Haz click aquí para copiar la URL

El año que vivimos en peligro

Drama. Romance Yakarta, año 1965. Al inexperto reportero australiano Guy Hamilton (Mel Gibson) se le presenta la oportunidad de su vida cuando lo mandan como enviado especial a Indonesia. En el turbulento escenario de la insurrección comunista contra el presidente Sukarno, conoce a Billy Kwan (Linda Hunt), un enigmático fotógrafo, y a Jill Bryant (Sigourney Weaver), una atractiva mujer que trabaja en la embajada inglesa. (FILMAFFINITY)
1 2 3 4 5 6 8 >>
Críticas 39
Críticas ordenadas por utilidad
10 de mayo de 2007
90 de 143 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hasta las películas fallidas -muy pocas- de Peter Weir siempre tienen algo que las hace tener suerte. En el caso de “El año que vivimos peligrosamente” tenemos ese ejemplo, consiguió una excepcional taquilla para tratarse de una película australiana y unas críticas bastante positivas con Oscar incluido. Y eso que nos contaba algo mil veces visto: Una historia de amor de dos occidentales en lugar exótico en tiempos revueltos. Pues fue suficiente –aunque con “Gallipoli” debió de valer ya- para confirmar al director de Sydney de conseguir el pasaporte a Hollywood inmediatamente.

Pero haciendo balance, y con la perspectiva de los años, seamos sinceros; la película es más bien floja, y funciona a medias y en las otras mitades no funciona directamente.

Claro que tiene muchos elementos atractivos que la hacen engañosamente aparentemente buena como una pegadiza banda sonora que se hizo muy popular, una pareja protagonista joven, guapa y famosa que envuelve la pantalla con cierto magnetismo, un aire de aventura y libertad a través de los ojos del periodista que nos hace sentir empatía...Todo muy calculado, como la novela de Christopher Koch.

Para empezar lograr realmente hacer creer al espectador medianamente culto que aquello es Indonesia, Yakarta o Java no es fácil, y eso no se consigue porque aparezcan cuatro bancales de Filipinas ni cien orientales dando gritos, es como digo bastante más complicado.

Luego el envoltorio político –porque no es más que un papel de regalo- exige un poco al menos de seriedad e interés si se quiere hablar de la figura de Sukarno para que no parezca el comentario de un niño de colegio.

Pero es que en sí el guión es muy poco verosímil. Ver a los chicos malos como se divierten saltándose controles del ejército con un acelerón de su vehículo mientras les llueve balas y se lo toman a risa, no es muy creíble la verdad. Ni siquiera Linda Hunt merece un Oscar ni de lejos. Es uno de esos premios que de vez en cuando la Academia nos brinda a alguien muy mayor, a un niño, a un actor enfermo, a un papel donde exige el cambio de sexo como es el caso...y apunten los que quieran más. Saben perfectamente a lo que me refiero.

Es una historia más pastelona, hasta la agente de la C.I.A. es una chica entrañable y está buena y el periodista es un profesional ante todo que busca la objetividad de la noticia ¿quedan de esos hoy? Conozco a varias “pijas” que les gusta esta película ¿Adivinan por qué? Yo no se lo he preguntado, pero no creo que sea por la situación politico-social de la Indonesia de la segunda mitad de los sesenta.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
vircenguetorix
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
26 de octubre de 2008
43 de 51 usuarios han encontrado esta crítica útil
Interesante película sobre las aventuras y romance entre un corresponsal de guerra y una funcionaria de una embajada en una situación de peligro. Podrían haberla titulado pefectamente "El año que amamos peligrosamente".

La dirección de Peter Weir es, como siempre, contenida. Pero eso le da un toque realista a esta historia, que se agradece.

Mel Gibson está aceptable, ya que si no hace de locatis o lo contiene Peter Weir, suele patinar. Linda Hunt, por mucho Oscar que le hayan dado, da el pego y punto. Ya se sabe que esto de cambiar de sexo en una actuación da para muchos premios. Pero quien está espléndida es Sigourney Weaver. Se come la pantalla, y además logra algo milagroso para que funcione el feeling del romance: no sé como lo hace pero no parece más alta que Gibson y le debe sacar al menos dos palmos.

La historia es correctita, pero le subo la puntuación porque tiene una de las mejores secuencias rómanticas que haya visto. Contenida pero espléndida... y liderada por la Weaver claro. También ayuda mucho la música (sobre todo a esta escena), pero curiosamente la pieza más conocida de la banda sonora de Jarre no es de él, sino una titulada "L'Enfant" de la "Opera Sauvage" de... Vangelis.
Gilbert
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
4 de octubre de 2008
25 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
Peter Weir dirigió este interesante film tras Gallipolli (que tras algunas primeras películas como La última ola le había dado a conocer a él y había ratificado, tras las dos primeras partes de Mad Max, a un joven Mel Gibson) en 1983, lo que le valió el billete para Hollywood (también a Gibson) y la oportunidad de rodar Unico Testigo.

Weir se inclina aquí por un drama romántico con el trasfondo de la problemática política del sudeste asiático. Y lo hace en un país no muy tratado por el cine: Indonesia. En concreto, en 1965, fecha en la que los militares se hacen con el poder, encabezados por el general Suharto, poniendo final al mandato de Sukarno (único presidente que había tenido el país y que lo condujo a una dictadura) e iniciando una dura represión contra cualquier vestigio comunista.

Con este peculiar trasfondo, quizá lo más importante de la película es cómo Weir trata el tema con suma objetividad. Retrata fielmente una sociedad que se pudre de pobreza sin importar a los principales dirigentes del país ni a los países occidentales. Turbadoras resultan las escenas en las que los periodistas extranjeros se adaptan a esta situación buscando su propio beneficio.

