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Belleza americana

Drama. Comedia Lester Burnham (Kevin Spacey), un cuarentón en crisis, cansado de su trabajo y de su mujer Carolyn (Annette Bening), despierta de su letargo cuando conoce a la atractiva amiga (Mena Suvari) de su hija (Thora Birch), a la que intentará impresionar a toda costa. (FILMAFFINITY)
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Críticas 332
Críticas ordenadas por utilidad
9 de febrero de 2007
793 de 849 usuarios han encontrado esta crítica útil
De adolescente siempre había entendido el cine como algo puramente comercial, un entretenimiento, un pasatiempo, un recurso para los días de lluvia, para los mortecinos domingos por la tarde, para una cena con los colegas. Pero a todo cinéfilo le llega su “San Martín”, esa película que le marca para siempre, que le hace abrir los ojos, y le enseña la maravillosa y eterna magia del cine.

American beauty no solo me convirtió en un apasionado y amante compulsivo del séptimo arte, me cambió la vida en muchos otros aspectos. En una época de muchas inseguridades, miedo, soledad, y nostalgia, me dio una lección vital que aún hoy sigo teniendo presente cada día.

American Beauty es una película de una belleza sobrecogedora, de un poder visual apabullante, y de una contundencia perturbadora, gracias a unas actuaciones colosales (sobrenatural Kevin Spacey), a una fotografía bellísima, y a una banda sonora mágica, agotadoramente bella, triste, lírica, maravillosa. Pero sobretodo, un guión magistral, que define a los personajes a la perfección, con una exactitud milimétrica, que los ridiculiza y los desnuda al principio de la película, para que después, en un vuelco final demoledor, devolverles la dignidad perdida, y de paso recordarnos a todos que la vida si vale la pena.

El mensaje de American beauty deja huella. Y lo importante no es solo lo que dice, sino como lo dice. American beauty es más que una simple película. Es un manifiesto de como ver la vida y como vivirla. Destroza punto por punto todos los tópicos y falsas esperanzas del llamado sueño americano, y nos muestra que la vida es lo único que tenemos, que hay que saber aprovecharla, que hay que dejar de fingir, dejar de ser alguien que no queremos ser, dejar de fijarnos en las apariencias, y simplemente dedicarse a amar, a vivir, a saber valorar la belleza que nos rodea. Es una película que nos invita a ver más allá, tal y como reza el reclamo publicitario, "look closer". Este mensaje queda refrendado en un final colosal, enorme, uno de los mejores finales de la historia, de una clarividencia y un impacto tan grandes que te golpean de manera que no te puedas olvidar de él en toda tu vida.

Creo que ni su director, Sam Mendes, ni cualquiera de los miembros del reparto, son conscientes de la pedazo de joya que nos regalaron para despedir el siglo XX.

Un antés y un después, una cima, un milagro. Simplemente, "American Beauty".
TheJoseTree
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6 de septiembre de 2007
272 de 296 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desde Terciopelo Azul, nadie había conseguido captar en la gran pantalla de una manera tan excepcional la vida cotidiana de un típico barrio americano. Sam Mendes lo hace a base de imágenes atemporales grabadas para siempre en el limbo de nuestra memoria colectiva. American Beauty es tan hermosa y posee a su vez un mensaje tan abrumadoramente doloroso y cotidiano que casi podemos sentirla como algo vivo. Son las tinieblas agazapadas en las miserias apáticas de una familia como otra cualquiera, tan normal como hubiera cabido esperar en una urbanización de clase media alta de ese sueño americano que tanto se empeñan en demostrarnos que aún sigue vivo. Pero la realidad es que su mensaje de monotonía e infelicidad es tan universal que no podemos considerarla como algo lejano y ajeno a nosotros. Trata una realidad que nos concierne y nos empapa por completo cada día: la vida en matrimonio, cada vez más impersonal, sin rastro de pasión sexual, abocada a los tonos grises de la apatía y la ausencia de sueños y de ilusión; la relación entre padres e hijos, incomunicativa y violenta, casi como extraños que viviesen bajo el mismo techo...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
lyncheano
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17 de diciembre de 2010
184 de 226 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vaya por delante que la película es excelente, pero siento discrepar con casi todas las críticas de mis colegas de filmaffinity. Y puesto que hay muchas probablemente nadie leera esta, pero no importa.

No comento ni resumo la película porque ya está hecho, y muy bien en muchos casos. Me limito a aquello en lo que discrepo y paso a exponerlo (brevemente, que quien lo lea saque sus conclusiones):

-El protagonista efectivamente tiene una vida cómoda y pasa por la típica crisis de los 40.
Descubre que su vida está vacía y trata de rehacerla (el "amor" por la amiga de su hija es simplemente un accesorio).

-Ha perdido su trabajo, a su mujer y a su hija, es decir lo que define a un hombre (o a una persona mejor dicho) en EE.UU. o en la Conchinchina, supongo.

-Trata de recuperar o rehacer su vida desde el principio, desde cuando era joven, en gran parte por añoranza del pasado (la crisis de los 40, ya se sabe: "recuerde el alma dorimida, avive el seso e despierte, ...... como se pasa la vida, cuán presto se va el placer, como después de acordado da dolor, como a nuestro parecer cualquier tiempo pasado fue mejor").

