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Voto de miguelez65:
2
6.5
189
Comedia
El ingenuo Stanley Windrush regresa de la guerra, y piensa abrirse paso con éxito en los negocios. Para su desilusión, se da cuenta que tendrá que empezar desde cero, y pronto se verá envuelto en una pelea entre la gerencia de la empresa y la asociación sindical a la que pertenece, que le utilizarán como una herramienta en su lucha por alcanzar el poder, y que cuando se convierte en un obstáculo, se unirán para destruirlo. (FILMAFFINITY) [+]
30 de junio de 2015
6 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hola
Vi, bueno, medio vi, esta película porque me dijeron que era de risa y a mí no me ha hecho ninguna gracia.
¿Critica de la relaciones laborales?, sí, claro y también un ataque al 'estado de bienestar', o sea, una justificación de los paquetazos neoliberales que estamos sufriendo. ¡¡¡Como para reírse!!!
Chao.
Vi, bueno, medio vi, esta película porque me dijeron que era de risa y a mí no me ha hecho ninguna gracia.
¿Critica de la relaciones laborales?, sí, claro y también un ataque al 'estado de bienestar', o sea, una justificación de los paquetazos neoliberales que estamos sufriendo. ¡¡¡Como para reírse!!!
Chao.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Tengo tan mal humor, que ni saludo.
Tengo ganas de reírme, e inducido por FILMIN, pongo esta película, al principio me pareció que podría ser muy buena, las mujeres desnudas en el campo y luego a buscar trabajo al mundo moderno y delirante de la macroproducción, con esa maquinaria de la fábrica de bollitos tan cachonda, muy currada, al estilo ‘Tiempos modernos’ o 'metrópolis', desde luego, de ahí, ¡no puede salir nada bueno!, pero el perfil psicológico del protagonista no acababa de gustarme: un gentleman, con estudios, vuelve de la guerra tan feliz, con esa candidez pueril que no encaja, se hace repulsivo y estúpido. Lo peor está por venir, el film es una crítica destructiva del trabajo que no viene a cuento, mete todos los elementos que se les ocurre en la coctelera y ¡venga, el mogollón...!, es todo gratuito, dar por sentado que después de la contienda, los sindicados manejan el cotarro, que los trabajadores vagos por naturaleza, intentan hacer siempre lo menos posible, que el sindicato les da pie y fuerza para ello y de paso, para hundir la productividad, que el jefe es un pusilánime, que no puede ni controlar el proceso de producción, ni presionar a los trabajadores para que trabajen más, ¡eso sí!, el líder sindical está bien perfilado y mejor interpretado por el genial P. Sellers, rodeado de literatura marxista, iluminado, arengando continuamente, un pesado en familia, pero la película es zafia hasta decir basta, he tenido que pasarla hacia adelante, porque no la soportaba, nada más para comprobar, que en el discurso final del protagonista ante las cámaras, su pretendida crítica al empresario, es una charada, unos villanos que fabulan para estafar algo más de cien mil libras en el lucrativo negocio de las armas, ¿¡por qué no mete a los gobiernos que también fabulan!?, porque a ese nivel, haylos, seguro, y sigue con sus continuas alusiones despectivas hacia la URSS, que ya sabemos que había guerra fría y que no era el paraíso, aunque comparado con lo que se está cociendo, a lo mejor, no era tan malo, a tenor del cada vez más desigual reparto de la riqueza, del desorbitante paro necesario para propiciar unas penosas condiciones de trabajo, mano de obra casi gratis, por no hablar del hambre, pero hay que recordar al 'coco', y lo peor, nuestro antihéroe critica la actitud desidiosa y el rendimiento de sus pretendidos compañeros. En todos los trabajos en los que he estado, jamás he tenido la sensación que me regalaran algo, la que intenta transmitirnos la peli, de que somos unos sinvergüenzas, unos vagos aprovechados, unos irresponsables, que no nos merecemos nuestro salario, de que un negro, si que se lo ganaría de verdad, de que debería darnos vergüenza perder el tiempo leyendo o pescando o escribiendo zafiamente en este foro, parece estar pidiendo a gritos que venga pronto Margaret Tatcher y desmonte el aberrante ‘estado del bienestar’, que está corrompiendo las entrañas de la sociedad Anglosajona. 60 años de lucha sindical, mi padre dejó su salud con los porrazos que recibió en la espalda por los grises para conseguir unas condiciones algo más dignas en el trabajo, que se van a la porra, y tener que reírle las gracias a este cine reaccionario, camuflado de comedia desenfadada y moderna (para la época). ¿¡Humor anglosajón!?.No se debe arremeter alegremente contra todo, en especial, contra los más débiles, los que siempre pagamos los platos rotos. Sí es cierto que hay colectivos de trabajadores más privilegiados que otros y que los sindicatos son parte activa, en cierta forma una casta. Sí es cierto, que a lo mejor, con el tacto necesario, podría parodiarse esto. Si es cierto que los misiles no son bollitos. Pero insisto en la idea nuclear que es la que cuenta. Me ahorro calificativos groseros.
