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La amante de Mussolini

Drama Principios del siglo XX. Benito Mussolini, un joven revolucionario socialista, conoce a Ida Dalser, una mujer tan pasional como él, que lo apoyará en la lucha política, incluso cuando cambia de rumbo y sustituye el socialismo por el fascismo. Ella pone a su disposición todos sus recursos para que pueda fundar su propio periódico: Il Popolo d'Italia. Se casarán y tendrán un hijo, pero Ida descubre que su matrimonio por la Iglesia tiene ... [+]
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Críticas 29
Críticas ordenadas por utilidad
7 de noviembre de 2009
35 de 42 usuarios han encontrado esta crítica útil
Festival de Cine Europeo de Sevilla. Día 1: Vincere.

Marco Bellochio, director italiano de gran recorrido, filma esta historia que vio la luz unos años atrás y que desvela como en 1915 el entonces periodista y soldado italiano Benito Mussolini tuvo un hijo secreto con la joven Ida Dalser. Muy cercano siempre en su cine a figuras históricas de gran recorrido (Aldo Moro, Enrique IV, etc) Belocchio se atreve con “Il Duce” en una cinta donde el simbolismo y lo intimista predominan por encima de cualquier otra cosa. Se puede decir incluso que cambia de estilo, alejándose de los planteamientos políticos o de las justificaciones morales de una figura tan compleja como detestable. Quizás este último término es su principal lastre dejando al espectador en innumerables ocasiones sin explicación alguna sobre los comportamientos y vaivenes de un Benito Mussolini que es presentado con una personalidad dura e implacable.

Rodada en una oscuridad continua, el excesivo metraje y la complejidad de la primera parte del film no ayudan para nada a un visionado fácil y entretenido. Tarda en definirse y en enseñar al espectador sus verdaderas intenciones y que no son otras que mostrar que el poder de ocultamiento y de manipulación que tenían estos dictadores era infinito. En cualquier aspecto. Lo manejaban todo y hay que reconocer que con una brillantez espeluznante. Otra historia aparte es la de Ida Dalser, figura en la que Bellochio intenta sostenerse haciendo principal protagonista a su comportamiento dramático y desesperado. Para ello elige bien a Mezzogiorno una actriz de una gran variedad de recursos y que ya me encantó en trabajos con Comencini u Ozpetek. Su evolución a lo largo del film es de destacar y tiene escenas de realmente mucho mérito.

Sin embargo, hay una figura que se eleva por encima de cualquier otra de la cinta. Además Bellochio se hace partícipe de ello dándole una cuota de pantalla que en ocasiones roza el más absoluto de los protagonismos. Hablo de Benito Mussolini, el real. Oigo unas butacas más adelante: “Mussolini es mi dictador preferido”. Tras la risa-indignación-descolocación posterior, el comentario de la chica en cuestión me hizo ver la luz: que buenos actores hubieran sido estos cabrones. Con imágenes de archivo, bastantes de ellas, cada aparición de “Il Duce” saca de ese letargo en el que a veces cae la historia y eleva el interés de una manera brutal.

En definitiva, una cinta compleja, larga y que hubiera ganado peso con un guión un poco más extenso en el diálogo y con un hilo argumental menos complejo en su comienzo. Quizás merezca el bien porque no podemos obviar el excelente trabajo de la mayor parte de sus componentes, desde el director-guionista (la cámara está utilizada con gran calidad) hasta los actores, pasando por una puesta en escena cuidadísima y una música arrebatadora. Pero es cuando no te haces entretenida…
Alfie
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8 de julio de 2010
35 de 51 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si vas al cine a ver una pelicula y lees esto:

Film que narra la historia del ascenso de Mussolini al poder y de una vida secreta que llevó con una mujer y un hijo no reconocido. Italia, año 1907. Ida Dalser (Giovanna Mezzogiorno), que trabaja en una salón de belleza, se enamora del activista sindical Benito Mussolini (Filippo Timi). La pareja se casa, pero pronto Mussolini cambia sus ideas políticas socialistas por las fascistas. Pasado un tiempo, Ida se entera de que Benito se ha vuelto a casar, y de que ha iniciado una campaña para negar su existencia.

Evidentemente lo que te esperas es ver el cambio ideológico de Mussolini, y las artimañas que usa para deshacerse de su hijo bastardo. Si te interesa: entras, si no lo hace: no compras la entrada. Es asi de simple.

Lo malo es cuando entras a la sala y lo que ves, no tiene relación con lo que te han contado, no digo con esto que sea mejor ni peor, simplemente que no se adapta a lo que te han dicho.

Si entras a ver “Los doce del patíbulo” y te dicen que es una comedia futurista en el que un robot –anteriormente humano-, conoce a una cebra y se van a vivir juntos y luego ves la película, por mucho que te guste, ya sales con un cabreo importante debido a la falta de rigor.

En “Vincere” pasa lo mismo: las ideologías de Mussolini se pasan de refilón a excepción de un par de discursos, que no llegan a ser tales, con mas demagogia e histrionismo que profundidad, dando paso a una película a lo Belén Esteban y “No sin mi hija” centrada en las desgracias de la pobre Ida Dalser y su sufrimiento; cosa que, a priori, no me parecería mal siempre y cuando me lo hubieran avisado, o al menos, no me lo hubieran escondido.

