Estoy bien, Jack

Esta comedia, efectivamente muy divertida, es también increíblemente incisiva con las hipocresías de la sociedad que refleja (que no ha cambiado tanto en las décadas pasadas desde su estreno). Así, todo el tejido social: patronal, sindicatos y trabajadores; medios de comunicación (periodistas, publicistas), políticos de todas las tendencias, etc., resultan criticados por sus falsedades, sus intereses egoístas y sus estrecheces de miras.
Todo ello con un gran sentido del humor y sin tomar un partido claro por ninguna postura particular, dejando al espectador formarse sus propias conclusiones. Algo digno de agradecimiento.

Bajo el intrascendente titulo de "Estoy bien Jack" se esconde una comedia satírica al más puro estilo Británico.Un ingenuo Stanley Windrush después de acabada la guerra piensa abrirse camino en el mundo laboral, y tras algún intento frustrado comienza a trabajar desde el más bajo escalafón en una fabrica de misiles que lucha por la paz. Pronto se verá envuelto en las luchas de poder de las asociaciones sindicales con la gerencia de la empresa.
Una critica mordaz al estamento sindical presidido por unos tipos que solo trabajan cuando la clase obrera se encuentra en huelga, una especie de parásitos acomodados que viven del sudor de los demás.
Gran trabajo como líder sindical de Peter Sellers, así como un buen numero de secundarios comandados por los incombustibles Margaret Rutherford y Richard Attenborough.
Curiosamente esta cinta nunca llego a estrenarse en nuestras pantallas a pesar de ser una comedia de lo más entretenida. Esperemos que su edición en formato DVD le haga justicia y pueda llegar a un buen numero de aficionados a la comedia satírica. Recomendable.

307/20(15/09/22) Divertida comedia con el sabroso sabor británico, dirigida y producida por John y Roy Boulting a partir de un guión de Frank Harvey, John Boulting y Alan Hackney basado en la novela de 1958 “Private Life de Alan Hackney”, secuela de la película “Private's Progress” de Boulting de 1956, repitiendo personajes Ian Carmichael, Dennis Price, Richard Attenborough, Terry-Thomas y Miles Malleson (guión premiado con el BAFTA), aunque el roba escenas es un sensacional Peter como el delegado sindical Fred Kite (ganó un premio BAFTA al Mejor Actor, superando nada amenos a los reputados nominados Laurence Olivier, Richard Burton y Peter Finch) con ese bigotito a lo Hitler, actuación cargada de contención, cargada de sutilidad (maravillosas frases tiene como: "La incompetencia no es motivo de despido; eso es victimización!"). Una por momentos delirante sátira sobre la complica cada vida obrera en UK en los 50, con continuos choques entre sindicatos y patronos, con huelgas cada dos por tres en el país, ello en un enfoque objetivo y neutral donde no dejan títere con cabeza al lanzar sus afilados dardos contra unos sindicalistas enfocados como unos vagos redomados en busca de ,molestar a sus jefes por cualquier minucia, y unos empresarios vistos como corruptos, de hecho el ´titulo original es el leitmotiv del film, una conocida expresión inglesa que indica egoísmo engreído y complaciente (proviene de un eslogan solipsista del ejército inglés, "Jódete, estoy bien, Jack"). A través de un inocentón protagonista se hace un retrato destroyer de la vida obrera en las grandes empresas, y como los sindicatos se aprovechaban de su poder, teniendo su referente edénico en la URSS (puaj!). Una punzante comedia que lanza torpedos contra la demagogia de unos y otros, donde incluso hay tiempo para una mordaz crítica a los medios de comunicación, contra la publicidad, y hasta en su final apuntar a la connivencia de la justicia con la injusticia.

