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Cientos de castores

Comedia. Acción En esta epopeya invernal sobrenatural del siglo XIX, un vendedor de aguardiente de manzana borracho debe pasar de cero a héroe y convertirse en el mayor trampero de pieles de Norteamérica derrotando a cientos de castores. (FILMAFFINITY)
Críticas 5
Críticas ordenadas por utilidad
1 de diciembre de 2023
8 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
*Kárate a muerte en el campo nevado

Hundreds of Beavers es una película muda adscrita al género slapstick o comedia física tan representativa en figuras como Charles Chaplin o Buster Keaton. Keaton afirmaba que sus películas eran improvisadas —para ser sinceros, no puedo aclarar si esta cita es una realidad o un delirio de grandeza—. Sin embargo, el equipo de Cheslik cuenta con coreógrafos que delimitan los movimientos y la acción para direccionarlos hacia la escena de lucha que se desea.

El uso del chiste fácil es recurrente, repitiendo los mismos gags una y otra vez. Lejos de resultar tedioso, se mete de lleno en el humor con una facilidad apabullante. Las peleas con todo tipo de animales son rápidas y consiguen sacar verdaderas carcajadas. Buena parte de este mérito proviene del sentimiento nostálgico que desprende la obra.

Es imposible no mencionar la increíblemente visible referencia a los Looney Tunes. Esta violencia exagerada se eleva a su máximo exponente en Hundreds of Beavers, donde la comicidad infantil de los dibujos animados del siglo XX se junta con la barbarie. Sin perder la esencia caricaturesca (véase las escenas con animales asesinados, con cruces en vez de ojos para escenificar la muerte, por ejemplo) y la comedia tonta, donde priman los golpes, la torpeza y la mala leche; el actor Ryland Brickson Cole se adentra en un juego del gato y el ratón contra la naturaleza misma.

*A veces, menos es más

El diseño de personajes en Hundreds of Beavers se basa en las mascotas de deportes estadounidenses. Muchas son las películas en las que los responsables deben afirmar que ningún animal fue herido durante el rodaje. Aquí, no es necesario. No aparece ningún animal real, todos son disfraces o manualidades.

Este diseño de vestuario apela a esa alusión a los Looney Tunes y similares, ya que juega con lo adorable de los muñecos y la violencia. Aunque no es una película que se recree de manera visceral en lo sangriento, ni mucho menos, emplea la violencia gráfica en muchísimas ocasiones. Siempre desde el humor, claro.

Los decorados evidencian lo que ya ha contado el director en prácticamente todas las entrevistas que ha realizado: el presupuesto es muy bajo. De este modo, algo que podría resultar una desventaja se convierte en un acierto. La rudimentaria puesta en escena concuerda perfectamente con el homenaje a las caricaturas. Todo queda perfectamente situado dentro de un universo que, pese a lo ridículo que parece, consigue entretener y hacer reír.

*Conclusión

Este slapstick que navega entre las referencias a Bugs Bunny y sus amigos a veces se entremezcla con los animales de Happy Tree Friends, indagando más en el lado violento y en la muerte.

Con una perspectiva que toma el humor por bandera, Ryland Brickson Cole Tews destaca gracias a su simpática actuación. Aunque pueda ser criticable el hecho de que se heroifica la figura de un cazador y se villaniza a las presas que intentan escapar de él, en una primera instancia no parece que se pretendiese hacer un análisis profundo sobre el tema. Hundreds of Beavers es una comedia de tonterías donde, efectivamente, abundan las tonterías. Y los castores.

Escrito por Ana Aliaga Díaz
Cinemagavia
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20 de marzo de 2024
10 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Unos CIENTOS DE CASTORES comienzan a roer, quizás no en los cines, pero si en Filmin.
Estrenándose Mike Cheslik al igual que su elenco protagonizado por Rylan Cole Tews, quienes con un presupuesto ínfimo nos llevarán a una escatológica acampada en un bosque helado en blanco y negro que se puede escapar del humor de los más pequeños.

Destaca por tener un guion hilarante y repleto de sketches fáciles que se logran complementar por una posproducción donde se nota el cariño y la dedicación.
No termina de talar en lo actoral, pues se nota en exceso la inexperiencia y el desdén por confundir "dejarse llevar" con "no tomárselo en serio".
Su nota es un 3, aunque su media pueda ser más alta por el público subjetivo de nicho al que va dirigido.

Y es que es fácil tropezar en esa disyuntiva, porque pese sus carencias técnicas objetivas, no deja de ser entretenida, por mucho que no quiera ir más allá o no tratar de marcar un trasfondo, confiando en que reinventado los cascoporros, será suficiente.