Y desde luego, la historia de amor. El corresponsal novato (Gibson, desde luego, bastante limitado en cuanto a registros pero menos cargante que en la actualidad), de buen corazón, opuesto en actitud a sus compañeros y en busca de su gran exclusiva ¿cueste lo que cueste?. Y Sigourney Weaver (qué delicia verla bailar el rock'n'roll sin aliens que la atosiguen), en uno de esos cargos en la oficina del agregado a la embajada de Inglaterra que nunca comprendí (espía, para entendernos).

Sin embargo, Linda Hunt se come a ambos. Ganadora del Óscar interpretando a un fotógrafo (sí, hombre) australiano de padre chino, impotente ante las injusticias y de marcada ambigüedad sexual (a lo que contribuye que la Hunt interprete a un hombre).

Todo ello aderezado por la música de Maurice Jarre conforma una buena película digna de recordarse.
Ok Rick
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
12 de mayo de 2009
25 de 32 usuarios han encontrado esta crítica útil
El rotundo éxito de crítica y público para Gallipoli dejó vía libre a Weir para elegir proyecto, que no dudó en retomar esta historia sobre un reportero australiano que llega a Indonesia en plena revuelta civil y su relación con un fotógrafo de la zona y una joven americana. El interés de Weir por llevar a la pantalla grande esta historia fue anterior incluso al rodaje de Gallipoli, lo que explica la rapidez con la que terminó el que sigue siendo uno de los mejores trabajos del director además de uno de los dramas más cautivadores de la década. Weir consiguió sacar el máximo partido de todos los elementos que componen el film en uno de sus mayores logros como director. Es evidente que el guión ya llegó extremadamente pulido, sin duda uno de los mejores con los que ha trabajado Weir, en el que los personajes están construidos a base de sugerencias, la combinación de conflicto humano y conflicto social alcanzan un total equilibrio y en el que la voz en off de Kwan resulta todo un acierto que le aporta misterio y encanto al conjunto. Los actores están esplendidos, incluido un Gibson en su mejor momento interpretativo, aunque la película se la lleve una Linda Hunt enorme, que se llevo el oscar de calle y con toda justicia con su inolvidable creación de Kwan. Pero la sensación de fascinación que transmite el film, una seña de identidad de la filmografía de Weir, se aprecia en cada elemento que lo compone, todos cuidadosamente elegidos y mimados por el director, como la fotografía, el sonido, el montaje, la música o las localizaciones. Es un film que se disfruta con todos los sentidos por muchas veces que se vea, en la que Weir fascina como pocas veces en su obra, un intenso análisis sobre el ser humano y las barreras que nos separan. Una de las grandes de Weir. Un clásico.
cineoptero
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
13 de agosto de 2009
22 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
Último film australiano de Peter Weir (Sidney, 1944), realizado antes de su traslado a Hollywood. El guión, de David Williamson, Peter Weir y Christopher J. Koch, adapta la novela “The Year of Living Dangerously” (1978), de Christopher J. Koch (1932-95). Se rueda en escenarios naturales de Filipinas y Australia y en los platós de Artransa Film Studios (Mobbs Lane Australia) y de Mort Bay Studios (Balmann, Australia). Gana un Oscar (actriz de reparto, L. Hunt). Producido por Peter Weir para McElroy and McElroy/MGM, se estrena el 17-XII-1982 (Australia).

La acción dramática tiene lugar en Yakarta (Java, Indonesia) entre finales de julio y primeros de octubre de 1965, durante la insurrección popular contra el presidente Achmed Sukarno, y el golpe de estado del general Mohammed Suharto del 30-IX-1965, por el que asume el control de las fuerzas Armadas e inicia una durísima represión (1965-67) contra los izquierdistas, con un balance estimado de un millón de muertos. Gillian “Jill” Bryant (Weaver), de 27 años, ayudante del agregado militar, coronel Henderson (Kerr), de la Embajada Británica, y Guy Hamilton (Gibson), enviado especial de la cadena australiana de radio ABS en Yakarta, en su primer trabajo profesional en el extranjero, se conocen gracias a Billy Kwan. Simpatizan y se enamoran. Los hechos ocurren durante unos meses tumultuosos, de manifestaciones multitudinarias, temores de guerra civil, escasez de alimentos de primera necesidad, rumores de golpes de estado y desórdenes públicos. Guy, de 29 años, desea ganarse el traslado a Saigón (para seguir la Guerra de Vietnam). Es ambicioso, valiente y apasionado. Jill es inteligente, reservada y de talante liberal.

El film suma drama, aventuras, romance, guerra y periodismo. El ambiente de incertidumbre y confusión que domina el clima general del país está bien construido y es convincente. Algunos comentaristas no distinguen adecuadamente, a nuestro entender, entre la confusión de los acontecimientos reales y la confusión del film. Éste traduce en imágenes, con eficacia y rigor, una situación general dominada por temores de enfrentamientos cruentos, que se dan asociados a la inminente caída de Sukarno, líder de la independencia del país (1945-49) y de su gobierno durante 20 años (1945-65). Indonesia declara la independencia de Holanda al término de la IIGM (1945), pero ésta no es reconocida oficialmente por la potencia colonial hasta 1949.

Destaca la labor esforzada y decidida del periodista Hamilton, que se enfrenta a las dificultades, trabas, restricciones y a la agitación general, con riesgo de la vida, a la búsqueda de la noticia. Se diferencia de sus compañeros de profesión, Pete Curtis (Murphy), Wally O’Sullivan (Ferrier) y Kevin Condon (Sonkkila), que esperan recibir las noticias oficiales en un ambiente acomodaticio, alejado de riesgos y crítico respecto de la manera de proceder de Guy.

(Sigue sin “spoilers”)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Miquel
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
1 2 3 4 5 6 8 >>
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow