Sister

Simon (Kacey Mottet Klein) es un chico que vive junto a su hermana mayor Louise (Léa Seydoux) en las faldas de una montaña en los Alpes suizos, durante la época de esquiar, Simon se escabulle entre los turistas para robarles los esquíes y demás artículos con la finalidad de revenderlos y ganar algo de dinero.

El film transcurre en esa línea durante buena parte del metraje, vemos como el chico se desenvuelve en su entorno junto a su hermana que es algo descuidada en su vida y está saliendo con un nuevo novio. El ver lo que hace el chico va generando interés, por lo que se siente atracción hacia la trama.

Hasta que llega el inesperado giro y es donde el conflicto dramático llega a límites insospechados, la última media hora es simple y llanamente devastadora, la película me ha llegado mucho, en parte por la magistral y sensible actuación de Klein, que a su vez hace un buen dúo con Seydoux.

Ursula Meier directora franco-suiza dirige esta obra con muy buen pulso, ella misma es la encargada de escribir este guión lleno de un sentimentalismo que pareciera solo una mujer puede retratar, en especial por el tema del conflicto familiar que aborda, cuando vean la película me darán la razón, recomendada.

“Sister” es el segundo largometraje de Ursula Meier, directora “Franco-suiza” que con sus dos filmes ha sido seleccionada para representar a Suiza en los Premios Oscar, como en el 2012 con este filme “Sister”.

Este tipo de dramas sociales, sobre todo que tiene como protagonistas a niños, siempre escuchamos que se comparan con el estilo de los famosos Hermanos Dardenne, quienes se encargaron de crear un estilo propio y que tanto bien le ha hecho a la sociedad. Un cine comprometido.

En esta ocasión, Meier ha acogido parte de la esencia de los Dardenne para mostrar una realidad en Suiza, que seguramente se podría relacionar con la de muchos otros países. Además de la inevitable relación con los hermanos, me hizo recordar un poco al filme de Suecia del año pasado “Sebbe”.

Es una película tierna, bonita y a la vez triste. Simon, es un niño que adora a su hermana y hace todo lo posible para conseguir dinero. Es un niño que ha tenido que madurar muy temprano debido a las mismas circunstancias de su entorno. Su hermana, es una joven perdida, que depende en parte de su hermano menor, además es una mujer con ausencia de cariño, lo que hace que lo busque en los brazos de hombres que no la aprecian.

Durante todo el metraje, vemos las vivencias de Simon, como se enfrenta al mundo, como es maltratado por el mundo y como siente nostalgia al ver a una madre con sus hijos, entre otras cosas.

El filme es muy intimista y se centra en sus personajes, en mostrar todo lo que ocurre con ellos, y desde esa óptica, el trabajo de la directora es sobresaliente. Como siempre es recurrente en estos filmes, las interpretaciones son muy destacables. El niño que interpreta a Simon, es simplemente Simon, le creemos todo y lo entendemos, es muy natural. También la que interpreta a su hermana, hace una notable interpretación.

Hay un pequeño detalle que me ha venido dando vueltas desde que observé la película, y es si en realidad Louise, la hermana mayor de Simon, es su hermana. Ya que durante el filme, exactamente en dos momentos, en dos escenas se hace la insinuación de que posiblemente Louise no es la hermana sino la madre de Simon. Encuentro argumentos en contra y a favor del argumento, tal vez sea una exageración pero el mismo filme se encarga de generar las dudas y no lo resuelve. Así que cada espectador decidirá el análisis que le dará a la historia.

En síntesis, un filme recomendado. Una película enternecedora y conmovedora que llega al espectador, además que retrata una realidad que viven muchos niños en el mundo. El final es excelente y muy simbólico.

7/10

http://asbvirtualinfo.blogspot.com/2012/12/sister-ursula-meier.html

Soledad, una gran y tormentosa soledad acompañada de enorme amargura -tan dolorosa en su contenido como fugaz en su visión- es lo que muestra este relato a través de la figura, los ojos de un niño que sobrevive a su propio destino, a una dura y fatigosa vida de gran pesadumbre y constante dificultad; ferocidad y atrocidad en la visión de un alma abandonada que sólo reclama un poco de amor y compañía, perdidos sentimientos a los que no logra dar alcance por mucho que se esfuerce o, simplemente, los merezca. Con una tierna y emotiva interpretación de Mottet Klein, la historia de este azotado chaval te desgarra e impacta por dentro -como lima que va desgastando, a la vez que puliendo, lentamente tu alma-, te cautiva y seduce sin compasión y sin remedio, le acompañas inevitablemente en su largo y duro recorrido, en su desesperada búsqueda de algo de ternura y cariño a lo que aferrarse. Con imágenes vivas y naturales, de fantástico realismo y de gran afinidad para con el espectador, para con tu esencia más sensible no puedes evitar -ni quieres hacerlo-, el quererle al instante, preocuparte por él y sobrevivir junto a él en cada amargo día y en cada injusticia dialéctica sufrida por sus seres más queridos -todo desde el minuto uno-. Cine de devastadores y profundos sentimientos ocultos, de grandes emociones fuertemente arraigadas en lo más hondo de tu ser, realizado con gran acierto y maestría por su enorme motivación y empeño en no dejar de saber de su protagonista, de su día a día y de una supervivencia dificultosa y muy amarga. Delicada en su dureza, dolorosa en su escasa ternura te perfora lentamente en su caminar viviendo completamente el personaje y olvidándote de ti; sencillamente, lo que se le pide a una película!!!

