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El hombre del sótano

Thriller. Drama En París, una pareja de orígenes judíos decide vender un sótano insalubre en el edificio donde viven. Un hombre normal y corriente, el señor Fonzic (François Cluzet), aparece para comprarlo. Hasta aquí nada inusual, pero el hombre, que resulta ser un negacionista del holocausto, se muda al sótano y lo convierte en su residencia permanente. La pareja, intenta desesperadamente cancelar la venta, sin éxito. Poco a poco, su presencia cambiará la vida de la pareja.  [+]
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Críticas 15
Críticas ordenadas por utilidad
16 de julio de 2022
10 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una película se convierte en poco creíble cuando, a cada desafío planteado, la respuesta que toman los protagonistas es ilógica y deja de lado cosas con sentido común que cualquiera habríamos hecho.
El Hombre del Sótano está plagado de estos momentos y nada resulta creíble, ni la manera en que se lían las cosas, ni tampoco las típicas reacciones de todos los posibles aliados para que en el climax de la trama el protagonista haya sido abandonado por todos, cada pocos minutos el espectador se enerva por la torpeza de las decisiones tomadas. Al final, los protagonistas toman tantas decisiones irritantes, que uno casi se pone de parte del antagonista.
Alinata
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22 de marzo de 2022
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Entretenido e interesante film francés que toca un asunto de actualidad, utilizando componentes propios de la intriga y thriller tradicionales, con toques también de misterio.
No obstante y a pesar del esfuerzo puesto en la empresa creo que se queda a medias en cuanto a resultados.
La película se sigue bien, siendo amena en todo momento. Las interpretaciones son buenas y el ritmo adecuado.
Tiene buenas escenas llenas de tensión, que se va acumulando a medida que pasan los minutos. Sin embargo me parece que también que aunque el interés se mantiene se va diluyendo la fuerza y al final no te convence del todo.
Pero el discurso es positivo, pues trata y logra mostrar la fuerza del discurso antisemita de gran parte de la ultraderecha, que por medio de lobos solitarios que lanzan por las redes discursos de odio, se va expandiendo y calando (esto es lo peligroso) entre las personas que no tienen una opinión formada por falta de educación o porque le están comiendo la oreja asociaciones negacionistas que se van apoderando poco a poco de la sociedad hasta pervertirla (o eso, al menos, es su deseo).
Sólo por esto creo que su visión es positiva. Pero ciertamente podría haber sido más sobria y algo menos dispersa y en ocasiones algo forzada en cuanto a determinaciones y actuaciones de algunos personajes. Pero está bien e invita a la reflexión.

https://filmsencajatonta.blogspot.com/
Baraka1958
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12 de marzo de 2022
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
A modo de thriller, esta película francesa nos ofrece una inquietante reflexión sobre la negación del Holocausto basándose en una historia real que le ocurrió a un amigo cercano del director.

Una pareja de París venden un sótano situado debajo de su piso a un profesor de historia. Todo va bien hasta que descubren que esté educado caballero, no lo utiliza de trastero, sino que se instala a vivir en él bajo unas condiciones insalubres. El malestar de los vecinos comienza a hacerse evidente, la gota que colma el vaso es que empiezan a ver que es un negacionista que niega la existencia del Holocausto. Los problemas empezarán cuando intentan romper la venta y echarle a la calle...

Jérémie Rénier y Bérénice Béjo interpretan fenomenalmente a estos vendedores que comprenderán rápidamente las razones de la indigencia de este personaje y lo que hay detrás del despido en su trabajo, algo que hará que comiencen a perder los papeles para intentar desalojarlo. Mientras que François Cluzet asume el dudoso papel de este personaje desconcertante, detestable y a la vez astuto que logra convencer a algunos de los vecinos del edificio para que apoyen su causa. La situación se intensificará cuando habla con la hija adolescente de la pareja, exponiéndole algunos de sus argumentos, intentando convencerla.

El director Phillipe Le Guay abandona la comedia para meternos en esta enfermiza historia, aunque hay veces que confunde con su extraño discurso lo que pretende comunicarnos.

En su atmosfera recurre algo al cine de Polanski y en momentos puede recordar al film de Joseph Losey "El otro Sr. Klein" o "De repente un extraño", porque creo que lo mejor de este guion es lo intrigante que resulta este Sr. Fonzic propietario de este sótano y cuáles son sus verdaderas intenciones.
Destino Arrakis.com
videorecord
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19 de marzo de 2022
8 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
*Los negacionistas existen y están entre nosotros

Parece que tras la pandemia de COVID-19, la palabra "negacionista" tiene un significado más claro para nosotros y nosotras. Pero no son únicamente personas que no creen en la existencia del coronavirus, evidentemente. Abarcan todo un abanico de posibilidades que puede ir desde negar la existencia de las palomas –sí, has leído bien, dicen que las palomas son drones del gobierno para controlarnos– hasta desestimar acontecimientos globales como el 11S, entre otros.

Y entre esos otros se encuentran los negacionistas del holocausto, quienes consideran que murieron muchísimas personas menos de las que se cuenta. El antisemitismo es una tendencia que destaca dentro de estos grupos, ya que las narrativas conspirativas se centran en señalar a ciertas personas o grupos sociales como creadores del mal.

