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El Padrino: Parte III

Drama Michael Corleone, heredero del imperio de don Vito Corleone, intenta rehabilitarse socialmente y legitimar todas las posesiones de la familia negociando con el Vaticano. Después de luchar toda su vida se encuentra cansado y centra todas sus esperanzas en encontrar un sucesor que se haga cargo de los negocios. Vincent, el hijo ilegítimo de su hermano Sonny, parece ser el elegido. (FILMAFFINITY) En diciembre de 2020 se estrenó en cines y ... [+]
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Críticas 225
Críticas ordenadas por utilidad
9 de marzo de 2011
88 de 104 usuarios han encontrado esta crítica útil
PRÓLOGO: ALGUNOS PRINCIPIOS BÁSICOS

1. Para ser un buen crítico feroz, valga la redundancia, olvide que una vez fue cinéfilo: el cinéfilo aún disfruta viendo cine; el crítico feroz fue un cinéfilo que ya se hartó del cine.

2. Resista la tentación de sentir el más mínimo placer ante una pantalla. Si la nube de un elogio, por mínimo que sea, acude a su cerebro, espántela cuál mosca. Su docta pluma no debe embrutecerse señalando virtud alguna.

3. No olvide que los gustos y las opiniones son el opio de los ignorantes. Renuncie a ellos; como crítico feroz sabe que está en posesión de la verdad absoluta. Tenga a mano una escalera para que la plebe le vea mejor cuando hable, aún a sabiendas que no está en condiciones de entender su mensaje.

4. Como dijo Sartre, los espectadores son los otros. No se conforme con criticar la película e insultar a sus responsables. Lo más importante es dejar constancia de su desprecio ante las pobres y cortas mentes que se dejan deslumbrar por aquello que usted sabe que es basura.


COROLARIOS APLICABLES A "EL PADRINO III"

5. Recalque negativamente que el motivo de este film fue reflotar mutuamente la productora y la carrera del director. Da igual que el primer Padrino fuera un encargo a Coppola por parte de una productora deseosa de aprovechar el tirón de un best seller y que el segundo jamás hubiese existido sin el éxito clamoroso de su antecesora.

6. Acuse el nepotismo de Coppola y arremeta contra su hija Sofia. Tan mala actriz, tan mala, que ya echó a perder el final de la primera parte haciendo de bebé. Haga especial hincapié en la extraña forma de su nariz y sus gruesos labios. Ya puestos, descalifíquela como directora: ¿acaso Sofía busca siempre protagonistas muy monas para sublimar sus complejos, tal como Hitchcock utilizaba a Cary Grant? Ah, y no olvide que el adjetivo que necesaria y peyorativamente debe siempre acompañar al nombre de Sofia Coppola es "cool". Lo mismo vale cada vez que cite a Isabel Coixet.

7. Desapruebe también la exagerada gesticulación que siempre caracteriza a Nicolas Cage. Sí, no sale en "El padrino III", pero es el primo de Sofia.

8. Invoque a Borges (demostrando así su eruditos conocimientos) para probar que las intrigas vaticanas de Coppola son un plagio descarado de las de Dan Brown.

9. Después del ascenso y la estancia en la cima del mafioso Michael Corleone, ¿qué sentido tenía mostrar su caída? ¿Cómo puede ser tan petulante Coppola como para reflexionar sobre temas tan pedantes y desfasados como los remordimientos y la redención? ¿Y encima con la "Cavalleria rusticana"? Si al menos fuese con el "Aserejé"...


EPÍLOGO

10. Abra un viejo rollo de película de las que le gustaban cuando aún era cinéfilo. Enróllese el celuloide empezando por los pies hasta la cabeza. Cuando su aspecto se parezca al de Boris Karloff en "La momia" encienda una cerilla y préndase fuego. Si el cine ha muerto, ¿qué sentido tiene que usted siga aquí?
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Quim Casals
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8 de diciembre de 2008
52 de 67 usuarios han encontrado esta crítica útil
La razón primordial por la que Coppola se venció a las peticiones de la Paramount para realizar esta tercera parte de la saga es, ni más ni menos, que se encontraba al borde de la ruina y exprimir un poco más la gallina de los huevos de oro era la mejor solución al entuerto. El proyecto, por lo tanto, ya nace forzado; habían pasado más de 15 años desde su antecesora cinematográfica y a todas luces era innecesaria una continuación; en esa El Padrino 2 Michael había ido destruyendo poco a poco a su familia en su afán, paradojicamente, por salvarla; el flashback final donde se rememora a los hermanos unidos cierra el círculo que comezaba en aquel salón oscuro habitado por Brando y Duvall; a lo que hay que añadir la escena final donde un Micheal envejecido y solitario contempla la vida que le queda sin ningún ser querido cerca.

