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El fin del sueño americano

Drama Seymour Lvov, “el Sueco”, es un exitoso hombre de negocios con una vida perfecta que ve como su estabilidad familiar peligra por la turbulenta situación política estadounidense de la década de los 60. La tormenta se desata cuando su hija Merry desaparece tras ser acusada de cometer un acto violento. Lvov se dedicará a buscarla y a reunir a su familia. Lo que descubre remueve sus cimientos, forzándole a mirar más allá de la superficie y ... [+]
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Críticas 26
Críticas ordenadas por utilidad
4 de junio de 2017
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
American Pastoral basada en la novela homónima del mismo nombre de Philip Roth, ganadora en 1997 del Premio Pulitzer, supone el debut como director de Ewan McGregor. Esta película sobre la historia de una familia americana cuya existencia se derrumbará por la agitación social y política del momento, se presentó en la Sección Oficial del pasado Festival de Cine de San Sebastián. Estreno el 9 de Junio.

American Pastoral nos sitúa en los convulsos años sesenta (acrecentados por una impopular guerra del Vietnam) en una reunión de antiguos alumnos de secundaria. Allí se produce un encuentro entre Nathan Zuckerman (David Strathairn) con un antiguo compañero de clase, Jerry Levov (Rupert Evans), cuyo hermano mayor Seymour (Ewan McGregor) era famoso en el instituto tanto por sus grandes dotes para el deporte como por su atractivo físico y al que todo el mundo vaticinaba un brillante futuro. Un acto organizado al día siguiente, es motivo para que ambos rememoren la aparente vida perfecta de Seymour Levov.

Seymour Levov, apodado “el Sueco” por sus apuestos rasgos nórdicos, se casa con la reina de belleza Dawn (Jennifer Connelly) y hereda una fábrica de guantes multimillonaria. Poco después, la pareja compra una idílica casa de campo en un tranquilo y adinerado barrio de Old Rimrock de Nueva Jersey donde crían a su querida hija Merry (Dakota Fanning). Seymour reúne todos los ideales del sueño americano, es admirado por ser un próspero hombre de negocios además de ser un jefe generoso y un ejemplar padre de familia.

El matrimonio Levov es una pareja respetada y envidiada, aparentemente perfecta, son felices y se quieren. Él fue un héroe como deportista en la época del Instituto y ahora se ha convertido en un exitoso hombre de negocios y ella es una ex reina de la belleza. Sin embargo, la hija da la sensación de estar como poseída por un demonio, y desde un principio se convertirá en la cruz de la familia, en una especie de niña del exorcista sumergida en el lado oscuro. Ella se siente excluida de la familia y aborrece el perfecto y feliz sistema de vida que lleva, de este modo, cuando entra en contacto con otras personas enojadas con la sociedad parece haber encontrado su sitio en este mundo.

La ruptura de Merry con sus padres es total. La desaparición de la adolescente coincide con la explosión en una estafeta de correos donde muere un trabajador local. Por tal motivo, la familia se somete a interrogatorios y registros policiales en su casa. A pesar de que la hija no da señales de vida y de las evidencias de los hechos, los padres no admiten la participación de ella en el ataque. El sufrimiento del matrimonio se va acrecentando con el paso del tiempo atormentada por el sentimiento de culpabilidad y vemos, como poco a poco la vida perfecta construida por el matrimonio Levov se desmorona.

La historia de American Pastoral sobre el conflicto y sufrimiento, en los años sesenta, de unos padres que ven con impotencia e incredulidad como su hija se aparta de la sociedad, a pesar de haber sido educada con unos valores modélicos acordes a su época y en el seno de una familia acomodada, son de gran actualidad. Un claro ejemplo, lo tenemos con los numerosos atentados terroristas sufridos en Europa y cometidos por una generación en su mayoría nacida y educada en la Sociedad del Bienestar. La idea de Philip Roth de relatar la trama de una familia estadounidense en la que su idílica existencia se fractura por la agitación social y política de los años sesenta que afectará a la cultura americana, en la película de Ewan McGregor apenas nos enteramos, porque la mayoría de la acción está focalizada en las complicadas relaciones familiares y no en las agitaciones políticas. Esto dará lugar a una historia intemporal.

El guion John Romano se centra demasiado en la búsqueda de la hija desaparecida y en los esfuerzos inútiles de su padre por localizarla. La radicalización de Merry parece sorprendente y poco natural ya que apenas profundiza en sus causas, además, la función de la terapeuta que contratan los padres es tratada de forma escueta y meramente decorativa. Todo ello provoca que hayan muchos cabos sueltos debido a las muchas preguntas que deja sin respuesta.

En general, American Pastoral me ha parecido bastante insulsa con un ritmo de la narración lento. La historia, a pesar de tener muchos ingredientes dramáticos apenas resulta conmovedora y emotiva. Quizás Ewan McGregor no sea la opción ideal como actor para interpretar el papel de “el Sueco”, entre otras cosas porque su apariencia física difiere bastante de la descrita en la novela, además no logra transmitir la tragedia de un hombre cuya vida se derrumba sin poder hacer nada por evitarlo y, se le siente algo restringido en su interpretación.