-Admito que el "enamoramiento" puede ser el desencadenante o el catalizador de gran parte de su "camino de recuperación de la adolescencia": gimnasia para recuperar su físico, porros de adolescente, un trabajo de quinceañero en una hamburgueseria, el deportivo que siempre quiso, las cervezas de las "fiestuquis", incluso se vuelve liberal en su forma de pensar (colega del novio de su hija, corre con los gays del barrio y no le importan ni los cuernos que le pone su señora ni su nuevo cutre-trabajo).

-Peeeeeeero: cuando está a puntito con su amor de neo-adolescente recupera la consciencia, como Don Quijote, da marcha atrás (al menos en lo importante, no sabemos si sus nuevas costumbres persistirían) ¿y qué es lo valora de su vida en esos momentos, que además son literalmente los últimos????. No son las fiestuquis, ni el sexo, ni los porros, son el retrato de su familia, su hija, las estrellas que veía de niño, el coche de su primo (sin ningún deseo de poseerlo, comparad los planos de esta escena y los del que se había comprado y aparcado a la puerta de su casa), la sonrisa de su mujer, su barrio, y la belleza de la bolsa de plástico.

Moraleja: tu vida iba bien, la crisis es porque TU cambias el orden de los valores.
batidor
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5 de abril de 2006
153 de 183 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ciertamente, antes de ver esta maravilla, jamás podría haber pensado que algo tan simple, tan nimio como una bolsa podría albergar tantísima belleza. Una cinta sobre volver a nacer, la posiblidad de una nueva vida. Pocas películas hay en el la historia del cine que resuman tan bien la hipocresía del mayor país del mundo, y tuvo que hacerlo, obviamente, un europeo. Sam Mendes ya puede congratularse por haber realizado semejante obra, seguida de otra excepcional película como Camino a la Perdición. Mendes retrató a la clásica familia de catálogo, pero nos hizo ver qué pensaban, qué sentían aquellas familias perfectas de clase media americana que cenaban mientras escuchan insoportable música de recepción de un dentista.

Todo en esta película es perfectamente imperfecto. Y precisamente ahí radica su novedad y su frescura. No nos retrata a la familia de siempre, nos retrata una mezcla de todas las familias actuales, donde las relaciones entre sus miembors no son a veces más que meras poses, pero que luego en la intimidad se tiran los tratos a la cabeza. Un padre perdedor, pervertido, y cansado de vivir, una madre maniática y perfeccionista, y una hija rarita y poco sociable. Esta película resume algo que en las vidas de hoy en día es más que una realidad: la hipocresía. Y una crítica hacia la mediocridad, hacia el patetismo de los honrados ciudadanos americanos que tan bien se pintan a si mismos desde hace años.

Dentro de esta mediocridad, también esta presenta una especie de mensaje de oportunidad, de cambio. El personaje de Lester ve en Ricky, hijo de su fascista vecino, en una especie de vuelta a los orígenes. Este lacónico joven le permite redescubrir su adolescencia, su vida. Y esta parte de la película supone una ruptura con el " American Dream ". Simboliza un nuevo nacimiento, una nueva vida, ya que, si no tienes nada que perder, ¿ Qué más te dará mandarlo todo al carajo y empezar desde 0 ?. Y como si se tratara de una nueva adolescencia, Lester trabaja en un restaurante de comida rápida, consume drogas, y se masturba a escondidas mientras sueña con acostarse con la mejor amiga de su hija, una lolita en toda regla. Decide centrarse en sí mismo, ya que, si nada de su entorno es agradable, y no puedes cambiarlo, pasa de todo.

Como ya he dicho anteriormente una obra maestra de Sam Mendes a la que no se le pueden buscar defectos. Unas actuaciones brillantes, un guión único, lleno de simbologías, una banda sonora recordada por todos, y unas cuantas escenas que ya son parte de la iconografía del cine moderno, amén de un final que resume en sí todo lo que la película ha venido contándonos: el sueño americano está muerto
Tony Montana
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20 de junio de 2009
91 de 108 usuarios han encontrado esta crítica útil
De poco sirve tener una mujer y una hija, un chalé y un monovolumen cuando el zenit del día es la masturbación matutina.

Mendes y Ball a dúo se cargan el "sueño americano", lo hacen pedazos, anteponen, con el magistral personaje de Spacey, la búsqueda del ser a los bienes materiales y las relaciones superficiales del día a día.

La metamorfosis del protagonista es impresionante. Debido al despertar de su apetito sexual, tras conocer a una atractiva amiga de su hija, Lester abre los ojos. Bajo la premisa: "hoy es el primer día del resto de mi vida" y con una narración desde la tumba, irá relatando los cambios en su vida rutinaria, acercándose a un ideal anárquico y rebelde, no muy efectivo en la realidad, pero plenamente satisfactorio ( la "inmortal" sonrisa de oreja a oreja que tiene el maltrecho Lester en la escena final tiene mensaje).

Irónica crítica de muchos aspectos de la sociedad americana y su "way of life", la sumisión en el trabajo, la rutina marital, la superficialidad y los prejuicios sociales son algunas de las víctimas del filme... no queda títere con cabeza.
Marco Scola
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