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El toque

Drama. Romance Drama sobre las relaciones conyugales. El matrimonio de Karin (Bibi Andersson) y Andreas (Max von Sydow) es satisfactorio, pero carece de estímulos. Quizá por eso, cuando Karin conoce a David (Elliot Gould), un arqueólogo cuya vida transcurre entre viajes y aventuras, empieza a albergar sentimientos contradictorios. Primera película en inglés del maestro Ingmar Bergman. (FILMAFFINITY)
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Críticas 6
Críticas ordenadas por utilidad
27 de abril de 2023
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Naufragios colaterales de amor agitado. Desventura romántica por ciénagas temporales. Tormentas con proyección auxiliadora. Dependencias del equilibrio. Cebos con desorden de prioridad.

Ejercicios de imposibilidades en equilibrio. Las dificultades en la comprensión del tormento y la rebeldía existencial que Bergman confiere su obra son el motor de la historia. El aislamiento del cargo y sus obstáculos hacia la plenitud. El tratamiento del montaje abrupto condensa y otorga agresividad a una atmósfera que se enriquece de ello. El uso del sonido ambiente es desgarrador.

Esclavos de la salvación ajena. Urnas de comprensión hermética.
La puerta de Tannhäuser
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1 de enero de 2007
14 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se hace extraña la presencia de E. Gould en una producción de Bergman. Sin embargo la película sin ser una obra maestra, refleja todos los arquetipos bergmanianos de la pareja. Entretenida y soporifera a ratos pero que en general se deja ver bien. Supera a los dramones americanos sin esfuerzo
Mamideck
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22 de abril de 2010
8 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Apurando la filmografía de los 60 y 70 del comediante favorito del fundador de Ikea, ayer por fin me decidí a ver esta película, presumible farolillo rojo de la etapa más fructífera y abrumadora de su carrera junto a Esas Mujeres, delirio tan fallido como nefastamente memorable, por otra parte. Y a falta de ver El Rito, en la que no parecen pintar bastos, así es, sin duda alguna. Qué coño le dio a Bergman para lanzarse a rodar en los USA? Yo debiera recordarlo por que leí su atobiografía hace poco más de un año pero que me aspen si lo recuerdo. Sí recuerdo algo de una lucha encarnizada con el fisco sueco, quizás fue algo de eso, y no recuerdo más. Sea como sea, el resultado de la incursión fue esta obra, de una realización singular, con mucha cámara al hombro, poca serenidad y mucho barrido y encimamiento a los actores, demasiado incluso para Bergman, que le da un aspecto un tanto trasnochado vista a día de hoy. Un poco aguada y liviana, también, tratándose del corista de ABBA, la película se me antoja como la más abiertamente romántica del sueco, a su retorcida manera. La sospecha de que Bergman limó asperezas por tratarse de su primera, y a la postre última, experiencia americana queda ahí en el aire, pero parece algo impropio de un tipo tan enfermo y desconsiderado como él. De todos modos, se quitó de encima cualquier posible apolillamiento en su siguiente proyecto, Culés Y Colchoneros, casi su comedia de situación por antonomasia. Elliott Gould, un tipo que sorprende ver capitaneando el desfile, consigue no desentonar en demasía entre dos colosos como Andersson y Sydow, que son las dos razones por las cuales vale la pena ver este pequeño desliz, especialmente Andersson, arrebatadora, bellísima. Por lo demás, el conjunto peca de una falta de intensidad evidente. Uno espera sentarse en la silla eléctrica cuando se dispone a ver uno de los Bergman de esta época pero aquí el sueco se limita a cogernos gentilmente el índice para introducirlo por un instante en el enchufe de la cocina, y el resultado es un Bergman de andar por casa. Pero se disfruta, la verdad, incluso las pantuflas le sentaban bien a nuestro viva la vida favorito.
Peter Gabriel 77
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7 de septiembre de 2011
5 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
263/18(16/08/11) Inane melodrama centrado en un triángulo amoroso, que aporta cero a este sempiterno tema. El más aclamado de los realizadores suecos, Ingmar Bergman, trabajó aquí por primera vez con financiación americana y uno de los peajes fue tener que incluir entre los protagonistas a Elliott Gould. Es la clásica historia de un matrimonio feliz en su rutina, Andreas Vergerus (buen Max Von Sydow) y Karin (buena Bibi Andersson), un día David Kovac (buen Elliott Gould) es invitado a cenar a la casa del matrimonio, cuando están a solas David le dice a Karin que está enamorado de ella, y de buenas a primeras los dos tienen encuentros furtivos en al apartamento de él, David es un tipo complejo, irascible y violento, que no duda en humillarla, pero Karin parece disfrutar de ello. Estos son los elementos con los que juega Bergman, un estudio sobre las personas que caen en lo ordinario y buscan experiencias nuevas que las estimulen, aunque con ello pongan en peligro su tranquila existencia, pues bien esto lo cuenta de un modo simplista, lineal, no le he encontrado el menor atractivo, lo único que me ha marcado alguna curva han sido los histéricos comportamientos patológicos de David/Elliott, ataques de furia para salir de un relato tan monótono como olvidable, no me ha tocado fibra alguna, no hay personajes empatizables, no me ha movido a sentimiento alguna, las cosas pasan sin más, la única escena que me ha gustado ha sido el encuentro de David con Andreas cuando este ha descubierto el pastel, Max Von Sydow despliega hay todo un poderío en contención, en sutilidad, en emisión de dolor y a la vez de amor, el resto es de una banalidad no acorde con el talento que se le supone al director, que normalmente o me repele, la mayoría de las ocasiones o me regocija, solo se me viene a la mente ahora ‘Fresas Salvajes’, no me dejaba indiferente, y aquí sí lo ha conseguido. Recomendable a los incondicionales de Ingmar Bergman. Fuerza y honor!!!
TOM REGAN
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15 de junio de 2023
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Karen (Bibi Andersson) se encuentra felizmente, o, mejor dicho, tranquilamente, casada con Andreas (Max Von Sydow), y un día aparece David (Elliot Gould), un arqueólogo que ella encuentra interesante por su profesión y porque viaja mucho (algo así como le pasaba a Meryl Streep con Clint Eastwood en Los puentes de Madison). Karen se hace amante de David, a pesar de que éste es un tipo malhumorado.
Éste es el sencillo argumento, y lo que salva a la película es la presencia siempre estimulante de Bibi Andersson y Max Von Sydow, no tanto de Elliot Gould, al que me da la impresión de que no pega mucho en una película de Bergman, y, además, su personaje se me hace antipático.
En lugar del título que lleva la película yo le hubiera puesto este otro: La Insatisfacción, siguiendo la costumbre del propio Bergman de titular sus películas con una sola palabra.
Fag1955
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