Este es el caso que presenta El hombre del sótano, además basado en las vivencias de un amigo del director. La manera en que se presentan las creencias de Jacques Fonzic (el comprador del sótano), un magnífico François Cluzet (Intocable, En un lugar de Francia) no hace más que plantar una semilla de duda tanto en torno a su persona como a sus pensamientos. Siempre se escuda en el derecho a la libertad de expresión para soltar por su boca cualquier comentario de lo más polémico.

El juego del gato y del ratón, esos cambios de dinámicas entre dominante y dominado con el Simon (Jérémie Renier), quien le vende la propiedad, guían la trama por un camino enrevesado donde la moral es degradada y vejada de una manera que nada de aleja de lo que podemos encontrar en nuestro día a día.

*Miscelánea de géneros

Si bien es cierto que en el filme prima el thriller y el suspense en torno a la situación con el inquilino negacionista del Holocausto, se suceden diferentes secuencias que pertenecen a otros géneros cinematográficos que pueden tener reminiscencias de la trayectoria del director (Normandía al desnudo, Las chicas de la sexta planta, Paseando con Molière).

De esta manera, la intriga en relación a Cluzet se fragua de manera relativamente rápida, siendo mucho más progresiva la forma en que este acaba calando en la vida de la familia protagonistas, quienes ven su realidad completamente alterada. Asimismo, aparecen secuencias que podrían calificarse como dramáticas y otras que tienen un componente histórico importante, sobre todo al tratar el tema del Holocausto y el nazismo.

Por otra parte, El hombre del sótano deja pequeñas salpicaduras de un humor de lo más ácido entre tanto malestar. Así se consigue hacernos digerir diferentes situaciones y conversaciones que, de otra manera, podrían incomodar y asquear a cualquiera.

*¿Cómo te imaginas un sótano?

El sótano, desde siempre, ha sido protagonista de multitud de historias de terror. Y es que, siendo sincera, ¿Quién no le tendría miedo a un sótano? La puesta en escena de El hombre del sótano es muy acertada y siempre cuadra con la narrativa, de modo que la tensión se ve afectada por la imagen: lo que se muestra y cómo se muestra.

Parece que tener a un señor casi anciano en un espacio cerrado sin ventilación y aparentemente sucio es una injusticia y esta es la manera en que el antagonista consigue hacerse con parte de la complicidad de quienes le rodean. Utiliza la pena como modo de infringir compasión.

Y la compasión es un punto clave en la historia. Muy poca gente estaría de parte de Cluzet si no fuese porque este se presenta como un señor mayor en condiciones de pobreza. Obliga a los personajes a sentirse superiores a él, más afortunados, para así situarse por encima de ellos. Que su vivienda sea un sótano no es más que una argucia para conseguir que le escuchen. Y una vez se le da voz, ya no hay vuelta atrás. Además, cada ataque del propietario para intentar echarle no sirve para nada más que revictimizarle.

*Una enredada segunda mitad

La primera mitad de El hombre del sótano cumple a la perfección con su cometido, sin embargo en la segunda parte las cosas empiezan a complicarse. Y esa complicación entraña una especie de locura transitoria donde la narración pierde el sentido por momentos. Cuando las decisiones y acciones de las personas cuerdas son tan inverosímiles como las palabras de un negacionista, mala señal. Algunas de las lecturas que se pueden sacar de ciertas escenas no comparten la lógica y la moral que destiñe el filme.

*Conclusión

Tener vecinos es complicado. Tener vecinos negacionistas del Holocausto es una faena. Pero es que tener vecinos negacionistas del Holocausto siendo judío es una movida, y de las gordas.

Con sus sombras y sus luces, El hombre del sótano es un disfrutable thriller que cuenta con unas inquietantes y espléndidas interpretaciones que consiguen hacernos reflexionar sobre el amplificador social con el que cuentan los portavoces de estas ideas y la manera en que las aceptamos.

Escrito por Ana Aliaga Díaz
Cinemagavia
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14 de marzo de 2022
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un xenófobo, negacionista del holocausto, marginado y solitario ocupa un sótano de un inmueble parisino.

Su presencia resquebraja el difícil equilibrio entre los vecinos y la familia.

Jacques Fonzic es intrepretado por el famoso actor galo François Cluzet, dando vida a este deshecho social, un individuo despreciable, mezquino y manipulador, que apela a los derechos que le da la democracia para socavar sus cimientos y perturbar la convivencia.

El germen de la xenofobia subyace en la sociedad francesa y solo hace falta algo de abono para que florezca.

Pero este individuo consigue romper a la familia afectada y llevar al desastre a Simon, al que da vida el belga Jérémie Renier, que hace todo lo que puede por buscar una solución pacífica y legal, pero termina cayendo en las redes que le teje su nuevo vecino, una maraña de provocación, para lacerar las heridas del pasado, que nunca cicatrizaron bien.

Es curioso como Fonzic apela a la libertad de expresión para divulgar mentiras e infundios, para lastimar a las víctimas, acusándolas de mentirosas.

Es triste que una idea tan maravillosa como es el de libertad se pueda esgrimir para herir a los demás y socavar la salud o la propia libertad de los demás.

Lo estamos viendo ahora con los negacionistas de la pandemia o los antivacunas, que basados en ideas falsas y apoyados en en el concepto de libertad son capaces de poner la salud de los demás, de todos, en grave riesgo.

La peli mantiene un tono inquietante, que trasmite esa insalubridad del sótano y de su habitante, y crea una atmósfera de desasosiego muy irritante.

Mi puntuación: 7,88/10.

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holasoyramon
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