de 2022
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es una película, que vista ahora, es la típica película, pero claro, antes no existía este tipo de películas, pero sí que tengo que confesar, que me suena... hay una película al menos, antes de esta, que trata de algo parecido: de un trabajador que roba en su propio trabajo.

La gran curiosidad es que, aquí vemos a Audrey Hepburn por primera vez en 1951, no sería hasta 1953 que saltaría a la fama con "Vacaciones en Roma". Eso sí, sólo sale apenas 10 segundos.

Una película que es entretenida, y que narra el robo de un camión lleno de oro. Y como se las ingenia, hasta... (ver spoiler).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
edugrn
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15 de abril de 2017
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Perteneciente al exitoso grupo de comedias en las que los Estudios Ealing ingleses se especializaron durante la posguerra, es una comedia deliciosa y trepidante, con un Alec Guinnes soberbio al servicio de un guión excelente de T.E.B. Clark que contó con el asesoramiento del Banco de Inglaterra a la hora de aleccionar al guionista en como sería la mejor manera de robarles.

Con algunos toques de humor absurdo uno no puede menos de pensar en la primera etapa de Woody Allen. A pesar de que la historia está contada en flash back y supuestamente conocemos el desenlace la tensión se mantiene permanentemente durante todo el metraje hasta un final probablemente impuesto por la necesidad de exportar la cinta a los USA y salvar sus cánones de censura.

En el acertado y siempre cuidado reparto de las comedias de Ealing, Guinnes, ya una estrella, vuelve a dar un recital interpretativo consiguiendo una nominación al Oscar y secundado eficazmente por Stanley Holloway incluyendo un breve cameo de una recién llegada jovencita llamada Audrey Hepburn. Londres, como ya ocurriera con "El farol azul" (Basil Dearden / 1950) es un protagonista más, convirtiéndose la cinta en un buen documento sobre la ciudad a principio de los 50.

Crichton que se fogueo con la Ealing en este tipo de comedias dirige con buen pulso una trama que va tomando carrerilla y acelerándose sin parar. Fruto probablemente de estas experiencias Crichton nos dejó otra perla ya a sus 74 años en "Un pez llamado Wanda" (1988) por la que fue nominado al Oscar como director y guionista.

"The Lavander Hill mob", junto con "Kind Hearts and Coronets" (1949) y " The Ladykillers" (1955) forman una trilogía, con Guinnes como denominador común, indispensable en los anales de la comedia cinematográfica.
ELZIETE
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25 de abril de 2019
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Todo un clásico de la comedia británica, señero título de la factoría Ealing. Un apocado empleado de banca (Guiness) se encarga desde hace 20 años de supervisar el traslado de oro desde su banco. Harto de su gris día a día, idea junto a un amigo, un plan para robar uno de los furgones de oro.
Muy buena, cuidada e inteligente, de bastante ingenio con un guión excelente y unas interpretaciones a recordar. O sea, todos los elementos para ser el clásico que es.
kafka
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