Aún así había que otorgarle el beneficio de la duda a Coppola, contrariado por tener que dejar de contar con el susodicho Duvall por sus pretensiones económicas (y matarlo simbólicamente como escarmiento) y el cambio a última hora de Winona Ryder por Sofia como hija de Michael, uno de los aspectos más espinosos y criticados del film, y no sin razón contempladas la dotes como actriz de la hijísima. Sin embargo, no conforman todos estos datos el desvanecimiento en la calidad de la película, ni siquiera el añadido de la falta de una figura totémica que al lado de Pacino diera enjundia al metraje como ocurrió en sus antecesoras con Brando y De Niro. No, el mayor fallo es el giro inexplicable que ha sufrido la personalidad de Michael Corleone, un hombre encerrado en si mismo, presa de un resquemor inabordable, de un odio tan alto como su inteligencia y que como por generación espontánea se ha mutado en un ser apacible, dicharachero y hasta irónico y bonachón en sus maneras. A esto hay que añadir el sorprendente acercamiento, de nuevo forzado por la deriva narrativa, hacia Kay (Diane Keaton), una relación absolutamente naufragada e insalvable a expensas del aborto inducido por su odio hacia Michael que sin embargo se recupera como un amor adolescente en un ejercicio de dudosa credibilidad.

Se podría juzgar que Michael Corleone era un hombre bueno, como proponía Rousseau en contra de la maldad innata que le confería Hobbes al ser humano, y la sociedad (su familia) le convierte en un ser malvado capaz de ajusticiar a quien sea necesario en pos de su prevalencia, y tras ese trasiego por el lado oscuro es en esta tercera entrega donde regresa a la senda correcta que abadonó, parecía que para siempre, en ese restaurante del Bronx tras recoger un revolver en una letrina. Podría ser. Sin embargo, algo rechina en esa concepción, un hombre que se ha entregado al festín de poder y criminalidad de Micheal Corleone no puede volver a vagar entre las ovejas como un carnero redimido.
McKnight
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16 de mayo de 2010
81 de 128 usuarios han encontrado esta crítica útil
Continuación innecesaria que obedece, supongo, a cuestiones crematísticas. Sí, sí, todo el rollo del cierre de ciclo, del intento de arrepentimiento y lavado de imagen de un personaje repugnante que intenta redimirse a través de la religiosidad y las obras benéficas, que busca salvar lo que queda de su familia porque él mismo se da por condenado. Todo muy clásico; pero sin héroes. No olvidemos que la Cosa Nostra es una asociación de asesinos, ladrones y extorsionadores sin escrúpulos, con refinados gustos pero de una bajeza moral injustificable.

A mi entender, ‘El Padrino III’ es una manera estupenda de estropear la, probablemente, mejor saga de la historia del cine. Pacino, ya pagado de sí mismo, convierte la vejez de Michael en una especie de caricatura. Comparar la soberbia recreación que de Vito Corleone hace Brando en la primera parte con el desahogo que se marca Pacino en esta tercera entrega me resulta insultante. Divismo se llama eso. La Keaton se deja caer para lucir su espléndida madurez y eterna sonrisa. Andy García es, sencillamente, muy malo, un chulito macarra que nada tiene que ver con los personajes de las anteriores entregas. Y la Sofi, mejor detrás de la cámara….de gas. Los diálogos, que en las anteriores entregas transmitían autenticidad, aquí se muestran teatrales, postizos, por muy elaborados que estén –que lo están. Parece como si Coppola se hubiese propuesto en las dos primeras películas la sencilla tarea de contar una gran historia, mientras que en esta ocasión se hubiera planteado directamente: voy a hacer ‘El Padrino III’.

Añoro la fotografía de Gordon Willis: lo que había sido documento histórico al tiempo que artístico en las partes I y II, aquí sólo es una película de mafiosos protagonizada por un clan de hijos de puta al que llevábamos años esperando. Al parecer, mucha gente celebra que la Iglesia muestre su cara más corrupta e inmoral. Pero creo que la trama ligada a la Logia P2 y los acontecimientos relativos a la muerte de Juan Pablo I son puro efectismo, al estilo de lo que luego llegaría en las obras de Dan Brown. La cúpula eclesiástica ha sido, es y será otra organización mafiosa, con indudables conexiones oscuras, pero yo al menos no me acabo de tragar esa deriva argumental.

