Operación oculta

Me encanta el cine reciente coreano y el cine bélico, pero con esta película se puede trazar una evolución del cine coreano sobre la Guerra de Corea. Si a principios de siglo nos deslumbraron con "Lazos de guerra" (una de mis películas bélicas favoritas de todos los tiempos) y con "Welcome to Dongmakgol" Unos años después el cine coreano inauguró las coreanadas. "71: Into the Fire" o "The Front Line" ¿La diferencia entre unas y otras? Que las primeras tenían personajes complejos, profundos, no se dividían en buenos y malos. Nos presentaban la Guerra de Corea, como lo que fue, una estúpida guerra civil entre hermanos, como todas las estúpidas guerras civiles que en el mundo ha habido. En las segundas el nacionalismo tomaba el papel y los coreanos del sur eran los buenos absolutos y los más heroicos, capaces de estar agonizando, pero extraer fuerzas para liquidar a otro par de enemigos. Por cada soldado surcoreano que da su vida por la patria, antes mata a 20 o a 50 norcoreanos, qué más da. Más o menos como la mayoría de las películas bélicas de Hollywood sobre la SGM.

Por desgracia "Operation Chromite" está más en este último grupo que en el primero. Personajes estereotipados, mil veces vistos, el bueno que se sacrifica por Corea del Sur y el villano de Corea del Norte, tan malo que usa a una mujer de escudo humano. La sensación que deja este cine es que ambos países siguen juntos en el mapa, pero espiritualmente cada vez más lejos e irreconciliables.

Aunque la "Operación Chromite" fue un ataque anfibio llevado a cabo por las fuerzas de las Naciones Unidas en la ciudad de Incheon, en la que participaron 75.000 soldados y 261 buques de guerra,  entre el 15 y el 19 de septiembre de 1950, no esperes otra espectacular película bélica al estilo de "Salvar al soldado Ryan" recreando un nuevo desembarco anfibio al estilo de Normandía. La película cuenta la historia ficticia de un comando de voluntarios surcoreanos que se infiltra en la ciudad de Incheon para recabar información sobre la disposición de las minas submarinas enemigas y hacer tareas de sabotaje. Quizá tenga algunas buenas escenas de acción en sus últimos 20 minutos, pero contando con poco presupuesto, se olvidan tan rápido como se ven.

La aparición de Liam Neeson como MacArtur no aporta nada, por lo equivocado y superficial que nos presentan al general americano, (hay una escena sonrojante que comento en spoiler) lejos del megalomaníaco engreído que fue, usando la Guerra de Corea para prepararse a optar a la candidatura a la presidencia de los EEUU. Obviamente le salió el tiro por la culata, pero nadie va a devolver los miles de muertos que dejó a sus espaldas.

Una película de acción a partir de una historia de espías infiltrados en las líneas de Correa del Norte ambientada en los años 50.
Con buena producción en donde se aprecian buenas actuaciones, fotografía y efectos digitales la película entretiene por un buen rato, que no es hasta el final pues este llega después de algunos minutos en donde el guión de dilata más de la cuenta haciendo que se pierda interés en el relato desde que ya se conoce como va a terminar la historia.
Aún así y a sabiendas de que esta producción coreana tiene mucho en común con los estilemas clásicos del cine industrial yankie esta película puede ser recomendada a un público que desea entretenerse un rato sin buscar mucho más que eso.
Del mismo director -John H. Lee- hay mejores producciones como "Un momento para recordar" y sobre la guerra de Corea (que no ha sido representada fílmicamente muchas veces) he visto mejores... Lazos de guerra de Kang Je-Gyu me parece superior.

