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Un gato en el cerebro

Terror. Comedia Un director de peliculas gore sufre violentas pesadillas en las que ve sus escenas más sangrientas, y se pone en manos de un psiquiatra bastante siniestro... (FILMAFFINITY)
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Críticas 6
Críticas ordenadas por utilidad
15 de julio de 2010
18 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
Entre aminjos, y sin vergüenza. Así fue hecha esta película, de las últimas de Fulci. Si a la hora de reunir al equipo de producción no faltaron ni familiares de Umberto Lenzi y el propio Lucio, en la sala de montaje no le dolieron prendas en meter casi un 50 % de metraje hecho para pelis de otros colegas, sobre todo en lo que a escenas sangrientas respecta. La sinopsis es ésta, matiz arriba matiz abajo: a Fulci se le pira la mocha cosa mala por culpa de tanta sangre y tanta teturcia, por lo que va a un psiquiatra que, lejos de ayudarle, lía aun más la cosa, puesto que le da por matar a mucha gente (indoors y outdoors) con un chándal con capucha feísimo, e intenta cargar el muerto al bonachón de Lucio, mesmerización previa mediante. Y pasan cosas, casi todas de índole sangrienta y erótica, como en las teles locales de vuestras pedanías.

Con tan necio sustento argumental, Fulci se marca un primer tercio sobresaliente, donde hace repaso de toda su carrera fantástica, a veces en plan reflexivo y otras en plan autoparódico. Revelador es el plano que abre el film, plano cenital que va cayendo sobre la testa alopécica de este titán, el cual se encuentra elucubrando en alto diferentes formas para acabar con la vida de varias féminas (guiño a la repulsa que produce su obra en toda mujer corta de miras, especialmente desde El Descuartizador de Nueva York, que le granjeó el titulo de mayor misógino de la historia del cine), y termina con un inserto de un gato devorando el cerebro de Fulci. Ele, ni los títulos siquiera y ya nos ha dado uno de sus hostiones visuales. Y no queda ahí, pues después hay un momento metaimpagable, donde aparece el mismo Fulci quejándose de una secuencia filmada por su yo en la ficción (él mismo, vaya) en la que se ve una de sus clásicas ablaciones visuales, la agresión al ojo filmado simultaneada con la agresión al ojo del espectador marca de la casa; antes de esto había amenazado varias veces al público con una motosierra, como en el magnífico plano inicial de Nueva York Bajo el Terror de los Zombies, sólo que en esta última apuntaba con un pistolón a los espectadores. Lo dicho, gigantesco.

Lástima que después abandone este juego posmoderno para ir filmándose a sí mismo entre insertos gores sacados de otros metrajes, convirtiendo todo en un thriller torpón salpimentado de decapitaciones (hay más que en Trauma, de Argento, que ya es decir) y tetas de pezones generosos cual María Fontaneda. Que está muy bien, claro que sí, pero lo que para un fan es simpático (Fulci andando cual león marino fuera del agua, cagándose cuescos entre zancada y zancada), para el espectador medio es una gilipollez. Mediterránea, pero una gilipollez.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Jark Prongo
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2 de agosto de 2014
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si tuviese que definir esta película con una sola palabra creo que elegiría "demencial" (y no lo digo en sentido peyorativo). En primer lugar, por su continuo despliegue de decapitaciones, descuartizamientos y barbaridades varias. En segundo lugar, por el hecho de que la mayoría de las escenas de la película están "tomadas" de otros filmes en los que Fulci había intervenido de una u otra manera (dirigiendo, produciendo, o como fuera). Y en tercero, por el hecho de que el propio director protagoniza la película interpretándose prácticamente a sí mismo (un director de cine de terror que ha grabado tantas escenas gore que se ha desquiciado y ve asesinatos y mutilaciones por doquier) con un tono de autoparodia más que evidente. Pareciese como si el bueno de Lucio hubiese querido hacerle un corte de mangas a sus críticos: ya que me acusáis de plagiador, me saco de la manga una película hecha con retales de otras; ya que me echáis en cara mis excesos con el gore, meto más de la mitad del metraje de escenas gore. El caso es que el conjunto funciona relativamente bien gracias al humor negro que lo impregna y a un ritmo sorprendentemente ágil para una película hecha de recortes. No puede calificarse como una buena película en el sentido tradicional del término, pero si eres fan de Fulci y/o aficionado al gore la disfrutarás bastante. Yo, a pesar de sus defectos, lo hice.
elviajero
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7 de enero de 2019
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lucio Fulci, uno de los directores que más veces me ha hecho apartar la vista de la pantalla a causa de su gusto por la casquería, se monta en esta película un ejercicio de metacine con una generosa dosis de corta y pega que, pese a todo, no deja de tener su gracia.