A ratos se hace pesada, a ratos repetitiva, a ratos te puede la rabia del engaño, a ratos intentas luchar contra tus sentimientos y verle el lado bueno, pero … finalmente puede la cordura y sales del cine desazonado, pensando en lo que pudo haber sido y finalmente no fue.
saudade
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7 de julio de 2010
13 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
El gran Bellocchio, a sus 70 años, reaparece con un envidiable brío; menuda fuerza y talento para hurdir esta historia con base real en un contexto de documental, desde el primer instante lanzado de lleno al más puro melodrama, a la manera de una bárbara ópera verdiana puro corazón, una pasión devastadora en doble carril: la pasión de Benito Mussolini lanzado a sus propios éxitos políticos, su carga irrenunciable a convertirse en mito, y la pasión de Ida Dalser, la hermosa muchacha que le ama incondicionalmente y hará lo imposible por recuperarle.

Giovanna Mezzogiorno está genial, perfectamente metida de lleno con la idea sinfónica y operística del director, por eso sus desnudos de la primera parte son tan hermosos y a la vez un tanto "puestos en escena", es que toda la película es una reconstrucción histórica de seres humanos que fabrican un mundo imposible camino de un éxito de difíciles consecuencias... tragedia y romanticismo que en el personaje de ella se convierte en fascinante y vigorosa capacidad de ser fiel a sus instintos, a su coraje de vivir de una sola manera por muchos golpes que las circunstancias le indiquen.

Filippo Temi es un actorazo capaz de jugárse en Mussolini, padre e hijo, y sale airoso.

Vincere es una pasión devastadora, emocionante, llena de matices de todo tipo, que en gran medida recuerda el Truffaut de Adela H, aunque mucho más desmelenado, claro, a la italiana, a lo Verdi sin tenores ni sopranos. Una loca historia de amor y traiciones a través de la cual se ve la Italia implacable del fascismo.
horacio
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4 de julio de 2010
10 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Operística". Es la palabra que vendrá una y otra vez a la mente de aquellos que se lancen con esta curiosa mezcla de melodrama y biografía. "Vincere" acierta por sus excesos, pero falla cuando estos excesos dejan lugar al cine convencional, que también lo hay aquí y, mucho. Si Mussolini, como otros hombres de su calaña, aspiraba ante todo a la grandeza, a la película de Bellocchio se le puede achacar una ambición que no le va muy a la zaga.

Pero podríamos convenir en que una película en la que planea el espíritu del Duce jamás debería ser humilde o tomar el sendero del drama sentimental blandengue: y esto, por suerte, no se produce. Lo llamativo en este caso es el hecho de que ese espíritu no aparece hasta que Mussolini, como personaje, desaparece. Es por ello que tras un inicio titubeante que amenaza con los peores peligros del género "vida y milagros", "Vincere" crece lentamente desde el apunte hagiográfico hasta el discurso incendiario. Y la vida de Ida Dalser, que en principio no interesaba más que como satélite del grande, se convierte en todo un retrato del fascio a través de la más presente de las ausencias.

El abuso de una banda sonora demasiado pendiente de subrayar la emoción, o la grandeza no obsta para que se pueda apreciar lo exquisito de la música escogida. Hay elecciones cuestionables en cuanto a la planificación de escenas o los diálogos, pero en cambio otras derrochan una impresionante calidad cinematográfica. La puntilla la ponen los actores: Giovanna Mezzogiorno evita lo lacrimógeno con una actuación muy sobria, pero es Filippo Timi, con apenas unas pocas escenas, quien se lleva el gato al agua y pone broche de oro a una recta final in crescendo, como corresponde a una obra operística sobre un personaje que parece sacado de la más vulgar de las óperas.
Neathara
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18 de junio de 2010
9 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película intimista, grandilocuente y efectista, que narra la historia de Ida Dalser y del hijo que tuvo con Benito Mussolini en una aventura amorosa paralela a la relación que éste mantenía con quien luego sería su segunda esposa (Rachel, la única reconocida oficialmente por Il Duce), y con quien contaba ya con una hija de cuatro años cuando se casó con Ida en 1914, abandonándola poco después y casándose en 1915 con Rachel, a quien describiría Mussolini como la mujer de su vida.
Ida Dalser y Rachel Guido no fueron ni mucho menos las únicas mujeres importantes de Mussolini durante aquéllos años, aunque es comprensible que el film pretenda omitir a las demás y centrarse en la protagonista, Ida Dalser, magníficamente interpretada por Giovanna Mezzogiorno.
Lo peor, los saltos de eje, algunas imágenes efectistas, que no vienen a sumar, como las de las reclusas del psiquiátrico, a quienes vemos como pantallazas mucho antes de saber que Ida será internada allí, alguna inexactitud histórica como el mecanismo de escape que utiliza la Dalser, o la apariencia de los personajes mayores, que no envejecen, mientras Benito Albino crece hasta ser tan joven como sus tíos o su madre... Pero son detalles, nada de esto le quita mérito al film.
Lo mejor, la interpretación de los dos protagonistas, el imponente poder de las imágenes (Ida trepada a la reja mientras afuera nieva, lanzando incansablemente sus eternas cartas; Benito Albino imitando a su padre frente al busto que lo representa en la soledad de los pasillos del colegio...), la fuerza de su música (que aumenta su ritmo y volumen con la declaración de la guerra, los himnos partidarios en el cine, el cántico de los chicos que se burlan de la "Mussolina" y adhieren al Duce...), el peso de los escenarios (entornos recargados, coloridos y cálidos, en la primera parte, y desolados, austeros, fríos, en la segunda), la composición de las luces (en la calle, cuando Ida y Benito se encuentran; en la cama, cuando ella duerme y su cuerpo desnudo se recorta blanquecino en la oscuridad del ambiente; en el duelo, con el colorido de los rosales y la nube negra que oscurece el cielo fabril...).
Todo ello alienta a que Vincere sea una obra inolvidable y un futuro referente del cine italiano.
Emma
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