http://lulupalomitasrojas.blogspot.com.es/

En "Sister", Ursula Meier nos presenta a Simon, un crío de doce años que ha tenido que madurar a marchas forzadas y que cada día trata de conseguir un poco de "dinero para comprar cosas". No son chucherías ni caprichos adolescentes lo que quiere, sino un poco de comida, algo de beber, papel higiénico... para él y para su hermana Louise, una joven que se acerca a la treintena y que lleva una vida inestable en lo laboral y en lo sentimental. El problema es que la ocupación de Simon consiste en robar esquíes y cualquier complemento de marca que encuentra en una estación al pie de los Alpes, y revenderlo después al mejor postor. Su descaro y sentido práctico, carácter despierto y profesionalidad son algo inaudito para su edad, pero es que su formación ha sido un poco deficiente y su familia es un poco especial.

Simon es, en definitiva, un ladronzuelo experimentado que controla el entorno al modo que Oliver Twist lo hiciera en el Londres decimonónico o los niños pícaros en la España del siglo de Oro. Son luchadores que tratan de sobrevivir en un entorno precario que les niega lo mínimo que exige su dignidad. La diferencia es que nuestro Simon vive en la opulenta Suiza del siglo XXI y que su principal necesidad no es la material -aunque la sufre- sino la afectiva. Roba para vivir pero fundamentalmente lo hace para sentirse necesario y querido... por su hermana. De gran dureza es la escena en que le da todos sus ahorros a cambio de un abrazo, o cuando vuelve a mostrar esa necesidad de acogida ante la madre que ha descubierto su mentira. Realmente, Simon nunca ha sido niño y ha asumido demasiado pronto unas responsabilidades que no le corresponden... y eso salta a la vista.

Si este niño grande siente el frío del invierno helvético en su corazón, el espectador también lo nota gracias a la fotografía de Agnès Godard. No hay concesiones pero sí sensibilidad para adentrarse en el alma congelada del niño o en el mundo contradictorio de Louise. La sutilidad con que se trazan las relaciones entre ellos se consigue a partir de tenues y ambiguos hilos de dependencia y comprensión... que nunca llegan al desahogo y la ternura, que encierran una herida del pasado y una necesidad del presente. Su drama familiar, por otra parte, se carga de fuerza con la confesión realizada en el automóvil, pero más aún en ese plano final, tan conseguido como desesperanzado y que llega como una auténtica daga mortal. Con él, Meier parece condenar a nuestros protagonistas a una vida de desencuentros, a una imposible felicidad... porque la temporada de nieve se cierra, porque ellos seguirán siendo unos ladrones necesitados de afecto.

Gran trabajo del joven Kacey Mottet Klein para sacar adelante la película con la misma frescura y autosuficiencia con que se aplica en sus robos, y de una Léa Seydoux que nos da una mirada llena de hondura... y también de la vaciedad y desorientación de su personaje. Al final, desde la sobriedad narrativa y emocional, desde la estética realista y áspera, Meier consigue una película con alma y sin artificio, con calado humano y enjundia social, cercana al cine de los hermanos Dardenne y a sus adolescentes, con una velada pero contundente crítica a una sociedad donde la soledad se ha instalado entre el bienestar y el ocio, entre la carencia de criterio y la falta de cariño. La película se llevó en Oso de Plata en Berlín y es la candidata suiza para los próximos Oscar®.

Me pareció muy poco creíble todas las veces que el muchacho es pillado robando (por varias personas a lo largo del film) y nadie le denuncia a la policía, ni le hace llamar a sus padres, ni nada. Hasta negocian con él; otros le dicen que se vaya de tal parte como si solo fuese un vendedor que entra a ofrecerles algo cuando en realidad esta cometiendo un delito robando lo que se va a buscar.
¿El mundo es asi de generosos con los ladrones?