Operación dragón

Estuvo en todo: de actor principal, colaborando mucho con el director, coreógrafo de todas las peleas, supervisor de todas las escenas... es un poco cruel decirlo, pero la verdad es que se dejó la vida en ella. El precio de rodar el mayor clásico de artes marciales de la historia le costó caro a Bruce. Fue en las sesiones de doblaje donde le dió el primer ataque que lo dejó inconsciente. Lo peor del caso es que no pudo ver el resultado ni saborear el éxito que tenía asegurado (cosa que él supo en cuanto la vió acabada). Entraba el dragón, como dice el título original.
La peli tiene de todo: intriga (la llegada a la isla), aventura (los sótanos), buen guión, buena ambientación, y sobre todo, artes marciales en estado puro, espléndidas y creíbles, SIN ARTIFICIOS, sin tipos volando y derrumbando a cinco de una triple patada. El único artificio fue que algunas escenas se tuvieron que relentizar debido a la velocidad de Bruce, porque las cámaras no habían captado su movimiento (ya querrían Jet Li o Jackie Chan conseguir algo así). Lo único que canta un poco es la elasticidad de Jim Kelly y la más que dudable forma de pelear de John Saxon (pero en fin, tenían que haber occidentales, qué le vamos a hacer).
Mítica y clásica. Como Bruce.

Veo que se ha dicho en varias críticas que “Operación Dragón” es la película que encumbró a Bruce Lee. Eso es medio verdad, lo que le encumbró realmente fue su muerte. Decir que en 1973 Lee era un icono en Occidente es mentir. Su muerte lo cambió todo, una sociedad con la tanatofilia tan desarrollada como la nuestra no puede resistirse a eso de la película póstuma, ahora incluso te dan hasta el Oscar si eso te pasa. Entonces daba dinero, que es bastante mejor.

Tampoco estoy de acuerdo con lo de que sea la mejor película de artes marciales de la historia; una cosa es que sea la de mayor recorrido, la más famosa y vista, y otra cosa es el asunto estrictamente de las artes marciales, donde tenemos por ejemplo “El furor del dragón” que es mucho mejor, por citar una.

Lo mejor de “Operación Dragón” –al margen de Bruce Lee obviamente- es ese sentido del humor socarrón, su aire de película de James Bond y la calidad de algunas de las escenas, como la ya citada de los espejos.

Lo peor sin embargo es que es una obra muy pensada para occidentales, tienen que añadir una intriga muy simplona, y la violencia se desata realmente sin motivo, muy propio de nuestro mundo, y muy alejado del origen de este tipo de lucha noble y de carácter defensivo.

Bruce Lee desgraciadamente nos dejó, víctima de un cúmulo de circunstancias (sobreentrenamiento y golpes, anabolizantes, reacción alérgica a la marihuana y el hachís, uso de planchas eléctricas con descargas...) que en su día se despacharon por el consumo de una aspirina. Los médicos chinos no querían decir la verdad y que el mito se viniese abajo. Hicieron bien. La verdad muchas veces no sirve más que para generar conflictos, por eso hay que decir en todo momento lo correcto, y a veces puede ser verdad... y otras no.


Nota: 6,4.

Mi pequeño homenaje a Bruce Lee son estas mínimas palabras. Más allá de la vida muchos encuentran el mito con su muerte. Yo hubiera preferido no perderlo y que sus exhibiciones se hubieran prolongado más allá de su última película, "Operación Dragón". Todo lo que viene después crece y se argumenta a la sombra de él, hablar de artes marciales en cine significa hablar de Bruce Lee en primer lugar y luego el resto. En su última aparición le basta un guión blando para exhibir su categoría como personaje total. No fue mal actor, cierto es que sus patadas voladoras, tan bien dadas, suponen su mejor virtud, pero Bruce Lee fue más allá de esa imagen y se convirtió en leyenda, por culpa de su muerte, pero también por películas como "Operación Dragón". La historia es lo de menos cuando una figura tan poderosa emerge de ahí, yo me he puesto esta película para ver a un tío grande y resulta que se sale de la pantalla de lo grande que es.

No ha habido nadie como él desde su desaparición. Pueden entretenernos otros karatekas pero en mente siempre tendremos al mejor, a Bruce Lee.

Sin duda alguna la mejor película de artes marciales que se ha hecho hasta la fecha. Bruce Lee, que ya era actor siendo niño, nos mostró toda su filosofía en esta película, porque teniendo un presupuesto similar al de un episodio piloto de serie americana consiguió crear esta delicia. Los combates son muy buenos, la escena final donde todos empiezan a pelear es espectacular y la lucha final es sencillamente la más apasionante que jamás se ha visto en una película de este género.

Para quien no lo sepa Bruce era algo más que un simple actor chino de kung fu; era un gran filósofo, un revolucionario de las artes marciales( de hecho su aportación en este campo sigue muy vigente), un gran actor( indiscutiblemente el mejor actor de este género), un poderoso atleta y un gran ejemplo de cómo el ser humano se pone sus propios límites, por ello debemos derribarlos.

“No te afierres a lo que tienes. Es como la barcaza que te lleva a cruzar el rio. Una vez en la otra orilla no la cargues en tu espalda. Simplemente sigue adelante” (Bruce Lee)

Simpática película, caray: no tiene un guión excelente ni grandes interpretaciones, pero constituyó un hito en su género y se puede ver con respetuoso cariño.

Bruce Lee cruzó el charco para trabajar en Hollywood y los yanquis estuvieron avispados: Lee (asiático) comparte protagonismo con John Saxon (blanco) y el afromericano Jim Kelly, que representa un claro guiño al cine blacksploitation de la época. Por otro lado, la idea de jugar a la baza de Bond (Bruce como espía infiltrado, el villano y su base subterránea...) es de lo más ingeniosa y acertada.

¡Ah! Y se me olvidaba mencionar dos detalles: la aparición de Bolo Yeung (conocido por ser el villano de la "Contacto sangriento" y el abierto homenaje a la orsonwellesca "La dama de Shangai" que se realiza en el clímax.

Un agradable visionado.