El señor Fulci dirige y protagoniza la película, en la que hace de sí mismo, un director de cine de terror gore al que se le va la cabeza a causa de tanta sangrienta. Lo simpático del asunto, es que la mayor parte de las macabras visiones de Fulci son un refrito de escenas de otras películas. De hecho, se aprecia sin mucho esfuerzo que el protagonista está en un escenario y los asesinatos que presencia en otro contexto completamente distinto, con una iluminación diferente, etc.

Si te gusta y conoces al buen Lucio Fulci, el asunto no deja de tener cierta gracia. También aprovecha nuestro amigo italiano para darle un buen par de hostias a la prensa especializada (ya veréis a que me refiero).

En definitiva, una película curiosa para amantes de Fulci y la casquería, ideal para verla con colegas con gustos gore similares.
Skull Kid
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25 de enero de 2021
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Pues me ha parecido una película distinta, y muy entretenida.
Lucio Fulci se interpreta a sí mismo en este desvarío gore, que es puro disfrute para los amantes del género, como es mi caso.

Entre visiones trémulas varias, se nos expone un argumento en el que psiquiatra psicópata se aprovecha de la psicosis del protagonista para cargarle sus propios crímenes, lo cual, sumados a sus visiones, nos presentan montones y montones de escenas sangrientas con mutilaciones, sangre y vísceras a cascoporro.
Yo no necesito más para pasar un buen rato, vaya.
TANOMUERTO
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20 de julio de 2022
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Sin medias tintas. O te gusta el cine de Fulci o "Un gato en el cerebro" te parecerá una auténtica basura amén de lo más desagradable probablemente que hayas visto como ficción por una pantalla. Y es que, contabilizando escenas gore por minuto no recuerdo ninguna otra película que le haga sombra. Con decir que muchos de los asesinatos se repiten tres o cuatro veces...

Si eres seguidor del cine de Fulci te darás cuenta que básicamente apaña las escenas más "potentes" de un par de sus más recientes pelis hasta aquella fecha, "Los fantasmas de Sodoma" (1988) y, sobre todo, "La sombra de Lester" (1988) quizás queriendo relanzar un poco estos títulos, ya que su época de mayor esplendor corresponde a la trilogía "Nueva York bajo el terror de los zombies" - "Miedo en la ciudad de los muertos vivientes" - "El más allá" (1979-1981) y la inmediata "Aquella casa al lado del cementerio" (1981).

No considero que esta sea una película de terror, si acaso de humor negro sólo digerible si comulgas con la filmografía del italiano, que además de todo tipo de mutilaciones y salpicaduras ejecutadas con alevosía, deja detalles misóginos por doquier.
Se suele decir que saberse reir de uno mismo es sinónimo de inteligencia y aquí Fulci se autoparodia tanto a él como a su obra, casi a modo de epitafio (fallecería escasos seis años después) como dejando constancia que reconocía que ciertos contenidos pueden generar a la larga violencia en mentes no demasiado bien amuebladas.

El final, como quitando hierro a todo lo visto con anterioridad, es la parte más cómica del conjunto y, en cierta forma, me recordó a la despedida de la espléndida "Las tres caras del miedo" del gran Mario Bava.

Sólo para los muy cafeteros de Lucio Fulci.
Moonface
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