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La señorita Julia

Romance. Drama La historia transcurre en el verano de 1880, durante la noche de San Juan. En una mansión irlandesa, la joven aristócrata Miss Julie (Jessica Chastain) y un criado de su padre (Colin Farrell). En un ambiente festivo del que han desaparecido las barreras sociales, Julia y John bailan, beben, se seducen y manipulan. Ella, llena de altivez, desea rebajarse; él es educado, pero zafio. A los dos les une un deseo y una repulsión mutua. ... [+]
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Críticas 28
Críticas ordenadas por utilidad
5 de diciembre de 2014
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
La señorita Julia es originalmente una obra de teatro que en su tiempo fue escrita por el dramaturgo sueco August Strindberg, un personaje no tan conocido por el gran público como otros homólogos de Escandinavia y Centroeuropa (caso de Henrik Ibsen o Goethe, por ejemplo), pero con esta obra ha gozado de una expansión internacional bastante amplia, tanto el propio texto como en el cine o, sobre todo, en representaciones teatrales (en España se ha interpretado numerosas veces).

Pues bien, la sueca Liv Ullmann, grandísima actriz, musa de Bergman y también una cineasta muy intermitente pero bien valorada, se ha encargado de adaptar una nueva pieza de la mencionada obra para el séptimo arte. Escribiendo y dirigiendo, Ullmann quiere expresar con esta película el progresivo cambio de conciencia que a finales del Siglo XIX experimentaron las clases bajas de la sociedad, en concreto los criados de los grandes señores, que pasaron del “sí, bwana” sin paliativos a discutir cada vez más las decisiones de sus superiores. Su traslación al cine resulta en un drama de época difícil de digerir pero con muchos detalles que hacen de su visionado una experiencia recomendable.

Como en toda adaptación del teatro al cine, el peso de la película lo llevan los actores protagonistas. En este caso, son dos rostros muy conocidos del panorama cinematográfico actual: el irlandés Colin Farrell y la californiana Jessica Chastain. El primero, muy discutido a veces tanto por su mala decisión a la hora de escoger ciertos proyectos como por su propia calidad actoral, encarna aquí al criado John, que se debate entre el cómodo romance con su compañera en la servidumbre Kathleen (Samantha Morton) o ceder a la apetecible pero peligrosa tentación que esconde su ama. Ésta, de nombre Julie y que en este film luce el rostro de Chastain, es un personaje desequilibrado a primera vista, con un humor muy cambiante hacia la figura de su criado y un claro carácter liberal, aunque dominante, para lo que eran los estándares de la época.

Con tal panorama, todo iba encaminado a imaginar que Chastain se comería sin paliativos a Farrell en el sentido interpretativo, pero lo cierto es que, si bien está claro que la pelirroja se termina alzando como el gran reclamo de la película en su conjunto, su compañero en el reparto no queda tan en entredicho como podía parecer en un primer momento. Al contrario, el irlandés se saca de la manga una gran interpretación incluso en los momentos más salvajes de la cinta, dejando de lado su demasiado habitual rostro de circunstancias para cuadrar en cada gesto y en cada sonido lo que pasa por la cabeza de su personaje. Tal esfuerzo profesional, como decimos, no es óbice para reconocer la clara superioridad de su compañera de reparto Jessica Chastain, excelente actriz que además se mueve bastante bien a la hora de elegir películas (salvo algún petardazo como Mamá) y que aquí sin duda habrá recabado aun más experiencia con los consejos de su homóloga sueca. Cada plano suyo es una garantía de éxito para su personaje y para la película en general, merced a la ingente cantidad de sentimientos que esboza su figura, la cual sacrifica belleza (que no le falta) en favor de aquello que pida su papel. Lo que viene siendo el verdadero oficio actoral, ni más ni menos.

Cuestión aparte de sus intérpretes, Ullmann comete en La señorita Julia el error de teatralizar la acción en exceso. En su comienzo, la película está hilvanada a la perfección, alternando escenarios y personajes, despertando cierto interés incluso con aquella primera escena que nos muestra a Julia en su niñez. Pero poco a poco, ese interés se va diluyendo. A pesar de que es intrínseco a esta clase de películas el ritmo lento y la abundancia de diálogos, máxime si se trata de una adaptación del teatro como el caso que nos ocupa, la directora sueca se pasa de rosca con las conversaciones entre los protagonistas, generando por momentos una verborrea complicada de asimilar y desde luego poco cinematográfica. Una excesiva literalidad que espantará a todo el que no trague con este cine y que supondrá una ligera decepción para aquellos que sí estaban enganchados al argumento, caso del que aquí escribe.

