Arquitectura emocional 1959

Excepcional corto visionado esta mañana en la Seminci de Valladolid, que podría perfectamente justificar un trabajo de fin de grado de Arquitectura o de cualquier prestigiosa escuela de cine.

Que maravilla de guion combinando historia de la arquitectura en Madrid, con una historia de 2 jóvenes estudiantes que congenian, como la de cientos o miles que hay en cualquier universidad a diario.

Tiene pinta de ser una historia real o bastante real, porque da la sensación que da datos muy precisos de edificios , arquitectos, y evoluciones arquitectónicas muy precisas de Madrid y el Paso de la Castellana sobre todo.

El montaje soberbio, dando protagonismo sobre todo a urbanismo y arquitectura por encima casi de la historia de los protagonistas.

Por poner un "pero", es casi más un documental de arquitectura que una película/corto cinematográfico. Si lo hacen documental, gana un Goya, así, con una historia como motor, cojea un poco da ambos bandos para ser redondo, tanto como historia, como documental.

También se abusa mucho de la voz en off, para cuadrar todo al milímetro en la historia. Una obra de cine que mete tanta voz en off, es porque posiblemente faltan imágenes.

Una maravilla.

Auténtica joya cinematográfica la que he descubierto en la Seminci de Valladolid.
Deslumbra más por como lo cuenta que lo que cuenta, sin desmerecer esto último para nada.
Da la impresión que el espacio (la arquitectura) es el verdadero protagonista de la historia de amor de dos personas de distinto extracto social.
Maravilloso montaje, mezclando imágenes de arquitectura, con pequeñas animaciones y una voz en off poderosa que acompaña a todos los elementos narrativos.
No tengo adjetivos suficientes para describir lo que he visto: Original, ingeniosa, deslumbrante, soberbia...

*La arquitectura y la noche se han hecho cargo de todo

Arquitectura emocional 1959 es un cortometraje sobre la inesperada relación de amor entre una chica "bien" y un chico de clase trabajadora. Todo ello en la España del franquismo, concretamente en la ciudad de Madrid. Corre el otoño de 1958 y Andrea y Sebastián coinciden en la ciudad universitaria. No obstante, aunque ambos son universitarios sus estratos sociales son muy distintos.

Y es que Andrea es hija de un notario, con hogar en la prohibitiva calle de Antonio Maura. Mientras que Sebastián, tras vencer su vergüenza de clase, le descubrirá a ella sus orígenes en la Colonia de la EMT. Clases sociales abismalmente separadas, que sin embargo encuentran a través de la arquitectura una unión. Una conexión a través de la figura del arquitecto Secundino Zuazo. Creador de unos espacios que serán aquí clave para contar de forma única esta historia de amor.

*Cuya elegancia podría cargarse en la minuta

Sin duda, Arquitectura emocional 1959 es un cortometraje absolutamente singular, gracias a sus decisiones formales. Porque más allá de la historia de amor que nos cuenta. Una historia que no deja de basarse en la típica atracción amorosa de los polos aparentemente opuestos. El conjunto brilla con fuerza gracias a la forma elegida por León Siminiani para llevar su guion a la gran pantalla.

De hecho, las decisiones formales son una auténtica delicia, ya que Siminiani decide dar protagonismo a los elementos arquitectónicos. Toda una serie de espacios, como un banco solitario o un clasista edificio, que vamos habitando y que aquí sirven de contrapunto a la historia de amor de nuestros protagonistas. Siendo elementos con una gran carga emocional y simbólica para la relación de Andrea y Sebastián.

*Te espero en septiembre en tu banco

Elementos que, además, Arquitectura emocional 1959 consigue convertir en una pequeña historia reciente de España. Con toda una serie de imágenes de archivo de los tiempos de la dictadura franquista. A las que León Siminiani sabe dar voz propia gracias a su precisión quirúrgica. Para ello el director utiliza una constante y juguetona voz en off que habla por los personajes. Concediéndoles planos cortos cuando así lo desean y apenas unos instantes para desarrollar sus conversaciones.

Asimismo, la puesta en escena crea una especie de espacio extemporánea. Por el que Andrea y Sebastián pasean con sus vestimentas de los cincuenta, en medio de todas las modernidades de hoy en día. En un ejemplo de esa pulsión de modernidad y clasicismo que vertebra a los dos edificios protagonistas del relato. Y que siempre fluye con una naturalidad asombrosa.

*Conclusión

En resumen, Arquitectura emocional 1959 es un cortometraje que puede ser definido como una delicia. Una historia de amor única, pero en el más verdadero sentido de la palabra. Ya que León Siminiani decide contar el amor a través de los espacios arquitectónicos que nos acogen y también nos separan. En un relato que funciona también como pequeña historia de la España del franquismo. Resulta magnífica la forma que escoge el realizador para dar vida a su historia. En un Madrid extemporáneo, con una voz en off que habla por los enamorados. Y toda una serie de pequeños detalles para deleitarse. Pocas dudas de que merece cualquier premio al que opte.

Escrito por Laura Tabuyo Acosta

1959, Madrid, dos universitarios de clases sociales diferentes, que viven en calles y barrios separados por más de siete kilómetros y por mundos y posibilidades muy diferente. Desde el distanciamiento que descubre ante nuestros ojos de espectadores la misma puesta en escena del film, y en un dialogo permanente con la arquitectura de los edificios donde los jóvenes viven, se va construyendo una historia de amor, de prejuicios salvados, de celos y miedos, pero también de valentía, durante una dictadura que aspiraba a la eternidad de la muerte.
Un gran cortometraje.
Espiga de Oro en la SEMINCI.

WOW!, que exclamaría un yanqui entusiasmado (y con razón) por esta a-lu-ci-nan-te maravilla de 30 minutos. A la muy egoista y acaparadora no le falta de nada. Es original (no creo que se haya visto nada igUal o semejante) e invita a la más gratificante y sesuda de las reflexiones. Si no se hace con el Goya de este año al Mejor Cortometraje de Ficción, habrá que pensar que la Academia ha sido, tristemente, absorbida por una OPA muy hóstil y convertida, finalmente, en una sucursal de la ONCE. ¡Enhorabuena, León, y a continuar rugiendo! (que buena falta nos hace).