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Críticas de JaySherman
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Críticas 56
Críticas ordenadas por utilidad
1
25 de noviembre de 2023
104 de 136 usuarios han encontrado esta crítica útil
Para celebrar sus cien años de existencia, la compañía Disney ha hecho lo que mejor saber hacer: sabotearse.

En algún momento a alguien le pareció una buena idea reciclar diseños de personajes que parecen fruto de un Midjourney en horas bajas, escribir un guión que ni ChatGPT con poca RAM y usar unas melodías que han conocido tiempos mejores. Todo parece ser dirigido, no ya al público infantil, sino a un piloto de televisión destinado a vender juguetes. Así que el conjunto es un despropósito que echa por tierra 100 años de historia, siendo otro peldaño hacia la irrelevancia.

Esta búsqueda de su tercera edad de oro le está saliendo cara a la compañía y a nosotros, los sufridos espectadores, nos está costando un esfuerzo no bostezar con cada nuevo intento. Y ya van unos cuantos.

Para nuestra fortuna, mientras en Disney no hay nadie al volante, en el carril derecho galopa con fuerza la competencia que adelanta al que fuera rey de la animación con sus mismas armas. Y si lo mejor que puedes decir de una película es que la competencia lo ha hecho mejor, pues cerramos aquí la crítica, que ya está todo dicho.
JaySherman
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2
7 de octubre de 2018
170 de 303 usuarios han encontrado esta crítica útil
La butaca del cine no ofrece escondite suficiente para esquivar el aburrimiento que ofrece esta nueva versión del clásico "Ha nacido una estrella". Un relato tan plano como mesa lijada y unos personajes que están ahí por orden y ejercicio del guión que no sabe qué hacer con ellos; todo cuanto dicen es incoherente en sí mismo, un cliché de un cliché y lo peor de todo, con la profundidad de un vaso de agua vacío.

El soporífero tratamiento de la historia, sin conflicto alguno, se resuelve a sí mismo antes de empezar, despejando el camino a la nada, al vacío, al vacuo entendimiento entre los dos protagonistas que se limitan a quererse por alguna razón que escapa a la compresión humana.

Por un lado le tenemos a él, el enésimo antihéroe botella en mano de buen corazón que no es ni malo, ni tóxico, ni un perfecto imbécil: sólo es torpe, aunque en verdad es malo, tóxico y un imbécil. Todo lo hace mal, pero no es su culpa, es que de pequeño se cayó en una marmita de estereotipos y de ahí no ha podido salir. Una caricatura más que un retrato, de línea gruesa y mentirosa.

Luego la tenemos a ella, enamorada del protagonista pese a todos sus constantes errores, golpes bajos y maltratos seguidos de "he cambiado, Wilma, ábreme la puerta". Le adora por encima de todo, incluso de sí misma, por algún tipo de encantamiento vudú que debe suceder fuera de plano, otra explicación no cabe. Y esa es la única cualidad de la protagonista femenina, está únicamente para que él luzca su crecimiento como persona.

Con semejantes elementos se construye una película que no resuelve absolutamente nada, ni tan siquiera se molesta en crear nudos que deshacer, tan solo languidece de forma eterna y terminas mirando el reloj más que la pantalla.

Resumiendo: ¿Quieren una película donde se hable de verdad de músicos y no de peleles danzando al último cliché del marionetista? Vean "Love & Mercy".
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
JaySherman
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1
22 de junio de 2013
72 de 118 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un argumento sólido se construye sin que veamos el esqueleto que lo sustenta, te deja llevar y, como las vías del tren, si hay fisuras simplemente se nota. Pues bien, esta película descarrila apenas despegar y las bofetadas de un guión marcadamente infantiliode en su planteamiento hace pensar que fue escrito sin demasiada conciencia de lo que es una historia. Ni bien ni mal contada, simplemente de lo que es una historia.

No ahondaré en resúmenes o sinopsis del argumento, dado que podría llevar a engaño. Tal y como hace la propia película. El argumento, en verdad, es una inmenso e intragable macguffin que se hincha cada vez más para explotar con cada giro de guión, o en este caso, con cada torcedura de tobillo.

