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Lo que queda de nosotras

Drama Cami tiene una relación típicamente disfuncional con su hija adolescente Aster, que comparte con su ex marido, Craig. Cuando Craig muere trágicamente de un ataque al corazón, Cami y Aster conocen a su viuda, Rachel y a su joven hija. Resulta que Craig estaba endeudado y que la familia está a punto de ser desahuciada. Por ello, Cami les ofrece a las dos un lugar para vivir, lo que no le parece bien a Aster. Pero los secretos no terminan ... [+]
Críticas 5
Críticas ordenadas por utilidad
16 de junio de 2021
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dirigida por Aisling Ching-Yee, una –supongo que mujer- desconocida para mí y además tiene pinta -por lo que he rebuscado- de ser su ópera prima, hace un trabajo excepcional. Nada más que 80 minutos para contar una historia que parece simple, la de dos mujeres que han compartido marido, aunque en distintos tiempos –más o menos- y que tras morir él se ven casi obligadas a convivir, tanto las dos adultas, una increíbles Heather Graham (Suavemente me Mata; 2002) y Jodi Balfour (Destino Final 5), aquí en los roles de madres coraje que se quedan solas con las hijas, y por otro lado ellas, las más jóvenes, que lo hacen realmente bien, en especial nuestra Ladrona de Libros, Sophie Nélisse, y una fantástica Abigail Pniowsky, que con 13 años ya nos deja anonadados con su poder interpretativo en la gran pantalla.

Cinta canadiense, de guion corto, de algo que nos puede pasar a cualquiera. Sin recurrir a esa lágrima fácil que a tantos les gusta y les atrae. No, ellas son supervivientes y lo son de forma natural. Cada una de esas mujeres o niñas irán descubriendo cosas de las demás. Secretos, mentiras, muchas sorpresas –pero que en realidad luego no lo son tanto-. La vida tal y como es.

Una historia sutil. Bien construida. Bien filmada. Con buenos diálogos y buena música y fotografía. Sólo por la sencillez se merece el sobresaliente.
Teresa
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10 de abril de 2021
10 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Podemos distinguir en esta deleznable narración tres etapas:
Las mujeres se pelean por los hombres más o menos igual que se pelearían por sus muñecas.
Las mujeres asumen que los hombres son falsos, que confiar en ellos trae la ruina, y que es mejor prescindir de ellos.
Las mujeres se sinceran, superan sus conflictos y viven juntas en armonía.
¿Ya se hacen una idea de la “profundidad de la propuesta” y del “nivel de reflexión” que va a exigir al espectador?
Y añadamos, para indicar el subterráneo listón ético de este engendro, que hace falta juntar mucha mala bilis entre la directora y su guionista para plantear como desenlace a cuatro mujeres disfrutando en el agua de una piscina, cuando el arranque es la noticia del fallecimiento, ahogado en su bañera, del “protagonista” masculino.

¿Hay algún motivo “artístico” para verla? Pues tampoco. En cuanto a eso que los pedantes llaman la escritura cinematográfica, no supera el nivel de los cuadernos de caligrafía de educación infantil. Planos de un segundo o menos de duración y encuadres subordinados a la “expresividad emotiva”: se imagina uno a la directora con su handycam grabando a las actrices durante media hora y recortando esa media docena de fotogramas donde expresan lo que ella pretende. Y el montaje lo convierte todo en una sucesión rápida de estampitas. (Aunque a estas alturas ya no vamos a llorar por eso; en el mortecino cine actual hay miles de ejemplos así: no se narra, no existe la puesta en escena, solo se pretende “emocionar”). Los planos más largos vienen a propósito del esparcimiento de las cenizas del difunto desde un coche: la escena produce vergüenza; se le habría ocurrido a un chico de 1º de ESO que consuma habitualmente el Disney Channel.

Cuando la razón de ser de un film es el discurso ideológico, o el ajuste de cuentas, y se ahorma a los personajes con ese propósito, el film nace muerto. En este caso, ahogado.

Y si se merece un 2 como calificación es porque solo dura hora y cuarto.

En conclusión, película que disfrutarán los hombres con complejo de culpa frente a las mujeres por un ancestral pecado original (lo cual debe de incluir a todos los críticos de la reseña), y las mujeres que crean ser infelices por causa de los hombres y fantaseen con ahogarlos en una bañera. Pero probablemente nadie más.
bottadori
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8 de junio de 2021
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Drama con tintes de comedia sobre una mujer y su hija y la nueva familia de su ex a raíz de un suceso que las vincula. Heather Graham está bastante solvente y la película tiene cierto aire indie que a este tipo de películas le sienta muy bien, y la relación entre las dos mujeres y las dos niñas va fluyendo aunque parta de una situación tensa digámoslo así, y va evolucionando de una forma muy natural y creíble. Si le sumamos que es una película corta (80 minutos), en conjunto es bastante amena.
Ozonero
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14 de abril de 2021
1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película es un drama familiar reducido, con pocos personajes, que se desarrolla con tranquilidad y sosiego, con una seguridad impropia de aquella que rueda su opera prima. Porque esa es la apuesta segura de Chi-Yee, transitar por lugares sencillos con paso firme y seguro.