Lo mejor sin duda alguna es el segundo acto, en la que el protagonista hace suyo el bosque inducido por una motivación, otorgándonos la única reflexión del film ¿El amor vale la pena como para hacer un exterminio?
Donde quizás las muelas no dieron para más, fue en el primer acto, la supervivencia y el origen de protagonista y castores son algo que se alarga y que puestos a no tener sentido, dime que los castores han evolucionado por la contaminación de los ríos hasta el punto de quererse marchar del planeta y que pillaron a un senderista perdido en una nevada, ahorrando al espectador 40 minutos de vida.

Recomendaciones, es un tipo de humor absurdo y descarado nos recordó a BORAT, pero por temática, puede que se acerque más a SOUTH PARK, y el protagonista repite su estilo en LAKE MICHIGAN MONSTER.


@rcoolture
ImCTRL
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26 de marzo de 2024
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tenía ganas de hincarle los "paletos" a esta película y no me ha defraudado. Me gusta el cine hecho sin complejos, rodado con ganas de disfrutar y de hacer disfrutar al espectador y todo eso se da en esta "Cientos de castores".

La película se cimenta en el amor por el cine mudo clásico de Keaton o Lloyd y, salvando las distancias evidentes, logra hacer un buen homenaje a esos ancestros. Construye una buena secuenciación de la historia (que evidentemente es lo de menos) para ir desgranado un sin fin de gags que harán las delicias del aficionado a la comedia "slapstick".

En definitiva, dentro del panorama de cine "para el divertimento", se agradece mucho la valentía para hacer algo distinto (o viejo) y si encima se hace con cariño y se obtiene un buen resultado ¿qué más se puede pedir? Dame Cientos de Castores y déjame de Padre no hay más que uno 1, 2, 3, 4...

Lo mejor: Es muy divertida. Punto. El trineo tirado por perros XD
Lo peor: Tiene sus defectos, sí, como la probablemente innecesaria duración, algún detalle "hijo de su época", etc.
Peliculero
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22 de abril de 2024
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Inclasificable desde sus propia concepción, este sentido homenaje al slapstick de tartazo en la cara evoluciona de la mano del surrealismo de los Monty Phyton, el anarquismo de Bob Camplet y hasta un Chaplin pasado de rosca y volteretas.

A gag por minuto la cinta se mueve con soltura entre la carcajada constante y no se cansa de sí misma, como pudiera pasar con cualquier otro intento fallido de hacer reír a cualquier precio. Aquí la inteligencia, absurda caótica y bobalicona a partes iguales, no permite que el ritmo decaiga pese a sus escasos elementos. Se basta de una imaginación inabarcable para contraponer a su desdichado protagonista en situaciones más allá de lo ridículo, esperpéntico e incluso asalvajado, siempre con un humor afilado hasta los dientes dispuesto a cogernos por sorpresa en cada escena. Un auténtico malabarismo que se mantiene en vilo cada minuto de película.

Arriesgada, absurda e hilarante. Yo no necesito más para ser feliz o, al menos, para que me hagan reir.
JaySherman
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20 de octubre de 2023
6 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Sabéis esa película con la que no puedes parar de reír hasta que termina? ¿Qué hasta terminas llorando varias escenas, no por tristeza sino por las carcajadas que da?

Pues es exactamente eso. La comedia perfecta. La he disfrutado tanto que tengo ganas de poder verla otra vez y las veces que sea.

Y mira que es en blanco y negra y muda. Dos cosas que ya me tiran muy hacia atrás, que sinceramente no suelo ver cosas así, pero esta estamos hablando de una obra de arte en mayúsculas.

El humor recuerda a los Looney Tunes y tiene sus cosicas que recuerda a los videojuegos. Y te sumerge en un mundo absurdo con sus reglas absurdas, pero que sigue perfectamente hasta el final. Nada es normal, pero todo es divertido.

Si buscáis un poco se pueden ver imágenes de que los animales de esta cinta son personas disfrazadas como mascotas de clubs de futbol americano. Pero no es solo eso, muchas cosas como arbustos son dibujos a manos o los peces son marionetas. Todo da ese efecto casero que le queda genial.

La música también es genial y aquí es importante porque al no haber diálogo recae todo en ella. Y cuando volvía al apartamento que alquile iba silbando mentalmente alguna que otra canción. Pero algo que destaca más que la música es la actuación del protagonista, porque sus gestos y su forma de moverse complementan perfectamente al humor que ofrece.

De hecho me sorprende que haya ganado en Sitges el actor de Vincent debe morir y no este (que igualmente lo hace genial el otro, pero esto es otro nivel).

Puede que se haga un poco larga hacia el final, ya que es casi dos horas de gamberrismo puro y duro, pero como me flipo, pues para mí que hasta hubiera durado 3 horas.

Solo puedo decir: Putos castores, como se las ingenian.
Bannedalex
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