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La hora de tu muerte

Terror. Thriller Quinn, una joven enfermera, descarga una aplicación para el móvil llamada 'Countdown', que puede predecir el momento exacto en el que una persona va a morir. En ese momento descubre que a ella sólo le quedan tres días de vida. Con el tiempo jugando en su contra y tras ser perseguida por una persona desconocida, tratará desesperadamente de burlar al destino antes de que se le agote el tiempo. (FILMAFFINITY)
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Críticas 34
Críticas ordenadas por utilidad
18 de enero de 2022
9 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dentro del género del terror, hay dos tópicos que, por muy sobreexplotados que estén (¿cuáles no?), han sido, son y serán, las estrellas de todas las temáticas, por tratarse de insondables, misteriosos… núcleos ideoafectivos de lo que más espanta, de los que derivan, prácticamente, todas las demás manifestaciones míticas y clichés de las historias llamadas “de miedo”: el mal y la muerte; dos conceptos aparentes en diferencia, pero que guardan una relación inextricable, y que constituyen la principal fuente de angustia del ser humano, tanto por su evidente y endémica presencia entre los mortales (valga la redundancia), como por la azarosidad, imprevisión, completa ignorancia (por mucho que se expriman el cerebro en ello científicos, filósofos, religiosos… )… de su multifactorial casuística.

Me explico; de todo aquello que la persona pretende creer ser capaz de controlar, de los efluvios de su rico imaginario, el tema de la muerte y del mal es lo que se antoja menos explicable, razonable/lógico, moralmente aceptable (a pesar de su contínua y machacona presencia, de la que tenemos que dar gracias, sobretodo actualmente, al terrorismo informativo de los medios de comunicación)

Por ello, el rechazo de nuestro Ser consciente ante tal par de fenómenos, uno por absurdo, y el otro por uno de los principales condicionantes que coartan la dignidad y la libertad de nuestra especiae, es algo de lo más natural, primigenio y hasta necesario para preservar nuestra salud mental.

Y más profundamente podríamos andarnos en seguir este análisis fenomenológico, pero ¿es que esta película lo merece? En apariencia, un producto como el de Justin Dec, de contenido hecho de retazos de otras obras, algunas de culto o maestras, sobre el tema del mal y de la muerte, ciclostilado de una variopinta selección de cintas parejas, no serva en él ni tan solo el respeto que se da, incluso a bodrios galáticos, de los que se podrían sacar genuínas e interesantes opiniones.

Para montar su propuesta, y con ello su particular tesis sobre los asuntos o ideas mencionadas (las dos “M”, mal y muerte), el director norteamericnao recurre a un refrito temático, sincrético, tal un mosaico como esos de la época bizantina, en el que podemos identificar, sin tapujos ni vergüenzas (faltaría más), la huella de otras películas como “Destino final” (saga de finales de los noventa y principios del s.XXI), “The ring”… y otras centenares (por no decir miles), que beben del imaginario colectivo sobre maldiciones, y los agentes encargados prontamente de hacerlas cumplir y valer.

Por otro lado, su estilo es de un soez, ordinario o chabacano, que nos reuerda sin remisión a los planteamientos de Santiago Segura, y esa forma tan caricaturesca de ver a la gente, en general, y sus pueriles reacciones ante esos dos monstruos de la moralidad, por un lado, y de la evidencia objetiva, por el otro: somos como los yogures, tenemos fecha de caducidad, y tan seguro como pocas cosas tenemos, es que un día morimos, palmamos, estiramos la pata, decimos “bye, bye…”… ¿cuándo? no lo sabemos ni lo podemos/podremos saber, dado que científica y/o tecnológicamente es imposible fechar eso de “el día y la hora”, por mucho que esté una simpática app que de ello pueda convencer a los idiotizados de la generación acutal. Como mucho, en función de nuestro estado de salud, nuestros hábitos (que no los del monje)… podemos llevar entre nosotros aquello de “consumir preferentemente antes de….”, sobretodo en lo referente a eso del ligar.

Tan terrible nos resulta (mal no queramos reconocerlo) todo lo relacionado con el dejar de existir, el dolor, el sufrimiento, que lo alejamos todo lo que podemos de nuestra realidad consciente, lo apartamos, ponemos distancia entre nosotros y ello… y he aquí que el sarcasmo, la ironía, el humor (si puede ser como el cacao, cuanto más negro mejor), los toques de comedia, la narrativa de la fantasía adolescente… són los instrumentos por excelencia con lo que pretendemos (haciéndonos trampas al solitario, “of course”), empequeñecer aquello que nos agobia, encorsetándolo en el “box” de una película que, lejos de resultar de auténtico terror, esconde un tufo de farsa que canta por soleares.

