Harry Potter y el prisionero de Azkaban

Tras la gran decepción que supuso para mi “Harry Potter y la cámara secreta” llegó el gran Alfonso Cuarón para arreglarlo todo. “Harry Potter y el prisionero de Azkaban” también cuenta con un mejor guión que sus predecesoras.

Sirius Black (un espléndido Gary Oldman), escapa de Azkaban, y parece que quiere matar a Harry Potter. También aparecen los dementores, y toda la película está envuelta en un aura mucho más oscura. Es un film más maduro y adulto, y al fin vemos una gran progresión en todos los personajes. Muy destacable tercera entrega con todos los ingredientes para ser la mejor de la saga.

Nota: 7,5

Después de dos entregas iniciales más bien simplonas, sin duda aceptables películas pero que no pasaban de simpáticas, tenemos por fin una película de verdad. Ahora sí se puede incorporar a Harry Potter entre las sagas interesantes del cine fantástico. La película es fascinante en el aspecto visual, coherente en todo momento en el qué y el como de lo que se pretende narrar, con estilo propio. Es de entender que el giro estilístico hacia lo sombrío se debemos agradecer a Cuarón. El mexicano ha conseguido, tal vez porqué se ha atrevido a afrontarlo, exprimir todo el jugo de la historia que Rowling va tejiendo en sus novelas. Así pues, el reproche para Columbus y su equipo, que se quedaron en la explotación comercial de lo que ya era un evidente filón, en vez de tratar de ir más allá y crear algo realmente memorable.
Nos encontramos una trama simple, en la que la complejidad queda para el mundo interior de sus personajes. Cabe encontrar aquí los mayores defectos de esta entrega (y también del conjunto), que el guión se conforma con diálogos explicativos de manual para explicar la historia y que los actores principales (aunque tal vez Emma Watson apunta visos de enmienda) no están a la altura.
Cuarón a tenido habilidad suficiente para superar las convencionalidades, acentuar el humor e incorporarlo a las situaciones en lugar de forzar situaciones ajenas a la narración, sugerir durante todo el metraje. Las continuas referencias al paso del tiempo, el uso continuo de reflejos para confrontar a Harry consigo mismo, el contraste de luminosidad y sombra, los hallazgos artísticos en ciertos diseños... Y por fin se nos muestra la complejidad del protagonista sin suavizarla. Si bien la historia es el clásico enfrentamiento entre el bien y el mal, la innovación es no dar por sentado donde reside cada cosa. Por mucho que su historia se circunscriba a un mundo mágico sus impulsos son humanos, así Harry muestra odio y deseos de venganza. Se deja, pues, la conclusión moral a juicio del espectador.
Esto hace muy atractiva El prisionero de Azkaban, es una muestra de que se puede (y se debe) hacer una película con contenido didáctico para un público infantil tratándolos como seres inteligentes, apelando a su imaginación visual en vez de mostrárselo todo, dejando elementos para la reflexión en vez de consignas inamobibles y presentando una propuesta con estilo propio.

Harry Potter ya no es tan niño, está madurando y la película es mucho más tenebrosa que sus predecesoras...pero tan poco en exceso para no espantar al público infantil.

Visualmente es una delicia mágica, se ha logrado "el toque". Es mucho mejor que sus predecesoras en ese aspecto, pero eso no es suficiente.

Mala suerte tuvo Cuarón al adaptar una de las pocas novelas de Harry Potter que, aun siendo muy hermosa en su viaje, no tiene destino o resolución. Es muy emocional pero con muy poca acción. Es de esas películas que, al verlas por primera vez, se te queda esa expresión de: ¿Y qué?, ¿ya está?, ¿eso es todo?. Sin embargo mejora tras cada visionado porque es muy hermosa en el aspecto visual (sobre todo en algunas escenas concretas). Por desgracia se han modificado enormemente algunas escenas (y probablemente con resultados negativos en lugar de mejoras) y suprimido otras muy cruciales de la novela original.

En el aspecto interpretativo: Daniel Radcliffe está pésimo en esta película. Da pena verle intentando que le salga alguna lágrima sin lograr éxito. Los veteranos secundarios están excelentes como siempre. Una lástima el fallecimiento de Richard Harris que era sin duda alguna el mejor Dumbledore, pero Michael Gambon lograr estar a la altura también. Los personajes adultos hubieran merecido mucho más protagonismo (como lo tienen en las novelas), en especial los personajes de Remus Lupin (David Thewlis) y Severus Snape (Alan Rickman).

Banda sonora magnífica aunque, en mi opinión, no tan buena como las anteriores.

En definitiva, es agradable ver que por fin las películas de Harry Potter dejen aquí de ser infantiles para centrarse en un público juvenil más adulto. Pero aquí falta el alma de la película: una historia que nos cautive o motive para verla.

Lo mejor: Todas las escenas de los dementores, el viaje de Harry sobre Buckbeack.
Lo peor: La escena de la llantina.

Yo soy una gran fan de los libros de Harry Potter, y no precisamente por sus dos primeras peliculas, bastante simples y bobaliconas (puedo asegurar que los libros no son así). No sé si será por el cambio del director, pero al ver El Prisionero de Azkaban me sorprendí gratamente, por fin pude ver una historia coherente con unos dialogos decentes, y que además era bastante fiel al universo Rowling. Aunque es evidente que no se puede embutir un libro como ese en 142 minutos, creo que se supo captar el espíritu de la historia de Harry Potter, que tiene mucha mas miga de lo que mucha gente cree, y Cuarón lo supo reflejar. Una maravilla disfrutarla.

Apenas estrenada vi 'Harry Potter y la piedra filosofal' y el resultado fue: 'Matilda' con varitas mágicas. Varios años más tarde miré 'Harry Potter y el misterio del príncipe' y el resultado fue: 'Crepúsculo' con varitas mágicas.

Hasta que llegó 'Harry Potter y el prisionero de Azkaban' con esos púberes en transición cuasi adolescente que se vieron tocados por la varita cuaronesca, varita que destila su mágica estética obscuramente sugestiva y que tanto define al mexicano en su dirección.
Mente privilegiada que se distingue del resto de los directores de la saga por diferencia, sobre todo cuando se lo compara al romo y anodino Yates que de tan frío y apático se queda entumecido y congelado, colgado de la escoba con sus embolantes e interminables partidos de Quidditch.

Esta película se encierra en sí misma y se despega deliberadamente de toda la saga, como quien sabe que va a ser visitada y revisitada, visionada y revisionada, una y otra vez en búsqueda de la única y verdadera magia.

Lo mejor: este es el Hogwarts verdaderamente mágico, verdaderamente tétrico, maquiavélicamente acogedor entre fobias y temores, protegido por esa densa y exquisita atmósfera que arraiga lo fantástico a lo terrenal.

Lo peor: no esperen cine propiamente dicho, eso no hay en Harry Potter. O sea, Cuarón hace lo mejor que puede con las limitaciones que le impone el mainstream de lo masticado.