Esta ausencia de riesgo hace que se reduzcan las posibilidades de error, y “Lo que queda de nosotras” es una búsqueda de vínculos entre los personajes a través de una trama que se enreda lo justo. Hay muchos sentimientos contenidos que afloran según avanza el metraje, y la directora saca partido a un reparto que encaja muy bien.

En apariencia es un drama ligero en el que la relación entre ambas mujeres con un nexo en común se convierte en trama principal, de ella subyacen otras tramas secundarias que el guion afronta de manera irregular. Sin embargo, “Lo que queda de nosotras” tiene en realidad un fondo mucho más complejo que se podría desarrollar con mayor profundidad, con sentimientos y emociones tan diferentes como el duelo de un ser querido, la pérdida, el desamor o el abandono.

Con una acertada puesta en escena y unos personajes justamente definidos con los que rápidamente el espectador podrá conectar, la directora mantiene siempre el pulso en una historia que relata con interés la pérdida de un ser querido para varias generaciones diferentes entre sí, lo que le da la oportunidad de explorar diferentes puntos de vista sobre cómo afrontar el duelo.

Estimable y potente película que no se guarda ningún as en la manga simplemente porque no lo necesita, sabe que su sobriedad, su seguridad y su elegancia son sus mejores armas.
Moody
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9 de febrero de 2022
0 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
A veces, pocas, no hay que crear una gran película, una obra maestra indiscutible, para calar el corazón y la sensibilidad de los seres humanos con sentimientos. A veces, pocas, una película modesta de la que nada esperas te embelesa y te enseña que en la modestia está la honestidad y las mejores intenciones confirmadas. A veces, pocas, te enamoras a primera vista de una película infinitesimal. A veces, pocas, tienes la suerte de encontrarte con “Lo que queda de nosotras”.

Una maravillosa pequeña gran joyita que apela a la posibilidad de un cine creado exclusivamente por mujeres, con una dirección acertada, un guión inteligente y más profundo de lo que aparenta a simple vista e interpretado por cuatro mujeres de dos generaciones diferentes sin necesidad de personajes masculinos para definirlo todo. Porque el hombre protagonista, no aparece nunca, dado que con su muerte se inicia la bella historia de sororidad que “Lo que queda de nosotras” despliega en el enamorado espectador que se deja acunar por tan acertada propuesta.

Esta cinta es la ópera prima de Aisling Chin-Yee, cineasta canadiense de 40 años, que sabe lo que hace cuando se pone tras la cámara para filmar esta pequeña pieza de apenas 80 minutos con una categoría visual y un pulso narrativo contrastado, queriendo emocionar sin traspasar la línea del melodrama barato en ningún momento y recurriendo al punto justo para que todo sea real y creíble, trasladando a imágenes un sensiblemente inteligentísimo guión de Alanna Francis, que necesita el hilo argumental justo para definir a cuatro mujeres y convertirlas en cuatro personajes apasionantes con un arco narrativo espléndido en cada una de ellas.

Nos cuenta la historia del fallecimiento por ahogamiento debido a un infarto en la bañera de un hombre, el cual deja viuda y una hija de unos 12 años. Pero todo es más complejo de lo que parece a simple vista, porque se trata de su segunda esposa y la primera, que también tiene una hija adolescente, aparecen con la muerte del causante. El problema es que el fallecido no ha dejado más que deudas y problemas y los dos núcleos familiares van a tener que encontrarse y aprender a convivir. Esas cuatro mujeres van a conocerse y ya jamás van a ser las mismas.

Si todo este entramado se sostiene es gracias, además, a las gloriosas interpretaciones de sus cuatro actrices protagonistas: una espléndida Heather Graham como la primera mujer; una gran Jodi Balfour como la segunda esposa; y lo mejor de esta fantástica cinta, las dos hijas del finado: tanto la adolescente interpretada por una maravillosa y creíble hasta límites insospechados Sophie Nélisse y una apasionante actriz infantil llamada Abigail Pniowsky, ambas reinas de la función como hermanastras que tienen que abrirse la una a la otra.

En conclusión, imprescindible para espíritus sensibles.
Sergio Berbel
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