Interesante, llamativa, correcta, respetable, ingeniosa, intrigante, tensa, emocionante, emotiva, irregular, grandilocuente, limitada y satisfactoria producción de cine bélico coreano, en la que se recogen los pasos llevados a cabo por parte de un grupo de militares coreanos, para tomar parte en un momento clave del conflicto de la segunda guerra mundial, llegando a colaborar con el general MacArthur, para dar luz al conflicto bélico y marcar el camino para el famoso día D.
Nos encontramos ante un producto que resulta interesante y que consigue ofrecer un tratamiento serio y digno de aplauso para una producción limitada, cuyos responsables apuestan por ofrecer unas ajustadas secuencias bélicas apoyados en unos efectos digitales que sin ser una maravilla, resultan convincentes.
Puede que sea una producción de cine asiático, pero se aprecian tópicos del cine americano, con claros guiños a Malditos bastardos y Salvar al soldado Ryan, entre otras.
Las limitaciones de la producción son evidentes, pero la fotografía, la ambientación y las interpretaciones, logran resultar convincentes.
La operación Chromite, está basada en hechos reales y sus responsables se empeñan en ser respetuosos y convincentes, dejando espacio para buena trama de espionaje con traiciones y engaños para salir victoriosos.
Si asumimos que tiene limitaciones y que no llega a la altura de grandes producciones, tengo que decir que Operación Chromite, consiguió que siguiera el proceso del conflicto bélico con toda mi atención para llegar a la emoción de lo que pudo ocurrir en ese conflicto bélico, quedando en una digna producción bélica con sus limitaciones.

Probablemente una de las películas de guerra más aburridas e inverosímiles que he visto en mi vida.
Nunca sabes bien dónde estás, ni con quién (a pesar de los "pies de foto" ultrarrápidos).
Peinados, cortes de pelo, caracterizaciones, uniformes y atrezzo no ayudan a la credibilidad de la historia.
Liam Neeson, sencillamente patético.

Pero, ojo, a lo mejor estoy equivocado: sólo pude resistir 45 minutos antes de abandonar (¡y mira que he resistido bodrios!)

Por la parte cinematográfica, en primer lugar contemplamos como estupendo incentivo a un Liam Neeson como estrella invitada, quien da el pego bastante bien como el general MacArthur y como es un buen actor, lo hace también desde lo más personal, profundizando en el carácter del general tras su inconfundible pipa desde un guion coreano que le otorga el valor de líder de las fuerzas aliadas en la guerra de Corea, aunque no el de héroe. Ese honor se queda en casa y le corresponde al capitán Jang Hak-Soo, oficial que se rebela en contra de la causa (invasión) comunista en su país, luchando contra enemigos físicos y emocionales, juntamente que nos sirve para unir dos mundos, oriental y occidental, con la participación de Naciones Unidas, encontrados en beneficio de la libertad. El drama termina por ganarle la batalla al espíritu bélico desde el momento en que la producción coreana decide optar por ser protagonista de su guerra, una guerra entre hermanos, siendo la implicación americana el factor primordial que desequilibre el desafío impuesto de las armas, pero en el ético es un juez que entra de oficio para hacerse distinguir tan solo como apoyo garantista.
Así conocemos en el preludio de la operación en sí misma, las dos versiones extrapoladas en imposición y nobleza, fanatismo y juicio; comunismo o libertad. Hay alguna escena generosa en describir hasta dónde se puede llegar con una idea totalitarista, que expresa la rigidez real de quien lo vive en primera persona y será protagonista de las consecuencias. La producción mira a los americanos como una comparsa definitiva, aunque comparsa al fin y al cabo, y entiende que el valor empieza por uno mismo y acaba hasta donde te lleve el último aliento. Porque a la fuerza ahorcan.

En lo histórico, la acción se centra en la batalla de Incheon, denominada por las fuerzas aliadas como 'Operación Chromite', un golpe decisivo en el devenir de la guerra de Corea. La participación de los Estados Unidos en el conflicto de la región ocupada, que veía cómo el comunismo avanzaba incipiente y peligrosamente, llevando a la separación definitiva de las dos Coreas y posterior dictadura norcoreana, fue clave para su desarrollo. El escenario naval, posteriormente llevado a tierra, se ofrece en un contexto vistoso, sin ausencia de derroche para ofrecer lo que probablemente fuera dicha batalla. La forja de la misma, desprende la calma tensa de los días previos en que se valoraba el lugar de lo que podría ser una batalla definitiva para el desarrollo de la guerra. Un pulso que se transmite desde su origen hasta su fin y que se cuida de dejar claro que la apuesta de MacArthur era ganadora.