El infiltrado del KKKlan

Lo bueno

El tema que toca da en la llaga, y lo hace de forma directa y con un humor mordaz y satírico. ¿Hemos aprendido algo a través de los años?, esa crítica subversiva al estilo de Spike Lee es oportuna desde muchos puntos de vistas, incluso desde el punto de vista parcializado del director y escritor.

Bien actuada sin llegar a actuaciones memorables los dos principales se sienten cómodos en la comedia negra que propone su director. Driver sigue siendo un actor que hay que seguir y a Washington JR le toca honrar un nombre muy difícil, pero ha empezado bien.

La comedia es de lo mejor, fina y sarcástica, envuelta en su entorno cultural. Por lo que estamos lejos de las payasadas habituales, aquí a veces hay una risa por incomodidad y otra por desaprobación.

El filme está dirigido por ese rigor narrativo y eléctrico de Lee, que no deja estatica la cámara prácticamente nunca.
Las secuencias iniciales y finales no me molestaron a diferencias de otros, es un buen recordatorio de los somos y hacemos. El contexto, eso es otra vaina.

Tiene personajes secundarios realmente hilarantes, sobre todo los que conforman el kkklan.

Lo no tan bueno

Se enreda en su argumento y le cuesta aterrizar lo que quiere contar, le sobra el diálogo por lo que no es raro sentir que los personajes no se cansan de hablar y hablar y hablar.

La música no siempre funciona bien con lo que se ve.

7.5/10

Opinión Final: Tal vez esperaba más, a pesar de que Lee tiene ese infame remake de Oldboy es un director al que me gustaría investigar más, aunque parece que su estilo de que sus personajes dialoguen de más me cansa un poco. En este filme redondea bien la idea después de 30 minutos ambiguos de introducción, y consigue buenos momentos de comedia y criticidad. Le falta tensión al asunto, pero parece que Lee nunca estuvo interesado en ese elemento que le hubiera sumado al filme. Una buena oportunidad para encararnos con la historia, con lo que fuimos y con lo que tristemente seguimos siendo.

En el año 2006, Spike Lee rodaba su última gran película, Plan oculto. Desde entonces, el cineasta neoyorquino ha realizado una insustancial travesía repleta de documentales, mediometrajes, remakes y algún que otro filme, todos ellos trabajos insulsos y carentes de la personalidad que hace ya mucho tiempo este director demostró.

Los días de gloria de Lee quedan lejos y este año, con el estreno de su último largometraje, existía la posibilidad, la esperanza, de reverdecer viejos laureles. Infiltrados en el KKKlan se estrenaba en nuestro país con el aval de las buenas críticas recibidas en EEUU y con un galardón importante en el Festival de Cannes: el Gran Premio del Jurado.

Una vez vista la película te das cuenta que todo esto son paparruchas. Lee tenía una historia bastante atractiva en sus manos que no ha sabido aprovechar. La historia real de dos policías de Colorado Springs, uno negro -John David Washington- y otro judío -Adam Driver, Paterson- que consiguieron infiltrarse en el Ku Klux Klan en la década de los 70.

Unos primeros 45 minutos bastante interesantes y el trabajo de los actores es lo que se salva de la obra. Una película desperdiciada por el afán de su director de llevar al paroxismo un tema tan importante como el racismo. Por intentar manipular al espectador presentándonos a unos tipos, los del Klan, como los más imbéciles y peligrosos del país. Porque si bien lo segundo puede ser cierto -estos tipejos eran alimañas sin escrúpulos, que extendieron su odio por parte de EEUU-, lo segundo no. O al menos no de la forma que se nos presenta en la película.

Lee intenta caricaturizar a estos extremistas y en ocasiones acaricia la parodia. Hay escenas que rozan el ridículo y el esperpento zafio, especialmente hacia el final, con un desenlace torpe y atropellado, que parece improvisado. Y tras esa conclusión ingenua, el cineasta neoyorkino nos enseña imágenes actuales, reales, de archivo, todas ellas durísimas en las que enlaza todos los mensajes explícitos que ha ido soltando durante las dos horas anteriores. Unas secuencias en las que une el actual auge de algunos grupos cercanos al Klan con la llegada de Trump al poder.

Porque una vez vista la película, está claro que esa denuncia que Lee realiza sobre la actual situación de la población negra en EEUU no puede ser concebida como subliminal. Cualquier trabajo anterior del director relacionado con el racismo -Fiebre salvaje, Haz lo que debas, La marcha del millón de hombres- es mucho más interesante que este Infiltrados en KKKlan.

Más sobre esta y otras películas en el blog: www.argoderse.com y en la página de facebook: argoderse

