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Argentina Argentina · Buenos Aires
Voto de Juan Rúas:
7
Ciencia ficción. Thriller El futuro, en una distopía. Dos personas por nivel. Un número desconocido de niveles. Una plataforma con comida para todos ellos. ¿Eres de los que piensan demasiado cuando están arriba? ¿O de los que no tienen agallas cuando están abajo? Si lo descubres demasiado tarde, no saldrás vivo del hoyo.
11 de abril de 2020
3 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una plataforma, 660 personas y un banquete de comida que se distribuye de arriba hacia abajo. No hay un límite para consumir lo que hay en la bandeja: mientras está en tu piso, puedes comer lo que te de la gana. De pronto, y para dar lugar al nudo del conflicto, el protagonista descubre, o intuye, que el sistema diseñado en toda esa plataforma no funciona. Allí comienza su "aventura" para intentar cambiarlo.

No resulta difícil para el espectador comprender que, si faltan alimentos y la gente entra en desesperación, ese sistema, así diseñado, no funciona ni por asomo. Y la dirección busca subrayar esto: utiliza una suerte de gore psicológico para que las vivencias de los personajes se hagan carne propia. El resultado emocional es una apuesta desagradable pero efectiva. La peli borda el tono necesario para hacer de El hoyo una experiencia traumática.

Luego surgen las ideas, que no son para nada libres: cada personaje encarna una filosofía política muy precisa y se encarga de transmitirla mediante diálogos elegantes. Al mejor estilo plantarse frente a la camara para exponer su posición al respecto, de forma más literaria que cinematográfica.

Mucho se ha hablado sobre la critica social que desnuda el Hoyo. ¿Critica al socialismo? ¿Al capitalismo? La dirección es astuta para hacer volar al guión sobre la ambiguedad. Faltan datos para entender con certeza que tipo de sistema político se ejecuta en el hoyo. Para y por qué qué se lo creó. Esos cocineros con su empleador histérico por pelos en los pasteles. Tampoco parecen ellos los que manejan la sartén por el mango.

Pero, ojo, algo es seguro: ese sistema no funciona, sea cual sea su propósito. Y si cambias el sistema e instaurás cualquier otro va a pasar lo mismo, porque el contexto de precariedad sigue existiendo. Nadie va a poder vivir en armonía confinado en un hoyo. Y esa frase famosa: "el hombre es el lobo del hombre"..pues sí, que otra alternativa les quedaba. Si el contexto está llevado al límite las reacciones humanas van a ser un mero espejo de ese escenario decadente.

El desenlace actúa como un manotazo de ahogado final. Buscar un símbolo que los reuna a todos y que estos actúen a partir de allí. Luego comparemos la situación del primer piso con la del 333...a ver si es posible comparar ambas situaciones.
Juan Rúas
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