Asimismo el personaje de “el Sueco” no parece un individuo de carne y hueso sino algo demasiado perfecto que no tiene debilidades, no cae en tentaciones (en la novela no es exactamente así), no es racista y su mayor error es que ama demasiado a su hija. American Pastoral carece de reflexión social, no conmociona, y lo que es para mí más importante, la falta de empatía con la obra de Philip Roth. Lo mejor, las interpretaciones del elenco de actores que rodea a Ewan McGregor destacando a Jennifer Connelly, Dakota Fanning y el toque de humor de Peter Riegert.

Cinemagavia http://cinemagavia.es/pelicula-critica-american-pastoral/
Eduargil
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23 de junio de 2017
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Surgirá tras la proyección de esta película la misma pregunta de siempre cuando la historia está basada en un texto literario. ¿Es mejor el libro o la película? Y habrá contestaciones para todos los gustos. Contestaciones a una pregunta bastante absurda o, al menos, mal realizada.
Intentar poner quinientas páginas, como es este caso, en dos horas de proyección y pretender explicar lo mismo con miles de frases que con imágenes y sonido es una empresa condenada al fracaso. No se puede hacer. Igual que al revés, cosa poco frecuente. Es como comparar naranjas y plátanos. Son dos productos enteramente diferentes.
De lo que sí tiene sentido hablar es de si, el libro por un lado y la película por el suyo, las dos muestras de arte, han cumplido las expectativas y sin dos obras de calidad alcanzando cada una en los códigos de su disciplina la excelencia o se han acercado a ella.
Si cogemos un ejemplo paradigmático por alcanzar la excelencia en ambos campos, estoy hablando de “El corazón en tinieblas” de Josep Conrad, el libro, y “Apocalypse Now!” de F.F. Coppola, la película, veremos que de la misma idea han surgido dos historias diferenciadas pero con el mismo espíritu, que yo creo que debe ser el objetivo cuando se lleva una obra literaria a la pantalla. No es necesario ni replicar la época, ni los personajes, ni tan siquiera todo los sucesos. El guionista, seguramente debe de embeberse de la intención, del alma de la historia y después regurgitarla en modo película. Creo que Coppola lo captó muy bien y después lo supo llevar excelentemente al cine. Y ahí está, una obra maestra del cine.
Por eso no voy a comparar esta película con su homónima literaria, pero si me voy a ayudar de esta para entender la otra. Ya he dicho antes que entender en las imágenes lo que el autor te dice con frases es imposible.
Hablando del día de Acción de Gracias, fiesta típicamente americana, de reunión familiar y celebración colectiva de amor y patriotismo, Philip Roth, autor de la novela en la que se basa la película, dice: “Una moratoria sobre todos los motivos de queja y resentimiento para todos los norteamericanos que sospechan de todos los demás. Es la pastoral americana por excelencia y dura veinticuatro horas”.
Roth ya ha plasmado la intención de la historia. Está en la película, se muestra en ella. Yo ya lo sabía porque había leído la novela. Pero ¿Todos los espectadores lo sabían? ¿Lo plasmó bien el guionista? ¿Se podía ver en esas escenas de apacible familiaridad la tensión latente que hay entre los presentes? Se puede ver. Y se puede ser preciso si has leído el libro pero si no lo has hecho se presiente, se sospecha. Se paladea.
En otro momento del libro, en plena verborrea narrativa, tan típica de Roth, por boca del protagonista se expone el contrapunto doloroso del ahora, tras violaciones y asesinatos, en que todo ya ha dejado de ser posible con aquel pasado en el que, antes de la violación y los asesinatos uno estaba seguro de que la felicidad, el confort y la paz estaban garantizados. Eso no se dice en la película pero se muestra. Se puede oler en el dolor del padre, en la desnortada reacción de la madre.
Se han suprimido hechos, relaciones. Se ha alterado a algunos personajes y su preponderancia en el libro. Sólo son dos horas de cine. ¿Cuántas páginas se pueden leer en dos horas?
Pero la intención está, el alma se ve. Es la historia de los Levov, él, judío, atleta exitoso, y ella católica, ganadora de títulos de belleza, que se casan, enamorados, que tienen una hija. Los dos emprendedores, uno en la industria de la manufactura, y ella en una granja. Uno, de ascendencia sueca y ella, irlandesa. Como se ve a Roth no se le olvido evidenciar las diferencias y las mezclas que estaban haciendo a Estados Unidos grande y ejemplar para las demás naciones del mundo. En la película se dice, se insiste sobre ello. Está. Por si fuera poco al final, el alter ego de Roth, lo explicita: Nunca conocí a nadie que lo tuviera todo para ser feliz y que fuera tan desgraciado.
Son los Estados Unidos de los años sesenta y setenta, en que estaba todo puesto para seguir siendo el modelo para el resto del mundo, pero algo fracaso, llegó la guerra de Vietnam, la rebelión sexual y musical, el activismo social que desencadenó una ola de atentados, los problemas raciales sin resolver y los Levov, toda la América burguesa, motor del país, se vino abajo.
Una tragedia con tintes shakesperianos es lo que se puede ver en esta más que correcta adaptación del libro del mismo nombre, con unos actores principales muy correctos, una ambientación primorosa y la excelente tropa de secundarios que ya son marca de la casa en el cine americano. Nada más ver a David Strathairn, supe que sería el alter ego de Philip Roth, como así fue. No es el protagonista y de los secundarios es de los más secundarios, pero la encarnación que hace plasma perfectamente la figura altiva, humilde, compasiva, plena de contradicciones del “personaje autor” Philip Roth. Los que le hemos leído lo sabemos. En algún momento tendrá que empezar a hablarse de los actores secundarios como elementos claves de muchas películas, más que las propias estrellas. Será un momento ganado a pulso y más que merecido.
En resumen, la historia de un hombre, de su familia, de un país. Nada está garantizado, la tragedia siempre está a la vuelta de la esquina y cae sobre cualquiera. Hay, como no podía ser de otra manera, hablando de mundos y sociedades en crisis, ecos de “El mundo de ayer” de Stefan Zweig.
No es una obra maestra del cine como la novela no es una obra maestra de la literatura, pero ambas en sus mundos lucen, a mi modo de ver, en lo más alto y respetable. Y tienen la misma alma, la misma intención. Lo imprevisible de nuestras vidas.
http://cadasegundoajeno.blogspot.com.es/2017/06/american-pastoral-de-ewan-mcgregor-2017.html?zx=4ce0fcb1ffa2004d
cinefiloman
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8 de octubre de 2016
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Y acabé mi actividad a las 19:00 en el Teatro Principal con la competidora en sección oficial Pastoral americana, adaptación de la novela homónima con la que el actor británico Ewan McGregor debuta en la realización. En el auge de la sociedad estadounidense tras la 2º GM, Seymour Levov (apodado en su etapa de deportista universitario como “el sueco”), la esperanza del pueblo, triunfa en los negocios y forma una perfecta familia de clase media, con una hermosa mujer (Connelly) y una amorosa hija tartamuda, Merry.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Néstor Juez
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8 de junio de 2017
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película nos presenta a una acomodada familia americana. Un exitoso jugador del equipo de fútbol del instituto, casado con la reina de la belleza y dueño de una próspera fábrica. Una pareja tan cegada por su vida de sueño que es incapaz de ver cómo está cambiando el país, o incluso lo que le está ocurriendo a su propia hija.