Y es por esto que la película termina derrumbándose como un castillo de naipes, por lo menos si su realizador, lo que pretendía, era edificar un relato de esos que, al salir de su visionado, uno tuviese que pedir unos calzoncillos limpios. Simplemente ha quedado patente que Justin Dec fue incapaz de aguantar y ponerse a la altura de Richard Dooner (“La Profecía”, 1976), o de William Friedkin (“El Exorcista”, 1973). Aunque sobre la base de unos planteamientos argumentales más trillados que el aceite de un churrero, y con la buenísima percha de los móviles y las “apps”, ideal como reclamo para el público joven y adolescente, se abandona la senda de lo que promete como una envidiable cinta digna de Dino de Laurentis, para derivar en una sátira de panfleto.

De hecho, la saga “Destino Final”, también en su original, por no decir sólo de la interminable retahíla de secuelas que le siguieron (cinco ya son demasiadas), se pierde de un modo similar, al quedar diluído su potencial temático, en el exceso de efectismo de efectos especiales, y de rizados de rizo en el guión.

Desconozco a lo que aspiraban los productores de “Contdown”, pero se perdieron la oportunidad de construir algo con lo que hasta multiplicar mucho más la inversión hecha. Yo personalmente no me habría conformado en sacar 48 millones de mortadelos de 6, especialmente si ahí hay que quitarle tasas, impuestos e intermediarios varios.

La poca ambición de todo el “staff”, desde producción, dirección (pasota total, por lo que se me antoja el resultado), hasta el último del equipo técnico, unida a una presunta intención de sacar máximo partido con un presupuesto más bién exiguo, nos deja con hambre;
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Jordirozsa
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25 de enero de 2020
15 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
Del estilo "Destino final" en modo app. Todo se centra en la supervivencia de la protagonista que busca esquivar la muerte a corto plazo augurada por la aplicación descargada y el antecedente inmediato de unos jóvenes que no pudieron evitar su fatídico desenlace. Aporta dinámica y algún que otro sobresalto dentro de un argumento netamente pochoclero. Se deja ver.
Darío Lapicki
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4 de febrero de 2020
9 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Quinn, una joven enfermera, descarga una aplicación para el móvil llamada 'Countdown', que puede predecir el momento exacto en el que una persona va a morir.


Primer estreno de terror que llega a las salas este año. Film de 2019 que recibió críticas de mixtas a negativas y ha recaudado $ 41.6 millones en todo el mundo, con un presupuesto de solo $6.5 millones.

Yo no la esperaba, vi los adelantos y me pronosticaba un futuro placer culposo, de algo que sabes que es tan malo… pero lo disfrutas igual. Fue un 50/50.


La Hora De Tu Muerte cumple como entretenimiento para los adolescentes, la pasaran bien, pero si tiene muchos elementos que fallan, que no conectan o que hubieran estado mejor resueltas.


El guionista y director Justin Dec plantea al principio las cosas muy interesantes, como nos dejamos llevar por las aplicaciones berretas, pero quiere hacer una mezcla rara. Por un lado quiere ser serio, pero en otras quiere un guion cómico, todo rodeado de un film de Destino Final. Para mí, le quedaba mucho mejor la comedia, porque me consiguió sonrisas autenticas. En cambio, cuando quiere un drama hay risas involuntarias del espectador porque no logra un tono balanceado.

Admito que hay buen suspenso y no hace aburrir en toda la proyección, dura una hora y media, pero fracasa rotundamente en tratar de asustarnos, ya sea con ruidos, gritos,… sustos baratos de hoy en día.

Con el tema de efectos especiales, es notorio que es falso, pero se le puede perdonar porque contaron con poco dinero.

Y en un marco de 90 minutos quiere agregar una subtrama que no tenía nada que ver con la idea principal, cuando la vean se darán cuenta. Es tan forzado, que tratan de involucrarlo al final, pero no hace más que empeorarlo.

Con respeto a los personajes, no son tan destacables, están ok. Creo que aquí verán, en mi opinión, el peor papel de la niña Talitha Bateman como Jordan Harris, la hermana menor de la protagonista. Ella me gusto en otras películas, por ejemplo Annabelle: La Creación, Yo Soy Simón o Geo-Tormenta, pero no me gusto aquí, la vi muy obligada y se ve en pantalla el sin ánimo.

Otra cosa que le reprocho al guion. Se agrega un tercer integrante (Jordan Calloway como Matt Monroe), trata de armar una química con la protagonista (Elizabeth Lail como Quinn Harris)… fracasando en eso, porque la escritura no les da tiempo de que tengan muchas escenas juntos.