Tengo ganas de reírme, e inducido por FILMIN, pongo esta película, al principio me pareció que podría ser muy buena, las mujeres desnudas en el campo y luego a buscar trabajo al mundo moderno y delirante de la macroproducción, con esa maquinaria de la fábrica de bollitos tan cachonda, muy currada, al estilo ‘Tiempos modernos’ o 'metrópolis', desde luego, de ahí, ¡no puede salir nada bueno!, pero el perfil psicológico del protagonista no acababa de gustarme: un gentleman, con estudios, vuelve de la guerra tan feliz, con esa candidez pueril que no encaja, se hace repulsivo y estúpido. Lo peor está por venir, el film es una crítica destructiva del trabajo que no viene a cuento, mete todos los elementos que se les ocurre en la coctelera y ¡venga, el mogollón...!, es todo gratuito, dar por sentado que después de la contienda, los sindicados manejan el cotarro, que los trabajadores vagos por naturaleza, intentan hacer siempre lo menos posible, que el sindicato les da pie y fuerza para ello y de paso, para hundir la productividad, que el jefe es un pusilánime, que no puede ni controlar el proceso de producción, ni presionar a los trabajadores para que trabajen más, ¡eso sí!, el líder sindical está bien perfilado y mejor interpretado por el genial P. Sellers, rodeado de literatura marxista, iluminado, arengando continuamente, un pesado en familia, pero la película es zafia hasta decir basta, he tenido que pasarla hacia adelante, porque no la soportaba, nada más para comprobar, que en el discurso final del protagonista ante las cámaras, su pretendida crítica al empresario, es una charada, unos villanos que fabulan para estafar algo más de cien mil libras en el lucrativo negocio de las armas, ¿¡por qué no mete a los gobiernos que también fabulan!?, porque a ese nivel, haylos, seguro, y sigue con sus continuas alusiones despectivas hacia la URSS, que ya sabemos que había guerra fría y que no era el paraíso, aunque comparado con lo que se está cociendo, a lo mejor, no era tan malo, a tenor del cada vez más desigual reparto de la riqueza, del desorbitante paro necesario para propiciar unas penosas condiciones de trabajo, mano de obra casi gratis, por no hablar del hambre, pero hay que recordar al 'coco', y lo peor, nuestro antihéroe critica la actitud desidiosa y el rendimiento de sus pretendidos compañeros. En todos los trabajos en los que he estado, jamás he tenido la sensación que me regalaran algo, la que intenta transmitirnos la peli, de que somos unos sinvergüenzas, unos vagos aprovechados, unos irresponsables, que no nos merecemos nuestro salario, de que un negro, si que se lo ganaría de verdad, de que debería darnos vergüenza perder el tiempo leyendo o pescando o escribiendo zafiamente en este foro, parece estar pidiendo a gritos que venga pronto Margaret Tatcher y desmonte el aberrante ‘estado del bienestar’, que está corrompiendo las entrañas de la sociedad Anglosajona. 60 años de lucha sindical, mi padre dejó su salud con los porrazos que recibió en la espalda por los grises para conseguir unas condiciones algo más dignas en el trabajo, que se van a la porra, y tener que reírle las gracias a este cine reaccionario, camuflado de comedia desenfadada y moderna (para la época). ¿¡Humor anglosajón!?.No se debe arremeter alegremente contra todo, en especial, contra los más débiles, los que siempre pagamos los platos rotos. Sí es cierto que hay colectivos de trabajadores más privilegiados que otros y que los sindicatos son parte activa, en cierta forma una casta. Sí es cierto, que a lo mejor, con el tacto necesario, podría parodiarse esto. Si es cierto que los misiles no son bollitos. Pero insisto en la idea nuclear que es la que cuenta. Me ahorro calificativos groseros.