Una obra irregular, por tanto, la que nos ofrece aquí Liv Ullmann. Fabulosas interpretaciones, bonita fotografía y gran guión de base quedan algo expuestos ante el claro defecto de querer trasladar todo a la pantalla, cuando sabemos que de esa manera se pierde bastante factor cinematográfico por el camino. Y eso es lo que sucede en La señorita Julia, una película que sólo resultará satisfactoria si uno está dispuesto a escuchar larguísimas conversaciones que, pese a ser interesantes, terminan siendo redundantes. Un drama de época que, de haber aplicado Ullmann alguno de los recursos que tan bien utilizaba Bergman para evitar ser cargante con los diálogos, podía haber hecho época. Y aquí no hay redundancia que valga.


Álvaro Casanova - @Alvcasanova
Crítica para www.cinemaldito.com (@CineMaldito)
Kasanovic
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13 de diciembre de 2014
8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
El público no asiduo al teatro acusa rápidamente a ciertas películas de ser teatro filmado a las que son de corte intimista, que tengan mucho diálogo, espacios para la reflexión y que aparezcan contados cambios de escenarios así como pocos personajes. Incluso a la hora de ser adaptaciones magníficas que han saltado del escenario al cine, críticos famosos pero no aficionados al teatro las han tachado con ese estigma, otros muchos evidentemente no. Y creo que el “teatro filmado” incluso es muy interesante, no sé porque lo utilizan a veces como algo peyorativo cuando no todos valen para hacerlo. De hecho, para cualquier actor o actriz que se precie, mucho más en otros países por lo que se ve, quien no pasa por el teatro posiblemente sea una estrella, pero nunca tendrá el respeto como actor por los más profesionales. Grandes estrellas como Nicole Kidman o Julia Roberts aprovecharon su poder o status de estrellas para poder saltar a Broadway, cobrando un sueldo corriente, con el fin que tanto sus imágenes o carreras se reactivasen. Supongo que a nivel personal les habrá enriquecido aún más.
Y aclaro todo esto para que ese público quede advertido, porque esta versión de “La señorita Julia” sí que es teatro filmado, puro y duro, planteado con dos ovarios por Ullmann, y aunque no deja de ser también cine, es ante todo un género en la actualidad está casi desaparecido en la gran pantalla. Para ese público que espera ver la típica “bonita obra romántica” o directamente que no sabe lo que va a ver, puede tomárselo como un film “experimental” o simplemente como una tortura inquisitorial. Aunque hay leves cambios en esta versión, como el país donde se desarrolla o varios momentos de escenas en los jardines (persiguiendo el mismo efecto quizás que se daba en la única escena de exteriores de "Gritos y susurros" de Bergman) que se agradecen mucho, ya que se respeta bastante la obra, que es áspera, cruel, claustrofóbica y difícil de digerir, tanto, que para algunas renombradas actrices que aceptaron el reto de encarnarla las condujo a suprimir sus contratos y ponerse en manos de psiquiatras. Y creo que tras todo esto poco queda por añadir.
Hay momentos en los que la tensión no se mantiene y tanto la utilización como la selección de los temas de banda su sonora quizás no hayan sido acertados, pero Ullmann lo ha dirigido con fidelidad y con dignidad, no con claros logros como en otras ocasiones, ya que “lo puramente teatral” encorseta demasiado la versión, pero hacen que “La señorita Julia” sea de visión obligada y casi restringida a ese otro público. Su factura es buena, desde su fotografía hasta su sonido, que registra cualquier mínimo paso que hace crujir el suelo de madera. Colin Farrell se encuentra ante el reto de su vida, no le proporcionará fama, pero consigue una notable labor y su licenciatura en la actuación. Chastain, con respecto a su personaje tiene un arranque algo flojo, pero luego de sobrepone. Es que es un personaje muy complejo. Pero bueno, ambos sacan lo mejor que le hemos visto en la pantalla, logrando sus más difíciles y ambiciosos trabajos, brillando a igual altura la casi “ladrona” de la función, Samantha Morton, en un rol menor. No hay más, y a pesar de sus limitaciones lo que queda es válido, porque es tan arriesgada esta propuesta que creo al menos merece su reconocimiento.
Maggie Smee
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7 de enero de 2015
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
... y niños parecen ser los críticos y espectadores que se quejan de la pesadez de esta película. ¿Es que nunca vieron en el teatro ni leyeron impreso el dramón naturalista de don Augusto? Les aseguro que eso sí que es pesado.