Pero lo que si también le felicito es que haya creado a mis dos personajes favoritos de toda la película, los únicos que si tienen un tono único. P.J. Byrne como el Padre John y Tom Segura como Derek. Ellos, para mí, sabían que esta película iba a fracasar y trataron de salvarlo lo mejor posible… con resultado muy positivo. Son muy chistosos, los espectadores se mataban de risa. Vale la pena ver la escena post-créditos, que es en el medio.


Y, al final, ¿La Hora De Tu Muerte es horrible? No. ¿Es buena? Tampoco. ¿Es original? Menos, pero como producto para entretener está muy bien. Aunque es un film rodeado de carencias y fallas, yo no me arrepiento de ir a la sala y haberla visto, es muy válido para un fin de semana. Este film es obligatorio para el público target, que son los adolescentes.

Nota: 5/10
Amarillo, Pulgar Arriba.
Mauricio Bravo
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22 de mayo de 2020
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
En una fiesta, un grupo de amigos descubren una aplicación para el móvil que asegura con exactitud la hora de sus muertes. A raíz de ello, la enfermera de un hospital se enterará de dicha aplicación y procederá a instalarla, tratando de aprovechar el corto tiempo de vida que le queda luchando contra el acoso de un demonio mientras trata de buscar una solución para evadir su propia muerte.

El oriundo de Massachusetts Justin Dec es el director y guionista de esta genérica película tan mediocre en su dirección y tan soez en su guión que no presenta ningún síntoma de pretender brindar una buena historia de terror, sino únicamente evadir la clasificación C para poder llenar las arcas a base de recaudación. En el pasado, Justin Dec ya había dirigido pequeñas producciones sin mucho éxito en la industria.

El tema tratado se presenta bastante interesante, más en el contexto histórico en el que se sitúa, recreando una exageración del peligro que hospedan ciertas aplicaciones móviles de dudosa procedencia, insistiendo en la importancia de leer los términos y condiciones previamente a su instalación.

Es una película obviamente orientada a un público general, tanto por el tema que ofrece como por el burdo argumento en el que se sostiene. Siendo una cinta de terror, no presenta demasiada violencia explícita, por lo que se convierte en un producto precocinado de Hollywood cuya labor principal reside en sus distribuidoras, cuya única intención es multiplicar el presupuesto en recaudación, algo que, para no mucha sorpresa, consiguió con creces, de los 6,5 millones utilizados a la escandalosa cifra de 48 millones.

El guión es una amalgama de absurdos que aún teniendo una historia fácil de narrar está tan mal planificado que Justin Dec recurre una y otra vez a resoluciones incoherentes para mantener un argumento defenestrado desde el final del planteamiento. La incoherencia narrativa y agujeros de guión son una constante en la película, creando situaciones forzadas para apresurarse a mostrar los elementos del terror pasando por alto mantener un ritmo regular. Por otra parte, la licencia que se toma el director para ocasionar abruptos saltos temporales, con la intención de crear un espacio fílmico adecuado, son tan abruptos que rompen la continuidad narrativa con la intención de ahorrar escenarios y obviando elementos importantes como trayectos necesarios tanto para la trama como para sus personajes. Los diálogos entre los personajes, como las relaciones interpersonales que establecen entre sí, no se quedan atrás en lo incongruente y carente de naturalidad. Poseyendo estos precedentes, es obvio que no consigue captar la atención del espectador por la nula tensión que tiene y, cuando empieza a tenerla, es quebrantada por las malas maneras del director. La demonología barata y el humor de usuario medio de Twitter también son elementos puramente lamentables, dando reacciones a sus personajes anormales y creando secuencias de bochorno, como es la incursión de Gerry (John Bishop), borracho terraplanista del que los protagonistas sacarán una conclusión moral de mal gusto con intención cómica.

Asimismo, el patetismo interpretativo es habitual también, cuya culpa reside principalmente en el encargado de este filme que en los actores en sí, ya que con un guión tan errante y una dirección aún peor, es difícil conseguir que sus actores se desenvuelvan bien en personajes tan necios. Aún así, hay dos interpretaciones que destacan de manera exigua entre las demás, otro error ya que encarnan a personajes totalmente secundarios, como son Jordan Harris (Talitha Bateman) y Derek (Tom Segura), este último captando todo el interés con su mínimo arco de personaje.