Parece que a Ewan McGregor le ha venido grande esta adaptación como proyecto para su debut. No hay duda de que se trataba de una labor compleja rodada con buenas intenciones, pero eso no justifica su resultado fallido. Ewan consigue convertir ‘American Pastoral’ en un conjunto de pinceladas inconexas en forma de escenas mal elegidas, que no ayudan a ver el verdadero trasfondo de su narración.

Por un lado, nos encontramos con unos personajes dibujados de forma pobre. Los padres viviendo el sueño americano de tranquilidad familiar, con dinero belleza y vidas acomodadas. Y la hija rebelde y con una línea de pensamiento de la que sus padres son espectadores inconscientes. Pero esta diferencia generacional está mal representada por personaje planos y sin evolución. Hasta tal punto que consigue convertir un mensaje potente y arriesgado, en un capricho por parte de una niña que lo tiene todo.

Por otro lado, la narración se desvincula del verdadero sentido de la obra de Roth para acabar centrándose en el melodrama paternofilial. Lo que podía haber sido una gran historia generacional, queda resumido en un problema familiar. Donde lo único que consigue tratarse es la pérdida y añoranza de un padre sobre idea de una hija a la que apenas conoce.

Lo mejor que se puede decir de ‘American Pastoral’ es que, al menos, deja entrever que tras ella se esconde una gran historia. Una que no ha sabido llevarse a cabo, pero que hará a más de un espectador buscar el libro de Philip Roth, para rellenar esos huecos que la película ha dejado, dar sentido a la historia y sobre todo comprender a cada una de las piezas claves en forma de protagonista, a las que la película no ha hecho justicia.

Más en: www.laclaquetametalica.com
La Claqueta Metálica
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22 de octubre de 2017
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
En todos los sentidos la película sabe a poco. Si no tuviese a los actores que tiene, podría ser una película para la televisión. Es demasiado larga y plana

Ewan estaría muy ocupado en otras cosas, me imagino, porque su interpretación es tremendamente plana. No creo que ningún padre que se preocupe lo que se preocupa este, este así de tranquilo. Jennifer no está mal, pero su papel es menor.

Tiene una fotografía que ni es buena ni mala. No sobresale por nada.

Dirigiendo la verdad no me ha gustado. Es lenta, repetitiva, no te mete en la historia, que debería llegarte mucho y además no sabe contar con la cámara.

Si no fuese de los actores que es no creo que nadie la viese
Andres Camara
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