Las dos horas largas que dura 'BlacKkKlansman' se explican con los últimos 30 segundos de la cinta.
Lee, a través de su incendiario e incombustible panfleto, obliga al espectador a creer lo que dice, sin dejar lugar al pensamiento crítico. O te gusta o te gusta. No hay más...
'BlacKkKlansman' es irregular, autocomplaciente y, por momentos, banal.
Cuando se trata por enésima vez la problemática racial que ha vivido y vive EEUU lo mínimo que debe exigir el espectador es originalidad. Y aquí no existe, más allá del rocambolesco argumento, que obedece más al espíritu quijotesco de Lee que a un guion fundamentado y con buenas ideas.
Los personajes son planos, las situaciones, vacuas y los diálogos, vacíos, por no decir absurdos.
No así el maniqueísmo voluntario con el que Lee impregna todas y cada una de las escenas de su obra: negro, bueno; blanco, malo...
Vale que la sutileza y la profundidad nunca han sido los fuertes de este director, pero de ahí a anunciar con luces de neón su tesis...
Incluso si pretendes hacer del efectismo tu 'modus operandi' se me ocurren centenares de ejemplos mejores. Ahí están Robert Zemeckis, Guy Ritchie o Darren Aronofsky.
Lee va a lo fácil, no se esfuerza lo más mínimo por fundamentar sus ideas, simplemente te las impone, bajo el hipertransitado suelo del estereotipo, con aromas a prejuicio y vistas a un lugar común.
De hecho, se molesta tan poco que en varias escenas se escucha el "¡Make America great again!" de Donald Trump en boca de miembros del KKK. Sutil como una mañana de primavera...
Tan poco original es que cae en su propia trampa y utiliza a la mujer para vender sus preceptos, como se aprecia a lo largo de toda la película (blanca y negra).
Hacía mucho tiempo que no discrepaba tanto con las críticas de la prensa, pues, salvo Boyero, el resto le han dado un baño de vaselina a una cinta que, ni de lejos, merece estar nominada a Mejor Película, por delante de alguna maravilla como 'The Rider', aunque ya estamos acostumbrados a la arbitrariedad de la Academia (Quien no se acuerda de la ignorada 'The Florida Project' el año pasado).
Lo más triste de todo esto es que se la nomine por hablar de un colectivo históricamente desfavorecido. No pongo en duda la lucha, pero sí la película porque dista mucho de hacerle justicia.

El veterano Spike Lee vuelve a dirigir una película de repercusión internacional, después de varios proyectos cinematográficos o televisivos que no se han visto en nuestro país, y en esta ocasión aborda un tema que está presente en casi toda su filmografía, el asunto del racismo y la intolerancia, y una vez más en un tono de comedia. La historia está basada en la novela homónima escrita por Ron Stallworth, el protagonista de esta película, en 2014, ya que estamos ante un caso real que sucedió en Estados Unidos en la década de los 70, cuando un hombre de raza negra comienza a trabajar en el Departamento de policía de Colorado Springs, hasta que recibe un encargo de introducirse en el Ku Klux Klan, y aunque no puede acudir a las reuniones de ese grupo racista por ser un hombre de raza negra es el interlocutor en las llamadas telefónicas, dejando al agente Flip Zimmerman que acuda a esos actos sociales en donde se exalta el racismo. La película tuvo su presentación en el pasado festival de cine de Cannes en donde formó parte de la sección oficial recibiendo el gran premio del jurado, y posteriormente se proyectó en Toronto y en San Sebastián al estar incluida en la sección Perlas.

Con este punto de partida tan interesante la película funciona bastante bien, sobre todo en la parte central, ya que tarda un poco arrancar con una presentación de personajes un poco alargada, y de nuevo vuelve a excederse en el cuarto de hora final alargado de manera innecesaria.
El guion está bastante bien trabajado y los diálogos son bastante divertidos cuanto tienen lugar esas reuniones entre el policía infiltrado y el Ku Klux Klan, con mucha ironía, un gran ingenio, y unos diálogos ágiles. Otro de los aspectos positivos es su reparto encabezado por John David Washington, el hijo de Denzel Washington, que tiene un gran desparpajo y un cambio de registro impropio de su inexperiencia, y me está convincente en el papel de Ron Stallworth, el agente que entabla esas conversaciones con el Ku Klux Klan.

Junto al protagonista aparecen unos secundarios que en general están bastante bien, encabezados por Adam Driver como Flip Zimmerman que, sin ser su mejor trabajo interpretativo, cumple bastante bien en su personaje que va poco a poco ganando importancia. A nivel personal la actuación que más me gusta es la de Jasper Pääkkönen que interpreta a Felix Kendrickson, uno de los miembros del Ku Klux Klan.
La música de Terence Blanchard y sobre todo las canciones conocidas de esa época son los otros aspectos destacados de una película con denuncia social y mucho humor que puede gustar al público medio aficionados a las comedias originales y poco convencionales, y a los fans del cine de Spike Lee, que es uno de los cineastas con sello propio y cuyas películas tienen un mayor número de adeptos.
El principal borrón es su excesivo metraje y se podía haber terminado 15 minutos antes, ya que lo que cuenta es prescindible y rompe el tono anterior de la película.

LO MEJOR: El guion. El reparto.
LO PEOR: Su excesivo metraje, sobre todo porque los 15 minutos finales son innecesarios.

Pueden leer esta crítica con imágenes y contenidos adicionales en: http://www.filmdreams.net

'BlacKkKlansman' es una de las películas que tiene papeletas para estar presente en casi todos los premios importantes de este año. Ya ganó el 'Gran Premio del Jurado' en Cannes y obtuvo una gran acogida por los críticos profesionales, estos dos elementos la colocan de lleno en la carrera de los premios.

Estamos ante una película que nos cuenta unos hechos reales que son tan ridículos como se puede ver, mostrando los ideales de supremacía blanca que regían en el Klan e incluso el extremo contrario con el "black power". Es evidente que estamos ante una denuncia social, pero realizada con gracia y estilo, no son pocas las ocasiones en las que Spike Lee consigue sacarme una carcajada. Por ello creo que no hay que comparar esta obra con otros dramas que denuncian el racismo, ya que es obvio que estos últimos impactan y sobrecogen más.

La interpretación que yo hago es la siguiente: Spike Lee nos ha propuesto pasar un buen rato con esta surrealista historia para al final mostrarnos esas imágenes actuales en las que nos transmite que es un problema serio y actual.

No me parece, ni de lejos, una obra maestra pero dado el nivel de las obras que he visto este año sí resalta por encima de la media, el tiempo dirá cómo se consagra esta obra, de momento, para mí es una buena película con mensaje social,y sí, dirigida con estilo.

PD: La bandera de EEUU izada del revés significa una llamada de auxilio.