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Voto de Macarrones:
7
6.6
19,791
Thriller. Drama
Nueva York, 1988. La difusión de un nuevo tipo de droga ha traído una oleada de crímenes. En inferioridad de condiciones frente a las viejas y nuevas bandas de traficantes, la policía pierde por término medio dos agentes al mes. Bobby Green (Joaquin Phoenix), el encargado de un club de Brooklyn frecuentado por la mafia rusa, intenta mantenerse al margen del conflicto. Pero Bobby guarda un secreto: tanto su hermano, el teniente Joseph ... [+]
13 de mayo de 2008
44 de 56 usuarios han encontrado esta crítica útil
En los dibujos animados aparecen, a veces, un ángel y un demonio que representan nuestra voz interior desdoblada (por una parte, la conciencia; por otra, las tentaciones). El angelito te anima a recorrer el camino de la bondad y el demonio sólo dice maldades. Esta es la peli vista por mi ángel y mi demonio:
==La película que ha visto el angelito que llevo dentro (que no desvela nada)==
Preciosa estética, buen pulso narrativo, momentos muy emocionantes, aire de sobrio clasicismo, excelentes actores, muy entretenida y empática. Me conmueven esas fiestas de policías con fuentes de macarrones y vasos de plástico; la persecución de los coches: desde niño creo que no disfrutaba tanto de una, con ese paisaje urbano velado por la tormenta y los puentes elevados sobre la carretera; el entierro de (1), con esa solemnidad tristona, el tren que pasa y los niños negros que se ríen tras las verjas. A menudo me acordaba de «Promesas del Este» de Cronenberg: hacen buena pareja estas películas, beben de las mismas fuentes y nos contraponen unos paisajes urbanos (Nueva York y Londres) y unos paisajes íntimos (la casa del peletero, la del policía, la comisaría, los moteles) muy emotivos. Ambas tienen defectos de guión, pero ¿cómo no disculpar los defectos de aquellos a los que amamos? En cualquier caso, comparte todas las virtudes de «Promesas del Este» (y, en algún aspecto, las mejora).
==La película que ha visto el angelito que llevo dentro (que no desvela nada)==
Preciosa estética, buen pulso narrativo, momentos muy emocionantes, aire de sobrio clasicismo, excelentes actores, muy entretenida y empática. Me conmueven esas fiestas de policías con fuentes de macarrones y vasos de plástico; la persecución de los coches: desde niño creo que no disfrutaba tanto de una, con ese paisaje urbano velado por la tormenta y los puentes elevados sobre la carretera; el entierro de (1), con esa solemnidad tristona, el tren que pasa y los niños negros que se ríen tras las verjas. A menudo me acordaba de «Promesas del Este» de Cronenberg: hacen buena pareja estas películas, beben de las mismas fuentes y nos contraponen unos paisajes urbanos (Nueva York y Londres) y unos paisajes íntimos (la casa del peletero, la del policía, la comisaría, los moteles) muy emotivos. Ambas tienen defectos de guión, pero ¿cómo no disculpar los defectos de aquellos a los que amamos? En cualquier caso, comparte todas las virtudes de «Promesas del Este» (y, en algún aspecto, las mejora).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
==La película que ha visto el demonio (que lo destripa todo)==
La policía de Nueva York a finales de los ochenta estaba controlada (según esta película) por unos vejestorios que se aplican el tinte capilar cada tres meses y que no se jubilan salvo que los delincuentes les peguen un tiro. Robert Duvall y su panda de abueletes, en vez de jugar al mus y hacer cursos de bailes de salón, se dedican a perseguir a las mafias rusas con escasa fortuna, algo lógico porque les cuesta hasta levantarse del sofá. En vez de pistola deberían llevar tacatá, porque casi no se sujetan.
A la gerontocracia prostática se une el nepotismo. Los viejos chochos colocan a sus hijos en la comisaría como si nada: en la mejor tradición del enchufismo más descarado, le dan un sueldo al hijo más torpe, drogado, abotargado y macarra. Y luego se quejan de que la policía de NY es ineficaz, no me extraña, con esa selección de personal...
Las buenorras en las pelis, ya se sabe, su función es asustarse mucho, dar problemas, ser unas plastas y meter la pata. Eva Mendes hace todo eso, además de erizar los pezones en la primera escena (ahí se acaba la animación sexual en la peli, que nadie se haga ilusiones).
La caracterización del frenesí discotequero y de las fiestas con ácidos no puede ser más tópica. La evolución del macarra/gerente de discoteca a policía/vengador, tal y como se cuenta, es del todo inverosímil. El que no sospechen en serio del capo/peletero/vejestorio con nietecicos, inverosímil también. Para qué hablar de la emboscada del cañaveral...
Tiene todos los defectos de «Promesas del Este» elevados al cuadrado.
==Notas==
(1) Robert Duvall
Esta peli ha supuesto el regreso de Macarrones a las salas de cine después de una larga ausencia. Fui con mis amigos Galoda y Orlac (muy inactivos últimamente en Filmaffinity, chicos, hay que ponerse las pilas), a los que mando un abrazo.
La policía de Nueva York a finales de los ochenta estaba controlada (según esta película) por unos vejestorios que se aplican el tinte capilar cada tres meses y que no se jubilan salvo que los delincuentes les peguen un tiro. Robert Duvall y su panda de abueletes, en vez de jugar al mus y hacer cursos de bailes de salón, se dedican a perseguir a las mafias rusas con escasa fortuna, algo lógico porque les cuesta hasta levantarse del sofá. En vez de pistola deberían llevar tacatá, porque casi no se sujetan.
A la gerontocracia prostática se une el nepotismo. Los viejos chochos colocan a sus hijos en la comisaría como si nada: en la mejor tradición del enchufismo más descarado, le dan un sueldo al hijo más torpe, drogado, abotargado y macarra. Y luego se quejan de que la policía de NY es ineficaz, no me extraña, con esa selección de personal...
Las buenorras en las pelis, ya se sabe, su función es asustarse mucho, dar problemas, ser unas plastas y meter la pata. Eva Mendes hace todo eso, además de erizar los pezones en la primera escena (ahí se acaba la animación sexual en la peli, que nadie se haga ilusiones).
La caracterización del frenesí discotequero y de las fiestas con ácidos no puede ser más tópica. La evolución del macarra/gerente de discoteca a policía/vengador, tal y como se cuenta, es del todo inverosímil. El que no sospechen en serio del capo/peletero/vejestorio con nietecicos, inverosímil también. Para qué hablar de la emboscada del cañaveral...
Tiene todos los defectos de «Promesas del Este» elevados al cuadrado.
==Notas==
(1) Robert Duvall
Esta peli ha supuesto el regreso de Macarrones a las salas de cine después de una larga ausencia. Fui con mis amigos Galoda y Orlac (muy inactivos últimamente en Filmaffinity, chicos, hay que ponerse las pilas), a los que mando un abrazo.