Vigorosa cinta que tiene un trepidante inicio humorístico en varios estilos: Tenemos el transgresor arranque (será circular) cuando vemos al protagonista Stanley Windrush (notable Ian Carmichael mostrando con naturalidad creíble su bonhomía, ello reforzado con esa cándida sonrisa) charlar con su anciano padre (jocoso Miles Malleson) en un jardín, cuando atisbamos a una mujer en el fondo desnuda tomando el sol, y es que estamos en el campamento nudista de Sunnyglades; De ahí pasamos a que Stan trabaja en una empresa de publicidad de detergente Detto (nos meten la música de la publicidad en clara parodia de los spots), y mete la pata con una pregunta idiotesca desternillante; Tras pasamos al humor slapstick, con clara influencia en este caso de la chapliniana “Tiempos Modernos”, cuando vemos a Stan en una entrevista de trabajo donde le enseñan la cadena de montaje de "Num-Yum", una fábrica que elabora pasteles procesados. Ello con extraños sonidos mecánicos vemos las máquinas (con apariencia humana) como encadena funciones, pero al hacerle probar pasteles, la cosa se descontrola, primero con su sombrero y luego con el estómago revuelito, terminado bastante escatológicamente la entrevista; Luego nos enteramos que Stan tras 11 entrevistas de trabajo en 10 días ha sido rechazado, su ingenuidad no juega a su favor; Su tío Bertram Tracepurcel (buen Dennis Price) y su antiguo camarada del ejército, Sidney DeVere Cox (excelente Richard Attenborough), persuaden a Stan para que acepte un trabajo de obrero no calificado en la fábrica de misiles de Tracepurcel, Missiles Ltd. Allí tiene sus primeros roces al no estar sindicado, y al creer los obreros que es un infiltrado de los jefes, al final le cae en gracia al delegado sindical Fred Kite (gran Peter Sellers), y precisamente la hija de este, Cynthia (correcta Liz Fraser como la destacable imitación de la pechugona Diana Dors, incluso hace un sutil chiste de doble sentido de su delantera), trabará fuerte ‘amistad’ con Stan; También destacable la presencia de la siempre brillante Margaret Rutherford como Dolly, tía de Stan; Irene Handl da vida a la mujer de Fred Kite, y tiene una impagable frase que podría ser el lema de los sindicalistas de todo el mundo: ‘Tu solo trabajas cuando hay huelga”.

Hay un habilidoso guion que entrelaza situaciones unas con otras con fluidez, mezclando situaciones fd emodo orgánico, regando el metraje de momentos muy solaces. Ello en su función de arremeter contra una Industria mangoneadas a todos los niveles. Unos jefes medrosos, avariciosos, manipuladores, egoístas, frente a una clase obrero/sindicalista que se nos muestra en su función de trabajar lo menos posible, si es posible nada (como lo hacen esos cuatro obreros que juegan y beben escondidos tras unas cajas, pues el sindicato ha hecho que no puedan despedirlos), unos ociosos vagos sindicalistas como unos privilegiados con tantos derechos que hacen imposible el funcionamiento eficiente de una empresa, gente de izquierdas que piensan en las clases obreras, menos si son negros o hindús (o ‘darkies/oscuritos como les llaman en la película). Todo adornando con maquinaciones de unos y otros, en un buen crescendo hasta desembocar en un clímax muy bueno, que da sentido al film. Y coronado por un (circular) epílogo picantón.

Picantón por la políticamente incorrecta sexualidad que hay en el film, por tratarse del año 1959, y es que vemos varios traseros desnudos de mujeres en pantalla, supongo que esto debió ser un boom para el que lo viera: Esto se adereza con la presencia de bastante marcado signo sensual de Liz Fraser con suéteres muy ajustados para que su pecho quedará muy prominente y levantado, de hecho cuando la presenta Fred a Stan hace un juego de palabras ‘pervertido’.

Hola
Vi, bueno, medio vi, esta película porque me dijeron que era de risa y a mí no me ha hecho ninguna gracia.
¿Critica de la relaciones laborales?, sí, claro y también un ataque al 'estado de bienestar', o sea, una justificación de los paquetazos neoliberales que estamos sufriendo. ¡¡¡Como para reírse!!!
Chao.

Mordaz sátira con aires de comedia centrada en el ámbito laboral en la que se pasa revista a la dirección de empresa, a los trabajadores y a los sindicatos para presentar en clave de humor las flaquezas de cada una.
La película ofrece una enorme agilidad y un incansable dinamismo de modo que consigue estructurar una historia coherente y plena de sentido en la que la situaciones fluyen con naturalidad y trasladan al espectador una inevitable inquietud.
J. Boulting encaja las tramas entre sí para dar vida a un argumento ocurrente y original en base a una magnífica ambientación, a un corrosivo sentido del humor y a una postura crítica sin paliativos que, juntos, proporcionan autenticidad al largometraje de forma que parece un apunte tomado del natural.
Estupenda actuación de I. Carrmichael y de P. Sellers.