Entre dos juramentos

En el año 1863, Lincoln estableció una proclama por la que se podía conceder amnistía a los prisioneros, sobre todo los de caballería, si aceptaban unirse al ejército de la Unión en los fuertes que tenían en la frontera donde batallaban contra los indios. Y eso es lo que propone el capitán Bradford (Cornel Wilde) a un grupo de confederados, comandados por el coronel Tucker (Joseph Cotten), quien logra convencerles de que subordinen su orgullo a poder seguir viviendo con cierta dignidad. Pero en Fort North se encontrarán con que quien lo comanda, el mayor Kenniston (Jeff Chandler), un tipo complejo, amargado, lleno de odio, no se lo pondrá precisamente fácil.

Turbio, violento, desmitificador y profundo en el estudio de los personajes, este notable western desdeña muchos de los estereotipos del género para abordar cuestiones como el racismo, la tensión sexual e incluso los desequilibrios mentales. Interesante película.

Severo drama de corte bélico y de vocación humana que R. Wise convierte en brillante proyecto cinematográfico lleno de vitalidad, de sentido del ritmo, de coordinación formal y de vigor narrativo.
Una ambientación magnífica y una utilización magistral de la cámara logra una increíble expresividad en los primeros planos y una espectacularidad sin límites en los espacios abiertos de modo que la peripecia militar, la épica de la guerra y las escaramuzas se convierten en obra de arte de gran plasticidad.
En ese contexto, la virulencia de la trama psicológica cobra mayor esplendor.
Interpretación extraordinaria de un magnífico elenco encabezado por J. Cotten y L. Darnell.

A punto de terminar la Guerra de Secesión, un grupo de prisioneros rebeldes será destinado a un fuerte unionista para defenderlo de los ataques de los indios.
Robert Wise, uno de los 'olvidados' por los críticos avezados y las eminentes publicaciones cinematográficas, tuvo una trayectoria más que notable culminada con los extraordinarios musicales "West Side Story" y "Sonrisas y lágrimas". En "Entre dos juramentos", empero, no logra un nivel brillante y casi habitual en él, pero ofrece entretenimiento, acción y cierto grado de complejidad en alguno de sus personajes. Cierto es, que esa complejidad termina revelándose cuando menos pretenciosa y 'alborota' la historia de tal forma que ésta pierde tanto el rumbo como su naturalidad. En otras palabras, personajes más sencillos hubieran dado claridad y un óptimo desarrollo a la historia. Por cierto, una claridad que la cinta no tiene, especialmente en las escenas nocturnas.
Para terminar, destacar la evidente analogía con "Fort Apache" y con la frase final de Escarlata en "Lo que el viento se llevó".

"Diálogo entre dos sargentos, el uno yankee y el otro confederado:

- El sargento yankee: Una noche se nos apareció el fantasma de un cabo muerto días atrás. ¿Sabes lo que buscaba? Su manta.
- El sargento confederado: ¿Sí? Si los yankees supiérais luchar como mentir..."

Estimable western, no demasiado conocido y que tiene como mejor aval su excelente elenco interpretativo.
La historia es interesante y Robert Wise, pre "West Side Story" narra con claridad aunque no de forma regular. Quiero decir con esto que el ritmo no es constante, existiendo grandes momentos de acción y otros con diálogos donde se pone el solfa aspectos como la oportunidad de la guerra, la ambición o la lealtad. Pero también hay otros momentos algo envarados que hace se ralentice el argumento.
Pero es una cinta curiosa, muy amena en líneas generales y con un buen final, concentrándose en las actuaciones del personaje de un Jeff Chandler algo lejos de sus composiciones habituales, en un registro nada fácil.
Merece la pena.

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Con este mismo título conocemos tres viejas cintas que tratan de soldados de fortuna que acaban luchando bajo banderas distintas. El tema por lo tanto no es nuevo.
En este caso afecta a un grupo de prisioneros sudistas que, al mando del coronel Tucker (Cotten), pasan a servir con la Caballería de la Unión en la defensa del fuerte Thorn frente a los indios.
Gran western de estilo fordiano donde los paisajes adquieren una gran importancia, con esos planos generales de celaje de nubes blancas que ocupan las tres cuartas partes de la pantalla y abajo la pequeña silueta de los jinetes rompiendo contra el horizonte. O los primeros planos de rostros sumamente expresivos en sus silencios.
Magnífico retrato de la jerarquía en los acuartelamientos, de la caballerosidad sureña, de la importancia de la palabra dada, del heroísmo que se extiende a los indios quienes por una vez no atacan a tontas y a locas y se muestran aguerridos y justos. En una palabra de los valores humanos, verdadera esencia del western clásico.
Se aprecia muy bien la lucha interior de los confederados que, obligados a servir con el uniforme de sus adversarios, se mueven entre la palabra dada y la obligación de escapar que tiene todo prisionero de guerra.
O el preciso y precioso retrato de los personajes. Tucker con sus dudas que acaba resolviendo de común acuerdo con sus soldados, la honestidad y rectitud del coronel Bradford (Wilde), el turbio y excesivo mayor Kenniston (Chandler) que se rehabilitará con un postrer acto de heroísmo, o la belleza de Elena (Darnell) por la que suspiran los jefes del acuartelamiento.
Excelentes interpretaciones con Cotten a la cabeza pero sin que desmerezca el resto. Incluso Chandler en un papel complejo, un tanto alejado de sus rutinarios registros habituales, que resuelve con eficacia.
La única laguna que encontramos es la desdibujada presencia del enigmático espía con su doble juego que prácticamente no interviene en la historia.
Reconocer nuestra debilidad por los westerns de Wise, de los mejores del género pese a su desconocimiento.
Recomendadísimos, no se los pierdan.