El director emplea recursos desacertados que, lejos de provocar terror, rompen la atmósfera de la película, sumado a su nula concepción espacial usando desde un inicio un plano secuencia con perspectiva subjetiva que no tiene ningún tipo de sentido, y no mantiene una correcta disposición de los elementos en el plano, usadas en el episodio inicial del que se vale para la presentación de los efectos de la aplicación. Obviamente, al ser una película de terror con ligeros toques de terror psicológico, el director se va a valer expresamente de jump scares para infundir miedo en el espectador porque, aparte de tratarse de la senda fácil, no es capaz de transmitirlo con su propia historia, y explota dicho recurso hasta la saciedad, elevando el sonido hasta límites atroces con movimientos desesperados de cámara o transiciones escabrosas. También se intenta introducir una segunda trama enfocada en los sentimientos familiares de la protagonista que ni aportan nada a la película ni interesan lo más mínimo al espectador. El aspecto técnico deja mucho que desear, no sacrificándose por intentar realizar algo interesante más allá de angulaciones vistas hasta la saciedad en un género machacado por la industria.

Uno de los puntos más importantes de cualquier película de terror es la iluminación, cosa que tampoco está bien recreada, pasando de la iluminación total a la oscuridad absoluta sin tener en cuenta los focos artificiales y naturales de la escenografía, y usando la linterna de los móviles de los protagonistas de forma horrenda en ocasiones reflejándose en el foco de la cámara. Los efectos de sonido vuelven a ser reciclados de tantas producciones anteriores del género, como sonidos mixeados de un corazón latente o crujidos que desembocan en el típico screamer. Nada nuevo.

La mala elección de la banda sonora a manos de Danny Bensi y Saunder Jurriaans es tan indigna como la película, que termina rematada por una escena poscrédito que termina de rematar lo poco que quedaba de coherencia en el argumento principal.
Tiggy
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2 de abril de 2020
3 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
*La evolución del terror tecnológico

Countdown. La hora de tu muerte es un intrascendente film de terror juvenil que podría enmarcarse dentro del subgénero denominado cine de terror tecnológico. A finales de los años 90, el J-horror basado en una novela de Koji Suzuki, Ringu (Hideo Nakata, 1998), se convirtió en un film de culto. En él, una cinta de VHS predecía la muerte de todo aquel que visionara el contenido en su televisor. El film tuvo varias secuelas que aún colean a través de su demoníaca Sadako y otros tantos remakes norteamericanos.

El terror tecnológico se ha ido adaptando a los tiempos. El VHS ya no daba miedo porque nadie lo usaba. El J-horror siguió siendo pionero e incorporó internet en Kairo (Kiyoshi Kurosawa, 2001), los móviles en Llamada Perdida (Takashi Miike, 2003) o las redes sociales en La mesa de cena de Noriko (Sion Sono, 2005). La informática y la electrónica como elementos perturbadores de nuestra realidad.

Si uno se va más hacia atrás, puede ver que las nuevas tecnologías siempre han estado presentes en el cine de género, solo hay que preguntarle a gente como Cronenberg, pero hay que reconocerle al cine japonés el boom mediático que supusieron ese tipo de películas en un mundo donde las personas cada vez somos más dependientes de los aparatejos electrónicos.

*Muchos sustos y pocas nueces

En Countdown. La hora de tu muerte cambiamos la cinta VHS de The Ring por una aplicación de smartphone maldita que predice el tiempo exacto que resta para que te mueras. Casi podría considerarse un remake encubierto o directamente una copia combinada con el espíritu de terror más festivo que tiene la saga Destino Final (James Wong, 2000).

Lamentablemente, la película que nos ocupa es mucho menos inquietante que la primera y menos entretenida que la segunda. La absurda premisa argumental tan solo sirve para ofrecernos una buena secuencia inicial de terror clásico y un par de sustos decentes durante el resto de la proyección. Los palomiteros que esperen ver muchas muertes sangrientas tampoco verán saciada su sed. El film apuesta más por el suspense y los jump scares de manual que por la sangre o el terror físico.

*Conclusión*

Countdown. La hora de tu muerte es un film estadounidense que podría enmarcarse dentro del subgénero de terror tecnológico deudor del J-horror japonés. Una aplicación de smartphone maldita predice el tiempo exacto que resta para que te mueras, sin que nada de lo que hagas parece que pueda cambiar tu fatal destino.

Justin Dec, en su debut, se muestra como un director con cierta pericia para el género, pero sin una personalidad propia en la puesta escena que sea suficiente para destacar por encima de la media de este tipo de cine. La película va perdiendo fuelle a medida que avanza y el humor aparece de una forma abrupta, convirtiéndola casi en una parodia de sí misma. Y eso que cuenta con una scream queen tan atractiva como Elizabeth Lail (You, Érase una vez), que mejora el resultado final. Recomendada únicamente para los que quieran pasar un rato palomitero sin ninguna exigencia más. Por cierto, hay escena post-créditos.

Escrito por Daniel Farriol
Cinemagavia
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