Liv Ullman ha elegido ser esencialmente fiel a la obra original y de ahí vienen los defectos del film: los diálogos reiterativos, la repetición de situaciones, las divagaciones de Jean acerca de lo divino y lo humano.

Pero no es eso todo lo que ofrece "Fröken Julie", cuya fama es bien merecida no solo por su carácter "escandaloso" para la época, sino por la astuta y sutil progresión dramática y, sobre todo, por el fino dibujo de los recios personajes. Que son el sueño de todo actor; y aquí, la señorita Chastain y el señor Farrell (sin olvidarnos de la señora Morton) realizan una excelsa, insuperable, perfecta interpretación hábilmente filmada por doña Liv.

Así que te recomiendo la película. Pero también te recomiendo que la veas en un cómodo sofá o en una sala de cine con las máximas comididades, porque es probable que eches una cabezadita.
golondrina europea
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23 de enero de 2015
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
“La señorita Julia” es la sexta obra de la filmografía de Liv Ullmann, tras catorce años de asueto. Se trata de una adaptación de la pieza de teatro del mismo nombre, creada por August Strindberg en 1888.
“Miss Julie” es una obra dramática muy compleja en temática: trata el determinismo de las clases sociales, encarnizada en el amorío de sus dos protagonistas, y una lucha de amor, deseo y poder, que también está condicionada por una guerra de sexos.

La directora sueca decide eliminar varios personajes y centrarse en los dos protagonistas Miss Julie (Jessica Chastain), John (Colin Farrell) y Kathleen (Samantha Morton). La supresión de la escena inicial de la obra de Strindberg –una fiesta de los criados en la que Miss Julie seduce a John– creo que perjudica la digestión de la película. El baile inicial es una parte muy agradable, sosegada y placentera que serviría para introducir mejor la historia. Sin embargo, Liv Ullmann prescinde de ella y envuelve la película en un guión estático que redunda en exceso y encasquilla la película en su tramo final (sobra media hora de metraje).

Los diálogos merecen otra vuelta de tuerca; debemos empatizar con los actores Jessica Chastain, Colin Farrell y Samantha Morton. El guión es puro teatro, con abundantes cambios de humor y melodramatismo, a veces exagerado. Estos ingredientes dificultan tremendamente el trabajo de los tres protagonistas, cuyo mayor reto es salvar el papel. A mi modo de ver, meta superada, aunque ninguno de los tres destaca por su brillantez.

El desarrollo de los personajes es el punto más fuerte de la película, así como su ambientación, pero no consiguen maquillar un film irregular y descendente.

NOTA: 5,5.
JavierArenales
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24 de octubre de 2014
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Al cine y el teatro, pese a ser muy parecidos, las diferencian un sinfín de cosas que hacen de cada uno un mundo. Este es el mayor problema de este film de época protagonizado por Jessica Chastain y Colin Farrell: la directora, Liv Ullmann, ha conseguido meter la esencia de una obra de teatro en una película y, durante casi 2 horas de metraje, asistimos a una historia de progresión muy, muy lenta y dirección irregular. La ya mencionada directora quiere conseguir el equilibrio armónico entre la forma y el fondo, pero no se da cuenta de que presta demasiada importancia a la primera. Gracias a esto ha conseguido sacar imágenes de cierta belleza, sí, pero el conjunto se ve resentido por tanto formalismo y falta de acción. La búsqueda de la poesía de la Sueca, se convierte en el encuentro con la indiferencia del espectador.

Pero no todo es malo, Jessica Chastain consigue realizar una de las mejores actuaciones de su carrera. La estadounidense es sin duda lo mejor del film y no sería de locos pensar que se llevara el Premio a Mejor Actriz el sábado. Ahí lo dejo. Colin Farrell, su compañero en el reparto, consigue sacar una buena interpretación, pero Chastain lo eclipsa y, al final, se debilita su trabajo.

El sopor de algunas de sus escenas y la falta de interés en muchas otras convierten a "Miss Julie" en una película para olvidar. Eso sí, si algo merece la pena en la cinta, esa es la grandísima Jessica Chastain, que eso no se nos olvide.
Alberto Monje
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