El gran escape

“El gran rescate” es un híbrido entre “Salvar al soldado Ryan” y “El puente sobre el río Kwai”, dirigida por John Dahl (autor de la interesante “Red Rock West”) tiene algunas de las mejores escenas bélicas de los últimos años, que es toda la toma del campamento donde con un espectacular sonido y una sobrecogedora fotografía rodada de noche alcanza sus mayores cotas con un realismo poco habitual.

Sin embargo y como viene sucediendo ya demasiados años no puede evitar toda la parte complaciente de una forzada historia de amor, un evidente ensañamiento con los japoneses al presentar a los prisioneros aliados como seres permanentemente torturados, además de un montaje que pretende conjugar lo épico con lo pastelón sin terminar, como era normal, de conseguir. Si la acción de la última parte hubiera tenido mayor presencia y verdadero protagonismo podíamos haber encontrado una gran película bélica, pero por lo visto interesa que a las salas de cine entren todo tipo de personas, por lo que intenta compensar con un guión en el que todos encuentren su momento. Craso error.

Por momentos brillantes y en otros aburrida y muy convencional, me temo que “El gran rescate” no llamará la atención a los aficionados al género en demasía y tampoco encontrarán muchos alicientes los que prescindan habitualmente de este tipo de películas.

Que conste que el tema bélico es uno de mis preferidos, pero esta peli es especial, el argumento basado en un hecho real, transcurre bajo el punto de vista de los sentimientos de todos los que bandos del film. Acostumbrado a que todas las películas bélicas cuenten una historia, a veces más interesantes que otras, pero siempre en medio de una nube de balas, bombas, sangres, acciones violentas y acción a raudales, que siempre estando bien, restan protagonismo a la historia. Aqui los únicos tiros se pegan al final y los sentimientos premian por encima de todo. Un grupo el más optimista es el que peor está y el único que se atreve a bromear en el film, los reclusos americanos. Los rescatadores, muy serios en su plan y nos dan clase de estrategia militar bastante avanzada y entremedias los filipinos, que ayudan a los americanos a salir del yugo japonés. Te das cuenta como el hecho de tener una ilusión aunque sea lejana, hablamos de la historia de amor que relata parte de la película, le infunde ánimos no solo al jefe del batallón apresado, sino que este a su vez a todos los hombres que componen su batallón para que no se vengan abajo anímicamente. Me gustó bastante y no se hace larga por la magnífica dirección del guión en todo momento. Vale la pena recordar como hace más de medio siglo, las personas hacían sufrir de forma sádica a otras con tal de no dar el brazo a torcer. Se agradece en ese sentido las pocas escenas de violencia en este sentido.

Una de esas pelis que narran hechos bélicos que han hecho historia, pero que a veces quedan olvidados. Lo mejor de la película es, sin duda, la historia real subyacente: el mayor rescate de prisioneros del ejército de los EEUU. El decorado está muy logrado, bastante realista. Quizá en mi opinión el papel protagonista del capitán le quede algo grande a este aún joven actor que lo interpreta. Por lo demás, la película se deja ver, entretiene y no aburre, pero hay que ir mentalizado de que es una película americana total; vamos, de esas que dicen "Viva el ejército de los EEUU".

Rutinaria película bélica que no se salva del patriotismo barato ni del consabido romance empalagoso, lo peor de todo es que se deja ver pero con la constante sensación de que a los diez minutos de terminar se nos borrará de la memoria.
Lo mejor con muchísima diferencia son las imágenes de archivo de la época que presentan y concluyen la película, tiemblo solo de pensar en que fotográficamente hubieran tratado de reproducir esa textura de imagen, los movimientos de cámara en mano, el tono de reportaje y por supuesto el blanco y negro de la época, sin duda hubiera sido otra película, mucho más arriesgada, con más posibilidades e infinitamente más interesante, al menos para mí.
No puede ser que una y otra vez nos encontremos con productos que sólo pretenden cubrir el expediente o reverdecer los laureles de otra películas (el tono intimista y melancólico de algunas escenas pretende asemejarse al tono lírico de "La Delgada Línea Roja", intento fútil y absurdo por supuesto)
"Salvar al Soldado Ryan" que ya tiene sus años era una propuesta muchísimo más arriesgada y valiente y por eso permanece en la memoria de todos (solo valorando el aspecto estético).
Por lo demás es una pena que el director de la encomiable "La Última Seducción" no apunte más alto en sus proyectos y se límite a guardar la ropa, por lo menos podía haber acortado la duración y haberle dado más brío a la narración, aún me sorprende la capacidad de síntesis que tenían hace años los directores y como usaban las elipsis de forma magnífica, ciencia que se ha perdido irremisiblemente a favor del estándar fílmico de 120 minutos.

Floja película, una más del montón de pelis yankis, donde se sobrevalora a los héroes ameicanos, y se menosprecia al enemigo, en este caso nipón.
Predecible y con ninguna sorpresa ni vuelta de tuerca, se hace pesada de ver, y sólo nos sirve para ver por enésima vez que el todopoderoso ejército norteamericano estaba compuesto por valientes, honrados, simpáticos, honestos, con sentimientos, con madres, mujeres y hermanas.
Los japoneses son todos malos malísimos, sins entimientos, ni problemas de moral, ni con madres, novias ni hermanas.