Coppola se limita a repetir, por tercera vez, la misma estructura: presentación festiva, asesinatos, algún nuevo personaje, sucesión de venganzas, viaje a Sicilia y desenlace trágico sobre fondo musical. En las dos primeras películas este esquema funciona a la perfección; en ésta, no puedo evitar la sensación de estar ante un lujosísimo spot promocional, versión sículo-operística, del fenómeno mafioso. Si no hubieran existido sus dos precedentes, probablemente me habría parecido una buena película; en el contexto de la trilogía, me parece decepcionante.
Shinboneniná
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14 de abril de 2012
36 de 42 usuarios han encontrado esta crítica útil
Varios años después de realizar las dos primeras películas de la saga "El Padrino", y tras dirigir algunos films que marcaron la historia del cine, como "Apocalypse now", FF Coppola decide concluir la trilogía y filma "El Padrino III".
Sabe que asume un gran riesgo, porque llegar al nivel de las dos primeras partes es muy difícil, pero asume ese riesgo y nos regala una obra maestra (otra más) con la que culmina con brillantez una de las mejores sagas que se han filmado.
Esta obra tiende más al intimismo y a la reflexión vital; cuenta la búsqueda que emprende Michael Corleone (Al Pacino) para encontrar la redención y dónde están sus raíces, algo que a todo ser humano le gustaría emprender cuando intuye que le queda poco tiempo por vivir.
Hay menos acción, pero no se echa de menos, porque el conjunto de sentimientos que transmite te impresiona igualmente.
En definitiva, tercera obra maestra para culminar esta maravilla del cine que es la trilogía de "El Padrino".
lisufelligus
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25 de enero de 2009
32 de 37 usuarios han encontrado esta crítica útil
Decimoséptimo largometraje de F. F. Coppola (51 años). Escrito por Mario Puzo y F. F. Coppola, se inspira en los personajes de la novela "The Godfather" (1969), de Mario Puzo. Se rueda en escenarios naturales y en exteriores de Sicilia, Roma, Vaticano, NYC y Atlantic City y en los estudios Cinecittà (Roma), con un presupuesto de 54 M dólares. Es nominado a 7 Oscar. Producido por F. F. Coppola para Paramount, se proyecta por primera vez en público el 20-XII-1990 (Beverly Hills, preestreno).

La acción principal se desarrolla en NYC y Sicilia y se desplaza ocasionalmente a Atlantic City (New Jersey), Roma y Vaticano. Michael Corleone (Al Pacino), jefe de la familia, próximo a los 60 años, envejecido prematuramente, cansado y enfermo, reside en NY, tras el abandono de la suntuosa mansión familiar de Lago Tahore. La acción tiene lugar entre 1979 y 1982, con final en un momento posterior no determinado, aunque no alejado temporalmente (1983-84).

El film suma acción, drama y thriller. El guión, escrito con meticulosidad, da continuidad a la historia de las dos entregas anteriores de la saga, no como una secuela, sino como una prolongación o extensión temporal de la historia de la familia al objeto de completar, ampliar y matizar observaciones, indicaciones y reflexiones. El relato es complejo, denso y contiene varias tramas secundarias, que dan profundidad al conjunto. Incorpora referencias inspiradas en hechos reales (muerte de Juan Pablo I) y personajes reales. El cardenal Gilday es un trasunto del cardenal Marcinkus, Lucio Luchhesi se asemeja a Roberto Calvi y Fredrick Keinzig recuerda a Licio Gelli, gran maestre de la logia masónica P2. Los ambientes, bien construidos, contrastan por su rica diversidad (sutilezas secretas y dobles juegos vaticanos, ambiciones de los mafiosos, anhelos de legalidad y redención de Michael). Los personajes están bien desarrollados, en especial los de Michael (frío, ambicioso y sin escrúpulos) y Vincent Mancini, hijo de Sonny (temperamental y expeditivo).

Incorpora una perspectiva explícita, en el marco de un mundo globalizado, de las conexiones internacionales entre delincuencia, negocios y política, a las que ya se refería en tono menor “El Padrino II”. Se añaden referencias a supuestas conexiones entre la delincuencia internacional y altas instancias de la Administración vaticana. En etapas anteriores sólo se había hablado de las conexiones de instancias vaticanas con altas esferas de la mafia italo-americana.

(Sigue en el ”spoiler” sin desvelar partes del argumento)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Miquel
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