Poco queda por decir cuando lo esencial de una película, su alma, su motivo de ser, el argumento, es de una pobreza tal que mendiga pidiendo clemencia a medida que avanza el metraje. Vergüenza ajena en diálogos supuestamente adultos e intelectuales que se desenvuelven como papel de regalo estridente que no esconde nada debajo. Giros argumentales que no sirven más que para que dejar en evidencia la falta de ideas. Explicaciones inverosímiles para tapar con arena agujeros en la trama que quedan, todos y cada uno, expuestos al aire. Una construcción de matrioskas donde al final ya nada importa, detrás un nuevo giro, habrá otra sorpresa difícil de creer, así hasta llegar al final de la película, cuando ya todo te da completamente igual.

El resultado solo puedo considerarlo de estafa. Intelectual y económica.
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JaySherman
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6
14 de enero de 2017
34 de 46 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es temporada de premios, que diría el enfurruñado cazador —escopeta en mano— mientras camina de puntillas. Y entonces llega una película que no pasa de simpática aun con sus evidentes carencias, y es el foco de todo Hollywood, la pareja de baile perfecta y la última portada de la revista de moda. Así, nos llega un musical torpe pero agradable que no supera sus propias expectativas y se convierte en, según dicen, la primera de tus necesidades. Tienes que verla, corre, que se lleva todos los premios, que arrasa, que mañana no la recordaremos.

Sucede que los musicales gustan. No hay nada arriesgado en un musical, tal vez solo cuando el musical sea arriesgado en sí mismo (como puede ser la magnífica "All That Jazz"), pero "La La Land" no lo es. Esta película es meramente autocomplaciente, sencilla, hueca y agradable. Pero nada más. Todos los demás ornamentos que le han dedicado son más fruto de una buena jugada de marketing que de la verdad.

Porque un musical es una apuesta segura, más aún cuando el guión se encamina a repetir un esquema tan manido que lo recitas de memoria; salvo que esto no debería importarnos si los números musicales animan la función. Sin embargo, esto apenas sucede. Un autoproclamado musical con apenas un número memorable y el resto tratando de recordar dónde se han equivocado. Y con toda la valentía, por caraduras, del mundo se atreven a homenajear a musicales de antaño sin ningún pudor o sutileza. Ahí tenemos fragmentos de "West Side Story" o el corta-pega más descarado con "Un Americano en París". Y ni por esas se libra de su torpeza, aunque por suerte sirven como tabla de salvamento.

No hay más en "La La Land" fuera del cartón-piedra que se viste de nostalgia. No es original, es suficientemente bonita, es simple —que no sencilla—, es tediosa a ratos y por momentos entretenida. Y sobre todo, vive en esa burbuja americana de la contínua metarefencia que tanto gusta en Hollywood. Solo que esta vez es un defecto.

En resumen: Es un musical hecho por personas que no saben bailar.
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JaySherman
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4
30 de noviembre de 2014
26 de 32 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es la eterna maldición, cuando el chiste asoma en un personaje puntual, sin lugar a dudas hace mucha más gracia que al ponerlo de protagonista. Es la escasez, el anhelo de verlo otra vez, la puntualidad británica con la frase perfecta para luego salir de plano y quedarse intacto como ese nombre que nos ha hecho reír tanto. No da tiempo a que se desgaste.

Los cuatro pinguinos de las saga Madagascar eran perfectos en sus papeles: esporádicos, chispeantes, siempre a punto para el último gag cuando el resto fallaba. La gracia de conocerse todos sus ticks hacía que la sonrisa comenzara nada más entraran en plano, sabiendo que no durarían más en pantalla.

Sin embargo el exceso es la madre de Hollywood. No sólo les dotaron de una serie de televisión (que no entraré a valorar), sino que ahora coronan a los tan famosos pinguinos con su propia película. Y el exceso, tan habitual en Dreamworks, termina por envenenar un chiste de hora y media. Ya no hay donde refugiarse para echar de menos a los cómicos, todo lo acaparan y lo inflan hasta reventar y se quedarse en los huesos.

Es difícil frenar la codicia de rescatar a personajes tan queridos para que bailen hasta caer exhaustos. Sinceramente, estos simpáticos personajes se merecían algo más elaborado, pero la prudencia nunca ha sido el fuerte de Dreamworks, empresa más bien dada a explotar hasta la extenuación todo lo que toca: secuela tras secuela, series de televisión, cortometrajes, todos contando lo mismo una y otra vez.

A los pinguinos de Madagascar les falta gracia y les sobra tiempo. Es un producto perezoso desde el principio, desde su mera concepción, y termina como un capítulo de televisión, en su acepción más dominguera. Una lástima, de verdad.
JaySherman
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