Belleza americana

Ópera prima de un casi desconocido Mendes, quien opta por realizar un entrelazado profundizando en la psicología de sus personajes, espléndida fotografía llena de color y de intensidad. Mendes cuantifica su mérito acompañando el film de una banda sonora inmensa y acertada.
Belleza Americana es una peli honesta y delicada, jamás pretendió ser una obra maestra pero lo consiguió con creces. Explora intensamente los clichés de una sociedad y muestra con crudeza los alcances de la intolerancia y la deslealtad. Su ritmo narrativo es realmente impresionante y la profundidad y desarrollo que el director le proporciona a cada personaje es en un adjetivo “magistral”. Personalmente, alabo la crítica a la basura motivacional Americana “imagen” “ventas” .
Mención aparte merece la actuación del gran Spacey, quien aprovecha el estupendo personaje que le entregan y usufructúa con ingenio cada plano, cada segundo. ¡Estupendo!
En conclusión, un Oscar merecido para esta pieza contemporánea, una maravilla sin duda.

La suposición es una opinión o afirmación fundamentada en apariencias o especulaciones. Hay tendencia en los seres humanos a suponer, y con frecuencia, se hace con una ligereza impertinente y/o temeraria, convirtiéndose en causa de maltrato o de daño injusto para otros. Ocurre en el hogar, en el vecindario, en la oficina… y la suposición empaña las relaciones de cada día, mientras que, cada tanto, produce males irreparables.

Se empieza por las cosas más nimias: - ¡¿Dónde me pusiste el cepillo?! - ¡Yo no lo he cogido! – ¡Quién más iba a ser, ¿Dónde lo pusiste? Maldita estúpida!... Papá o mamá reflexionan, entonces, un segundo y caen en cuenta de que él (o ella) lo guardaron en cierto lugar. Lo encuentran enseguida, pero no son capaces de disculparse. El maltrato retumba en el infinito. Consecuencia de suponer y del estilo culpabilizador.

Y así suele hacerse con el resto de la gente: Este fuma marihuana ¡Es una porquería!... Aquella chica luce coqueta ¡Es una perra!... Aquel cometió alguna ligereza sexual ¡es un pervertido!... Nos basta un solo detalle y la mera superficie para dictar sentencia condenatoria, porque de seguro, es la que permite acallar la propia liviandad.

Es magistral la manera como, el director Sam Mendes, nos habla de estas cosas en, <<AMERICAN BEAUTY>>… y como luce también la hipocresía, la acumulación material para ocultar el vacío interior, el autoengaño… mientras que, por otro lado, aflora la poesía en quien aparenta ser tan solo un vicioso; la sensibilidad y la dignidad emanan de quien pareciera perverso… y la ternura inmensa brota de chicas que parecieran hostiles o totalmente frívolas.

Vemos entonces que, el ser humano, jamás puede sopesarse a la ligera, por un solo rasgo, por una palabra o por un simple acto. Se comprueba que somos plurales, complejos, contradictorios y que puede bastar una nueva ocasión para demostrar que tras la áspera piel, como la que trae la guanábana, por dentro hay una blanca dulzura y una suavidad exquisitas.

Con un brillantísimo guion de Alan Ball, <<AMERICAN BEAUTY>>, es esa suerte de cine esencial e imprescindible, porque actúa justamente como la Iluminación: conseguimos ver lo que siempre estuvo ahí, pero se hallaba cubierto con nuestros prejuicios y suposiciones.

Magníficos, Kevin Spacey, Annette Bening y Chris Cooper. Conmovedores, Mena Suvari, Wes Bentley y Thora Birch. Como “Crash” de Paul Haggis y como “Feast of Love” de Robert Benton, <<AMERICAN BEAUTY>> es de los filmes más Humanos que hayamos visto en los últimos 20 años.

Cine para aprender a vivir.

Título para Latinoamérica: <<BELLEZA AMERICANA>>

Cuando hacemos una crítica y apostillamos que es un reflejo del sueño americano, nos olvidamos que es en realidad la pesadilla del ser humano, el querer triunfar por encima de todo y todos, poseer todo y a todos, satisfacer nuestros instintos primarios contenidos o mal contenidos y actuar interpretando un papel socialmente aceptable cuando en realidad no somos lo que aparentamos, pero sobre todo y por encima de todo, está el poder, dominar y subyugar. La globalización es lo que tiene, no somos muy diferentes de ellos en cualquier rincón del planeta, pero eso si, tiene tirón el fastidiar a los americanos, no sé por qué.

Menudo trasfondo tiene esta película, que incluye comedia, drama, tragedia, tensión y, en definitiva, nos transporta de forma inteligente y muy crítica por debajo de la superficie del estilo de vida de las clases medias de la sociedad.
Muchas personas que pertenecen a las clases medias (que hoy día son casi todas) aspiran a lo que las ideologías dominantes (lideradas por la publicidad, el consumismo, los intereses materialistas de la sociedad) les inculcan: un trabajo bien remunerado, tener una gran casa amueblada al último grito, estar a la moda, adquirir todo lo que está a la última, poseer un cochazo, prestigio social... Pero, ¿a costa de qué?
La familia protagonista ha alcanzado todos esos objetivos, entonces, ¿qué es lo que no marcha?
-El padre de familia ha perdido la ilusión de su matrimonio convertido en una caricatura, detesta su rutinario trabajo en el que tiene que soportar a un jefe inaguantable, no se entiende con su hija adolescente, no se siente cómodo en su grande e impecable casa... Hasta que decide dar un giro radical a su vida y adoptar una nueva filosofía. Su voz en off es la que oímos a lo largo de toda la película.
-La madre de familia también ha perdido la ilusión de su matrimonio, está obsesionada con su trabajo, tampoco se entiende con su hija adolescente, tiene la manía de que su casa sea como un museo... Y buscará una salida mediante la infidelidad.
-La hija adolescente que no se comunica con sus padres, está acomplejada, es muy egocéntrica y mantiene una fachada excéntrica para marcar su diferencia o para llamar la atención, ya que se siente sola. Encontrará un amor insólito pero muy afín a ella, cuando un vecino se enamora de ella. Extrañamente, tiene una amiga con la que no guarda nada en común, que es muy popular, atractiva y cabeza de chorlito, que se cree el ombligo del mundo y es muy fantasmona. Esta amiguita traerá de cabeza al protagonista, Kevin Spacey.
-Los vecinos de esta familia tampoco son lo que aparentan.
Toda esa fachada que estas familias mantienen revela su fragilidad y el vacío de sus vidas. Cuando el protagonista (Kevin Spacey) empieza a aplicar su nueva filosofía y se va sintiendo liberado, comenzará al mismo tiempo a venirse abajo toda la fachada de hipocresía que rodea sus vidas y serán evidentes las carencias emocionales, la dificultad para demostrar y recibir amor, la incapacidad para establecer una comunicación sincera...
Agridulce y amarga, terriblemente dura pero también liberadora, de una forma sosegada y con una espléndida fotografía, unas excelentes actuaciones y una música muy adecuada, nos golpeará con sus mensajes y no nos dejará indiferentes.

Lo dicho, un Kevin Spacey inmejorable... junto a una también magnífica Annette Bening, lo mejor de la película en mayúsculas.

Y qué decir de la maravillosa voz en español de José María del Río.... como diría Lester Burnham: Espectacular....
Una de nuestras mejores voces que desde mi adorada Cosmos, sin duda es capaz de hacer más grande si cabe una actuación.

Muy recomendable.